Una nueva diplomacia para la región

La visita de Bush a México

23/02/2001
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México fue el país elegido por el nuevo inquilino de la Casa Blanca, George W. Bush, para su primera visita al extranjero que se realizó el viernes 16 de febrero, en el rancho del presidente mexicano Vicente Fox, en Guanajuato, donde los mandatarios hablaron sobre todo de negocios, mientras aviones estadunidenses e ingleses bombardeaban a Irak. Todo parece indicar que la coincidencia en el tiempo de esta nueva agresión unilateral a Bagdad con la visita a México fue debidamente estudiada, para que de entrada de juego al escenario internacional el nuevo mandatario dejé en claro que es ahora él quien se encuentra al comando del mundo y que su país cuenta utilizar la fuerza militar que sea y cuando le convenga a sus intereses, por encima de cualquier ley internacional. Así, en el plano doméstico se terminaría por pasar la página de su cuestionada elección -en cuya campaña, por lo demás, mostró un desconocimiento supino en materia de asuntos exteriores-. Con la escogencia de México para su entrada a la arena internacional, por su parte, el mandatario estadunidense ha querido marcar el giro que aspira imprimir en las relaciones de su país hacia Latinoamérica y el Caribe. El siglo XXI será el "siglo de las Américas", señaló Bush la víspera de la visita, precisando: "Debemos trabajar con nuestros vecinos para construir un hemisferio occidental de libertad y prosperidad, ligado por ideas compartidas y libre comercio desde el Ártico al Cabo de Hornos". Para esta reorientación de la diplomacia estadunidense, México aparece como una palanca clave tanto para impulsar y, aun, acelerar los plazos para la suscripción del Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA), como para habilitar su concreción a lo largo y ancho de la región (construcción de infraestructura, desactivación de resistencias sociales, etc.), que al momento tiene como primer componente al "Plan Puebla-Panamá". El gobierno mexicano, por su parte, parece plenamente dispuesto a jugarse por esta alianza, como lo demuestra el tono del comunicado emitido por la cancillería sobre el bombardeo a Irak en el cual expone un tácito respaldo a la acción de fuerza, siendo que tradicionalmente ha propugnado una salida pacífica al conflicto. Entre gerentes La reunión, explicó el presidente Fox concluida la cita, no fue para llegar a acuerdos ni para tomar decisiones sino que permitió llegar a "conclusiones y definiciones de líneas estratégicas" sobre los asuntos más sensibles de la relación bilateral. Acotando que el "estilo muy gerencial" que primó durante las conversaciones permitirá que lo hablado se traduzca en hechos concretos. Para México la prioridad en las relaciones bilaterales recae en el tema migratorio, mientras para Estados Unidos, en el acceso al petróleo y recursos energéticos de su vecino. Con relación a lo primero, los mandatarios acordaron trabajar en torno a una "política migratoria integral" cuyo primer paso será la conformación de un grupo negociador de alto nivel que elaborará un programa de largo plazo. Por lo pronto, Bush se comprometió a nominar un funcionario especial para garantizar el respeto de los derechos humanos en la frontera y frenar la acción de los traficantes de trabajadores indocumentados. El presidente estadunidense, por su parte, destacó la necesidad de contar con una política energética común para los tres países que integran del Tratado de Libre Comercio de Norte América (más conocido como NAFTA, por sus siglas en inglés), que también incluye a Canadá, anticipando que sobre este tema se mantendrá "un diálogo permanente". En tal sentido, se hará una consulta al gobierno canadiense para revisar el NAFTA, a fin de promover el desarrollo económico en la región. Otro de los temas abordados fue el del narcotráfico. Los gobernantes propusieron "reducir la demanda de drogas y eliminar a las organizaciones criminales". Al respecto, el presidente Bush reconoció que: "el motivo principal por el cual se envían drogas a través de México a Estados Unidos es porque los ciudadanos estadunidenses usan droga, y nuestro país tiene que trabajar mejor para educar a nuestros ciudadanos acerca del mal de la droga". En suma, como anota el rotativo La Jornada en su entrega del 17 de febrero, la reunión entre el presidente Fox y su colega, "no fue un coloquio entre iguales para discutir líneas estratégicas comunes, pues sobre la reunión calificada de informal y operativa flotó la muy oscura y formal amenaza del poderío militar listo para ser usado contra el más fiel de los aliados y servidores (como Saddam Hussein) si los mismos ya no sirven ni cumplen con lo que se les pide".
https://www.alainet.org/es/articulo/105087?language=en

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