Participación política de las mujeres
20/01/1999
- Opinión
A partir de la década de los 80, en el país se comenzó a hablar sobre la
irrupción de "nuevos sujetos sociales", particularmente de las mujeres. Esta
irrupción ha estado marcada por cambios en la estructura social que definen
otros escenarios, con nuevos actores, nuevas formas de luchas, nuevas
reivindicaciones y nuevas formas de participación política.
Las mujeres excluidas o invisibilizadas de la participación política,
aparecen con cierto protagonismo en este nuevo escenario. La revuelta
popular de abril de 1984 evidenció la presencia de sujetos sociales como las
mujeres, hasta el momento ignoradas o reducidas a una participación política
pasiva, permeada por su "natural" quehacer en el mundo de lo privado.
Las expresiones organizativas propias de mujeres surgen con nuevo rostro. Su
incorporación a las luchas territoriales y el tipo de reivindicaciones que
levantan, sugieren formas distintas de participación. El ámbito laboral y
productivo queda relegado ante las demandas por servicios sociales y alto
costo de vida. Las mujeres, desde sus micro-espacios empiezan a hacer
público lo que antes eran problemas particulares.
Tanto los partidos políticos como el Estado se muestran perplejos para
entender y responder a estos cambios. Mientras que los análisis
tradicionales sobre clases sociales, ciudadanía y participación política,
parecen insuficientes para explicar una participación que cuestiona, sólo con
su presencia, los estándares "normales" de participación.
Para la comprensión de estas nuevas formas de participación resulta inútil el
esquema tradicional; pues las mujeres son: campesinas, obreras, jefas de
hogar, amas de casa, trabajadoras del sector informal, trabajadoras
domésticas, estudiantes, mujeres pobres, negras, etc., son "mujeres
atravesadas por una multiplicidad de roles".
De allí la importancia de replantear una vía distinta de aproximarse a una
participación que ocurre al margen del sistema político institucional, pero
que apunta y sugiere espacios de construcción de identidades y sujetos que
cambian o modifican relaciones de poder.
Participación formal e informal
La participación política de las mujeres ha sido generalmente abordada en
República Dominicana, y en gran medida en América Latina, desde la
perspectiva del sistema político formal, es decir, los partidos y el Estado.
Por lo general se ha prestado más interés a lo cuantitativo, cuántas en el
congreso, cuántas en ministerios, etc.; las escasas y en la mayoría de los
casos inexistentes cifras, han puesto de relieve la ausencia de la mitad del
mundo en esferas de poder.
Ha interesado menos cómo hacer política desde las mujeres, o parafraseando a
la chilena Julieta Kirkwood, quien desde el análisis feminista señala que, lo
fundamental no es conspirar qué o cuánto les falta a las mujeres para
incorporarse, en la forma y en el fondo, a una política que ya está de alguna
manera predeterminada, a la que simplemente habríamos de sumarnos las mujeres
a partir de la propia experiencia social y cultural, y a partir de la
constatación de las propias carencias.
Es claro sin embargo, que esta perspectiva de análisis que denuncia una
ausencia injustificada, ha tenido un impacto en llamar la atención sobre la
escasa presencia de las mujeres en las estructuras de poder y sobre la
instrumentalización de las mismas por parte del Estado y los partidos. El
énfasis en las cifras cumple una misión de denuncia importante.
En América Latina, se han desplegado esfuerzos para analizar esta
problemática con un enfoque de género, donde se enfatiza más en visibilizar
la participación política de las mujeres desde la esfera privada y
comunitaria, desmitificar la falta de interés político de las mujeres,
descubrir la base de exclusión en que descansa el sistema político
institucional y además se han preocupado por identificar los principales
obstáculos que confrontan las mujeres para participar en las esferas de poder
político.
También se han enfocado las prácticas políticas de las mujeres como una
prolongación de la esfera de lo privado, de su "rol" reproductivo. Así se
hacen análisis de las luchas y reivindicaciones más comunes (escuelas,
centros de salud, lucha contra el costo de la vida, etc.). No se ha
considerado lo compleja y conflictiva que puede llegar a ser este tipo de
participación.
El análisis tiende a destacar sólo la relación dicotómica entre lo político y
lo privado para explicar el predominio de lo masculino en la política.
Aunque el uso de estas categorías es importante, no ayuda mucho a establecer
conexiones entre lo que acontece en el mundo de lo público y lo privado.
La cuestión clave es ¿cómo acercar o tender puentes entre instituciones
públicas y la vida cotidiana, entre ese mundo privado donde acontece la
mayoría de las acciones de las mujeres y el mundo público reconocido por la
política? Lo público se construye, se construye a través de movimientos y
experiencias colectivas. ¿Cómo activar espacios públicos a partir de los
conflictos micro-sociales como solidaridades femeninas en los barrios, por
ejemplo?
Rara vez se da cuenta de una participación política que se genera en las
organizaciones de mujeres, con reivindicaciones, estilos de participación,
modos a veces distintos de ejercer el poder, de creación de agendas con
capacidad de articulación e influencia en las esferas de poder político en
ocasiones municipal o nacional.
En este sentido, es importante dar cuenta de una participación donde las
mujeres se convierten en actores sociales a partir de luchas en el ámbito de
lo cotidiano. Esas mujeres pudieron ejercer influencia sin seguir la lógica
de la política institucional de integración a los partidos o el Estado.
Más allá de lo electoral
La perspectiva del análisis de la participación política de las mujeres en el
país, ha tenido como referencia y marco principal el sistema político
institucionalizado. La tradición predominante sobre la participación
política la ubica en un ámbito específico que son los partidos y para actuar
en un momento específico que son las elecciones.
La participación política en República Dominicana tiene un sesgo
electoralista impregnada por la dinámica de los partidos. Este sesgo expresa
la existencia de una ciudadanía puntual y restringida.
Es entendible, que en una sociedad como la dominicana, donde el ejercicio del
poder político está concentrado en los partidos y el Estado (centralizado en
la figura del presidente), los sectores excluidos como las mujeres, crean la
noción de que es ahí donde se toman las decisiones buenas y legítimas. En
consecuencia, la ciudadanía se va asumiendo como intervención puntual, sin
poder. De ahí la importancia de relacionar temáticas de las mujeres con
derechos ciudadano/as, como también con las reformas institucionales y
municipales.
El tema de la participación política de las mujeres ha sido uno de los menos
trabajados en el país. Esta ausencia no es casual, revela su baja
participación en la toma de decisión política. Está presente el reto de
sobrepasar la pregunta de porqué las mujeres no tienen igual acceso al poder
que los hombres y redefinir lo político, más allá del estrecho marco
institucional, destacando a las mujeres como sujetos sociales que se
construyen haciendo político desde el ámbito de lo privado.
Sujetos sociales y cotidianidad
En República Dominicana la emergencia de nuevos actores sociales y la ruptura
de esquemas clásicos de participación, han creado mucha confusión e
incomprensión en los partidos políticos y el Estado por su tradicional
relación con la sociedad civil. Estos no logran readecuar su discurso y
práctica a partir de la nueva coyuntura.
Eso explica que nuevos sujetos, como son las mujeres, tiendan a constituirse
al margen y en oposición a las instancias partidarias y estatales. Los
partidos no median entre los intereses inmediatos y el mundo que viven las
mujeres.
Las mujeres se han incorporado a tres vías de participación política: la
participación marginal en las instancias institucionales de la política, el
Estado y los partidos políticos; la participación en organizaciones
comunitarias y barriales mixtas; y la participación en organizaciones de
mujeres.
Las organizaciones de mujeres, como nueva forma de participación, han retado
el reduccionismo con que las instancias tradicionales de participación
política se han manejado. Estas han enmarcado la participación de las
mujeres como parte de su "rol reproductivo".
Las nuevas formas de participación de las mujeres han introducido nuevas
reglas de juego en la negociación política, la correlación de fuerzas. Las
mujeres desde sus espacios cotidianos están ejerciendo no solo los roles
tradicionales sino también, formas distintas de hacer política.
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