La palabra mágica

21/05/2002
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Cada momento tiene su palabra mágica. Examinando las páginas de los periódicos, por estos días, tropezaba a cada instante con la palabra proteccionismo. Parece ser la palabra del momento. Primero, el gobierno de los Estados Unidos aprobó un subsidio de 70 mil millones de dólares a la agricultura de aquel país; después, vino la reacción de algunos gobiernos, entre ellos el brasileño, el cual, además, ya se venía indisponiendo con el asunto del acero y antes de eso también, con el enredo de la Embraer (Empresa Brasileña de Aeronáutica) y Canadá; luego enseguida, el FMI, el BM y la OMC, en un tono sombrío, alertan por el riesgo de una nueva ola de proteccionismo. Los países de Europa, a su vez, no se quedan atrás en términos de proteger sus economías en detrimento del liberalismo económico. Se abrió una vez más, la flagrante contradicción del sistema neoliberal, especialmente en la versión defendida con uñas y dientes por el gobierno de Bush. ¿Cómo puede él, al mismo tiempo, proponer el Área de Libre Comercio de las Américas y practicar el proteccionismo? La respuesta es más simple de lo que se pudiera pensar; libre comercio, sí, desde fuera de casa, en el patio de otros; dentro de casa, es preciso proteger nuestra economía! Los intereses de las empresas norteamericanas están por encima de cualquier acuerdo, aunque éste sea defendido por nada menos que el gobierno de los Estados Unidos. Todo eso señala el camino del ALCA. Los productos, tecnología y servicios norteamericanos tendrán libre circulación por los países de todo el continente, mas esta será prácticamente de una sola vía. Los productos del sur encontrarán fuertes barreras para transitar en el reino del norte. O sea, Brasil y sus vecinos serán inundados por las bisuterías y bienes superfluos propios del consumismo del Primer Mundo, pero tendrán enormes dificultades para vender allá afuera su producción. El juego está lanzado, los competidores están en el campo, las reglas son afinadas por los tecnócratas de cada país. En total son 34 jugadores, que, en todo el continente, representan un mercado nada despreciable de 800 millones de personas, con un Producto Interno Bruto de 11 billones de dólares. Desde 1994, en la primera Cumbre de las Américas, realizada en Miami, los acuerdos están siendo negociados. Pero la competencia se revela extremadamente desleal. La disparidad entre los compañeros es tal que es un eufemismo hablar de negociación. ¿Cómo puede el lobo entrar en acuerdo con el cordero? Cualquier competición entre fuerzas tan desiguales tiende, naturalmente, a fortalecer a los más poderosos y debilitar a los pequeños. Entre la más poderosa economía del planeta, los Estados Unidos, y las economías fragilizadas de los países latinoamericanos, es imposible hablar de "libre comercio". Y mucho menos de soberanía nacional! Más que de libertad de actores en el campo, lo que se dibuja en el escenario es una verdadera anexión de los países del sur al bloque del norte. El imperio apunta a expandir su poder económico al continente entero. Extiende sus tentáculos en una política agresiva de neocolonización, mientras que, para el interior de sus fronteras, implementa una política de descarado proteccionismo. El mismo proteccionismo que pretende negar a los otros "compañeros". De ahí la insistencia del Plebiscito: Soberanía sí, ALCA no.
https://www.alainet.org/es/articulo/106085?language=en

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