El blanqueo del dinero sucio y la mundialización financiera
14/03/2000
- Opinión
El objeto de esta contribución es presentar algunas hipótesis respecto a la
manera en la que los mecanismos constitutivos de la mundialización financiera
han podido, debido a su propia naturaleza, facilitar la penetración en el
sistema financiero y en la circulación internacional de capitales
provenientes del narcotráfico [i]
Aparentemente existen ciertos paralelismos, tanto en el tiempo como en el
espacio, entre la puesta en funcionamiento de los mecanismos y de las
instituciones de la mundialización financiera y la utilización de métodos
cada vez más refinados para el blanqueo de capitales nacidos de la producción
y de la comercialización de la droga. Ciertas plataformas de blanqueo de
dinero sucio se han formado, desde finales de los años 60, en paraisos
fiscales y plazas financieras offshore, es decir, los mismos países que
sirven de base a la expansión geográfica de los eurodólares, fuera del
alcance de los bancos centrales. Del mismo modo, el crecimiento acelerado de
la masa de narcodólares entre 1985 y 1995 es contemporánea a la desregulación
y a la liberalización financiera. Debido a ellas se han multiplicado las
posibilidades ofrecidas a los capitales de crecer de forma puramente
financiera, alejados de toda actividad de producción de bienes y servicios.
Esta contribución busca ser, en cierto modo, una invitación a realizar otros
trabajos que profundicen las hipótesis presentadas. Este texto se apoya
particularmente en el análisis sobre la mundialización financiera publicado
por el autor [ii] y en el examen de los informes anuales, sucintos pero
interesantes, que produce el Grupo de Acción Financiera (GAFI), creado en la
reunión del G7 en L?Arche en 1989, y al cual la OCDE sirve de secretariado
desde 1990 [iii].
Una definición sucinta de la mundialización financiera
Designamos mundialización financiera a la intensificación de las
interconexiones entre los sistemas bancarios y los mercados financieros
nacionales, que conducen a la aparición de un espacio financiero mundial.
Este espacio se unifica más y más cada día; domina a la aplastante mayoría de
los sistemas nacionales, aunque se mantiene completamente jerarquizado y
estructurado: los Estados Unidos todavía constituyen el núcleo y son los
principales beneficiarios [iv]. Este proceso es la consecuencia de una
radical ruptura del régimen de regulación de las operaciones financieras y de
control del movimiento de capitales, en vigor en algunos países desde la
crisis de 1929, y en otros a partir de la Segunda Guerra Mundial.
Clásicamente, los autores distinguen tres elementos constitutivos de la
puesta en marcha de la mundialización financiera: la desregulación o
liberalización monetaria y financiera, la puesta en contacto de los
diferentes mercados financieros nacionales y la desintermediación (tres
características enunciadas en particular por H. Bourguinat [v]). De hecho,
hay una interacción y una relación profundas entre los tres procesos. La
mundialización financiera afecta tanto a la descompartimentación interna
entre distintas funciones financieras y diferentes tipos de mercados
(mercados de divisas, de crédito, de acciones y de obligaciones), como a la
interpenetración externa de los mercados monetarios y financieros nacionales
y su integración en mercados mundializados a los que quedan subordinados, en
el caso de la mayoría de los países.
Existen varios instrumentos de descompartimentación externa: la
liberalización de los flujos de divisas, la apertura del mercado de deuda
(titulización) a los operadores extranjeros, la apertura de la Bolsa a
empresas foráneas, etc. La descompartimentación ha allanado el camino a la
desespecialización progresiva de los bancos, debido a que los responsables
las interconexiones entre países y segmentos del mercado ya no son éstos,
sino otras instituciones financieras, que han ocupado su lugar en nombre de
la libertad de empresa. Más tarde estudiaremos las consecuencias de este
hecho sobre el blanqueo de dinero. La desintermediación forma parte de este
proceso de desespecialización y de acceso de nuevos actores a los mercados.
En un sentido más general del término, la desintermediación es el proceso
mediante el cual los consumidores de servicios financieros satisfacen sus
necesidades fuera de las redes e instituciones tradicionales [vi]. La
integración financiera internacional se ha caracterizado también por la
creación de numerosas formas nuevas de colocación de activos líquidos (lo que
llamamos nuevos productos financieros) a medida que la desaparición de
reglamentos y controles nacionales ha abierto el camino a las innovaciones
financieras. Dados sus fundamentos, la mundialización financiera se ha
traducido en un formidable crecimiento del volumen de transacciones
financieras.
Volumen comparado de las transacciones financieras y de la droga
El volumen de las transacciones relacionadas con la producción y
comercialización de drogas ha sido objeto de muchas discusiones. Las
estimaciones varían entre 100 y 500 millardos de dólares cada año durante la
primera mitad de los 90. Es mucho, pero poco comparado con el volumen total
de transacciones financieras. En 1992, las financiaciones internacionales
netas (créditos bancarios, euroefectos, obligaciones internacionales)
registrados por el Banco de Pagos Internacionales alcanzó los 4940 millardos
de dólares, contra 1230 millardos de dólares en 1982. Los mercados bursátiles
han entrado con más retraso en el proceso de mundialización, pero, desde hace
unos años, en la mayoría de la Bolsas, el crecimiento de acciones emitidas
por empresas extranjeras ha sido mayor que el de acciones emitidas por
residentes. El resto de los compartimentos del mercado han experimentado
progresiones análogas.
Los mercados de divisas son el compartimento del mercado financiero global
que ha registrado un mayor crecimiento. Durante los años 80, el volumen de
transacciones se ha multiplicado por 10. En la actualidad, el volumen diario
de las operaciones sobre estos mercados alcanza los 1200 millardos de
dólares. Es comprensible la dificultad de identificar los flujos financieros
provenientes de dinero negro una vez que éste ha penetrado el sistema
financiero mundial en cualquier punto. La función principal de los mercados
de divisas es, en teoría, la de facilitar el pago de intercambios
comerciales. Pero se estima que el importe total de las transacciones
relacionadas con el intercambio de mercancías apenas representa el 3% del
total de las transacciones diarias en el mercado de divisas (según datos de
la última encuesta del Banco de Pagos Internacionales, realizada en 1992).
Las transacciones de divisas forman lo que H. Bourguinat [vii] llama "la
economía internacional de la especulación", que se ha puesto en
funcionamiento en etapas sucesivas desde los años 60. Sobre otros segmentos
del mercado, el volumen de transacciones refleja, en buena parte, el tamaño
que han tomado las cadenas de largas e imbricadas operaciones y la compleja y
frágil pirámide de los créditos y deudas, principalmente las operaciones de
cobertura sobre el mercado de futuros, que ligan a los principales operadores
(bancos, fondos de pensión y de inversión, casas de inversión
especializadas).
Por último, en lo que se refiere a la localización geográfica de las plazas
que estructuran los mercados mundializados, una de las características
principales de la mundialización financiera es la puesta en contacto de las
plazas más prestigiosas, antiguas o recientes - la City de Londres, Zurich y
Ginebra, Nueva York, Chicago y los Angeles, Frankfurt, Tokio y Singapur - y
los lugares más "modernos" y turbios, a saber, los paraisos fiscales y las
plazas financieras utilizadas offshore por los grandes bancos y empresas para
sus operaciones en la "zona gris". En estas plazas financieras - Bahreïn, y
sobre todo varios Estados de las antiguas Antillas británicas y holandesas,
las Bahamas, las Bermudas, las Islas Caimán y HongKong en el Lejano Oriente -
las actividades ilegales que produce el "dinero negro" explotan todas las
posibilidades para el blanqueo y el "secado" de sus capitales.
Un contexto mundial común
Antes de abordar con más detalle el análisis de las conexiones entre el
blanqueo de dinero y la mundialización financiera, es útil reflexionar un
instante sobre factores más generales, que han dado impulso a los mercados
financieros por una parte, y al tráfico de drogas por otro. Las bases
comunes, que hacen que la creación de relaciones más estrechas entre ambos
sea más fácil.
La época de la mundialización no es simplemente la de una interpenetración
más y más estrecha de las economías nacionales. Es también, entre otras
cosas, la de una financiarización acentuada para sacar rendimiento a los
capitales disponibles (entre los cuales, los capitales de renta pesan cada
día más); la de una rentabilidad inferior de las actividades de producción;
la de una elevación del nivel de paro, y la de la aparición de una sociedad
dual en los países capitalistas avanzados [viii]. A escala internacional es,
además, la época de la marginalización de países e, incluso, de continentes
casi enteros del comercio mundial [ix]. El final del largo crecimiento de los
"treinta gloriosos" y la entrada de la economía mundial a partir de 1974-75,
en una coyuntura de recesiones económicas relativamente próximas,
intercaladas con débiles recuperaciones, han hecho que la producción y la
venta de productos industriales y agrícolas, o incluso la de servicios no
financieros, sean menos remuneradores y más aleatorios. Una oferta cada vez
más optimizada gracias a los cambios tecnológicos nacidos de la
microelectrónica ha topado con una demanda efectiva cuyo crecimiento es tanto
más débil cuanto las nuevas tecnologías producen una fuerte reducción de la
demanda de empleo en las industrias con un importante componente de mano de
obra. Frente a esta situación, ciertos agentes económicos y grupos sociales
han reaccionado con una huida hacia delante, con la financiarización de la
colocación de sus capitales, mientras que otros han aumentado su relación con
actividades económicas ilegales. Se podría decir que la racionalidad
económica subyacente de los unos y los otros no está tan alejada como
podríamos pensar. "Como muestra el amplio apoyo social del que disfrutan la
producción y venta de cocaína en Colombia o en Bolivia, éstas son actividades
perfectamente racionales (incluso un reflejo se supervivencia, término
empleado por Schiray [x]) desde el punto de vista de ciertos grupos sociales
y algunos países pobres, cuyos mercados de exportación tradicionales se han
hundido a partir de los años 70".[xi]
Por otra parte, el hecho de que esta "oferta potencial de productos con
efectos narcóticos (los campesinos y los mineros de las altas mesetas andinas
han sabido regular su utilización social en sus territorios) encuentre una
demanda cada día mayor en los países ricos parece estrechamente ligado a las
modalidades de mundialización del capital, y al lugar que están ocupando las
finanzas, con su cortejo de consecuencias sociales y humanas. Los sectores
sociales a los que la endémica crisis mundial nacida de la mundialización
[xii] destina al paro permanente y encierra en guetos en las ciudades, son
los que proporcionan al tráfico de drogas su mercado fordista"[xiii]. No es
casualidad que sea en las mayores ciudadelas de la mundialización financiera
(Nueva York, Los Angeles, Londres) donde este comercio criminal de
consecuencias mortales se muestra más dinámico.
Sistema financiero y circuitos de blanqueo
El Grupo de Acción Financiera (GAFI) creado en la reunión del G7 de 'Arche en
1989 publicó un informe de gran difusión un año después de su formación
[xiv]. Desde 1991, cuando se transformó en un grupo de trabajo permanente,
publica cortos informes anuales, de difusión más restringida. El examen de
estos informes permite constatar la toma de conciencia sobre las
modificaciones que la mundialización financiera han aportado a las técnicas
de blanqueo. El informe de 1991 todavía consideraba que los bancos y otras
instituciones financieras de depósitos eran los principales agentes en la
transmisión de fondos, tanto en los países del Grupo como en el plano
internacional. A medida que pasan los años, esta visión se amplifica, y se
vuelve más compleja. Se empieza a estudiar, entre otros, el crecimiento de
las instituciones financieras no bancarias, el papel de empresas que antes se
situaban fuera del sector financiero, pero que tienen, desde entonces, un
acceso más fácil. Debido a la descompartimentación y la internacionalización,
el sistema financiero ha permitido que el dinero sucio se esconda, se mueva y
se blanquee, a veces lejos de su lugar geográfico y social de origen.
En el informe de 1991, donde se precisan los términos de referencia de la
misión que le ha sido asignada, el GAFI recuerda que, clásicamente, se ha
considerado que el circuito de blanqueo de dinero sucio comprende tres
etapas: aquella donde el dinero en efectivo penetra en el sistema financiero
nacional, formal o informal; aquella donde se envía el dinero al extranjero
para ser integrado en el sistema financiero de "países refugio", poco o nada
regulados; y aquella en la que dicho dinero se repatría en forma de
transferencias con motivos aparentemente válidos. De hecho, como el examen de
los trabajos del GAFI va a mostrar, estas definiciones se han quedado
demasiado académicas. En particular, antes incluso de que empezara la fase de
mundialización financiera propiamente dicha, la importancia que ha tomado la
implantación de filiales extranjeras de empresas, así como la creciente
importancia de las plazas financieras offshore, ya habían hecho que los
compartimentos entre las dos primeras etapas fueran menos estancos.
La penetración del dinero negro en el sistema financiero
La operación más difícil ha sido siempre, y sigue siéndolo relativamente, la
de la penetración en el sistema financiero de grandes sumas de dinero para
blanquear [xv]. Según el GAFI, el sistema financiero incluye un sector
formal, esencialmente los bancos, y un sector informal. El blanqueo busca
tradicionalmente el sistema nacional de origen, aunque, cada vez con más
frecuencia, busca también sistemas situados en el extranjero. Estos se eligen
en función de su tamaño (en Estados Unidos el número de instituciones resulta
por sí mismo un factor que multiplica las posibilidades de penetración y
disimulación de las operaciones [xvi]), de una legislación laxa (los paraisos
fiscales) o de costumbres particulares de secreto bancario (Suiza y
Luxemburgo). Todo esto se puede aplicar tanto a los bancos como al sector
financiero informal.
Por lo que se refiere a los bancos, tradicionalmente el método dominante ha
sido el depósito en especies. Esta operación requiere la complicidad
consciente de una parte del personal, o la capacidad de convencer al
establecimiento financiero de que un fuerte ingreso en efectivo o la compra
de un cheque de caja son legítimos. El caso del Bank of Credit and Commerce
International, el célebre BCCI, cuya fortuna se había construido sobre el
fraude y el blanqueo de narcodólares, pero también el de muchos bancos
norteamericanos, nos han mostrado que éste no es un caso teórico [xvii]. En
el caso de los sistemas financieros de los países centrales, la acusación se
cierne sobre dos países en particular: Suiza y Estados Unidos. En los
paraisos fiscales y en las plazas financieras offshore, un abanico de bancos
respetables pueden estar implicados por medio de sus filiales. Los Estados
que han creado un marco jurídico protector del secreto financiero para atraer
capitales no sólo forman parte del "sistema mundial de pagos" sin ninguna
restricción. Además han sido jalones importantes de la mundialización
financiera, incluso aunque la importancia tomada por ésta haya hecho
disminuir su papel.
El GAFI estima que, desde hace una decena de años, numerosos países que
pertenecen al Grupo, principalmente los Estados Unidos, han tomado medidas
para hacer más difícil el depósito en especies en los bancos. Los servicios
de vigilancia prestan atención de una forma más sistemática a los depósitos
en efectivo importantes, gracias a un sistema de declaración automática de
los depósitos en especies o por un sistema que hace obligatoria la
declaración de las operaciones sospechosas. En estos países los blanqueadores
tienen que fraccionar sus ingresos en cantidades inferiores a límite fijado
para poder evitar la declaración: es el llamado smurfing.
Antes de que la liberalización y la desregulación financiera facilitaran el
blanqueo en los sistemas financieros centrales, los paraísos fiscales eran el
lugar privilegiado para los ingresos bancarios, fuera del país de origen, de
los productos financieros del tráfico de drogas. Según la definición del
GAFI, un paraíso fiscal es un país donde el sistema bancario no está lo
suficientemente regulado, y donde la instalación de sociedades "buzón" está
autorizada. Este tipo de sistemas jurídicos se encuentran, por ejemplo, en
pequeños países que desean crear una industria de servicios financieros que
constituirá una fuente complementaria de ingresos -la venta de licencias
bancarias puede representar una fuente de ingresos esencial para las
autoridades- y de empleos para la población. En el caso de los paraísos
fiscales, la etapa inicial del blanqueo siempre ha exigido filiales de
transporte de los fondos en efectivo, pero también la intervención de
intermediarios en dichos países [xviii]. El ejemplo clásico ha sido el del
abogado especializado, que actúa en nombre de clientes que se ocultan tras el
secreto profesional de los mandatarios. Los ingresos se realizan con
frecuencia en nombre de una sociedad, con lo que la identidad de los
verdaderos propietarios queda disimulada. Los que disponen de la firma para
la sociedad o los que reciben los pagos no conocen necesariamente el nombre
de los propietarios ni el origen de los fondos. Hoy en día, en el caso del
blanqueo de dinero, como en el de los fraudes fiscales, el instrumento
central es la sociedad "pantalla" offshore, de la que hablaremos más
adelante.
Liberalización, desregulación y colocación del dinero negro
La lectura de los informes anuales del GAFI, aparte de su carácter lacónico,
sugiere que si bien se han realizados progresos considerables en el control
de la penetración de fondos en un cierto número de países que han tomado
medidas más estrictas, estos efectos se han visto contrarrestados casi al
mismo tiempo por la mundialización financiera. El informe aprobado por el
Grupo en 1994 señala que, desde ese momento, "los traficantes de drogas se
asocian con profesionales de las finanzas, por lo que encuentran métodos de
blanqueo cada vez más sofisticados". Estos métodos se utilizan no sólo para
la circulación y el blanqueo en el interior de la esfera financiera, sino
también en la etapa de penetración. La liberalización del movimiento de
capitales, la multiplicación de sucursales y de filiales bancarias en el
extranjero y la desregulación han proporcionado al ingreso de fondos en el
extranjero un campo de acción ampliado que sobrepasa de lejos el circulo de
los Estados con paraísos fiscales. En 1995, el GAFI constata el recurso cada
día más frecuente a bancos de segundo plano y a cuentas abiertas a nombre de
sociedades extranjeras. La utilización de las oficinas de representación de
bancos extranjeros para el blanqueo de dinero también se ha puesto de
manifiesto.
La liberalización y la desregulación financieras han permitido un notable
crecimiento de los circuitos de penetración durante la primera etapa del
blanqueo en el nivel que llamábamos "informal". Desde 1993, el GAFI habla de
la "la tendencia a utilizar cada vez con más frecuencia las instituciones
financieras no bancarias para inyectar los productos de actividades
criminales en el sistema financiero (...). Las oficinas de cambio de moneda,
los casinos, los corretajes financieros, los seguros de vida y los giros
postales son medios utilizados en los casos mencionados por los miembros del
Grupo". El informe de 1995 subraya de nuevo la tendencia general de abandonar
el sector bancario en beneficio de instituciones financieras no bancarias y
de actividades no financieras.
Las instituciones no bancarias más antiguas y más banales que intervienen en
el blanqueo de dinero son las oficinas de cambio de moneda, que aceptan
dinero en una divisa y lo convierten a otra divisa. La operación no resuelve
el problema del dinero en efectivo, pero ya se ha conseguido una primera
transformación, que hace que la detección del origen de los fondos sea más
complicada. La liberalización de los cambios de moneda, junto con el
crecimiento del turismo de masas y de las transacciones internacionales, ha
ocasionado un aumento considerable del número de oficinas de cambio de
moneda, y el montante de las sumas que manejan, facilitando el trabajo de
blanqueo. Los compradores de cheques contra especies, que garantizan
principalmente este servicio fuera de las horas de apertura de los bancos,
también pueden trabajar en sentido inverso: vender cheques a un precio
ventajoso contra especies. El personal de estas oficinas, que trabaja
generalmente con contratos de trabajo precarios, se encuentra generalmente
más abierto a la corrupción que el de los bancos, que forman un sector
organizado y fuertemente sindicalizado en muchos países. Hoy en día, los
cambios manuales juegan un importante papel en la etapa de penetración.
Algunos establecimientos modestos y oficiosos han sido utilizados para
transferir grandes sumas de dinero.
La desregulación y la liberalización financieras también han permitido que
otras instituciones financieras no bancarias puedan aumentar el número y la
variedad de sus operaciones, que puedan recibir dinero y recolocarlo con
menos controles. Y lo cierto es que estas instituciones se caracterizan por
tener una ética profesional mucho más relajada que las instituciones
tradicionales. Los corredores financieros han entrado en este mercado, como
en otros.
Las pruebas tangibles de blanqueo a través de sociedades bursátiles son
pocas. Pero se considera que este hecho se debe más bien a la dificultad de
descubrir las actividades de blanqueo en este sector que a su eventual
carácter marginal, según constata el informe de 1995. En el sector de los
seguros, los bonos a prima única de todos tipos constituyen un método de
blanqueo cada vez más utilizado.
El blanqueo siempre ha buscado utilizar firmas no financieras que manejen
grandes fondos en efectivo. Las sociedades que trabajan en el comercio del
oro y de piedras preciosas y los casino son lugares tradicionalmente
vigilados por los servicios especializados. Pero el circulo de empresas se ha
hecho más grande. Uno de los efectos de la desregulación y la liberalización,
sobre todo en los países donde la "revolución neoliberal" ha llegado más
lejos, es el de someter al sector financiero, anteriormente regulado, y por
lo tanto controlable, a la "apertura a la competencia". De esta forma, las
empresas que no pertenecen a este sector pueden realizar operaciones
financieras con un gran margen de maniobra. Cuando esto ocurre, según el
GAFI, "cualquier empresa puede, en el marco de sus actividades principales,
efectuar ciertas operaciones financieras. Un ejemplo es la oferta de
servicios de cambio de moneda en las agencias de viajes. La ausencia de
medidas en este sector constituiría un vacío en el dispositivo de lucha
contra el blanqueo de capitales, que los criminales podrían explotar". Las
mismas consideraciones son válidas para la "desintermediación" financiera,
que permite que ciertas empresas no financieras puedan acceder directamente a
los mercados financieros, y por lo tanto a las redes internacionales de
circulación de dinero.
La circulación y la inversión de capitales blanqueados a escala mundial
Una vez que el dinero negro ha logrado penetrar, sea por donde sea, en el
interior del sistema financiero mundializado, sea en el sector formal o
informal, le es extraordinariamente fácil moverse a escala internacional.
La mundialización financiera facilita en primer lugar el "apilamiento",
definido como el proceso que busca "escindir los productos ilícitos de su
origen, por medio de la creación un complejo sistema de apilamiento de
transacciones" [xix]. Este aspecto tiene una dimensión técnica y otra
jurídica. La mundialización financiera permite una explotación máxima de las
posibilidades que ofrecen las avances tecnológicos en el dominio de las
telecomunicaciones. Las transferencias telegráficas primero, y las
transferencias electrónicas después, han hecho que la circulación
internacional de fondos sea más fácil que en ninguna época anterior, y la
desregulación y la liberalización financiera han multiplicado los efectos.
Pero la cuestión no depende sólo de la tecnología. La mundialización también
ha permitido una expansión sin precedentes de las combinaciones más refinadas
autorizadas por la legislación de sociedades anónimas, como la creación ex
nihilo de sociedades "pantalla", o la utilización de sociedades ya existentes
con los mismos fines. Podemos sopesar la gravedad de este aspecto al leer lo
que el GAFI escribe en su último informe: "Teniendo en cuenta la propensión a
utilizar sociedades "pantalla" en las operaciones de blanqueo de capitales,
el objetivo es velar por que los propietarios reales de estas sociedades sean
identificados y que los servicios operacionales que investigan los delitos de
blanqueo tengan acceso a este tipo de información. A medida que avanzan los
trabajos de el Grupo, hemos confirmado la importancia de la aplicación del
principio de transparencia de la propiedad de todas las sociedades, en la
medida en que no solamente las sociedades "pantalla", sino prácticamente
cualquier entidad jurídica es susceptible de ser empleada en los dispositivos
de blanqueo de capitales". Evidentemente, es completamente ilusorio pensar
que la lucha contra el blanqueo pueda conducir a tratar seriamente la
cuestión del secreto en los negocios, que tantas empresas y tantos políticos
consideran inherente a la libertad de empresa.
"Secar" el dinero blanqueado se ha vuelto un juego de niños para los
especialistas financieros. La mundialización financiera ha multiplicado las
posibilidades de colocación o de inversión de estos capitales que ya están
"limpios", tanto en el país de origen como en otro lugar. Se sabe que los
capitales ilegales tienen predilección por ciertas grandes actividades de
servicio, en particular el comercio al por mayor y al por menor (hoy en día
en las grandes superficies), así como el turismo, el ocio y el sector
inmobiliario. Pero la "asociación con los profesionales de las finanzas" de
la que hemos hablado antes, en particular los corredores y las sociedades
bursátiles, hace suponer que es en el interior de la esfera financiera, en el
marco, por ejemplo, de los grandes fondos de inversión (los Mutual Funds),
donde una fracción de los productos del tráfico de droga son invertidos. Por
supuesto, se puede decir lo mismo de cualquier masa de capital que quiera
conservarse en forma de dinero y ser invertido quedando en el interior de la
esfera financiera en el plano de los mercados mundializados. Pero es
precisamente la misma "respetabilidad" que el dinero negro ha adquirido
gracias al lavado y al secado.
[i] Lo que se dice de esta actividad criminal, es igualmente pertinente para
otras actividades ilícitas (de naturaleza criminal, económica o política)
que exijan el blanqueo de dinero.
[ii] F. Chesnais, La mondialisation du capital, Syros, collection
Alternatives économiques, París, 1994.
[iii] Aunque se beneficie, a petición del G7, del apoyo técnico del
secretariado de la OCDE, el GAFI reune a paises que no pertenecen a la OCDE.
[iv] F. Chesnais, "Graves secousses dans le système financier mondial", Le
Monde Diplomatique, mayo de 1995.
[v] H. Bourguinat, Finance Internationale, Presses Universitaires de France,
París, 1992
[vi] O. Bertrand y T. Noyelle, Ressources humaines et stratégies des
entreprises: changement technique dans les banques et les assurances, OCDE,
París, 1988.
[vii] H. Bourguinat, La spéculation internationale comme trouble-fête, Revue
d?Economie Financière,1994 (número especial conmemorativo del acuerdo de
Bretton Woods).
[viii] R. Reich, L?économie mondialisée, Dunod, París, 1993.
[ix] F. Chesnais, La mondialisation du capital, Syros, Collection
Alternatives Economiques, París, 1994; J. Mitchie y Greive Smith
(coordinadores), Managing the global economy, Oxford University Press,
Oxford, 1995.
[x] M. Schiray, Les filières stupéfiants; trois niveaux, cinq logiques: les
stratégies de survie et le monde des criminalités, dans Futuribles, n.185,
marzo de 1994
[xi] Observatorio geopolítico de las drogas, La drogue, le nouveau desordre
mondial, Hachette (collection Pluriel, Interventions), París, 1995.
[xii] Cf. nota 9
[xiii] B.More y F. Richel, Le marché des drogues, Editions de l'Aube, la
Tour d'Aigues, Vaucluse, 1994.
[xiv] GAFI, La lutte contre le blanchissement des capitaux, La Documentation
Française, París, 1990.
[xv] Ibidem, p.97
[xvi] En EE.UU se ha hecho obligatorio declarar todos los ingresos de dinero
en efectivo superiores a 10000 dólares (procedimiento del Currency
Transaction Receipt), pero sería necesario poder controlar más de 7 millones
de declaraciones. Debido a ello, en 1989 un senador demócrata introdujo una
proposición de ley, rechazada en comisión, para desmonetizar el dólar y
sustituirlo por billetes con códigos de barras (sobre la legislación
americaan, y los fallos del sistema financiero, ver R.E. Powis, The money
launderers, Probus Publishing Co., Chicago, 1992).
[xvii] Entre los bancos cuya sede o filiales han sufrido denuncias, se
encuentra el First Bank of Boston (servicio central de transacciones en
divisas), el Chase Manhattan Bank, el Irving Trust, el Bank of America, así
como la firma Hutton, una importante sociedad de corretaje de Wall Street.
Los empleados diretamente implicados han sido condenados penalmente, pero
los bancos sólo han recibido multas, mínimas en comparación con las sumas
que han ayudado a blanquear.
En el caso del BCCI, fue necesaria una bancarrota fraudulenta para que este
banco, del cual, sin embargo, varios altos dirigentes habían sido detenidos
y juzgados por blanqueo en 1988, para que se abriera una investigación que
terminó con la liquidación judicial en 1991 (ver Le Monde del 30 de julio de
1991 y de los días siguientes). Las protecciones de alto rango de las que
disfrutaba el BCCI en EE.UU y en el Reino Unido han sido el tema de varias
investigaciones apasionantes. Ver N. Kochan y B. Whittington, Bankrupt: the
BCCI Fraud, Victor Gollancz, Londres, 1991; también J. Beaty y S.C. Gwynne,
The Outlaw Bank: a wild ride into the Secret Worldof BCCI, Random House,
Nueva York, 1993.
[xviii] J. Blum y A. Block, Le blanchiment d?argent aux Antilles: Bahamas,
Saint Maarten et îles Caïman, A. Labrousse y A. Wallon, La planète des
drogues: organisations criminelles, guerres et blanchiment, Le Seuil, París,
1994.
[xix] GAFI, op. cit.
* François Chesnais, Profesor de economía de la Universidad Paris-XIII
Miembro del Consejo científico de ATTAC
https://www.alainet.org/es/articulo/104774
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