Comunicación y ciudadanía: Dos temas claves
29/06/1998
- Opinión
En su columna de Le Monde Diplomatique correspondiente al mes de junio, Ignacio Ramonet se refiere a las
colosales fusiones emprendidas por las grandes corporaciones en los tiempos que corren, destacando que por
ese conducto han encontrado el camino para tornarse gigantes, mientras -privatizaciones mediante- los Estados
se vuelven enanos. "El fenómeno principal de nuestra época, la mundialización, ya no es conducido por los
Estados. Frente a las firmas gigantes, éstos pierden de más en más sus prerrogativas", anota Ramonet, para
luego colocar como puntillazo final una pregunta desafiante: "Los ciudadanos pueden tolerar este golpe de
Estado planetario de nuevo tipo " (nuestra traducción).
Sin duda, al menos lo esperamos, la respuesta a tal interrogante debería ser un rotundo no. Mas la cuestión
es que la ciudadanía misma ha sido puesta en entredicho por la tendencia dominante en curso, cuyo referente
central es el mercado total. La lógica con que éste se mueve es inapelable: todo debe tener un precio, un
dueño y generar ganancias. Lo que cuenta son los consumidores, no los ciudadanos. De ahí que quienes no
califican para el primer rango, simple y llanamente son excluidos y, al límite, considerados "desechables".
Ante las nuevas formas dictatoriales del gran capital ha adquirido también una nueva dimensión la lucha por
la ciudadanía, en el sentido que la defensa de ésta ahora pasa por la construcción de un nuevo tipo de
ciudadanía ligada a la democracia, más que circunscrita a los límites de los Estados. Por ahí se puede
comenzar a despejar la interrogante planteada por Ramonet.
El impacto de la comunicación
La velocidad e intensidad de los cambios que caracterizan al mundo contemporáneo no pueden ser entendidas sin
tomar en cuenta la llamada "revolución tecnológica y científica" que irrumpió hace aproximadamente dos
décadas y que ha tenido en la comunicación uno de sus principales campos de realización -por no decir el más
importante.
El resultado más visible de este proceso es la configuración de un sistema planetario de comunicación que
puede operar indistintamente a través de diversos canales (base del multimedia) y con capacidad de fundir lo
local con lo global de manera simultánea. Al punto que se ha redefinido la noción de tiempo y distancia y ha
dado lugar al nacimiento de una nueva realidad espacio-temporal, el ciberespacio.
Tan gravitantes han sido los cambios registrados en el plano de la comunicación en todos los ámbitos de la
vida social y en el ordenamiento internacional, en tanto causa y efecto a la vez de la globalización, que
diversos analistas consideran que hemos entrado en la era de "la comunicación". Para el efecto destacan que
el factor tecnológico, sustentado en la información y el conocimiento, ha pasado a ocupar el lugar
predominante que antes tenía el trabajo humano en los procesos productivos y, por ende, en las formas de
organización social.
Más allá del debate que esta caracterización ha desatado, empíricamente resulta fácil constatar que hoy por
hoy los emblemas o íconos que predominan socialmente tienen que ver con tecnologías de comunicación: las
computadoras, los videojuegos, los teléfonos celulares y una panoplia de productos digitales (relojes,
calculadoras... y cuando no los tamagotchis).
En este contexto, no resulta nada extraño que las mayores fusiones empresariales se estén dando en ramas
vinculadas a la comunicación, que por lo demás han pasado a convertirse en un sector de punta y altamente
rentable. Tampoco debe sorprender que el tradicional poder de los medios de difusión se haya incrementado al
punto que hoy ellos se permiten definir agendas propias y determinar lo que tiene o no pertinencia social.
Con los señalamientos expuestos de manera muy sintética en las líneas anteriores hemos buscado destacar la
trascendencia que en la actualidad tienen los temas comunicación y ciudadanía y, por ende, la pertinencia del
"Foro Internacional" que sobre tal temática va a realizarse en San Salvador, El Salvador, del 9-11 septiembre
1998, bajo el lema: "comunicación para la democracia, democracia en la comunicación".
https://www.alainet.org/es/articulo/104237
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