Las bagatelas teóricas del ATPA y de los acuerdos de libre comercio
12/07/2002
- Opinión
La determinación del Congreso norteamericano de aprobar unas preferencias
arancelarias a cuatro de los países andinos (de cero impuesto aduanero para
6.000 productos), casi del mismo corte del que tiene establecido para países
caribeños, ha sido promovida ante la opinión con campanas al vuelo. Se ha
convertido en motivo más de elogio a la generosidad gringa con los países
vinculados a sus programas de erradicación de cultivos y hasta de corona de
laurel de salida para el indigno régimen pastranista recién fenecido.
Los pregoneros de dichas ventajas, otorgadas como naciones más favorecidas,
presentan el modelo "exportador" como bálsamo para la decaída economía
nacional. Esa presentación se hace con los argumentos teóricos sin valor, unas
auténticas bagatelas, con los que movieron la ruinosa "apertura" que acabó con
el empleo, la producción agrícola, buena parte de la industrial y el bienestar
de los colombianos. Aunque se lea como algo diferente, se trata de
exportaciones y no de importaciones, en ambos casos los daños causados al país
se basan en las mismas falsas premisas de los viejos teoremas del comercio
internacional. El de David Ricardo, de la ventaja comparativa en los productos
escogidos, el de la vocación exportadora en los artículos intensivos en el
factor productivo más abundante y el que concluye que por tal camino se
conducirá a los renglones seleccionados hacia la productividad absoluta.
En primer lugar, los países tienen recursos limitados y cuando dedican más
proporciones a exportar los bienes que gozan de beneficios externos, quitan
unidades de capital y trabajo a la producción de bienes y servicios destinados
para el mercado interno, a éstos los deben reemplazar con nuevas importaciones
y con ello, en el mejor de los sucesos, sale lo "comido por lo servido". Pero
hay cosas peores: al concederse las publicitadas ventajas a varios países al
tiempo, en aquellos productos comunes, en muchas ocasiones sometidos a una
cuota máxima de cantidad beneficiada y en situaciones donde la oferta es mayor
que la demanda, se libra entre los distintos "elegidos" una lucha de precios
sin cuartel que se define a favor de quien pague salarios más bajos a su
respectiva fuerza laboral. Con ello se afecta más el ingreso y la demanda
internos y, también, al velar por ser más productivos, produciendo lo máximo y
ocupando lo mínimo necesario, se crea más desempleo, lo contrario a lo
difundido por los pregoneros de oficio del ATPA. Al final de cuentas, los
ganadores serán los consumidores gringos que podrán así obtener ciertas
mercancías a bajo costo. Todo se debe a que el mundo del siglo veintiuno no es
el del siglo dieciocho; otrora los países estaban "especializados" en los
productos donde tenían ventajas, ahora las economías nacionales lograron
cierto desarrollo integral y tienen materias comunes por las cuales deben
"matarse" entre sí para ganar en el mercado y tratar de garantizarse un
sustento.
En el renglón de las confecciones con preferencias, al aprobarse que deben
tener componentes de textiles y materias primas de Estados Unidos o de otro
país del ATPA, se introduce un perfil exportador muy negativo al colocar a las
ventas externas dependiendo de las compras externas. Para que ello no ocurra
debe librarse una terrible competencia. Una muestra es la fábrica de fibras
sintéticas ENKA, actualmente bajo el esquema de la Ley 550, lograría el
supuesto beneficio si llega a ser más barata, como materia prima para la gama
de textiles, entre otras tres peruanas, tres ecuatorianas, una boliviana,
todas las norteamericanas y las cinco colombianas; el éxito dependerá de bajar
el costo laboral en 40%, bien sea menguando el empleo o bien reduciendo el
pago a sus operarios, contando con que este sector ya ha visto crecer las
importaciones hacia Colombia de sus principales productos, entre 1999 y 2001,
en más del 100% por los excedentes de Asia. Lo que se muestra como ilusión
para todos es apenas una realidad para pocos.
De lo contrario, alcanzar, en esas circunstancias, un balance comercial
positivo general es un ejercicio tan difícil como el "perro que quiere cogerse
la cola", mientras más se exporte más insumos foráneos se tiene que comprar. Y
México también. "La nación más favorecida", el paradigma que sacrificó su
producción interna por montar la zona exportadora al sur de Estados Unidos
para gozar del Tratado de Libre Comercio, ve con tristeza cómo, los que ayer
lo ilusionaron con la propuesta, lo abandonan hoy para marcharse a China,
donde hay mano de obra más barata; en seis meses han emigrado 545 empresas,
perdiéndose más de 150.000 puestos de trabajo. No obstante, nada parece
suficiente a los neoliberales que promueven el ATPA como antesala del ALCA,
otro demonio de la misma familia, más siniestro y agresivo, tanto que su
aplicación comienza a exigir disposiciones dictatoriales "neoliberalismo por
las buenas o por las malas"... escribí hace meses, así está pasando, se están
añadiendo a las consabidas estafas teóricas
https://www.alainet.org/es/articulo/106254
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