Manifiesto a la Nación: Por una Alternativa Argentina
15/01/2002
- Opinión
La crisis que vive nuestro país está devorando las instituciones
republicanas, hoy en manos de una dirigencia suicida y prebendaria.
Esta crisis evidencia, como nunca antes, que el modelo económico impuesto a
la Argentina en los ´90 está exclusivamente al servicio de los poderosos y
los especuladores y en contra de un pueblo que ha dado infinitas pruebas de
ser manso y trabajador.
El cuadro social que muestra hoy la Argentina es tan absurdo como ofensivo.
Con 37 millones de habitantes, y en uno de los territorios más ricos de la
Tierra, tenemos un 40% de la población (14 millones de personas) en estado
de pobreza. Y millones de compatriotas están sumidos ya en condiciones de
indigencia, lo que es inadmisible para un país tan rico y una sociedad
trabajadora y solidaria como ha sido siempre la Argentina.
El cuadro político de corrupción y remate del patrimonio colectivo al que
hemos asistido en por lo menos los últimos 25 años es igualmente
inadmisible. Y también lo es la economía de genuflexión, entrega de
recursos y servilismo en beneficio de un puñado de organismos
internacionales dictatoriales y de unas cuantas corporaciones y grandes
bancos que han venido imponiendo políticas terroristas.
Quizá el gran error que hemos cometido los argentinos consistió en dejar
que grupos sectoriales mezquinos e inmorales, en el campo político y
económico, monopolizaran algo tan serio e importante como la Política y la
conducción del Estado. Por mantenernos fuera de esas suciedades, por
seguir siendo decentes y trabajadores, la inmensa mayoría de los argentinos
no nos involucramos como hubiéramos podido y, quizá, debido. Así los
argentinos vimos, como si hubiésemos sido mudos testigos de lo que les
pasaba "a otros", cómo las dirigencias que manejaron nuestro país en las
últimas décadas nos vaciaron casi todo: la educación, la salud, las
industrias, la banca nacional, los ferrocarriles, el petróleo, el manejo
nacional de granos y de carnes, la industria petroquímica, la electricidad,
el gas, las aguas corrientes y los servicios sanitarios, los teléfonos y
las telecomunicaciones, el correo postal, las flotas marítima y fluvial, la
red caminera, las líneas aéreas, los puertos y los aeropuertos, la
investigación científica y técnica, la bromatología y seguramente más,
mucho más. Nos dejaron sin trabajo y destruyeron la producción y el
crédito sano, corrompieron todas las formas de organización y llevaron a
nuestro pueblo al desánimo y al enfermizo deseo de irse del país.
Quizá todo esto, con los matices que cada uno podría sumar, se debió a
nuestra poca participación. O a una que estuvo, seguramente, por debajo de
nuestras posibilidades. Y si bien hubo organizaciones sociales de
desocupados, piqueteros y productores agrarios que lo advirtieron antes, no
fue sino entre octubre y diciembre de 2001 que algo empezó a cambiar
verdaderamente en la Argentina, cuando millones de ciudadanos y ciudadanas
comenzaron a darse cuenta del robo, de la estafa, del engaño contumaz. Y
así, pluralmente, todos empezamos a dejar de aceptar sin resistencia,
empezamos a resistirnos a la disolución nacional.
La ciudadanía hoy necesita recuperar la esperanza y la confianza en sí
misma, y por eso reclama, de múltiples maneras, que una nueva dirigencia se
haga cargo del país. El principio constitucional de que "el pueblo
argentino no delibera ni gobierna sino a través de sus representantes" ha
sido profundamente cuestionado y es necesario atender a esta realidad. La
ciudadanía necesita volver a confiar en sus representantes y para ello es
indispensable un cambio profundo, revolucionario dentro de la Constitución.
Es indispensable revisar y reformular, con serenidad y cordura, todo el
sistema de representatividades vigente en la Argentina, así como es urgente
restablecer cuáles deben ser los principios rectores y las políticas de
Estado que consoliden a la Nación Argentina y la contengan bajo el imperio
de la Constitución y la Ley, puestas éstas al servicio exclusivo del
bienestar de la ciudadanía.
Basados en las anteriores premisas y en la seguridad de que como parte del
pueblo argentino podemos ofrecer algunas respuestas, los abajo firmantes,
ciudadanas y ciudadanos preocupados por nuestro futuro común, con modestia
pero con firmeza manifestamos a la Nación:
1. Hay alternativas. Cambiar es urgente y también es posible
- Porque luego del fracaso reiterado de las dirigencias argentinas no
tiene sentido seguir esperando soluciones por parte de los mismos que nos
llevaron al desastre, que siempre se reciclan y renuevan promesas que jamás
cumplen.
- Porque la crisis arrasó con la credibilidad de las dirigencias que nos
llevaron a este abismo. Sin dudas hubo y hay excepciones personales, pero
nos referimos a TODAS las dirigencias como estructuras corporativas:
políticas, partidarias, económicas, empresariales, sindicales,
profesionales, religiosas inclusive y por supuesto las militares.
- Porque ya estamos viendo que el nuevo Presidente Eduardo Duhalde y
quienes lo rodean son más de lo mismo. Por sus historias personales y sus
trayectorias políticas, pertenecen a la misma dirigencia que los argentinos
repudiamos. Y ya se ve cómo claudican desdiciéndose de investigar la fuga
de capitales, restringiendo la llamada "pesificación uno a uno" en
beneficio de los bancos y cediendo a las presiones de banqueros y grandes
grupos.
- Porque lo sucedido en la Argentina no es una catástrofe natural, como
quieren hacer parecer, sino que tiene delincuentes responsables que deben
ser procesados. Para lo cual exigimos que el Poder Ejecutivo conforme
cuanto antes una Comisión de Investigaciones de la Corrupción, como fue la
CONADEP respecto de los crímenes de la dictadura.
- Porque es indispensable que otros argentinos, no contaminados por las
prácticas que todos condenamos, comencemos a asumir un papel activo en la
vida nacional. Nos referimos a un papel activo conjunto porque es
indispensable y urgente que los argentinos honrados (que somos la inmensa
mayoría) comencemos a hacernos cargo del país. Porque ahora sí estamos
asistiendo a la disolución del Estado Argentino.
- Porque entendemos que sí existen soluciones a todos y cada uno de los
problemas de la Argentina actual, pero pasan por fuera de las estructuras y
organizaciones existentes. No tiene sentido seguir esperando nada de
ninguno de los miembros del sistema político partidario actual. Ni
siquiera de los mejor intencionados, quienes finalmente, por más críticos
que sean, forman parte del sistema y siempre acaban adaptándose. Y tampoco
cabe esperar nada del gobierno y su funcionariado y burocracia
comprobadamente corruptos.
- Porque igualmente fuerte es nuestro convencimiento de que para lograr
esas soluciones lo que hace falta - ante todo - es probidad, decisión
política, desprendimiento y pasión, dentro de un absoluto rechazo a toda
forma de violencia y en firme apego a la Constitución y a la Ley, que
alguna vez tendrá que imperar definitivamente en la Argentina y quizá nos
toque a nosotros hacer esa docencia.
- Porque es hora de ofrecerle una perspectiva diferente a nuestro pueblo,
hora de crear formas verdaderamente nuevas de participación y de
conducción. Tenemos un pueblo que está movilizado, y no solamente en
Buenos Aires, y que viene ejerciendo una democracia directa cada vez más
notable. Pero esto es tan valioso como peligroso. Se trata de acompañar
ese proceso como co-protagonistas y no como testigos, y de ayudar a que no
se desbarranque hacia el fascismo que en la Argentina siempre se apodera de
las gestas populares, ni sea presa de las provocaciones de la siempre ciega
ultraizquierda.
- Por todo lo anterior, y porque es hora de proponerle a la Nación un
proyecto de país verdaderamente diferente, nosotros queremos ofrecer por lo
menos los principios básicos de una Propuesta Alternativa seria, profunda,
democrática, solidaria, patriótica y revolucionaria.
2. ¿Qué hacer?
La Argentina toda está confundida, y lo está precisamente porque no hay una
propuesta alternativa. No la hay. Existen planes económicos y sociales
que pueden ser compartibles. Pero no están dados los lineamientos básicos
para una propuesta política amplia y no partidista que modele una Argentina
moderna, solidaria, democrática y satisfactoria para todos sus habitantes.
Queremos ofrecer una alternativa seria y clara, sensata, rigurosa, sin
intereses personales ni vanidades, y que sea posible y que podamos
compartir la inmensa mayoría de los argentinos. Una propuesta creíble
para la sociedad y que sea abarcativa y capaz de ocuparse de áreas
específicas que a todos nos importan, en lo moral, lo solidario, lo
técnico.
Por eso quienes firmamos este Manifiesto declaramos desde el inicio que
no tenemos ambiciones políticas personales. Por eso este Manifiesto no
es una convocatoria a formar un nuevo partido político. Con el tiempo
se verá, si viene al caso y si hay voluntades y acuerdos y necesidad, si
esta Propuesta Alternativa desemboca en alguna forma de participación
electoral. No la descartamos ni la alentamos. Pero estamos ciertos de que
ahora eso no importa, no es lo urgente. Lo urgente es que por una vez
la sociedad escuche y lea una propuesta que no esté al servicio de nadie,
ni individuo ni grupo. Y que provenga de gente confiable y seria.
Nos parece que ésto es lo que está pidiendo y esperando muchísima gente en
todo el país.
Por eso tampoco nos proponemos formar una asociación civil. Ni un centro
de estudios. Lo que proponemos es simplemente esto: que las personas
honradas de la casa nos sentemos a discutir cómo hacemos para que las
termitas no acaben de destruirla. Luego veremos cómo nos organizamos
para erradicarlas, si dedidimos erradicarlas organizadamente y entre todos.
Luego veremos si necesitamos convocar a otros habitantes de la casa para su
acción o su paciencia, si requerimos la ayuda de vecinos o la asistencia de
técnicos, si nos vamos a otros vecindarios, deprimidos, si compramos veneno
o simplemente contemplamos, atónitos, cómo acaba la demolición. Más
adelante se verá si tiene sentido y corresponde impulsar acciones políticas
y cuáles y cómo y cuándo y con quiénes. O se verá que hemos cumplido
nuestra modesta misión y cada uno de nosotros volverá a su casa, su vida y
su trabajo cotidianos.
3. ¿Alternativa de qué?
De todo lo que envileció la vida política nacional; de las formas
asquerosas que nos producen náuseas, pero, más grave aún, nos echaron a
perder el país. En estos días hemos asistido a su representación más
grotesca. Y ahora, resuelta la crisis sólo en apariencia y precariamente,
la República pasa del mamarracho populista de "El Adolfo" al
conservadurismo populista de Duhalde, y uno podrá ser más ordenado que el
otro pero bien sabemos que esto no soluciona nada.
La declinación reiterada de los peronistas ante los lobbies nacionales y
extranjeros, con la mansa colaboración de radicales y frepasistas que
también arriaron todas sus banderas, constituye un nuevo contubernio
repudiable. La corrupción podrá ser apenas más disimulada, pero con las
seguridades que le han dado a la Corte Suprema y con la revancha militar
que seguramente van a perfeccionar, los argentinos sabemos que éstos no van
a cambiar el país. Al contrario, en pocos días ya están cambiando lo que
prometieron, ya están relativizando todo mientras reorganizan prebendas y
enjuagues, y practican la genuflexión ante sus patrones de siempre:
banqueros y lobbistas. Apoyados en los grandes medios de comunicación
afines y en un sistema televisivo oportunista y frívolo, pondrán el mayor
esfuerzo en quebrar la resistencia de la gente, con mentiras y corrupción
primero, y acaso con palos y represión después.
Sabemos que nada va a cambiar, o cambiará sólo cosméticamente. Que todo
este sistema lo más que podrá hacer es gatopardismo mejor o peor envasado.
Cualquiera puede darse cuenta de que con estas dirigencias sólo tendremos
más de lo mismo. No van a cambiar las estructuras. Y nosotros queremos
contribuir a cambiarlas, y aún con el mundo complejo que casi no nos mira o
nos mira con reproche o con estupor, tenemos ahora la oportunidad pero
sobre todo la responsabilidad de hacerlo. Porque somos gente respetada en
nuestros respectivos medios. Porque algunos, incluso, gozamos de respeto
en todo el país y aun fuera de la Argentina. Somos escuchados y no somos
irresponsables. Y somos decentes. Y hay muchos como nosotros. Se trata
de juntarnos para sentar las bases de la refundación de la Argentina.
4. Nuestras ideas básicas.
Frente a una crisis del tamaño de la nuestra nada se puede hacer de la
noche a la mañana. Y además ninguna medida, por sí sola, significará el
necesario giro de 180 grados que exige la actual situación. Pero si se
toman algunas medidas fundamentales, relativamente sencillas y veloces (y
baratas, que no es poco para el presente que vivimos) podremos apreciar
enseguida algunos cambios. Y si esos cambios se ven, enseguida alentarán y
provocarán otros. Y así se apuntalará la convicción de que es posible
cambiar y ver resultados con celeridad, que es lo que la sociedad está
clamando. La esperanza y la confianza se construyen desde ahí: desde la
apreciación de actitudes que promueven cambios, desde los signos y las
evidencias.
Podemos hacer muchas más cosas y mucho más notables que lo que se piensa a
primera vista. Es claro que hace falta decisión política, voluntad sincera
de cambio, fortaleza moral y control público, pero todo es parte de lo
mismo. El cambio nace en las orientaciones y se potencia en el mismo
proceso. El cambio no es una tortilla que se voltea en el aire; es la
voluntad de cambio primero, y luego la adopción de las medidas que
modifican rumbos y varían las tendencias. Hay que reflexionar mucho e
insistir por este camino, para convencer a la sociedad de que los cambios
son posibles. Necesarios y urgentes pero sobre todo posibles.
He aquí lo mínimo y urgente que los argentinos podríamos hacer:
• Suspensión real del pago de la deuda externa pública, mientras se
la analiza y se discrimina la deuda legítima de la ilegítima. La primera
será honrada y se negociará una quita de capital así como la modificación
de las tasas de interés usurarias. Hay que suspender todo pago por seis
meses (no como el gobierno de Duhalde, que ya está haciendo envíos) y
preparar un programa de pagos realmente serio y posible, de cumplimiento
efectivo. Si por una vez la Argentina se muestra seria y decidida,
nuestros acreedores van a aceptar la propuesta.
Respecto del así llamado "Corralito" bancario, exigir que los Bancos
cumplan con su obligación. Partiendo del principio elemental
universalmente aceptado de que los Bancos tienen el dinero del público y
deben devolverlo cuando el público lo quiera, no se puede aceptar ninguna
otra argumentación. Si los Bancos, nacionales o extranjeros, dicen que no
tienen dinero para responder, pues que lo traigan de donde lo tienen, en
sus casas centrales. Ellos ganaron fortunas en los últimos años a costa
del pueblo argentino, y ahora es inaceptable el chantaje que nos hacen al
decir que si devuelven el dinero "puede quebrar el sistema". Y hay que
exigirle al gobierno que no proteja a las entidades bancarias ni ceda a la
acción de los lobbies.
• La salud, la educación y la previsión social son asuntos de
responsabilidad estatal básica. Se trata de implementar políticas
activas que sustituyan la teoría del "derrame" que está a la moda y según
la cual cuando la economía ha satisfecho a los que más tienen, después le
toca a los que menos tienen. Esto no se ha producido ni se producirá. Por
eso hay que reorganizar el fuerte papel del Estado en áreas clave y acabar
con que los ajustes siempre se aplican a la educación, la salud y la
previsión social.
• Entre otras, deberían ser Políticas Educativas del Estado:
reorganizar y garantizar la educación pública gratuita en todos los
niveles, normando y asegurando también el funcionamiento de la educación
privada - laica o confesional - como un sistema complementario y autónomo,
pero sin asistencia económica por parte del Estado.
• Asimismo, y como políticas educativas en particular: garantizar la
reimpresión y lectura del libro "Nunca más" en todas las escuelas primarias
y secundarias del país; el estudio de la materia "Ética Profesional" o
equivalente en todas las carreras universitarias que se cursen en el país;
y la actualización del estudio de la Historia Argentina llegando hasta
nuestros días.
• Entre otras, deberían ser Políticas de Salud del Estado:
garantizar el servicio sanitario de toda la población, cualquiera sea su
origen y nacionalidad y cualquiera sea el lugar en que se encuentre.
Organizar un Sistema Nacional de Salud, en cuya elaboración deben
participar todos los sectores afines a la medicina, la industria
farmacéutica y la asistencia social.
• Entre otras, deberían ser Políticas Previsionales del Estado:
reorganizar desde el Estado el sistema de reparto previsional, recuperando
la recaudación del sistema hoy en manos de las AFJP. Se trata de
reestatizar el sistema jubilatorio, garantizando la complementariedad de
todos los sistemas privados, que deben ser voluntarios y no contar con
asistencia alguna por parte del Estado.
• Recuperación del manejo de todos los recursos naturales como
función exclusiva del Estado. Se trata en primer lugar de re-censar todos
los bienes públicos nacionales, provinciales y municipales, muebles e
inmuebles, de uso o de servicio, territoriales y edilicios, acuáticos y del
subsuelo, los que deben ser inventariados y sometidos a un régimen legal
especial de preservación y gestión eficaz.
• Crear un sistema bancario nacional. Con eje en el Banco Central
como director de la política monetaria y contralor de las exportaciones e
importaciones, se trata de potenciar el papel del Banco de la Nación
Argentina, de crear un nuevo Banco Hipotecario del Estado Argentino y de
apoyar todas las formas de reorganización de la banca de capitales
argentinos, con énfasis y estímulos especiales para los bancos cooperativos
existentes y por fundarse.
• Impulsar como prioritaria Política de Estado la reorganización y
fortalecimiento del Sistema Cooperativo que fue el que dio grandeza a
la Argentina, hizo docencia con sus principios de democracia y solidaridad,
es una importantísima fuente de empleos y seguramente puede ser el motor
del restablecimiento de la confianza de los ciudadanos en sus
instituciones.
• Lanzar un Plan de Salvataje de Emergencia de las Pymes, con fuerte
impulso a la generación de empleos y con miras a la exportación,
garantizándoles la supervivencia mediante créditos blandos pero sobre todo
mediante la coordinación de una política de empleos y una política
exportadora que relancen la Producción Nacional.
• Lanzar un Plan de Desarrollo para pequeños propietarios agrícolas:
organizar un plan de ayuda y producción a todas las unidades agrarias de
menos de 400 hectáreas, garantizándole a nuestros productores un sistema de
precios sostén y subsidiando la actividad agropecuaria como lo hacen los
Estados Unidos y Europa, con el doble objetivo de estimular su producción y
favorecer su arraigo.
• Lanzar un Programa de Reorganización de Empresas del Estado en
áreas estratégicas: evaluar, recuperar y eventualmente refundar organismos
como la Junta Nacional de Granos, la Junta Nacional de Carnes, el INTA
(Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria), el INTI (Instituto
Nacional de Tecnología Industrial), Vialidad Nacional y un Organismo
Estatal de Fomento al Comercio Exterior. Habría que estudiar también la
creación de un nuevo organismo petrolero estatal, tanto para la
investigación y planeación como para la producción, explotación y
exportación de petróleo y gas, y organismo que debe tener todas las
ventajas que es lógico que tenga un organismo estatal de este tipo. En
todos estos casos, las estructuras deben ser técnicas y no políticas,
pequeñas y eficientes, situadas en el interior del país y no en la Capital
Federal, autárquicas y controladas por comisiones de control ciudadano.
• Replantear y modificar de raíz el Sistema Impositivo Argentino,
garantizando eficaces mecanismos de control y asegurando la equidad fiscal,
para lo cual debe establecerse el principio de que han de pagar más quienes
más tienen y más ganan. Toda actividad especulativa debe causar impuestos,
los que deben ser proporcionalmente mayores que los que se aplican a la
actividad productiva.
• Para los casos de las empresas de servicios públicos privatizadas,
habrá que entablar con ellas procesos serios de negociación de los
contratos vigentes, renovación o cancelación de los vencidos,
restablecimiento de los aportes patronales y la aplicación a ellas de un
impuesto único extraordinario que grave proporcionalmente las ganancias
extraordinarias que han tenido desde la privatización.
• Regular la tarifa de los peajes camineros a un precio máximo de 50
centavos, dado que las rutas fueron construidas con los tributos de
nuestros padres y por lo tanto somos "socios" de las empresas que hoy las
reparan y administran, y no clientes victimizados del sistema.
• El Sistema Aduanero Nacional debe ser reorganizado,
desburocratizado, despolitizado y modernizado con toda urgencia, dotándolo
de firmes y múltiples sistemas de control por parte de la ciudadanía.
• Respecto del Mercado Financiero Argentino, proponemos mantener las
garantías de libertad de mercado pero estableciendo un sistema de impuestos
a las transacciones de capital especulativo. Se deben dar fuertes y largas
facilidades impositivas a las radicaciones de capital proyectadas para no
menos de 10 años. Quienes inviertan en la Argentina deben tener
garantizada la exención total y absoluta de todo tipo de impuestos
(nacionales, provinciales o municipales) durante los primeros tres años de
establecimiento en territorio nacional. Pero pasados los cuales no se debe
permitir ningún tipo de régimen especial. Toda radicación industrial en
territorio argentino debe estar sometida a las mismas reglas y
legislaciones que las industrias de capital nacional. Asimismo todo
emprendimiento industrial o de servicios, de origen nacional o extranjero,
debe ser beneficiado con un régimen especial de promoción del empleo según
el cual por cada cinco empleos generados, un sexto operario o empleado que
tomen esos emprendimientos sea pagado por el Estado Argentino durante un
año, a modo de estímulo para la rápida generación de empleos. No deben
legislarse excepciones.
• Establecer un Sistema de Seguro de Desempleo, administrado y
controlado por un órgano de control especialmente creado al efecto, pequeño
y eficiente, que controle la justicia de las dotaciones y su cumplimiento,
pero que no necesariamente maneje los fondos. La propuesta de la CTA y del
FRENAPO debe ser tomada como guía y tenida muy en cuenta porque hasta el
momento es el más serio estudio preexistente al respecto.
• Promover la creación de una nueva y única Central de Trabajadores,
cuyo nombre podría ser Organización de Trabajadores de la Argentina
(OTA). Debería ser de afiliación voluntaria y defender los intereses
de obreros y empleados de todas las actividades, por rama de la producción
o servicios, asegurando un eficaz sistema de recambio dirigencial
periódico, sin reelección y mediante el voto directo de todos los
asalariados, afiliados o no, por nombre y apellido de los candidatos y no
por listas. Proponemos la adopción de un sistema de representación federal
que garantice la equitativa representación de todo el país, y su sede
central podría estar en Córdoba, por su historia industrial y por ser el
centro geográfico del país.
• Recuperar los principios básicos tradicionales de la Política Exterior
Argentina: recolocar a nuestro país en el mundo como nación respetuosa
de la autodeterminación de los pueblos, la no intervención y el no
alineamiento. Debemos recuperar la neutralidad en los conflictos entre
terceros estados, la colaboración máxima para el restablecimiento de la paz
en todos los conflictos, el rechazo de todas las políticas expansionistas,
y la participación activa en los organismos internacionales,
particularmente aquellos que tienen por objetivos el mejoramiento
ambiental, educativo, científico y de salud para los habitantes del
planeta.
• En materia de Política Económica Internacional, se debe garantizar
la participación argentina en todos los procesos de integración que
favorezcan los intereses de nuestro pueblo. Esto significa que la
Argentina debe participar de pactos o acuerdos multilaterales pero
privilegiando siempre los acuerdos de tipo bilateral, así como los
regionales por sobre los extraregionales. De este modo la Argentina podrá
participar activamente en los asuntos internacionales con una efectiva
visión de mundo latinoamericana, en lugar de seguir sometidos al triste
papel de nación periférica de un único centro que ni siquiera nos ayuda o
impulsa, sino que solamente exprime y reprime.
• La Transparencia de todos los actos públicos o de gravitación pública
será una Política de Estado: la democracia debe caracterizarse por la
transparencia, y por lo tanto debe prestarse especial dedicación a la lucha
eficiente y consistente contra la corrupción, para lo cual hacen falta por
lo menos cuatro elementos fundamentales que deben constituir los ejes de
esta política: a) Un marco legal basado en el principio de la desconfianza
y no del idealismo. Un conjunto de leyes que reconozcan y admitan las
contradicciones de la naturaleza humana y sus debilidades, y que dificulten
sobremanera las posibilidades de que lo corruptible en efecto se corrompa;
b) Un Poder Judicial realmente independiente, orgulloso de su independencia
pero controlado por el Poder Legislativo y absolutamente alejado del
Ejecutivo; c) Una opinión pública atenta, vigilante y desconfiada; d) Una
oposición activa y/o sectores sociales activos y entrenados para el control
y la fiscalización.
Para poner en marcha esta Política de Estado, debe comenzarse por convocar
y coordinar a todas las organizaciones y todas las propuestas de
transparencia que circulan en la Argentina, por parte de entidades o
personas, a fin de poner en marcha organismos populares de control en todas
las áreas. Los Contralores y/o Defensores del Pueblo deben ser cargos de
elección popular, renovables anualmente y sin posibilidad de más de una
reelección. Habrá que implementar sistemas de sanciones, pecuniarias y
morales, de cumplimiento efectivo para castigar a los corruptos y sin
posibilidades excarcelatorias. Y debe establecerse el principio
republicano de que aquellos funcionarios que perjudiquen con sus decisiones
y acciones el patrimonio público, deberán responder con sus patrimonios
personales dentro de los cinco años siguientes al ejercicio de su función.
• El Poder Judicial en la Argentina debe ser declarado en comisión y la
Corte Suprema de Justicia reorganizada con cinco miembros, que
proponemos sean elegidos de la siguiente manera: El Poder Ejecutivo elevará
cinco ternas al Congreso, las que deberán ser debatidas por la Asamblea
Legislativa. Ésta a su vez seleccionará diez nombres en audiencias
pùblicas que serán sometidos a un plebiscito popular que, admitiendo el
sistema de tachas, elegirá a los cinco conjueces vitalicios, los cuales
sólo podrán ser removidos mediante juicio político. Similar sistema se
adaptará para la elección de los jueces de cámara y el Congreso estudiará
la reorganización total del Poder Judicial y de la carrera judicial, y su
propuesta final deberá ser aprobada mediante un plebiscito nacional.
• Establecer para la República Argentina el Principio Básico de que
ningún cargo público podrá ser desempeñado por una misma persona por más de
ocho años continuados. Por ninguna persona, en ningún fuero y en
ningún ámbito (nacional, provincial o municipal). Ni por elección ni por
designación. Quienes hayan desempeñado cargos (uno o varios) durante ocho
años no podrán desempeñar otros cargos, sin excepción alguna, por los
siguientes cuatro años continuados en ningún ámbito público. Deberán
volver a la vida privada y sólo podrán reincorporarse a la función pública
luego de esos cuatro años y por otro ocho. El principio de la "No
reelección" debe adquirir rango constitucional. Las "carreras" políticas
vitalicias quedarán acotadas de este sano modo y la Política será, ahora
sí, un auténtico servicio público.
• Se reorganizará el Sistema Electoral, garantizando por lo menos
estos principios: a) el voto uninominal en combinación con el plurinominal;
b) todos los ciudadanos podrán votar aunque no se encuentren en su lugar de
empadronamiento. c) el Estado no pagará a los partidos por los votos que
hayan obtenido. d) el financiamiento de la política será controlado por
organismos especiales que a su vez serán controlados por la Corte Suprema
de Justicia en audiencias públicas.
• El papel de las Fuerzas Armadas debería reformularse con estas
premisas:
a) Descartar toda hipótesis de conflicto con países hermanos de América
Latina y asegurar la no intervención en conflictos internos del continente
americano.
b) Asegurar que sea exclusivamente el Congreso Nacional el que decida
alineamientos de la Argentina, que sólo asistirá a sus aliados mediante
apoyos tecnológicos y logísticos y en ningún caso mediante el envío de
tropas. Esto debería ser un dogma de nuestra democracia futura.
c) Definir la neutralidad argentina como posición filosófica de una Nación
pacífica y pacifista, antibélica y activa en la lucha por la paz, la
solidaridad y la armonía planetarias.
d) Reconvertir a las actuales tres fuerzas armadas orientándolas hacia su
participación en labores sociales comunitarias y, en el plano educativo,
como auxiliares en los planes de erradicación total del analfabetismo e
impulsando el desarrollo educacional de sus cuadros hacia la investigación
científica y técnica. Asimismo, crear la Universidad de las FFAA, con el
desarrollo de carreras originales que les permitan insertarse y trabajar en
las necesidades anteriormente apuntadas, garantizándoles una vigorosa
orientación humanística y filosófica, con acento en materias como Ética e
Instrucción Cívica.
e) Reformular su participación en el desarrollo industrial nacional, a fin
de que recuperen el protagonismo que alguna vez tuvieron y orientando su
capacidad y su esfuerzo hacia formas de desarrollo tecnológico autónomo.
f) Concentrar la acción de las tres fuerzas en la custodia de áreas
estratégicas del Estado Argentino. Reformular la Comisión Nacional de
Energía Atómica (CNEA) como un organismo de investigación y desarrollo,
encargado de la seguridad industrial nuclear y apto para resolver el
problema de los basureros nucleares en nuestro territorio (donde es posible
que ahora mismo ya existan, como se ha denunciado recientemente en Tierra
del Fuego, y la sociedad lo ignore).
g) Reformular el Servicio de Guardacostas en la plataforma marítima
argentina, a fin de combatir la pesca de altura clandestina, proteger la
flota pesquera nacional y salvaguardar el medio ambiente marino. Se trata
de asegurar un moderno servicio de Policía Marítima, por ejemplo en base al
modelo norteamericano de la Coast Guard y provisto de una flota ágil,
moderna y que verdaderamente sea custodia del Mar Argentino y sus riquezas.
h) Reformular la Fuerza Aérea dotándola de la tecnología necesaria a fin de
tener una Policía Aérea capaz de la custodia veloz y efectiva de nuestro
cielo, con pocas, pequeñas y ágiles bases estratégicas distribuidas en el
territorio nacional; y sobre todo capaz de brindar otros servicios
importantes como la dirección, organización y control del espacio aéreo, la
astronomía, la meteorología y la investigación aeroespacial.
i) Reorganizar la Gendarmería Nacional y la Prefectura Naval como
organismos encargados de garantizar la seguridad interior dentro del
territorio nacional, tareas que estarán absolutamente vedadas a las otras
fuerzas armadas. Garantizar además el fortalecimiento del rol de guardias
nacionales de fronteras que deben tener GN y PN, asegurándoles la total
capacidad operativa para esos fines.
j) Redefinir todo lo relativo a lo que hoy se entiende como "inteligencia",
o sea el espionaje. Las fuerzas armadas de una Argentina democrática y
moderna no deben ocuparse de tales tareas, pero sí hay que desarrollar la
propuesta de la ley que creó el Sistema de Inteligencia Nacional, órgano
superior del sistema que estará encargado de producir la inteligencia y la
contrainteligencia necesarias para la defensa y desarrollo de los intereses
nacionales. Esa inteligencia nacional debe abarcar las amenazas, riesgos,
conflictos y situaciones que puedan afectar la seguridad exterior e
interior de la Nación. En este campo las Fuerzas Armadas deben tener su
lugar, pero completamente subordinadas al poder político y sólo para
participar en las decisiones que hagan a la verdadera Defensa Nacional en
caso de crisis y bajo estricto control parlamentario. Las FFAA deben ser
sólo un complemento técnico para las decisiones políticas referentes a la
Defensa Nacional y la Seguridad Interior.
Cabe subrayar que de ninguna manera este ideario debe leerse como un plan
político partidario, sino que son sólo bases para una tarea plural. Los
planes de acción política requieren de grandes debates y acuerdos
consensuados, y sobre todo necesitan de tiempo y serenidad. Todo eso que
siempre nos falta a los argentinos y que las ideas precedentes pretenden
comenzar.
La vieja, antiquísima pregunta "¿qué hacer?" sigue siendo la mejor.
Nosotros pensamos que la respuesta pasa por estimular la disconformidad y
la rebeldía, porque en este momento de la Argentina no hay mejor camino que
la resistencia. Se trata de resistir frente al embrutecimiento, la
corrupción y la mentira. Resistir cuerpo a cuerpo en el campo de las ideas
y de la ética, pero con eficacia. Es tiempo de ponerle inteligencia y
eficacia a la rebeldía. Por la democracia y por la vida, contra el olvido
y la comodidad. Mediante el texto y el plantón, la sentada y el decir que
no. Protestar, reclamar, rebelarnos, seguros de que el futuro de una
nación es siempre algo por hacerse. Que no existe un lugar llamado Futuro,
al que hay que llegar. Y que la cuestión con el futuro, siempre, es saber
construirlo. Hay que hacer para renacer; y no al revés.
5. ¿Juntarnos para qué?
En primer lugar se trata de convocar a gente como nosotros para discutir
nuevas formas de participación activa. Proponemos trabajar en la
elaboración de una alternativa moral, organizada y consistente para la
Argentina. Que está faltando. Y aunque es obvio que tendrá una
perspectiva política por lo que digamos y/o hagamos, reiteramos que no
estamos proponiendo un partido político nuevo. No es eso lo urgente. Lo
urgente es ofrecer una alternativa, una respuesta creíble y seria a la
crisis perenne que venimos padeciendo. Creemos que debemos proponerlo y
hacerlo completamente por fuera del sistema, alejados de todas las
perspectivas presentes, aún las mejor intencionadas. Lejos de cargos
electivos y de organizaciones partidarias por renovadas que sean, fuera de
todo coqueteo con el poder.
Estamos proponiendo juntarnos para eso. Impulsamos reuniones de gente
seria y honesta, que luego se reproduzcan convocando a reuniones similares,
por regiones, áreas, ciudades, pueblos. Convocamos a gente decente y
respetada. Sin dobleces. Paradigmas de honestidad como los hay en toda la
Argentina. No importa si son notables o mediáticos, importa que sean
serios y honestos. Los convocamos para charlar juntos por una vez y ver si
podemos sintetizar y mejorar estas propuestas, tener un programa político
en el más amplio y generoso sentido de la palabra POLITICA, que realmente
sea alternativo, diferente, creíble y serio. Se trata de que la protesta
actual, cada protesta, tenga un marco común. Y para ello es importante
reunirse, para ver en cada lugar qué podemos y queremos hacer juntos.
Hoy la esperanza pasa por todo lo que está desorganizado o que se organiza
en silencio y en procura de pequeñas reivindicaciones. Pasa por clubes de
barrio, sociedades de fomento, organizaciones marginales, piqueteros,
caceroleros en general, modestísimas fundaciones y/o asociaciones de gente
que se reúne para lograr lo inmediato. En la emergencia tremenda que
vivimos, es posible salir adelante realizando pequeñas acciones cuyos
resultados son alcanzables y visibles. Pequeñas tareas como las que llevan
a cabo centenares de miles de argentinos, anónima y tesoneramente. Tareas
humildes, que organizan a las comunidades y les permiten alcanzar modestos
objetivos. Ya se ha visto sobradamente que las Grandes Ideas, los Grandes
Proyectos suelen llenarnos de frustraciones, se ideologizan demasiado y
además ya no son convocantes. En cambio las pequeñas tareas adquieren un
sentido directo e inmediato para la gente. Y pueden ser el marco común que
impida que se diluya el sentido de esta movilización ejemplar que ha
iniciado el pueblo argentino.
6. ¿Quiénes somos?
Quienes firmamos este Manifiesto somos personas libres, independientes y
serias. No pertenecemos a ningún partido ni tenemos compromisos políticos
o económicos. Somos personas que vivimos de nuestro trabajo, que
declaramos no tener deudas y estar al día con nuestros compromisos
fiscales. No tenemos condenas cumplidas ni pendientes, ni estamos
procesados en causas judiciales. El patrimonio de cada uno de nosotros
está fundado en historias de trabajo y puede ser exhibido limpiamente. No
ejercemos cargos electivos nacionales, provinciales ni municipales. No
formamos parte de ninguna estructura de poder político o económico, no
integramos lobbies ni defendemos intereses sectoriales y no somos jubilados
de privilegio.
Evitar la disolución y sentar bases refundacionales: de eso se trata. De
que gente como nosotros y muchísimos más nos hagamos cargo de nuestro
presente y nuestro futuro. Nosotros, que hasta ahora nos mantuvimos a
distancia de las formas tradicionales de la política. Porque las conocimos
y nos hartamos, porque nos equivocamos y sobrevivimos, porque tenemos una
decencia de origen, que nos viene de familia y de educación. Por todo ello
y mucho más, desconfiamos de las formas tradicionales de la política,
odiamos la frivolidad y la corrupción, detestamos a los políticos
"profesionales", anteponemos la inteligencia y la razón al verso y la
retórica vacía. Nosotros, sencillamente, creemos que la verdad tiene
sentido y que la palabra debe ser sostenida. Sabemos que la mentira es
mala y que en política es la primera puerta para la corrupción. Por todos
esos valores, que para nosotros mantienen sentido, hemos venido eligiendo
distintas vías de acción y participación pero en general ninguna nos deja
satisfechos ni nos parece la adecuada.
Ninguno de nosotros, y ninguno de los muchos que nos escriben y proponen, y
piden y esperan que "hagamos algo", ha elegido la neutralidad ni el
desinterés. Todos, de algún modo, trabajamos por nuestro país por fuera de
"la política". Y desde ya que no es poco lo que muchos ciudadanos y
ciudadanas como nosotros hacemos ahora mismo, en nuestro trabajo cotidiano.
Pero con eso no alcanza. Tenemos que hacer más.
Con gente así queremos trabajar para sentar las bases de un país diferente.
Con gente que, como nosotros, no está en el sistema prebendario ni curra a
costa del Estado y de la sociedad. Con gente que, como nosotros, trabaja
con su intelecto y con su industria por un país decente, y como nosotros
paga impuestos y no ambiciona protegerse bajo el presupuesto estatal. Con
gente que, como nosotros, no quiere volver al Estado Monstruo pero tampoco
admite que nos dejen sin Estado. Nosotros queremos un Estado pequeño pero
fuerte, atento y eficiente, y creemos que juntos, todos nosotros, tenemos
la responsabilidad y la oportunidad de reconstruirlo. Sin dejar de ser lo
que somos (francotiradores como nos dicen, o fiscales como también nos
dicen, o como quieran llamarnos) podemos empezar a ser también una
alternativa. Y ésa es la tarea.
Todos somos, en esta hora, desconfiados y eso nos parece bien. Ninguno de
nosotros es ingenuo en materia política y todos tenemos una pasión común
que es evitar la disolución de la patria y sentar las bases para refundar
un nuevo país. Por eso no importa que luego seamos "acusados" de
intelectuales o de elitistas (que son las dos primeras descalificaciones
con las que van a intentar anularnos). Lo que importa es que sepamos
organizar esta alternativa de pensamiento, primero, y luego de acción.
Igualmente, a quienes nos "acusen" de ser muy "idealistas" les
responderemos: ¿Y qué tiene de malo el idealismo? ¿Quién dijo que no son
los ideales los que sostienen las mejores acciones concretas? ¿Desde
cuándo, y quién lo dijo, el realismo es bueno sin idealismo? ¿Qué
evidencias hay de ello?
Solamente desde estas limpiezas y sinceridades es posible ofrecerle cambiar
verdaderos a una sociedad que está harta de ladrones y mentirosos. Sólo de
este modo franco y honesto se puede proponer una nueva vía.
7. Te invitamos a sumarte a esta Alternativa Argentina.
Esperamos que estas reflexiones respondan a tus razonables y prudentes
dudas.
Ahora se trata de ver si, juntos, somos capaces de parir soluciones, ideas
para afrontar lo que nos angustia, organizar esta propuesta que está en el
aire. Démosle la forma adecuada para que no se nos caiga la casa del todo.
Te invitamos a sumarte a este esfuerzo para que hagamos algo más por
nuestro país. Queremos cambiar a la Argentina. Podemos hacerlo, estamos a
tiempo porque las instituciones de la república, bien o mal y muchas veces
más mal que bien, siguen funcionando.
Nosotros estamos de este lado de la Argentina y no del que nos echó a
perder la Patria, su Historia y - acaso - su futuro.
Te invitamos haciendo nuestra la vibrante exhortación de Sarmiento en 1845
en el Facundo:
"¿Acaso porque la empresa es ardua, es por eso absurda? ¿Acaso porque el
mal principio triunfa, se le ha de abandonar resignadamente el terreno?
¿Acaso no estamos vivos los que después de tantos desastres sobrevivimos
aún; o hemos perdido nuestra conciencia de lo justo y del porvenir de la
patria, porque hemos perdido algunas batallas? ¡Qué! ¿se quedan también las
ideas entre los despojos de los combates? No se renuncia porque todas las
brutales e ignorantes tradiciones coloniales hayan podido más, en un
momento de extravío, en el ánimo de masas inexpertas. ¡Las dificultades se
vencen, las contradicciones se acaban a fuerza de contradecirlas!"
Firman: Mempo Giardinelli (Chaco), Héctor Timerman (B.Aires), Angélica
Gorodischer (Rosario), Miguel Pereira (Jujuy), Graciela Falbo (La Plata),
Silvana Buján (Mar del Plata), Rosita Escalada Salvo (Misiones), Olga
Zamboni (Misiones), Graciela D´Lucca Bialet (Córdoba), Julio Rudman
(Mendoza), Horacio de las Carreras (B.Aires).
Resistencia, Chaco, 15 de enero de 2002.
Este MANIFIESTO se puede reproducir, imprimir y distribuir. Para
adhesiones, sugerencias y comentarios: manifiestoarg@hotmail.com
https://www.alainet.org/es/articulo/105682