Intelectuales por una mundialización humanista
30/07/2001
- Opinión
(En el antiguo territorio de la República de las Misiones Guaraníes, área
histórica donde la utopía tuvo una de sus expresivas concreciones, la red de
estudiosos y estudiantes del pensamiento latinoamericano procedentes
?especialmente- de la franja que va entre la costa central de Chile y la sur
del Brasil, reunidos en Asunción, San Ignacio Guasú y Trinidad en el IV
Encuentro del Corredor de las Ideas del Conosur acuerdan emitir la siguiente
Declaración:)
La región atraviesa actualmente por un acelerado proceso de mundialización
que, además de afectar los aspectos económicos y financieros, se manifiesta
especialmente en el ámbito simbólico. Este proceso es el resultado del
flujo masivo de símbolos a través de las nuevas tecnologías de la
información y la comunicación, que socializan y difunden nuevos paradigmas,
sistemas de pensamiento, valores y modelos de comportamiento. Dicho
fenómeno posee rasgos paradójicos y muchas veces contradictorios.
Observamos la formación de nuevos imaginarios sociales, desprovistos de
referentes históricos, geográficos y temporales, caracterizados por una
fuerte presencia de la cultura de la imagen con elementos artificiosos,
aparenciales, virtuales, frívolos y cargados de efectos especiales. Esta
tendencia homologa toda diferencia, procurando estandarizar nuestra cultura.
Al propio tiempo, de manera sincrónica, reconocemos también que surgen
movimientos de resistencia que buscan recuperar los rasgos identitarios de
nuestro continente, rescatando tradiciones, idiomas, manifestaciones
artísticas, etc., como valiosos aportes a la diversidad de la cultura
universal. Sin embargo, nos preocupa que esta doble tendencia no se
manifieste de modo equitativo, sino más bien con grandes asimetrías. El
predominio de una concepción economicista de la cultura hace que se impongan
los modelos simbólicos, fomentados por las industrias de cultura de masas de
los centros hegemónicos.
Esta situación ha suscitado, desde el ámbito intelectual latinoamericano,
controversias entre los que aprueban y los que cuestionan este modelo
vigente que refleja, también, una flexibilización laboral en el ámbito
académico. Estos cambios demuestran, asimismo, la vigencia en la
mundialización de instituciones intermedias que amplían las posibilidades de
participación en la sociedad civil.
Esta mundialización, en cambio, se encuentra sobredimensionada en cuanto a
su verdadera realidad en la esfera económica (las exportaciones
latinoamericanas retrocedieron del 9% al 4.5% entre 1951 y 2000). Pese a
las prédicas, de las corrientes neoliberales, el producto interno bruto de
los países del sur continúa generándose en el mercado interno y no a partir
de las transacciones internacionales.
Sin embargo, los organismos económicos multinacionales presionan a nuestros
países para implementar medidas favorables a la libre circulación de bienes
y capitales y a la disolución del poder del Estado como articulador de
políticas de desarrollo. En consecuencia, nuestras economías se alienan de
sus fuentes reales de crecimiento para subordinarse al humor especulativo de
los mercados financieros o a la opinión interesada de algunos funcionarios
de las megacompañías transnacionales.
En otras importantes áreas de desarrollo, como la robótica, la telemática y
la biotecnología, consideramos que las innovaciones no se suman a una
dinámica globalizadora. Los últimos avances de la ciencia y la tecnología
tienen una difusión restringida y controlada en cuanto a sus usos sociales.
Así, por citar solo algunos ejemplos, hay una medicina para ricos y otra
para los pobres; se corre serio peligro de generar enormes brechas entre
?info-ricos? e ?info-pobres? o de restringir el acceso a los nuevos
descubrimientos científicos a las minorías que pueden pagarlos.
En vista a estos hechos, los intelectuales sostenemos que esta globalización
posee esencialmente un carácter selectivo, uniformizante y antihumanista,
donde predominan los intereses de unos pocos. En respuesta a ello,
proponemos pensar en un concepto multidimensional de mundialización, lo que
significa incorporar con firmeza las dimensiones humanística, política,
social, cultural y educativa a este proceso de integración mundial y así,
insertarnos de forma constructiva y asertiva en el concierto mundial.
Por estos motivos, consideramos pertinente recomendar:
1- Que gobiernos, instituciones culturales y educativas promuevan proyectos
educativos y culturales que permitan una educación democrática, abierta a la
universalidad y concebida como aprendizaje permanente, instrumento de
desarrollo sustentable para todos, superadora de los prejuicios y
estereotipos sociales y de las antiguas visiones sectarias y xenófobas, que
tienda puentes para la integración reescribiendo una historia común para
?crecer juntos? en nuestro espacio regional, y apuntalar la gestión de una
ética global sobre valores solidarios.
2- El apoyo los esfuerzos de la UNESCO y de los gobiernos para poner en
marcha políticas culturales que preserven la diversidad cultural en un marco
de interacción armónica y mutuamente constructivo con el desarrollo
sustentable, la capacidad critica y las experiencias más elevadas de la
cultura nacional y universal.
3- El cambio de paradigma para el estudio de la naturaleza y la cultura
latinoamericanas buscando nuevas alternativas que atiendan la realidad
local, nacional o regional, a partir de modelos originales o resignificados.
4- La democratización del acceso a las nuevas tecnologías de la información
y la comunicación, que favorezca la circulación de la información y la
formación de los valores culturales y educativos consonantes con la dignidad
humana, el sentido de la paz, la fraternidad y la solidaridad.
En consonancia con estas recomendaciones, nos comprometemos a:
* Avanzar más allá de la cooperación, promoviendo la integración de nuestras
universidades y de sus claustros docentes y estudiantiles. Estamos
decididos a promover la articulación de redes universitarias regionales y la
creación de cursos internacionales y postgrados sobre nuestra realidad, el
pensamiento latinoamericano y las posibilidades de avance de la sociedad
civil, de modo a asumir un protagonismo, en los modos de pensar y realizar
la integración.
* Ofrecer a la sociedad nuevas maneras de pensar y conceptualizar los
fenómenos inspirados en la trayectoria del pensamiento latinoamericano,
intentando desenvolver las relaciones entre las identidades y los procesos
de globalización.
* Brindar nuestras aportaciones a la integración de las instituciones
ciudadanas y las ONGs, que movilizan la sociedad civil e impulsan la
democratización y los derechos humanos, además del desarrollo integral de
nuestros pueblos.
* Reconocer el surgimiento de utopías post capitalistas como las que se
están articulando en el Foro Social Mundial de Porto Alegre, el cual retoma
las múltiples experiencias de los nuevos movimientos civiles alternativos
frente a la globalización y el neoconservadurismo.
Por tanto, proclamamos nuestro anhelo de poner en marcha la nueva utopía
latinoamericana frente a las formulas de articulación regional propuestas
por el neoliberalismo (ALCA y el NAFTA); esto es, promover la integración de
los pueblos suramericanos, sobre la base de tres principios: democracia,
identidad y derechos humanos. Para ello, instamos a todos los intelectuales
del mundo a superar la pasividad o conformidad del medio académico en estos
tiempos posmodernos, a fin de que se comprometan a promover la construcción
de un pensamiento fuerte que sirva para dar nuevas respuestas a los
problemas que nos plantea la mundialización con una actitud critica y
comprometida, convencidos de que otro mundo es posible en este mundo, un
mundo para todo el mundo.
Trinidad (Paraguay), 14 de julio de 2001
https://www.alainet.org/es/articulo/105266