ALCA: La soberanía no se negocia!

26/05/2002
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El título de arriba es el lema del 8vo. Grito de los Excluidos que las pastorales sociales de la Conferencia Nacional de los Obispos Brasileños promoverán para el próximo 7 de septiembre, conjuntamente con los movimientos sociales. La fecha marcará también la clausura del Plebiscito Nacional del ALCA (Area de Libre Comercio de las Américas), durante la Semana de la Patria. A semejanza del Plebiscito sobre la Deuda Externa, promovido por la CNBB en 2000, este año los brasileños serán convocados a manifestarse a favor o en contra de la entrada de Brasil al ALCA. De las 500 grandes empresas que poseen el 73% del PIB mundial, 85% de ellas están asentadas en Estados Unidos, que cobija solamente al 4% de la población mundial y controla el 22% de las riquezas del planeta. Como decía Bill Clinton, si queremos mantener esta tajada de riqueza, precisamos vender al otro 96% de la población. A pesar de eso, aquel país enfrenta un crónico déficit comercial, que alcanzó la suma de 2,111 billones de dólares entre 1985 y 1999. Así, el ALCA aparece como una tabla, sino de salvación, por lo menos de alivio. Las relaciones comerciales de los EEUU con América Latina todavía son inexpresivas. Según Kjeld Jakobsen (Teoría y Debate 50/2002), secretario de relaciones internacionales de la Central Única de Trabajadores, CUT, en 1990 eran dirigidas a nuestro continente apenas el 3,6% del total de las exportaciones de los EEUU, de los cuales casi la mitad hacia los países que integran el MERCOSUR. Brasil representa apenas el 1% del total del comercio exterior estadounidense. Tal vez la conquista más conocida de la Cumbre de las Américas, declaró Collin Powell, secretario de Estado de EEUU, después de la reunión de Quebec (abril de 2001), sea el lanzamiento de las negociaciones para el ALCA. Nosotros podremos vender mercaderías, tecnología y servicios americanos, sin obstáculos o restricciones, dentro de un mercado único de más de 800 millones de personas, con una renta total superior a los 11 billones de dólares, comprendiendo un área que va del Ártico a Cabo de Hornos (FSP, 22/4/01). ¿Qué gana Brasil con el ALCA? Un buen termómetro para saber cuánto el ALCA podría ser positivo o no para Brasil es el TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte), que desde 1994 reúne a Canadá, Estados Unidos y México. Los dos países vecinos al Tío Sam pasaron a depender de él en más del 80% de sus exportaciones, mientras Brasil posee relaciones comerciales geográficamente diversificadas, lo que le permite un mayor margen de maniobra. Según Jakobsen, en los primeros siete años del TLCAN, 800 mil puestos de trabajo fueron cerrados en los EEUU, porque muchas empresas se trasladaron a México, en busca de mano de obra más barata. Los desempleados absorbidos por el sector de servicios pasaron a ganar salarios 77% inferiores a los que recibían en la industria. En México, el salario medio por hora cayó de 2,10 dólares, en 1994, a 1,90 dólares en 1999. Henry Kissinger opinó que las relaciones México-EU deben servir de modelo para las negociaciones con otros países latinoamericanos. En otras palabras, el ALCA significa la mexicanización de América Latina. Y el fin del MERCOSUR y, por lo tanto, de nuestra integración con los países vecinos. Todo indica que, si se aprueba, el ALCA significará la anexión de América Latina al imperio del Tío Sam. ¿Quién en Brasil ganaría o perdería con el ALCA? En opinión de la CUT, perderían los sectores de máquinas y equipamientos, electroelectrónico, químico, moviliario, papel celulosa, financiero y seguros. Las pequeñas y medianas empresas también saldrían perdiendo, pues las brasileñas exportan solamente un 2% de su producción, mientras que las similares estadounidenses exportan el 50%. Ganarían los sectores de la siderurgia, alcohol, jugos, textiles, calzados y agronegocios, que ya venden a los Estados Unidos. Pero solo tendrían ventaja si las reglas antidumping de los EU fuesen eliminadas, permitiendo así el aumento de nuestras exportaciones. La actual política de flexibilización de las leyes laborales, adoptadas por el gobierno de Fernando Henrique Cardoso, FHC, hacen parte de los acuerdos con el FMI, que condicionó la renovación de sus contratos con Brasil a la adhesión irrestricta de nuestro país al ALCA. Si éste fuera aprobado, el capital especulativo tendrá plena libertad para buscar mayor rentabilidad en cualquier país del continente, aumentando nuestra pobreza, inutilizando nuestra industria y expropiando nuestras riquezas. Al eliminar el control sobre el movimiento del capital extranjero y conceder exenciones tributarias a las inversiones de los que residen en el exterior, Brasil ya viene preparando ese camino de sumisión a los intereses de Washington. ¿Cómo competir con una nación que, en el 2000, alcanzó un PIB de 9,9 billones de dólares? En el mismo año, el de Brasil llegó a 593 mil millones de dólares. Los actuales acuerdos del ALCA prevén la eliminación de las barreras arancelarias, pero nada dicen de la prohibición de crear barreras no arancelarias, que los EU acostumbran adoptar para asegurar su proteccionismo. Prometen también mejorar la protección al medio ambiente, pero no establecen mecanismos para evitar que una empresa responda judicialmente a las normas de defensa del medio ambiente, bajo el pretexto de que hieren sus expectativas de lucro. Así, la creación del ALCA intensificará la mercantilización de la naturaleza, sometiendo los ecosistemas y la biodiversidad a las leyes del mercado y a los intereses de las transnacionales. El ALCA amenaza la soberanía de los países del continente. Si se concreta, las causas jurídicas irían a tribunales internacionales que, como las instituciones multilaterales, estarían sujetos a las presiones de las empresas transnacionales. Basta verificar la actitud que ellas tuvieron, a través de la OMC, al presionar a Brasil y a Africa del Sur a parar la fabricación de medicamentos genéricos, más baratos, incluyendo los destinados al combate del SIDA. Entre vidas humanas y lucros, las transnacionales no tienen duda de qué lado se quedan. Si se aprueba en la 4a. Cumbre de las Américas, prevista para abril del 2003, en Buenos Aires, y pasa a fortalecerse a partir del 2005, el ALCA dará luz verde para instalar industrias sin tomar en cuenta el medio ambiente; industrializar la agricultura, multiplicando el número de familias sin tierra; restringir la actividad sindical, al no reconocer el derecho de organización y de negociación colectiva. Los productos agrícolas de los EEUU entrarán en el mercado latinoamericano en condiciones desleales de competencia; los pueblos indígenas tendrán sus tierras invadidas aún más, y sus riquezas naturales saqueadas; la educación privatizada significaría mayor dificultad de acceso de la mayoría de la población de la población a la escolaridad; los servicios de salud actuarán según la lógica del mercado. Por encima de todo, los intereses de los Estados Unidos Según Samuel Pinheiro Guimarães (Carta Mayor, 6/3/02), se torna impensable defender al ALCA después que el Congreso de los Estados Unidos aprobó el TPA (Trade Promotion Authority - Autorización para la Promoción Comercial), o fast track (o vía rápida), que permite al presidente Bush negociar sin consultar al parlamento, además de impedir modificaciones en la legislación comercial del país; excluir una relación de productos agrícolas de las negociaciones; mantener los subsidios a la agricultura; y considerar la política cambiaria de los países exportadores perjudicial a la economía de los EEUU. El TPA es tan claramente imperialista que el ministro de Agricultura, Pratini de Morales, lo criticó. "Esa es una señal de que los Estados Unidos no están dispuestos a negociar" dijo. "Y, si ellos no quieren abrir el mercado, nosotros no vamos a abril el nuestro". (Folha de Sao Paulo 13/12/01) La Casa Blanca ya dejó bien en claro que, tratándose del ALCA, pretende negociar solamente los temas que interesan a los Estados Unidos. Eso significa que se quedarán por fuera de las negociaciones temas que el gobierno brasileño considera esenciales para que el ALCA sea aceptable para el Brasil, tales como la revisión de la arbitraria legislación antidumping y anti-subsidios norteamericana, que afecta productos brasileños competitivos, como el acero, y la eliminación de los subsidios americanos a la exportación de productos agrícolas. El embajador Samuel Pinheiro Guimarães observa que las normas que regirían al ALCA tendrían que ser compatibles con las de la OMC (Organización Mundial del Comercio), lo que no impide que favorezcan la liberalización general del comercio de bienes y servicios y del movimiento de capitales, sin tratamiento preferencial para las empresas de los países en desarrollo. Por lo tanto, sería todavía más favorables a los intereses de las mega empresas transnacionales en todos los sectores y a los mega inversionistas internacionales, cuyas sedes y centros de decisión se encuentran físicamente, así como sus accionistas, en los Estados Unidos. Es ingenuidad del gobierno brasileño suponer que, en el caso del ALCA, obtendrá de los Estados Unidos más concesiones de lo que el TLCAN consiguió para Canadá o México. Las dificultades para entrar en el mercado estadounidense serán las mismas, así como las desventajas competitivas frente a la ofensiva de los Estados Unidos al implantar en nuestro país empresas de producción de bienes y servicios. Así, el ALCA sepultaría de una vez la posibilidad de que Brasil tenga una política soberana de desarrollo y obtenga superávit comercial. Plebiscito del ALCA Decir No! Al ALCA es impedir que los países del continente pierdan lo poco que les queda de soberanía. Somos actualmente 224 millones de habitantes, de los cuales 90 millones viven bajo la línea de la miseria, o sea con una renta mensual equivalente a menos de US$ 30 dólares. Al transformar a América Latina y el Caribe en una mera hacienda de los Estados Unidos, todos nuestros países quedarán aún más sujetos a la injerencias de la Casa Blanca, reforzando la dependencia económica, política, cultural, tecnológica y hasta monetaria. Organice también un Comité Popular de la Campaña Nacional contra el ALCA en su barrio, lugar de trabajo, sindicato, movimiento social o en su escuela, iglesia o comunidad. Y manténgase en contacto con la Campaña Nacional.
https://www.alainet.org/es/articulo/106101
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