Desafíos de la Autonomía
01/02/1998
- Opinión
(Fragmento de las resoluciones del III Simposio Internacional sobre la
Autonomía de la Costa Atlántica de Nicaragua)
La autonomía emerge como principio constitucional en 1987. Surge como una
alternativa para lograr la paz y fortalecer la unidad nacional dentro de la
diversidad. Es el resultado de amplias luchas de todos los sectores de la
Costa Atlántica, que pugnaron desde diversas formas (desde la beligerancia
cívica y política, hasta la lucha armada) por las conquistas de sus
reivindicaciones históricas. Debido a las condiciones prevalecientes en ese
período, la Constitución sólo enunció un conjunto de principios básicos,
ampliados posteriormente en el Estatuto de Autonomía y más recientemente en
las Reformas Constitucionales de 1995.
La autonomía es además un modelo de desarrollo económico y social para las
regiones de la Costa Caribe, una alternativa democratizadora y participativa
que fortalece las posibilidades de desarrollo nacional con progreso social.
La experiencia autonómica en la Costa Atlántica ha significado la conquista
de logros notables, particularmente ha contribuido a la paz, la tolerancia y
a la unidad de sus habitantes. La autonomía se representa una experiencia
novedosa en América Latina por su trascendencia en materia del ejercicio de
derechos históricos de los Pueblos Indígenas y Comunidades Etnicas.
Aunque los principios generales están adecuadamente recogidos en el texto
constitucional y en la Ley de Autonomía, una parte importante de ellos se
encuentra sin forma concreta de ejecución, a falta de una legislación
particular, reglamentos, programas y acciones de gobierno o simplemente de
financiamiento para su realización. En otros casos, la legislación vigente y
la misma práctica de distintas instancias del Estado contradice estos
principios, lo que dificulta y obstaculiza el desenvolvimiento y desarrollo
de la autonomía.
Son numerosos los problemas que acosan a las regiones de la Costa Caribe:
desempleo masivo, explotación irracional de los recursos naturales, pobreza
extrema de gran parte de las comunidades, incremento del tráfico y consumo de
drogas e inseguridad ciudadana, para mencionar los principales. Los costeños
y las costeñas hemos tenido expectativas en la gestión de los Consejos
Regionales Autónomos y los órganos de gobierno regionales, pero hay una
creciente inconformidad con los resultados obtenidos hasta ahora. Los
Consejos Regionales y una parte de los concejales han perdido
representatividad y vínculo con las comunidades; su respuesta a las
necesidades locales es deficiente y se perciben tímidos y poco eficaces en su
relación con el gobierno central y otras instancias del Estado.
Por otro lado, los Consejos y Coordinadores Regionales han tenido muy poca
capacidad en el último año de garantizar la asignación de suficientes
recursos para inversión de infraestructura económica y social en la Costa
Atlántica.
La crisis de representatividad por la que atraviesan las actuales autoridades
y los partidos políticos, puede buscar una salida a través de las elecciones
regionales que se realizarán este año, pero las nuevas autoridades electas
enfrentarán también los mismos problemas y similares limitaciones, a menos
que la autonomía cobre un nuevo impulso.
La falta de legalización de las tierras indígenas y comunidades étnicas, les
impide a las comunidades obtener los réditos de su propiedad y mejorar sus
condiciones de vida. Este problema también afecta el desarrollo de un sano
proceso inversionista en la costa Atlántica que sea efectivamente beneficioso
para los costeños y las costeñas y para el país. La falta de delimitación y
titulación de las tierras comunales es además fuente de distintos problemas y
conflictos entre particulares y comunidades, entre las mismas comunidades, y
entre estas y el Estado.
El manejo actual de los recursos naturales no ofrece verdaderas garantías de
aprovechamiento racional menos aún de su contribución al desarrollo integral
de las comunidades. Este es un problema cada vez más acuciante, si
entendemos a la autonomía no solamente como un proyecto político electoral
sino como una expresión genuinamente democrática, vía del fortalecimiento de
la unidad nacional y una alternativa de desarrollo económico y social para la
Costa Atlántica en particular y para el país en general.
* Este documento es parte de "Autonomías Indígenas - Diversidad de Culturas,
Igualdad de Derechos". Serie Aportes para el Debate No. 6.
https://www.alainet.org/es/articulo/104905