Marcha Popular por el Brasil
17/08/1999
- Opinión
El 26 de julio arrancó de Río de Janeiro la Marcha Popular por el Brasil
compuesta por 1100 militantes sociales de diversas organizaciones, quienes se
proponen llamar la atención de la sociedad sobre la gravedad de la crisis
social y económica y debatir las posibles salidas. La Marcha culminará en
Brasilia en la primera semana de octubre tras un trayecto de 1.480 kilómetros
que incluye 120 ciudades de 15 estados brasileños.
En la marcha participan representantes de los movimientos y organizaciones que
se unieron para coordinarla, de los cuales un 20% son mujeres y la mayoría
jóvenes. A lo largo del recorrido, en todos los municipios y poblaciones
visitados los y las marchantes contemplan realizar eventos públicos para
discutir con la población los problemas del país y las propuestas alternativas
al modelo neoliberal.
"El nivel de movilización es sorprendente y en ciertos casos conmovedor. El
Brasil está abierto a la discusión de una alternativa al modelo económico de
Fernando Henrique Cardoso y al neoliberalismo. El principal objetivo de la
marcha es dar un ejemplo en la dirección del debate de esas alternativas",
destacó César Benjamín al evaluar los primeros 15 días de la movilización.
Benjamín es uno de los principales impulsores de la Consulta Popular, entidad
que promueve y coordina la marcha.
La Consulta Popular es un movimiento animado por diversas fuerzas sociales que
se propone elaborar un Proyecto Popular para el Brasil, mediante un proceso
de diálogo con la población. En una primera fase realizó encuentros
estaduales que desembocaron en un encuentro nacional, cuyos planteamientos
centrales fueron recogidos en el libro A Opção Brasileira, y ahora busca
discutir de manera amplia con la gente.
Uno de los objetivos prácticos de la marcha es recoger firmas para apoyar la
instalación de una Comisión Parlamentaria (CPI) que se ocupe de investigar el
proceso de privatización de la telefónica Telebras, al igual que el proceso
contra el presidente Fernando Henrique Cardoso por crimen de responsabilidad.
Con un propósito similar, las organizaciones populares -como la CUT, el MST,
la CMP, etc.- conjuntamente con los partidos de oposición también se
encuentran organizando la Marcha a Brasilia que culminará el 26 de agosto con
la entrega al Congreso Nacional de las firmas recogidas para respaldar el
pedido de apertura de la CPI sobre la privatización de la Telebras. Esta
movilización, que se propone congregar en Brasilia a unas 100 mil personas,
apunta al inmediato rompimiento del acuerdo del gobierno con el Fondo
Monetario Internacional y la renegociación de las deudas interna y externa del
país.
A continuación recogemos la palabra de los marchistas por el Brasil.
Por qué marchamos a Brasilia
Nosotros somos militantes sociales de diferentes movimientos y organizaciones
del pueblo brasileño. Somos sindicalistas, trabajadores rurales sin tierra,
pequeños agricultores, amas de casa, estudiantes, agentes de pastoral, jóvenes
y adultos, hombres y mujeres. Hemos decidido juntarnos bajo la coordinación
de varias instituciones como la Central Unica de Trabajadores (CUT), el
Movimiento de Trabajadores Sin Tierra (MST), la Central de Movimientos
Populares (CMP), el Movimiento de Mujeres Rurales (MMR), el Movimiento de
Pequeños Agricultores (MPA) y las Pastorales Sociales de la Conferencia
Nacional de Obispos del Brasil (CNBB), para recorrer a pie de Río de Janeiro
a Brasilia, 1.480 kilómetros en total, a fin de discutir con la población y
llamar la atención de la sociedad y las instituciones sobre la gravedad del
momento histórico que vive nuestro país.
La crisis
Brasil vive una grave crisis económica y social. La economía se encuentra
estancada. Hemos perdido los años '80 y ahora también los '90. Se ha
producido un proceso de desnacionalización de la industria y la privatización
de las empresas públicas estratégicas, con fuertes evidencias de complicidad
y favoritismos. La agricultura familiar ha sido desmantelada; 942 mil
explotaciones agrícolas han desaparecido en el curso de los últimos diez años.
Más de 23 mil pequeñas y medianas empresas han cerrado sus puertas en 1998.
En el curso de los últimos cinco años, han salido al extranjero más de 150 mil
millones de dólares y, sin embargo, la deuda externa aumenta de más en más.
Los servicios públicos han sido recortados, faltan escuelas y servicios de
salud para el pueblo. La deuda interna del gobierno federal ha superado los
500 mil millones de reales y, en solamente cinco meses, el gobierno ha pagado
más de 50 mil millones de reales de interés. Esto ha tornado impracticable
el presupuesto del país.
La pobreza se agrava entre los brasileños. La desocupación nunca ha estado
tan elevada en toda la historia del país. Finalmente, el pueblo es el que
paga con, cada vez más grandes, sacrificios.
Las causas
Esta crisis tiene raíces estructurales como también en el modelo económico que
subordina la economía a los intereses del capital internacional, al igual que
en la aplicación de políticas económicas dictadas por el FMI y el
neoliberalismo. Los gobernantes actuales y las élites brasileñas son
responsables del sacrificio impuesto al pueblo.
Las soluciones posibles
Ciertamente las soluciones posibles no son ni fáciles, ni milagrosas. Pero
ellas existen. Tenemos un país con enormes potenciales: recursos naturales,
una inmensa área cultivable, minerales, energía en abundancia, fábricas,
conocimientos científicos, tecnología y gente joven y trabajadora. Hay que
cambiar la dirección de nuestra economía y proponer un programa de urgencia
que sea capaz de unir nuestro pueblo y de construir una alternativa, que pueda
garantizar la soberanía brasileña, una verdadera democracia y soluciones
concretas a las necesidades del pueblo, especialmente trabajo para todos.
En este contexto, consideramos que este programa de urgencia debe contener:
I. Medidas para recuperar recursos
1) Impedir que la riqueza producida en el país sea enviada al extranjero para
financiar los países ricos. Hay que interrumpir el envío de capital,
controlar el capital especulativo y suspender el pago de la deuda externa
mediante una auditoria.
2) Reducir las tasas de interés y suspender el pago de la deuda interna del
gobierno.
3) Eliminar todos los incentivos fiscales acordados a las grandes empresas que
causan la desocupación y no generan el desarrollo económico; establecer
impuestos a las grandes fortunas y retirar impuestos de los bancos.
4) Confiscación de los 7.4 mil millones de reales que ganaron los bancos con
la especulación durante la crisis de cambio de moneda en enero.
II. Destino de estos recursos
1) Implementación de un programa masivo de inversión de estos recursos, en
apoyo de las pequeñas y medianas empresas; de la construcción de vivienda
popular (existe una carencia de diez millones de habitaciones); de la reforma
agraria; de la agricultura familiar; para garantizar escuelas y servicios de
salud de calidad a todos los brasileños. Esto creará millones de empleos, al
igual que un mercado interno enorme.
III. Medidas políticas
1) Ruptura del acuerdo con el FMI y defensa de la soberanía nacional.
2) Suspensión y revisión de todas las privatizaciones de las empresas
estratégicas.
3) Aumento del salario mínimo y de rentas.
Frente a todos esto, llamamos a todo el pueblo brasileño, a la sociedad en
general, a sus instituciones y organizaciones, a todos los hombres y mujeres
de buena voluntad, a discutir la gravedad de la crisis y las salidas
necesarias. Llamamos al pueblo a organizarse, reunirse, discutir y
movilizarse.
Marchantes de la Marcha Popular por el Brasil
Del 26 de julio a mediados de octubre 1999
https://www.alainet.org/es/articulo/104477?language=es