Argentina: Se acabó la fiesta

04/01/2002
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Lo que sembramos es lo que recogeremos. No hay otro camino. La Argentina viene sufriendo, desde hace muchas décadas, el saqueo sin piedad de sus recursos. Es un país potencialmente rico que en estos años ha retrocedido más de 40 años. La última dictadura militar hizo estragos en todos los niveles, no sólo en las violaciones de los derechos humanos, sino en la destrucción del aparato productivo y la especulación financiera, el aumento de la deuda externa. Los argentinos cuando viajaban al exterior en Brasil les llamaban "dame dos", la plata dulce y la improvisación creyendo que la fiesta era interminable y eterna. Las políticas impuestas por el FMI, de privatizaciones, ajustes y capitalización, aplicada durante el gobierno de Menem, fue acompañada de la corrupción, el aumento de la pobreza y la exclusión social, la educación y la salud bajaron de nivel, los jubilados que esperaban una solución a sus problemas tienen que salir a la calle a reclamar sus derechos vulnerados. El cacerolazo, las protestas, los piquetes, el país convulsionado es el resultado de políticas dependientes y sin coraje, de total condicionamiento a la voracidad de los centros financieros y una dirigencia política claudicante, salvo honrosas excepciones. El gobierno que salió corrido por el pueblo de la Unión Cívica Radical y el quiebre de la Alianza, continuó la misma política del gobierno anterior y no supo o no quiso ver la realidad. El pueblo reaccionó, en particular la clase media que nunca se vio amenazada de tal forma. La pregunta es si hay alguna alternativa a la situación actual; porque se dieron cuenta que "se terminó la fiesta" y que tienen la resaca de tanto olvido y la realidad es cruel, que los fondos depositados en los bancos han quedado cautivos en manos del Estado y no saben qué va a pasar, cuánto perderán y si alguna vez los volverán a tener. Todo es una angustia e incertidumbre. Esto se lo advertí en más de una oportunidad al entonces presidente De la Rúa, sin resultado alguno. Le dije que mire la situación del Ecuador, la Argentina es un fiel calco de lo ocurrido en ese país. El cambio de gobierno es mas de lo mismo, sin alternativas. El pueblo no le tiene confianza y de allí su reacción de fin de semana donde las cacerolas se volvieron a hacer oír y desgraciadamente algunos grupos violentos cometieron desmanes graves. Si los pueblos de América latina quieren superar la situación que viven, es unirse y tratar conjuntamente problemas semejantes, como la deuda externa y el no pago de la misma. Hay que recurrir a la Corte Internacional de la Haya para una opinión consultiva sobre la ilegitimidad de la misma y suspender todo tipo de pago, invertir en programas de desarrollo, terminar con el asistencialismo que solo se puede dar a los niños y ancianos. Generar proyectos de trabajo y movilizar a todo el país. La dirigencia política corrupta debe ser inhabilitada por vida para ejercer cualquier cargo público. Las dirigencias sindicales deben presentar su patrimonio personal y saber cómo utilizan el dinero de los trabajadores. Para ello es necesaria una auditoría. En el día de ayer el pueblo reclamó la renuncia de la Corte Suprema de Justicia por corrupta. No es recurriendo a la violencia como se van a solucionar los problemas que vive el país. Es necesario revisar la situación social y los recursos de cada provincia. La constitución de observatorios sociales y de derechos humanos, pueden ser la bases de control para que se cumpla la voluntad popular. Investigar y sancionar a quienes han saqueado el país. Sería necesaria una ley sobre el terrorismo económico que hoy actúa con total impunidad. Durante los hechos de violencia en la Plaza de Mayo y en otros lugares del país, en los momentos mas duros de enfrentamientos con muertes y heridos, víctimas de la fuerte represión policial, la Bolsa de valores aumento un 15%. Hay que revisar los acuerdos regionales como el Mercosur y las exportaciones e importaciones, no es posible que países poderosos subvencionen su producción y nuestros países no tengan medidas de protección a sus productores. Es necesario tratar la relación con el FMI, impedir que impongan sus políticas que llevaron a nuestro pueblo a la grave encrucijada que hoy vive. La reforma del sistema electoral está en crisis, se votan listas sábanas que nadie sabe quienes son, es necesario revisar las designaciones y el pueblo debe tener la posibilidad jurídica de revocar los mandatos de quienes no cumplan. Esto no es ningún programa, simplemente algunas medidas que podrían ayudar a generar otros espacios de libertad y poder superar la grave crisis que hoy vivimos. Creo que el pueblo argentino sabe que se acabó la fiesta y que ahora es necesario reconstruir el país, de eso depende el presente y futuro. La Argentina debe cambiar toda su infraestructura política y social, como potenciar organizadamente el desarrollo del país. Hoy es como una gran cabeza, Buenos Aires, y un gran cuerpo atrofiado el resto del país, que necesita levantarse y desarrollarse, para lograrlo es necesario ejercitarse y trabajar intensamente, es posible. No olvidemos a los estudiantes en París, de ese mayo del 68, cuando proclamaban "Seamos realistas, pidamos lo imposible". Lo imposible es posible. La Argentina cuenta con muchos recursos humanos y naturales, organizaciones sociales que vienen trabajando en todos los ámbitos del país. Pero es necesario cambiar el eje de la situación y salir del modelo neoliberal con propuestas alternativas y constructivas. El desafío es grande y los dueños del poder no están dispuestos a dejarlo, como los bancos, la mafia financiera que se ha enriquecido a costa del hambre y la pobreza del pueblo y hoy el Estado, no debe y no puede meter la mano en el bolsillo del pueblo; si debe recuperar los recursos de quienes han saqueado el país y para eso necesitan los gobernantes, claridad política, ética y coraje, el pueblo los acompañará si saben por dónde tienen que caminar, pero nadie los seguirá si saben que a un paso está el precipicio.
https://www.alainet.org/es/articulo/105527
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