México, D.F.- En años recientes datos cuantitativos y cualitativos han desafiado el supuesto de que los clientes (generalmente mujeres) que solicitan servicios de planificación familiar están involucrados en relaciones monogámicas y de consenso. Estos datos revelan que una proporción importante de mujeres y niñas y a veces niños es forzada, obligada o engañada para tener sexo. Debra Boyer del Center for Health Training y Lindsay Stewar sus trabajos presentados durante un encuentro Participación masculina en la salud sexual y reproductiva: nuevos paradigmas, recientemente realizado en la ciudad de Oaxaca, al suroccidente de México, establecen una fuerte correlación entre el abuso sexual o coerción y el embarazo en adolescentes. Boyer reportó hallazgos provenientes de un estudio realizado recientemente en catorce clínicas de planificación familiar en cinco estados de los Estados Unidos. Les preguntaron a 2 mil 226 mujeres sobre experiencias de abuso físico, sexual y emocional que han padecido en su vida. Una tercera parte de ellas informo haber sufrido abuso sexual y una tercera parte reporto casos de violencia. Stewart, por su parte, presentó datos similares procedentes de otras partes del mundo. En cada caso, un sorprendente número de mujeres denunció una historia de abuso físico, sexual o emocional, a menudo ocurrida a temprana edad cuyos agresores le eran conocidos. Otros estudios de Perú y Colombia que reunieron información sobre experiencias de abuso sexual entre jóvenes que acudieron en busca de consejería médica y psicológica. Más de la mitad dijo que fueron abusadas/os sexualmente. Aunque la muestra fue selectiva, los hallazgos sugieren que el abuso sexual esta estrechamente relacionado al sexo de alto riesgo y a los embarazos no deseados. Debbie Rogew -consultora independiente- sugirió que, dada la historia del abuso, la categoría descriptiva de activa sexualmente puede resultar un nombre inapropiado, pues muchas mujeres jóvenes que están teniendo sexo podrían ser descritas con mayor precisión como aceptantes sexuales y no como activas sexualmente . Además, la palabra activa podría usarse mejor para describir a las jóvenes y las mujeres que decidan en beneficio propio -sea la decisión- tener relaciones sexuales, o no tenerlas. Aunque los muchachos y los hombres experimentan el abuso sexual, y a veces las perpetradoras de abuso, coerción sexual y violencia son mujeres, el número de hombres abusadores es abrumadoramente mayor que el de las mujeres. Las explicaciones en este sentido todavía están surgiendo y son polémicas. Sin embargo, existe la creencia ampliamente esparcida de que las definiciones culturales de masculinidad y feminidad tienen implicaciones dañinas para mujeres y hombres