El futuro desde la perspectiva lésbico-feminista
01/11/1999
- Opinión
Abordar el futuro desde la perspectiva lésbico-feminista, nos lleva a reflexionar
sobre las vías organizativas que hemos recorrido en la lucha por el reconocimiento
de nuestras identidades y derechos.
El primer encuentro de lesbianas feministas de América Latina y El Caribe, en
Cuernavaca, México, en el año de 1987 significó un gran esfuerzo y tuvo una amplia
convocatoria: presencia de mujeres de todos los países latinoamericanos, República
Dominicana y Puerto Rico, así como nuestras hermanas latinas en los Estados Unidos
y mujeres chicanas.
Por un lado significó una gran riqueza al encontrarnos, compartir y conocer el
trabajo que realizábamos en nuestros países. Nos dio también la oportunidad de
vincularnos y proyectar estrategias y acciones que fortalecieran el trabajo
nacional y darle forma al trabajo regional.
Al mismo tiempo se dio un desencuentro doloroso, al generarse un grave problema al
interior del comité organizador, por la recepción de los recursos para la
realización del evento; el manejo de la información; las formas de participación,
etc. Se polarizaron las posiciones y se profundizaron las diferencias hasta el
grado de involucrar a todas las mujeres que asistieron a dicho evento. También se
limitó la participación de las mujeres latinas de E.U. y chicanas, ya que se
cuestionó su participación política en la formación del movimiento regional
aludiendo a su supuesto poder económico. Este desencuentro no se ha podido
superar, y se ha traducido en un total distanciamiento. Es ése uno de los asuntos
pendientes que deberemos de resolver.
Hubo después el Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, en la Ciudad de
Taxco, México, para el cual se inscribió la mayoría de las lesbianas y en el que se
logró visibilidad en la participación, las discusiones y los pronunciamientos.
Los encuentros lésbicos subsecuentes siguieron siendo espacios que presentaban
diversas dificultades. Por ejemplo, en Costa Rica hubo represión por parte del
estado y de la iglesia católica, sin embargo y contra todas los obstáculos que esto
significó, el encuentro se llevó a cabo, pero continuó marcado por el desencuentro
del primer encuentro.
En Puerto Rico, se perfiló con más claridad la diferencia que algunas se encargaron
de etiquetar entre lesbianas autónomas y lesbianas institucionales, ahondando los
desencuentros y la desarticulación del movimiento en el ámbito regional. Estos
conflictos impactaron negativamente la situación de los movimientos a nivel
nacional.
En la búsqueda de articulación, mujeres lesbianas que participamos en estos eventos
hemos ido forjando una vía alterna que nos permita consolidar la regionalización
del movimiento.
A través de los contactos internacionales, específicamente con ILGA (organización
mundial del movimiento lésbico - gay), que cuenta con un secretariado de mujeres
lesbianas, hemos avanzado en este camino. El secretariado de mujeres de ILGA ha
estado, primero en México ( El Clóset de Sor Juana), después en Brasil; luego en
Argentina; y nuevamente, México. Desde estos espacios se ha dado nuestra
vinculación con los movimientos lésbico - feministas de Ecuador, Perú, Dominicana,
Costa Rica, etc. Esta vía nos ha permitido acceder a otro universo de
conocimientos y forjar acciones para el reconocimiento de nuestros derechos y
nuestras identidades.
La regionalización de nuestra lucha, la participación política, la inclusión en los
movimientos amplios de mujeres y feministas, así como la visibilidad política de
nuestras demandas, han constituido nuestros ejes de lucha en esta etapa,
consolidando los avances de nuestro movimiento, presentando nuevos retos y campos
de acción.
La participación en la IV Conferencia Internacional de la Mujer en Beijing, 1995,
dio un gran impulso al movimiento. Cabe destacar que se organizó una campaña de
firmas para incluir orientación sexual en la Plataforma de Acción de la
Conferencia, al mismo tiempo se editó un libro con un diagnóstico de cómo se
encuentran los derechos humanos de lesbianas en un número importante de países.
Aunque no se logró incluir la orientación sexual en la agenda, las acciones
realizadas nos han dejado mejor posicionadas para avanzar en lo que resta del
milenio. Tanto en el ámbito regional como nacional, las agendas de acción y los
intereses temáticos se centran en: la visibilidad pública, los derechos humanos,
los derechos sexuales, la construcción de ciudadanía y los cambios legislativos.
Se construyen nuevos espacios y grupos en lo cultural, lo académico, lo político,
lo legislativo.
Sin embargo, nuevamente ponemos al centro de la discusión la necesidad de realizar
un esfuerzo renovado para que los encuentros de lesbianas-feministas
latinoamericanas y caribeñas puedan recuperar el espíritu de unidad, y a través del
reconocimiento de las diferentes perspectivas, negociar y acordar el trabajar en
una agenda que nos unifique y nos consolide como movimiento en los ámbitos
nacional, regional e internacional.
Así veo el futuro.
* Patria Jiménez Flores, Mexicana, Diputada por el Distrito Federal
* Este documento es parte de
Feminismos Plurales
Serie Aportes para el Debate No. 7.
https://www.alainet.org/es/articulo/104541
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