En América Latina, cerca de medio millón de niñas/os son actualmente portadores del VIH-SIDA. Ellos/as son, en su mayoría, hijos/as de madres previamente portadoras del virus. En esta realidad, hablar de perspectivas para la atención al SIDA infantil en un futuro próximo supone una serie de acciones relacionadas, de inicio, con el manejo de la información sobre las características del virus. Resulta obvia la necesidad de mejorar la información que debemos proporcionar a las mujeres portadoras del VIH, lo que en primera instancia les permitiría cambiar y mejorar sus actitudes hacia hijos o hijas seropositivos. Pero la información también es un elemento básico a la hora de abordar la socialización del niño o niña infectado. Este es uno de los problemas cruciales, en tanto nos enfrentamos al hecho de que, una vez hecha pública su seropositividad, se producen de inmediato el rechazo y la discriminación. El objetivo principal, lograr la adecuada inserción de los niños o niñas seropositivos en su entorno social, estaría en dependencia directa con el conocimiento de la enfermedad no solo por parte de los afectados, sino por toda la comunidad. Se trata entonces de afrontar el reto de informar a los niños y niñas sobre las características de la pandemia y enseñar a insertarse a portadores o enfermos en un entorno social que a su vez sea capaz de asimilarlos sin discriminación. A estos fines nos pueden ser útiles las experiencias que poseemos de otras enfermedades crónicas graves. Así podremos solucionar progresivamente las demandas, generalmente encubiertas, que realizan los niños y niñas sobre su situación. Esta responsabilidad ha de ser compartida y coordinada entre padres y/o tutores, profesionales de la salud y educadores. * Este documento es parte de La cara Socio-económica del Sida Serie Aportes para el Debate No. 5.