Otra Argentina es posible
01/10/2002
- Opinión
"Es como si la vara de un trombón me tuviera del cuello
sacudiéndome perdido en esta síncopa que amenaza con nunca
terminar." Mala Racha de Carlos Patiño
Cuando nos enteramos que el ministro de Economía -Roberto Lavagna-, el
presidente del Banco Central –Aldo Pignanelli-, el secretario de Finanzas –
Guillermo Nielsen- y el vice jefe de Gabinete –Eduardo Amadeo- se encuentran
en Washington reunidos con el secretario del Tesoro de EE.UU. -Paul O'Neill- y
los directivos del Fondo Monetario Internacional -Horst Koehler y Anne
Krueger- solamente podemos pensar en mayores males para nuestra destruida
economía.
Los de acá, como de costumbre de espaldas al pueblo, analizan una salida a la
crisis de la Argentina con acuerdos para que en el corto plazo se agudice la
dependencia, buscando la forma de dar cumplimiento a los compromisos
impagables por parte de nuestra Nación. Hace solo unos meses atrás fue el
Consejo de Notables Extranjeros los que debían diseñar un nuevo sistema
financiero, monetario y fiscal, ya que contarían con el aval de los organismos
internacionales de crédito de los cuales habían formado parte, lo que se
convirtió, por suerte en una bomba de humo distractiva. De ésta forma el
confundido, falto de moral y cerebro, gobierno de coalición argentino, tendría
más tiempo libre para seguir diseñando sus políticas de represión y asesinatos
a desocupados y pobres, en lugar de hacer los esfuerzos necesarios para
consensuar con todos los actores sociales un plan económico de emergencia que
por lo menos detenga la caída libre de la Patria.
La realidad que atraviesa nuestro país ha llamado la atención hasta del Premio
Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, quien no se cansa de manifestar a quienes
le quieran escuchar que seguir con las recomendaciones del Fondo Monetario
Internacional y del Banco Mundial lo único que hará es profundizar los
problemas existentes. Queda claro que no estamos mencionando a un
izquierdista, sino a quien fuera asesor económico del ex presidente
norteamericano Clinton y jefe de economistas hasta llegar a vicepresidente del
Banco Mundial.
Obviamente que fronteras adentro para nada se tienen en cuenta las opiniones
de economistas argentinos, que no están comprometidos con el establishment y
que no han sido cómplices de los genuflexos gobiernos argentinos, como por
ejemplo los miembros del Plan Fénix, Claudio Katz, Jorge Beinstein, Claudio
Lozano, Eduardo Basualdo, Julio Gambina, etc.; todos ellos estudiosos de la
economía nacional, profesores universitarios y con un compromiso innegable con
los intereses nacionales. Las propuestas de los candidatos a presidente del
Justicialismo, del ARI y de la derecha vernácula son simples maquillajes para
mantener políticas capitalistas-liberales, mientras desde los partidos de
izquierda la ausencia de ideas claras y contundentes nos llenan de dudas sobre
sus intenciones de pretender llegar a conformar el tan necesario frente
opositor.
Muchos conocemos, por formación profesional o por ilustrados en temas
económicos y políticos, que la salida económica de Argentina necesita de
medidas de choque distributivo que quiebren por completo la espiral de la
recesión y la dependencia económica, no permitiendo la desaparición total del
ya quebrado aparato productivo nacional, que ha llevado a la pobreza a más de
la mitad de la población, con niveles de indigencia jamás vistos y que tienen
como víctimas a los niños y ancianos fundamentalmente.
¿Qué debería hacer la Argentina para salir de la crisis?
Diseñar un modelo económico que desde lo nacional y popular garantice el
crecimiento y progreso de todos, con medidas mínimas como éstas:
DEUDA EXTERNA, FINANZAS Y MOVIMIENTOS DE CAPITALES
– Control efectivo de toda salida de divisas y capitales al exterior.
– Moratoria de la deuda externa pública a veinticinco años de plazo,
previa investigación parlamentaria de su origen y pagos efectuados, con
denuncia de las irregularidades ante la Corte Internacional de Justicia
de La Haya. Con todo se deberá considerar los valores de mercado
internacionales al momento de su pago de corresponder.
– Establecer en una suma equivalente al 15% de las exportaciones los
fondos para atender los compromisos con el exterior, fijando un aumento
de progresivo en función del incremento de las mismas.
– Aplicar sobre la deuda externa la tasa libor vigente en el período que
se devenguen intereses.
– Obligar a los bancos públicos y privados a la devolución de los
depósitos confiscados y reprogramados en la misma moneda en que fueron
colocados. Realizar una exhaustiva investigación de las transferencias
de fondos al exterior desde enero del año 2001.
IMPOSITIVAS E INGRESOS FISCALES
– Control de la evasión impositiva y aduanera, con aplicación de fuertes
sanciones a quienes no cumplan sus obligaciones fiscales, que contemplen
penas de efectiva prisión y medidas expropiatorias sobre fondos y bienes
a través de expeditivos juicios.
– Fuerte presión impositiva a las tierras improductivas en manos de
particulares y disponer la inmediata explotación a las tierras fiscales
de todo el territorio argentino.
– Aumento de la presión impositiva sobre los sectores de alta rentabilidad
y disminución de los que gravan el consumo.
SALARIOS Y TRABAJO
– Incremento salarial hasta recuperar el poder adquisitivo de los salarios
en un año de plazo.
– Reducción de la jornada laboral y un efectivo límite en las jornadas
extraordinarias para permitir un incremento en la demanda de trabajo.
– Seguro de desempleo con trabajo efectivo en obras públicas y en
servicios comunitarios que cubra las necesidades básicas del grupo
familiar.
– Llamado inmediato a convenciones colectivas de trabajo y renovación
total de las dirigencias gremiales y sindicales.
– Recuperación del sistema nacional de jubilaciones y pensiones como
sistema obligatorio y dejando el privado únicamente como optativo por
sobre el solidario de reparto.
– Convertir en cooperativas de trabajo bajo control obrero y fiscalización
estatal a todas las empresas que se presenten en quiebra o sean
abandonadas por sus dueños, a efectos de preservar las fuentes de
trabajo.
COMERCIO EXTERIOR
– Control estatal del comercio exterior y la banca.
– Incentivos a las exportaciones de productos manufacturados y aumento de
las retenciones sobre las de productos primarios.
– Restricción a las importaciones de bienes suntuarios, aumentando los
gravámenes sobre bienes no destinados al consumo masivo y la producción,
eliminando todo arancel sobre bienes de capital que se incorporen a los
procesos productivos.
– Apoyo financiero, tecnológico y del servicio exterior diplomático a las
unidades económicas para acompañar el desarrollo de las actividades de
exportación de bienes y servicios.
– Cerrar toda posibilidad que nuestro país se convierta en un miembro del
ALCA.
– Fortalecer la integración con los países miembros del Mercosur y
propiciar la ampliación de sus miembros entre los países de toda la
América latina.
OBRAS, EMPRESAS Y ACTIVIDAD PÚBLICA
– Plan de obras públicas en infraestructura, vivienda, sanidad y
educación.
– Inmediata puesta en funcionamiento de los ramales ferroviarios
abandonados.
– Nacionalización de todas las empresas privatizadas de servicios públicos
y recursos naturales.
– Disponer la prohibición para ocupar cargos públicos en la administración
pública nacional a todos los funcionarios que desempeñaron funciones
políticas desde el año 1976.
– Aumentar los presupuestos de los organismos públicos de tecnología
industrial y agropecuaria.
– Poner a la Universidad Pública al servicio del Estado y del desarrollo
de nuevas tecnologías, producción de medicamentos, biotecnología vegetal
y animal, diseño de la obra pública, administración pública, organismos
de control, etc.
Para lograr algunos de los puntos antes enunciados será imprescindible:
– Aumento de la recaudación tributaria de impuestos y derechos aduaneros
mediante una efectiva fiscalización de los mismos. Realizando a tal fin
convenios con las universidades públicas.
– Emisión monetaria inmediata hasta la reactivación económica, parte de la
cual se recuperará en reservas a través de mayor recaudación impositiva
dado el aumento del consumo interno y del comercio exterior.
– Prohibir hasta lograr la reactivación económica y un máximo del 5% en el
desempleo, la compra de moneda extranjera para la especulación
financiera. La venta de monedas foráneas se realizará exclusivamente a
través de la banca nacional pública y con rígido control de la autoridad
monetaria.
– Modificación de las normativas y carta orgánica del Banco Central
adecuándolas a las necesidades del nuevo sistema bancario y financiero,
prestando especial atención que estén en directa relación con las
políticas económicas del gobierno, para cuyo caso hay que eliminar su
autonomía.
– Dotar a las instituciones bancarias nacionales y provinciales de todas
las herramientas necesarias para su desarrollo y competitividad frente a
las privadas nacionales y extranjeras.
– Establecer por leyes nacionales y provinciales el aprovisionamiento y
compras de bienes producidos en el mercado nacional (compre nacional) en
todos los estamentos de la administración pública del país.
Todos sabemos que con las medidas -económicas, financieras, sociales y de
trabajo- como las antes señaladas están la salida y solución a nuestros
problemas porque es sencillamente hacer lo que no se ha realizado y así lo
demuestra la realidad actual. Es posible con ellas recuperar las fuentes de
trabajo perdidas y poner nuevamente al país de pie, con el aparato productivo
produciendo a pleno y exportando productos con valor añadido por el trabajo de
obreros, empleados y profesionales argentinos. Éstas alternativas permitirán
que Argentina nuevamente se incorpore al mercado internacional de bienes,
servicios y finanzas a partir de políticas nacionales que hagan posible el
cumplimiento de todos los compromisos asumidos por el estado y los
particulares.
Al abandonar las actuales políticas económicas de neto corte financiero y
especulativo se permitirá la creación de empleo genuino, mejor remunerado y
permanente, devolviendo de esta manera la cultura de la producción, el
trabajo, la formación profesional, o sea, el bienestar de todos. Debemos
realizar nuestros mayores esfuerzos para terminar con las prácticas
asistencialistas, que necesariamente terminan en el aprovechamiento de los
políticos, que con los fondos públicos hacen el manejo de las libertades
personales de opinión y participación ciudadana.
De esta forma conseguiremos la autodeterminación e independencia político-
económica para que nuestros sacrificios sean la base del desarrollo y
crecimiento de los hijos y nietos de éstas tierras, pues la dependencia y el
hambre reinantes no aseguran en lo más mínimo su supervivencia y, además,
pronostica la consabida anulación de nuestra soberanía lograda por nuestros
mayores y entregada en todos estos años por los diferentes gobiernos de turno:
militares, justicialistas y radicales.
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