Las mujeres en el poder local

25/08/1998
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México. DF.- Al ritmo en que ha crecido, en los últimos 10 años (0.5%), el número de mujeres alcaldesas, y si la tendencia continúa como hasta ahora, serán necesarios otros 150 años para que la participación política de las mujeres en el poder local pueda acercarse a la meta de la igualdad con los hombres. A partir de la reforma municipal de 1983 decretada por el ex presidente Miguel de la Madrid, en el trienio 1984-1986 fueron electas 69 mujeres quienes representaban el 3% del total, en ese entonces, de los dos mil 378 municipios. En 1991, esta tendencia bajo al 2 por ciento del total de los municipios, pero se incremento en las elecciones federales de 1994 a 3.5% con 86 alcaldesas y en 1995 subió nuevamente a 99 alcaldesas y se ha mantenido este crecimiento, hasta el día de hoy, cuando hay 111 alcaldesas, considerando las elecciones del primer semestre del año. Así, de acuerdo con esta tendencia, el espacio local, ha sido lentamente tomado por las mujeres. Diversos estudios apuntan que el poder local es el lugar donde el desarrollo puede adquirir una dimensión más humana, toda vez que las políticas sociales se enriquecen a través de relaciones más cercanas con las personas y ello ofrece la posibilidad de encontrar caminos verdaderamente innovadores para profundizar la democracia. A la par, en los últimos años, por un lado, se ha puesto en marcha, un proceso de descentralización y traspaso de atribuciones y recursos para las administraciones municipales, profundizando su carácter democrático con la elección popular de las y los presidentes municipales y, por el otro, el ámbito local se ha convertido cada vez más en un espacio privilegiado para la acción de las mujeres, por tratarse de una esfera territorial menor con tareas más ligadas a la vida cotidiana, tal como lo afirma el texto "Mujeres Latinoamericanas en Cifras", al hacer un análisis sobre la participación política de las mujeres en América Latina. Paradójicamente mientras en el espacio local, los municipios, la participación ciudadana se hace posible y a través de ella las soluciones son más concretas y tienden a mejorar la calidad de vida de la gente; el acceso de las mujeres al poder local y sus contribuciones al desarrollo son limitadas, debido principalmente a dos factores: la escasez de recursos con que cuentan para solucionar las demandas más sentidas de la población gobernada y el que son vistas por los partidos como poco capaces para ejercer el poder. Fundamentalmente las mujeres están al frente de los municipios menos poblados que se encuentran en condiciones de muy alta o alta marginación social, de acuerdo a los índices del Consejo Nacional de Población de México. Del total de alcaldías que actualmente son gobernadas por una mujer, sólo 10 municipios tienen más de 100 mil habitantes y las partidas presupuestales son destinadas de acuerdo al índice de marginalidad y pobreza del municipio. Así, en el caso del ramo XXVI (26), destinado al desarrollo social, el municipio de Coetzala, Veracruz, con mil 699 habitantes tiene una partida presupuestal del ramo XXVI de 2 millones 962 mil 370 pesos, es decir, 1.743 pesos por habitante, y el municipio de Tlanepantla de Baz, en el Estado de México, con 713.143 habitantes tiene un techo financiero del ramo XXVI de 21 millones 954 mil 092 pesos, es decir, 30 pesos por habitante. Relación con la vida cotidiana En cuanto a la apreciación de los partidos políticos de la "limitación" de las mujeres para ejercer el poder María Antonieta Saa, primer alcaldesa chilena nombrada en 1990 al término de la dictadura en Chile explica que las mujeres se insertan en la lucha ciudadana luchando contra la carestía, por la vivienda, por una mejor educación y atención de salud y por todo lo que significa la infraestructura comunal, y que encuentra el cuello de botella en los partidos políticos, los cuales dificultan el acceso de ellas a las candidaturas. "Pero una vez que ella logra superar estas dificultades una mujer gobernante tiene la visión desde dentro de la casa, que es muy importante para concretar las políticas; son más cercanas a la gente, de más diálogo y la autoridad es ejercida desde la responsabilidad y el servicio, más que desde el ejercicio de un poder por sobre los otros", dice la ex alcaldesa. Así el ámbito general de su acción y de su participación se da en mayor medida a nivel local, porque es el que tiene que ver con la vida cotidiana. Las mujeres ven la realidad desde el interior de las casas y es ahí donde viven concretamente los resultados de las políticas. Dentro de las casas se sabe y se palpa la política económica tanto en términos de los ingresos familiares, como todas las políticas macroeconómicas que repercuten en el costo general de la vida", explica María Antonieta Saa. ?Por qué encontraron las mujeres en el espacio local una mejor forma de actuar, de gobernar y hacer política ciudadana? "Quizá, porque ser delegada, cargo equivalente al de alcaldesa, es un poco ser ama de casa, pero a lo grande. Estar checando que las cosas estén bien, coordinar el trabajo de las personas, ver que el dinero te alcance, que se gaste bien, que no se lo roben, es decir tiene que ver con limpiar y ordenar en todos los sentidos. Es un trabajo administrativo donde cualquier cosa que hagas mal te la van a reclamar por pequeña que sea, pero también el ser mujer te da cierta sensibilidad para hacer este tipo de trabajo, porque una se convierte, sobre todo en áreas rurales, un poco así como la mamá de la gente que a fuerzas tiene que hablar conmigo, verme para solucionar su problema", explica Jenny Saltiel Cohen, delegada en Cuajimalpa de Morelos del gobierno del Distrito Federal. Participación ciudadana Saltiel Cohen que viene del movimiento ciudadano, ha decidido limpiar la casa: trabajar con empeño y voluntad; gobernar responsablemente, sin corrupción y con una verdadera vocación de servicio; manejar con transparencia los recursos; y fortalecer la participación ciudadana. Para ello, señala, "necesitamos de una comunidad participativa y vigilante. "Lo que hay que encontrar es el equilibrio, porque la participación ciudadana es muy importante y hay que corresponsabilizarlos/as en muchas cosas, máxime cuando la gente estaba acostumbrada a un patrimonialismo muy fuerte, donde todo era resuelto por el delegado/a. Yo creo que tenemos que cumplir con nuestra obligación de funcionarios públicos que es el servicio a la ciudadanía, pero también generar un proceso de corresponsabilidad ciudadana. Yo les digo, miren ahorita vamos a venir a pintar, a limpiar y arreglar las calles, pero a ustedes les toca cuidarlo". A partir de la de cada de los 80's, en toda América Latina, los sectores populares se vieron empujados a organizarse para defender su calidad de vida, sus derechos, su cultura y el medio ambiente, en respuesta al recorte de los gastos sociales; al crecimiento del subempleo y el desgaste del valor real de los salarios, asegura la investigadora chilena Teresa Quiroz, en su ponencia Identidad de Género en el Poder Local. "Pero toda esta iniciativa de organización no fue pareja ni tuvo igual significación para los hombre que para las mujeres. Mientras los hombres tendieron a defender la estabilidad y la remuneración del trabajo asalariado; las mujeres inventaron todo tipo de organizaciones y colectivos, salieron masivamente de la casa, ocuparon con propiedad la localidad y diluyeron la distinción tajante entre lo privado y lo público". Esta vía que las sacó a la calle reivindicando también lo privado, las llevó a romper los fantasmas ancestrales que les repetían con cada generación que la política no era su lugar y aspiraron a ser alcaldesas.
https://www.alainet.org/es/articulo/104324
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