Carta de Porto Alegre
Cultura y Socioeconomía Solidarias
25/08/1998
- Opinión
Con la Carta de Porto Alegre concluyó en esa ciudad brasileña, el pasado 9 de agosto, el
"Encuentro Latino de Cultura y Socioeconomía Solidarias", que congregó a más de un centenar de
personas de diversos países de Latinoamérica y de España y Francia. La Carta dice así:
Nosotros y nosotras formamos parte de organizaciones y entidades de la socioeconomía solidaria.
Venimos trabajando desde hace años en cooperativas y grupos asociativos urbanos, industriales y
de servicios, rurales y de producción agrícola, empresas autogestionadas y comunitarias,
organizaciones sindicales, redes de comercialización, centros educativos, asociaciones de
solidaridad recíproca y gobiernos locales. Como un paso más de este proceso, nos hemos
encontrado para reforzar aún más las redes de intercambio y cooperación, a la vez que hemos
evaluado nuestra eficacia, los efectos y el significado profundo de los que estamos haciendo.
Somos más de cien personas ?mujeres, hombres, jóvenes, niños y niñas trabajadoras, profesionales
de varios campos, trabajadores rurales, urbanos y representantes de gobiernos locales, de ambos
lados del Atlántico. Venimos de pueblos, comunidades y naciones de América Latina (Argentina,
Brasil, Bolivia, Colombia, Cuba, Chile, Ecuador, México, Nicaragua, Perú, Uruguay y Venezuela)
y la Unión Europea (Francia y Estado Español).
Juntos hemos constatado que, a pesar de la distancia y de las distintas circunstancias de nuestras
respectivas realidades, el peso de la economía capitalista globalizada y su modelo de
funcionamiento comporta situaciones similares de injusticia social y económica e implica una
amenaza permanente a la vida de la humanidad y del Planeta.
Este modelo económico genera desempleo creciente y generalizado, formas antiguas y nuevas de
explotación, especialmente de la infancia, los jóvenes y las mujeres, situaciones de miseria y la
carencia de los medios materiales básicos para una vida digna de seres humanos. Además de la
insatisfacción, la falta de perspectivas, el desperdicio de los talentos y valores de millones de
personas que sólo son consideradas como meros objetos de producción, consumo y tributación,
junto a la destrucción de la diversidad cultural y del medio ambiente.
¿Por qué no ser protagonistas de un trabajo creador y satisfactorio, que esté libre de toda opresión
y explotación y que produzca aquello que nos hace falta para satisfacer todas nuestras necesidades,
culturales, fisiológicas, espirituales, afectivas y relacionales?
¿Por qué producir sólo en función de un mercado injusto, depredador y especulativo, renunciando
a gestionar la producción y la economía al servicio de nosotros mismos, de toda la ciudadanía y de
todos los pueblos de nuestro Planeta, así como de las generaciones futuras?
¿Por qué delegar la gestión de ámbitos tan importantes de nuestras vidas, como la salud, la
educación, el urbanismo, las viviendas, el trabajo y nuestros recursos económicos?
¿Por qué subordinarnos a los dictados de las empresas transnacionales, a los Estados e
instituciones internacionales identificados con intereses corporativos y excluyentes si, con nuestra
unión y fuerza colectiva, podemos conformar espacios públicos, Estados y otras organizaciones al
servicio del empoderamiento de la sociedad, para que se transforme en protagonista de su
desarrollo de forma autónoma y autosostenible?
Nuestra propuesta es la socioeconomía solidaria como forma de vivir que abarca la integralidad del
ser humano y que plantea una nueva cultura y una nueva forma de producir para satisfacer las
necesidades de cada ser humano y de toda la humanidad.
Hemos constatado que nuestras experiencias tienen muchas cosas en común: motivaciones de
justicia, lógicas de participación, creatividad y procesos de autogestión y autonomía. Hemos
podido comprobar la fuerza real que tienen las personas y las comunidades humanas cuando:
emprenden iniciativas de producción con un sentido positivo del trabajo para desarrollarse
plenamente como personas libres, que saben por qué y para qué trabajan y producen, y para
responder a las necesidades de la población respetando la naturaleza;
se organizan y deciden controlar el destino de todos sus recursos económicos, incluso los
financieros;
se organizan y coordinan para ejercer el enorme poder que supone consumir de manera consciente
y sustentable, controlar la calidad de los productos y servicios y promover relaciones económicas
justas, solidarias y responsables en todos los eslabones de la cadena de producir, distribuir,
comercializar y consumir;
viven como personas coherentes que van transformándose y cambiando sus actitudes y modos de
relación paralelamente a la acción que emprenden por la transformación social.
Creemos que, como las nuestras, hay miles y miles de experiencias positivas a lo largo y ancho del
mundo, que plantean cambios importantes en la forma de participar en la economía, en la cultura,
en la política y, en general, en las relaciones de la sociedad.
Por eso, queremos compartir con todas las personas que ya están comprometidas y motivadas en
esta línea y recordar la importancia de articularnos y reforzar nuestras experiencias. Y, a aquellos
que aún no lo están, animarles a que se organicen libremente junto a sus conciudadanos y
conciudadanas para hacer una sociedad donde sea posible disfrutar de la vida, construir relaciones
solidarias y hermanas, y sonreir cada mañana porque estamos asumiendo la responsabilidad de
gestionar nuestras vidas y llenarlas de sentido y de amor.
https://www.alainet.org/es/articulo/104214?language=en
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