Género, medio ambiente y sustentabilidad
Declaración de Santiago
23/04/2001
- Opinión
Nosotras mujeres rurales e indígenas, representantes de 32 organizaciones de 13
países de América Latina y el Caribe, reunidas en Santiago de Chile, del 2 al 4
de abril del 2001, por convocatoria de la Comisión de Mujeres de la Coordinadora
Latinoamericana de Organizaciones del Campo -CLOC- y de la Asociación Nacional
de Mujeres Rurales e Indígenas de Chile -ANAMURI-, consientes de la importancia
de afirmar nuestros derechos individuales y colectivos, en el contexto de la
regionalización y de la globalización, y de dejar sentados nuestros criterios
para la creación de un modelo sustentable, respetuoso del medio ambiente y con
enfoque de género
Declaramos Que:
1. El modelo neoliberal globalizado, no es la solución para erradicar la brecha
de género que afecta a las mujeres rurales de la región, pues éste no solamente
acrecienta la polarización socio-económica entre ricos y pobres, sino que coloca
a nuestros países en mayor desventaja frente a las grandes potencias mundiales.
2. El mercado tiene que obedecer los límites y los derechos establecidos en los
diversos Instrumentos Internacionales de derechos humanos; el Convenio sobre la
Diversidad Biológica; el Convenio sobre Comercio de Substancias Tóxicas; el
Convenio 169 de la OIT sobre Pueblos Indígenas y Tribales; La Convención para la
Eliminación de todas las Formas de discriminación contra la Mujer, especialmente
su artículo 14, entre otros.
3. Las reglas del comercio y la acción de las transnacionales deben estar
legalmente subordinadas a los tratados internacionales y deben cesar el despojo
de los recursos naturales, la depredación ambiental y la injusticias laborales
infringidas a las mujeres en este marco.
4. Las políticas impulsadas por las instituciones Financieras internacionales y
los acuerdos sobre la liberalización del Comercio en las Américas -ALCA-, que
serán objeto de la Reunión de Ministros a celebrarse en Quebec (Canadá) en abril
del 2001, deben hacerse en el marco de una visión de sustentabilidad y
desarrollo que priorice a los seres humanos y su relación armónica con el medio
ambiente.
5. Las deliberaciones y resultados del ALCA y de la Organización Mundial del
Comercio -OMC-, tienen que considerar en el diseño de sus políticas sobre
agricultura, liberalización de la tierra, recursos naturales, comercio de
plantas transgénicas, propiedad intelectual, y otros, que la brecha histórica
que afecta a las mujeres del campo, tiene que ser reparada a través de la
adopción de políticas justas. En las actuales circunstancias, poner en
concurrencia la pequeña producción y círculos de distribución de las mujeres con
los capitales transnacionales, es injusto y solo conducirá a la eliminación de
la presencia de las mujeres de este sector.
6. Las revisiones Roma + 5 y Río + 10, convocadas por la ONU, deben hacerse con
la participación directa de las organizaciones de mujeres rurales, tanto en las
etapas de evaluación de los logros y obstáculos de la implementación de sus
respectivos planes de acción como en el diseño de los Planes de seguimiento.
7. Los Estados tienen que respetar la diversidad de enfoques de desarrollo,
cosmovisiones y modos de vida, sus políticas deben potenciar el mantenimiento
del campesinado como unidad social, valorar las culturas indígenas,
afroamericanas y rurales y erradicar cualquier criterio discriminatorio sobre lo
rural.
8. Los Estados y la Comunidad internacional deben acordar inmediata urgencia a
la reparación de los daños causados al medio ambiente y el modo de vida rural,
esto no solamente constituye un paliativo a las migraciones sino que previenen
la deserción aguda que afecta a la población rural.
9. Los Estados deben diversificar el otorgamiento de presupuestos para la
investigación sobre agricultura, desarrollar la transferencia de tecnología
orgánica para obtener una producción sin plaguicidas; y capacitar de manera
prioritaria a las mujeres rurales en el uso y manejo de esas tecnologías.
10. En base a los aspectos antes señalado nos proponemos a poner en marcha los
siguientes puntos para incorporar o reforzar en nuestro programa de lucha y
organización:
- Globalizar la lucha del movimiento campesino, de las mujeres, de las
conciencias;
- Continuar luchando por la reforma agraria integral y la soberanía alimentaria,
como ejes centrales para la erradicación del hambre y de la pobreza que afecta a
las mujeres del campo.
- Fortalecer una estrategia conjunta de lucha, negociación y acción, alternativa
al modelo neoliberal, aprovechando para ello estos espacios de encuentros.
Además, ampliar la unidad de mujeres campesinas, indígenas y afrodescendientes y
desarrollar la creatividad de las luchas de las mujeres;
- Ampliar la formación política y educación para las mujeres del campo;
- Rescatar los conocimientos ancestrales, medicina alternativa, culturas,
producción libre de químicos, rescate de las semillas naturales;
- Formar y ampliar las iniciativas productivas y de comercialización impulsadas
por mujeres, impulsar el desarrollo de bancos alternativos, fondos que nos den
autonomía económica, trueque de semillas naturales, que nos permitan parar la
intromisión de transgénicas y subsidiar nuestro propio desarrollo;
- Reforzar los lazos de solidaridad y crear un movimiento social amplio contra
el modelo, integrando a movimientos ecologistas, estudiantiles, gremiales, de
mujeres, de consumidoras/es y todas/os aquellas/os que se solidaricen en esta
lucha.
Santiago, 5 de abril del 2001
https://www.alainet.org/es/articulo/105133
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