Ahora viene lo más difícil
02/05/2002
- Opinión
Si bien los dramáticos sucesos de la segunda semana de abril se saldaron
con la vuelta del presidente Hugo Chávez al gobierno y la continuidad
constitucional en Venezuela, numerosos indicios anticipan que se seguirá
viviendo una muy compleja etapa política en ese país sudamericano.
Así lo expresa, David Velásquez, 24, dirigente juvenil nacional del partido
comunista, militante de los círculos bolivarianos y miembro del
Subdirectorio, instancia intermedia del Comando Político de la Revolución.
Dicha estructura agrupa a cinco partidos políticos; a un amplio
conglomerado de fuerzas sociales y a un sector mayoritario de la base y
cuadros intermedios de las fuerzas armadas.
Un espacio abierto... y en disputa
"Muchos de los sectores que promovieron el golpe del 11 de abril,
continúan actuando ahora como si nada hubiera pasado... a pesar el esfuerzo
político gubernamental por relanzar un diálogo nacional amplio y portador
de acuerdos", afirma Velásquez anticipando su inquietud por un proceso
lleno de interrogantes.
Y es necesario recordar -puntualiza- las causas de ese golpe para entender
la magnitud de los desafíos que nos esperan. "El golpe fue contra una
política, la de la revolución bolivariana, que no acepta los dictados de
Estados Unidos y tampoco sus exigencias en cuanto a política petrolera y
energética. Fue también contra el esfuerzo venezolano de fortalecer la
Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
El intento de voltear a Chávez buscaba también liquidar una política
internacional soberana, que rechaza el Acuerdo de Libre Comercio de América
Latina (ALCA) y que condiciona cualquier adhesión al Acuerdo a un
referéndum popular antes del 2005. Fue un golpe, además, contra el
movimiento social en crecimiento; para doblegar un país anti-neoliberal y
para ahogar nuestro grito enérgico a favor de la integración latinoamericana"
Un reto prioritario inmediato, analiza, es el de fortalecer ese diálogo
nacional que ya está en marcha. Iniciativa que no implica aceptar la
impunidad... Es decir los responsables de los actos golpistas deben ser
juzgados. "Es fundamental, además, poder recuperar en esta etapa a
sectores, grupos, organizaciones que si bien jurídica y políticamente han
sido beneficiados por los cambios que se viven en el país, en los días
trágicos fueron subjetivamente manipulados y se opusieron al gobierno
constitucional",
Según Velásquez, por ejemplo, la Central de Trabajadores de Venezuela (CTV)
que encabezó el paro pro-golpista cuenta con una dirección radicalmente
"antichavista" en tanto muchos de sus sindicatos de base la rechazan y
explican no sentirse representados por la postura de los dirigentes.
Ante esta contradictoria situación, tratamos sin embargo de sacar lecciones
de futuro, sigue reflexionando Velásquez. "Nos damos cuenta de la
necesidad del movimiento social de fortalecer su organización y
articulación con el resto de fuerzas nacionales así como la urgencia de
abrir los contactos con otros movimientos progresistas del mundo entero".
El rol de la prensa
"Además, como tarea esencial, vemos que es importante promover iniciativas
que rompan el bloqueo informativo que padeció Venezuela durante los sucesos
golpistas", explica el joven militante, quien anticipa un proyecto en
estudio de fortalecimiento de medios y redes alternativas.
Existen en el exterior, acusaciones repetidas sobre la eventual falta de
libertad de prensa en Venezuela y el monopolio estatal de los medios de
comunicación. ¿Cuál es su interpretación?
Sólo un 20% del total de los medios de comunicación en Venezuela están a
favor del proceso chavista, contesta el dirigente juvenil. El resto,
pertenece a la oposición. Mucho de ellos lanzaron al mundo imágenes y
artículos completamente falsos durante los sucesos de abril. "Fotos donde
la policía metropolitana -de corte antichavista- reprimía a la movilización
popular de sostén a Chávez, salieron al exterior con leyendas confusas que
hacían pensar que eran los círculos bolivarianos los que reprimían a la
manifestación opositora. Toda una campaña bien montada con apoyo de afuera".
Una de las críticas internacionales más fuertes en torno a la prensa se
relacionan al programa dominical "Aló, Presidente", donde Hugo Chávez
debate durante horas con micrófono abierto con la población. Lo que hay
que saber, analiza Velásquez, es que ese programa se emite por la
televisión nacional TV8 y que si bien en un primer momento se obligaba a
todos los medios a transmitirlo en cadena, ahora no es más el
caso... Algunas radios lo difunden por decisión propia y sin
imposiciones, puntualiza.
Una solidaridad activa
"Mi viaje a Suiza así como el de otros dirigentes sociales venezolanos a
otros países europeos, se inscribe en una nueva lógica. Hemos comprendido
que muchos funcionarios del ministerio de exterior - y de otras
dependencias estatales-, pertenecientes a los partidos o fuerzas
tradicionales boicotean el proceso bolivariano en marcha", señala
Velásquez.
Por eso, el movimiento social debe ganar este espacio internacional que le
pertenece, informar en el exterior, intercambiar, explicar lo que hemos
vivido y lo que estamos tratando de construir, alimentar una nueva
solidaridad activa hacia el proceso venezolano.
Y, adicionalmente, que nos ayuden a disputar espacios que ocupan hoy las
fuerzas de oposición. "Se realiza, por ejemplo, en junio próximo, la
asamblea general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en
Ginebra. Siempre la representación sindical en ese cónclave la tuvo la
Central de Trabajadores de Venezuela. Es fundamental que otras voces, más
representativas y legítimas, puedan también estar presentes y aportar, con
objetividad y compromiso, la otra visión de mi país, la de las mayorías y
del cambio social en marcha. Y para ello contamos con las fuerzas
sindicales helvéticas progresistas y solidarias", concluye Velásquez.
El golpe contra un proyecto de cambio
En los últimos días de abril el presidente Hugo Chávez decidió reemplazar
su vicepresidente Diosdado Cabello, ex-capitán retirado del ejército y
hombre de entera fidelidad durante los sucesos de abril. En su lugar nombró
a José Vicente Rangel, hasta ahora Ministro de defensa, militante de
izquierda de gran reconocimiento en todo América Latina -entre los amigos y
los enemigos- y un *verdadero animal político* según los analistas más
agudos.
Ese cambio es una señal clara de un proceso de reestructuración del
gobierno de cara a readecuarlo a las nuevas exigencias de esta etapa
pos-golpista. Rangel, quien fue también canciller antes de asumir la
Defensa, nunca dejó de ser el puente clave de comunicación entre el
Gobierno y las fuerzas políticas y sociales. Su compromiso militante y la
experiencia de 25 años de diputado -siempre en la oposición y denunciando
el pactismo histórico y atrofiante- lo convierten en personalidad decisiva
de esta etapa detrás del mismo presidente.
En las dos últimas semanas Venezuela ha vivido una verdadera revolución
interna. Entre otras decisiones, Chávez convocó al diálogo nacional;
expresó una extremada prudencia en sus declaraciones -incluso de cara a los
Estados Unidos-; trató con guante blanco a los golpistas -la mayoría por el
momento con una tranquila detención domiciliaria-; visitó por primera vez
la sede de la Conferencia de Obispos Católicos tratando de llegar a una
negociación de mutua no-agresión; nombró a Alí Rodríguez, *el señor
petróleo*, ex-presidente de la OPEP (Organización de Países Exportadores)
al frente de las empresas venezolanas del oro negro cuyo litigio fue una de
las causas explícitas del golpe de abril.
Todo indica el gran esfuerzo gubernamental por reducir al máximo los pretextos
de potencial tensión, de limar asperezas político-sociales-religiosas y
relanzar, así, su proyecto nacional, anunciado en 2001 a través de su histórica
carta "A todos los venezolanos".
La misma aparece como su programa político de gobierno (2001-2007),
pensando que la decenia 2000-2010 será la "década de plata" hacia la
posterior, la "década de oro...Revolución Bolivariana como expresión de
prosperidad....del pueblo".
Ese programa propone cinco objetivos. En lo político, se conceptúa la
revolución bolivariana, como una democracia social de derecho y justicia,
en lugar del pacto político partidista que marcó los tiempos anteriores. En
lo territorial, prima el concepto de descentralización y desconcentración.
En lo internacional, propone el fortalecimiento de la soberanía nacional
y la promoción de un mundo multipolar. En lo económico enfatiza la lucha
contra la inflación; la reactivación y el crecimiento económicos, en el
marco de ampliar y profundizar la democracia económica, con diversas formas
de propiedad e iniciativas autogestionarias en el marco de un sistema de
microfinanzas. En lo social, la instalación de una verdadera justicia y
equidad sobre la base de lo público como concepto determinante. Con un
punto clave: el control social de las intervenciones del Estado.
https://www.alainet.org/es/articulo/105837
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