Argentina: Los opinólogos
11/09/2002
- Opinión
Yo opino, tú opinas, él opina, nosotros opinamos y el que quiere
también. Hay que aprovechar antes que el FMI quiera poner impuestos
y privatizar las opiniones. Por ahora no le pusieron medidor.
Opinan los políticos, los presidentes, los curas y no curas, los
opinólogos mediáticos de los medios de comunicación, masivos y no
masivos que tienen un micrófono o una cámara de TV en mano y lo
dirigen como un arma de guerra, para convencer a otras opiniones.
Los taxistas se han convertido en sicólogos y hacen terapia
ambulante, por la misma tarifa y bajada de bandera, por ahora,
hasta que se aviven y descubran que viajas hacia ningún lado y que
tu interés es la terapia rodante. Los tacheros te "bajan" líneas
políticas y te analizan la situación económica, te dan el estado
del tiempo, frío, calor, lluvia, humedad; te relacionan el tiempo
con la humedad política, si provocará tormentas o tempestades; te
informan sobre las marchas del día, y de las broncas de los
piqueteros, jubilados, estudiantes, ahorristas acorralados en el
corralito maldito. Te dan el diagnóstico y estado de ánimo de la
policía, cuantos palazos, tiros y represión llevan en su haber.
La sabiduría "tachera" termina calmando tus nervios, y si entras un
poco en confianza, condimentan sus opiniones con las puteadas mas
ricas del lenguaje vernáculo, dirigidas a quienes nos gobiernan;
presidente, ministros, Corte Suprema y otras yerbas, del pasado y
del presente.
Cuando bajas del taxi y te despides de tu accidental sicólogo y
conductor tachero, que te llevó a ningún lado; no importa, igual te
sientes realizado o realizada; porque el análisis es el mismo que
el tuyo.
Sólo puedes responder, "estaba en lo cierto. Gracias maestro".
Salvo el condimento que puede variar; a todos no les gusta la misma
salsa. Pero en fin, hay que comprender que nada es perfecto; pero
todo es perfectible, hasta lo más imperfecto, para que siga siendo
imperfecto.
Diversas agencias realizan el gran negocio, con la oferta y la
demanda de los políticos que recurren a ellas, como al "Oráculo de
Delfos", y esperan el pronóstico, sobre quienes van a ganar y
quienes van a perder. La guerra de los opinólogos se desarrolla en
el campo de batalla mediático de papel, radio y televisión y en el
bolsillo lleno de billetes, para que las encuestas los favorezcan
Las "pitonisas" brindan, con rigor cartesiano, los porcentajes,
sobre los candidatos potables para dirigir lo "indirigible". Echan
suerte y recurren a fuentes, seleccionadas en determinados barrios,
y elaboran sus pronósticos en base a esas opiniones de los
encuestados y como buenos cocineros lo condimentan con su propia
salsa.
En la Argentina, pasan muchas cosas buenas y malas, pero estamos
seguro que, lo que nunca va a suceder es el aburrimiento, no hay
tiempo. Los opinólogos no nos dan respiro.
Saltamos al ritmo de la "Opinocumbia" o del "Opinotango 2x4" y nos
movemos al ritmo de los acontecimientos, porque no queda otra cosa.
El ritmo de la opinología es contagioso como la gripe. Está de
moda, como en un tiempo estuvo la colitis; o como las modelos que,
cuando más flacas mejor, aunque sufran de hambre, de anorexia y
tuberculosis.
La carrera y los oráculos continúan, como en aquellos cines
"continuados" que ya no están, pero a los que podías entrar y ver
tres películas seguidas.
Yo opino, tú opinas, él opina, todos opinamos. Hay que mantener la
atención sobre lo que se quiere que sea importante; aunque no tenga
ninguna importancia. Ahí están los llamados "analistas políticos",
que opinan sobre la situación del país, los beneficios y bondades
del candidato de turno y las maldades y errores de los candidatos
que no les pagan el programa.
Ahí pasa un taxi. Tal vez el tachero sea psicólogo y puedas tener
una buena sesión de terapia rodante. No tiene importancia el camino
que tome, pero sí descubrir que no te lleve hacia ningún lado; el
destino corre por tu cuenta.
Veamos.- ¡Buen día!- Vamos a.....derecho y después a la izquierda.
La primer pregunta: ¿ Qué tal, cómo va el trabajo?-
Hay que abrir el diálogo; no vaya ser que adivine que subes al taxi
para hacer terapia. Ahí, si te descuidas, te puede aplicar una
tarifa extra.
"Y.... vamos tirando, la calle esta dura,... la gente no tiene un
mango.¡Mire a esos pibes chiquitos pidiendo una moneda para comer!-
Todos los días aumenta la miseria, los pibes se la rebuscan;
tienen que sobrevivir en esta selva de cemento y mierda que los
devora; te quieren limpiar el vidrio del coche; o venden lo que
pueden; otros hacen malabarismo; todo por el mismo precio, una
moneda".
"¡A lo que llegamos con estos hijos de puta que saquearon el país!.
Y hablan y hablan y hablan...., nos están "enroscando la víbora",
para hacernos creer que ellos tienen la justa, y seguimos cada vez
"pior". Menos mal que el pueblo reaccionó; no es idiota y ya no les
creen lo que dicen. Todos los días están "meta" y "meta", por
radio, TV, los periódicos y revistas, te bombardean para lavarte el
cerebro".
Usted, que va en el asiento de atrás, escucha devotamente a su
psicólogo- tachero. Vaya arrimando algunas preguntas."-¿Qué opina
de los opinólogos?"
El tachero lo va a mirar por el espejo retrovisor, lo va a examinar
detenidamente. No se sienta molesto, es parte de la terapia. Le
está sacando una radiografía de su estado de ánimo, de sus
pensamientos, de sus sentimientos, permanezca tranquilo o
tranquila, en actitud serena, como en meditación.
"-Mire.- Yo estoy doce horas arriba del taxi para llevar algo de
comer a mi familia, menos no puedo hacer. Pero desde aquí observo
lo que pasa en la calle y en el país. Veo y miro,....no es lo mismo
ver que mirar, hay diferencias, como hay diferencias entre hablar y
pensar. Esos que usted llama opi... ¿Cómo les dice
?......Opinólogos, aquellos que opinan de todo, como si supieran de
todo".
"-Vea... hay que pensar y tener conciencia crítica, esa que nace
del sentido común, no dejarse dominar por esa raza de lenguaraces.
Nos han engañado tanto que hoy estamos, "perdidos como perros en
cancha de bochas". Hay que pensar por uno mismo y necesitamos
pensar todos juntos, no a través de los lenguaraces, que hablan más
rápido de lo que piensan".
"- Gracias don,.. me bajo en la próxima esquina, fue un gusto
conversar con usted, maestro".
Hasta la próxima sesión y a sonreírle a la vida, a pesar de los
opinólogos.
https://www.alainet.org/es/articulo/106376
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