Presidente electo seguirá recetario globalizador
11/02/1998
- Opinión
La prioridad del nuevo presidente electo de Costa Rica, Miguel Angel Rodríguez, será la venta de
las empresas del Estado y la reducción del gasto público para estabilizar la economía. Esto significa
disminuir el número de empleados estatales y gastar menos en educación, salud y bienestar social.
Rodríguez, quien pertenece al Partido Unidad Socialcristiana (PUSC), obtuvo un 46 por ciento de
los votos válidos, imponiéndose con un estrecho margen al candidato oficialista José Miguel
Corrales del Partido Liberación Nacional (PLN), quien alcanzó el 44 por ciento. El restante 10 por
ciento de la votación, se repartió entre los 11 candidatos de los partidos minoritarios y los votos
nulos y blancos.
Crece el desencanto
Las elecciones se desarrollaron en medio de la apatía ciudadana. Se estima que el abstencionismo
alcanzó un 27% de los 2 millones 40 mil ciudadanos en capacidad de votar. El abstencionismo se
convirtió, de esta manera, en la tercera fuerza del país y en una de las opciones que más ha crecido
desde las elecciones de 1994. Este es un espacio político vacante aún no capitalizado por nadie, ni
siquiera por los partidos minoritarios.
Los candidatos no lograron despertar el entusiasmo de contiendas electorales anteriores,
extendiéndose el desencanto político a muchas personas. Fue común escuchar, durante la
campaña, expresiones como: "No hay por quien votar", "son todos lo mismo", "nadie va a ser nada
por el país".
La agudización del desempleo que llega al 6.2%, el crecimiento de la corrupción y de la pobreza
que alcanza el 21.6% de los hogares, el deteriorio de los salarios, el aumento de los precios y la
carencia de mecanismos reales de sanción ciudadana a los gobernantes figuran entre las razones del
escepticismo político y electoral.
Predomina el bipartidismo
Rodríguez, quien fue ministro de Planificación en el gobierno de José Joaquín Trejos (1966-70) y
presidente de la Asamblea Legislativa en el lapso 1991-92, logró convencer al electorado gracias a
sus generosas y abundantes ofertas que incluyeron la entrega de bono educativo, bono de vivienda,
crédito al agro y crear "más y mejores empleos". Para atraerse el voto de los trabajadores, el
candidato socialcristiano prometió que respetará los derechos laborales como la cesantía, la
reducción de la inflación y la capacitación para el trabajo.
En los sectores sindicales y sociales, sin embargo, existe desconfianza pues las tesis socialcristianas
no apuntan a lograr reformas estructurales de la economía como por ejemplo cambios en el sistema
financiero y en el régimen tributario. Por otro lado, en materia de salarios, según fuentes sindicales,
es indispensable que la próxima administración incluya en los acuerdos financieros internacionales
el tema del empleo y los salarios, no desde el punto de vista de activos y despido en masa, sino de
una política de salarios crecientes que contribuyan a reactivar la producción.
En el país continúa predominando el bipartidismo favorecido por la prensa que cubre únicamente a
los candidatos mayoritarios, desdeñando y dejando en desventaja a los demás, según manifestó
Vladimiro de la Cruz, candidato del Partido Fuerza Democrática.
Para viabilizar su proyecto neoliberal, Rodríguez convocó a la unidad nacional y la concertación
entre los sectores sociales, políticos y empresariales para modernizar el país y "construir un modelo
de sociedad para el futuro". De acuerdo a esta estrategia, Rodríguez mantuvo reuniones con
dirigentes de partidos minoritarios, empresarios, sindicatos, y ex-presidentes, incluido el
socialdemócrata Oscar Arias.
Apertura a la inversión
Rodríguez, quien asumirá el poder el próximo 8 de mayo, apuesta a la generación de empleo
mediante el incremento de la inversión, la infraestructura, el turismo, la pequeña y mediana
empresa, y la industria de las tecnologías de punta. Proyecta, además, aplicar una receta muy en
boga en toda América Latina: reducir el tamaño del Estado, para lo cual ha anunciado la
disminución de 17 a 12 el número de ministerios, lo que, paradójicamente, se traducirá en despidos
de empleados públicos.
Otra de los propuestas del nuevo mandatario es alcanzar un ritmo de crecimiento del 6% para el
año 2000, como condición básica para erradicar la pobreza e insertarse en el mundo globalizado.
La idea de que haciendo más ricos a los ricos, algo quedará algún día para los demás nuevamente
se ha puesto en boga en Costa Rica.
https://www.alainet.org/es/articulo/104353