III Foro Social Mundial: La hora de las estrategias
29/01/2003
- Opinión
La tercera edición del Foro Social impone una parada para hacer balance.
Los éxitos cosechados y el reconocimiento alcanzado ponen al movimiento
ante nuevos desafíos; se abre una gama de estrategias que ponen a prueba
el camino recorrido.
Porto Alegre derrotó a Davos.
Esa puede ser, en apretadísima síntesis, la conclusión más importante de
la tercera edición del Foro Social Mundial. La alegría, el entusiasmo y
la masividad del encuentro de Porto Alegre, al que acudieron cien mil
personas que participaron en mil 700 talleres y decenas de otros eventos,
la capacidad de articular propuestas en los más variados temas, la
amplísima red de alianzas y la expectativa generada, contrastan con la
soledad, el escandaloso derroche de dinero y la escasa imaginación que
sobrevolaron al Foro Económico Mundial reunido en la localidad suiza,
donde cada participante debió abonar 30 mil dólares para tener derecho a
codearse con la elite de los poderosos.
Bastaba ver cómo los treinta mil acampantes en el Campamento de la
Juventud se las arreglaron con la escasez (de agua, de servicios de
recogida de basura, de transporte, de seguridad y, sobre todo, de sombra)
y la improvisación, sin perder el ánimo y manteniendo un clima de
relacionamiento fraterno, para comprender que, efectivamente, otro mundo
está naciendo en las extrañas de éste.
Pero fue la reacción ante un incidente menor, en el estadio cerrado del
Inter, llamado Gigantinho, lo que marca las diferencias. Mientras una
panelista leía su informe, ante diez mil personas sofocadas por el calor,
un robusto moreno la emprendió a golpes contra aparatos que estaban en el
escenario, destruyéndolos con una furia imparable. El hombre portaba un
cartel en el que explicaba que necesitaba un tratamiento médico al que no
tenía acceso; pero su agresividad era incontenible y su tamaño hacía que
entre varios miembros de la seguridad no pudieran frenarlo. Finalmente
lo calmaron, pero no a golpes como es habitual; lo tomaron con fuerza, le
hablaron, le acariciaron la cabeza, lo calmaron. Una mujer se acercó, lo
abrazó, rezó mirándolo a los ojos. La multitud permaneció en silencio,
esperando que volviera la calma. No hubo violencia; la gente no lo
habría permitido.
Brasil, Brasil
Sin embargo, el comienzo del Foro fue caótico. Recién al tercer día se
distribuyeron los programas con todas las conferencias y talleres, lo que
contribuyó a crear confusión y desasosiego entre los desconcertados
participantes. El Comité Internacional, órgano que toma las decisiones y
está integrado por unas ochenta personas que representan Organizaciones
No Gubernamentales (ONGs), grupos de diverso tipo y movimientos sociales,
estuvo enfrascado en un agrio debate sobre cuál será la sede del IV Foro.
La propuesta que obtuvo mayor respaldo fue la hacerlo en India. Se
acordó incluso no atar la realización de los foros, como hasta ahora, a
la fecha del Foro de Davos. Sin embargo, la delegación hindú expresó sus
dudas en cuanto a la capacidad para organizar un evento de esa magnitud.
Pero la causa de que el debate se alargara más de lo previsto, fue el
empeño de algunas delegaciones -en particular la cubana- para que el
evento permaneciera en Porto Alegre. Según todas las versiones, el
debate tuvo momentos de aspereza que dejaron mal sabor entre los miembros
del organismo y retrasaron algunas tareas organizativas.
Pero fue el triunfo de Lula y el gobierno del Partido de los Trabajadores
(PT) el verdadero telón de fondo del Foro y de los temas que dominaron
buena parte de los debates. Lula se presentó, sin corbata, en el
anfiteatro de Por do Sol al atardecer del viernes 24, donde lo esperaba
una inmensa multitud. Estuvo dos veces al borde de las lágrimas. Buena
parte de su notable discurso la dedicó a asegurar que no va a cambiar sus
sueños, que sigue empeñado en hacer la reforma agraria, en reformar la
escuela pública y la salud y que sigue soñando con "una sociedad más
justa, solidaria y fraterna".
Explicó largamente los porqués de su viaje al Foro de Davos. Dijo que es
presidente de la octava potencia industrial mundial, que cuando comenzó
su militancia como dirigente sindical esa actividad estaba reglamentada
por un código de carácter mussoliniano y, sin embargo, en poco tiempo
pudieron darle la vuelta y crear sindicatos clasistas. Fue claro: "Diré
en Davos lo mismo que aquí, que es necesario un nuevo orden económico
mundial". Por otro lado, Lula realizó un análisis certero de la relación
entre ambos foros y dijo que desde que surgió Porto Alegre "Davos ya no
tiene la fuerza que tenía antes" y que ahora se ven obligados a debatir
temas sociales. Finalizó llamando a los asistentes, que no dejaban de
ovacionarlo, a no desistir porque "en tres años construyeron lo más
maravilloso que hizo la sociedad civil mundial" y aseguró que el Foro de
Porto Alegre "va a cambiar la historia de la humanidad".
Lula emergió del Foro como un dirigente creíble, más allá de los
respaldos políticos que suscite. Lula cree en lo que hace y dice lo que
piensa; y eso está en la base de su credibilidad. Otra cosa son los
análisis. El sociólogo Emir Sader, cercano al Movimiento Sin Tierra
(MST), apuntó que Lula reafirmó sus principios, pidió tiempo y se
preguntó, con cierta ironía, si cree que podrá llegar a cambiar el Foro
de Davos como cambió la realidad sindical de Brasil.
Dos días después, en Davos, Lula recibió el aplauso de un público muy
diferente: la elite económica del mundo. "Quiero invitar a todos los que
aquí se encuentran, en esta montaña mágica de Davos, a mirar el mundo con
otros ojos", dijo el presidente de Brasil, quien de alguna manera se
propuso como puente entre ambos foros. Habló como el mandatario del país
más industrializado del Sur y su principal propuesta fue la creación de
un fondo internacional para el combate a la miseria y el hambre en el
Tercer Mundo, constituido por los países del G-7 y estimulado por los
grandes inversores internacionales.
Movimientos e instituciones
El debate sobre las relaciones entre los movimientos sociales y las
instituciones y los Estados, atraviesa en estos momentos al activismo de
todo el mundo. Más cuando en Brasil todos se preguntan qué pasos dará el
principal movimiento social del planeta, los sin tierra, ante el gobierno
petista.
Dirigentes del MST aceptaron que existe una tregua con el gobierno de
Lula, que se extenderá por lo menos durante seis meses. Pero eso no
quiere decir que estén desmovilizados, sino fortaleciendo los aspectos
organizativos y de formación de sus militantes.
En todo caso, el debate ocupó espacios centrales del Foro. Uno de los
más significativos transcurrió en el Gigantinho ante unas ocho mil
personas. Participaron el presidente del PT, José Genoino, la ministra de
Relaciones Exteriores de Canadá, Louise Beaudoin, la comunista chilena
Gladys Marín y el dirigente del partido italiano Refundación Comunista,
Fausto Bertinotti. Por el lado de los movimientos intervino el sin
tierra Gilmar Mauro, la militante de base francesa Layla Dakhli y el
dirigente sindical sudafricano Willy Madisha.
El italiano realizó un prolijo y pormenorizado análisis de la
mundialización en curso, destacó cómo la economía devora la política y
eso conduce a una crisis de la democracia. Dijo que está naciendo un
movimiento asentado en el contrapoder y la autoorganización, lo que
revela un buen conocimiento de las organizaciones de base, ya que buena
parte de los activistas de su partido participan en el grupo Los
Desobedientes, el más potente colectivo social europeo. Finalizó
llamando a no dividir al movimiento, ya que apuntó que su fortaleza nace
de su carácter "unitario y radical", que considera aspectos esenciales
para reconstruir las democracias. La francesa Dakhli replicó llamando la
atención sobre la diversidad, ya que considera que la unidad por sí sola
puede conducir al monolitismo que termina por alejar a los jóvenes de la
acción política y social. Como ejemplo, señaló que uno de cada tres
europeos no acuden a las urnas, en particular los más jóvenes, como
expresión de rechazo al dominio de las elites políticas y la dificultad
para que las diversas expresiones de la sociedad encuentren su reflejo en
la escena oficial. Y puso el dedo en la llaga al señalar que "la
diversidad debería modificar la forma actual de los partidos, no sólo su
contenido" o sea, su discurso.
Pero fue el sudafricano, dirigente de la central sindical Cosatu, quien
analizó la experiencia de convivencia entre los movimientos y un gobierno
progresista y popular como el del Congreso Nacional Africano (CNA).
"Cuando el CNA llegó al gobierno había en mi país fuertes movimientos
sociales contra el apartheid. Pensamos que el futuro sería fácil, ya que
ahora contaríamos con un gobierno amigo. Nos equivocamos", dijo
amargamente. Pero Madisha tuvo la virtud de no poner las culpas fuera,
como es habitual. O sea, no incriminó al gobierno sino que hizo hincapié
en los errores propios.
Destacó que, efectivamente, el CNA pasó de ser un gran partido que
movilizaba millones de personas a convertirse en un partido tradicional
en el que se evaporó el entusiasmo. "Lo esencial de nuestros errores es
que esperábamos que el Estado resolviera los problemas". Además, muchos
movimientos -como el suyo- tuvieron dirigentes en cargos públicos, con lo
que se debilitaron. Recién ahora, luego de un lustro, emergen nuevos
movimientos contra las privatizaciones y vinculados al problema del sida,
como rechazo al conservadurismo gubernamental. Como síntesis, dijo que
fue un error fortalecer el Estado sacrificando a los movimientos y
concluyó apuntando tres grandes problemas: "Cuando la izquierda llega al
gobierno, los movimientos se debilitan y son menos representativos,
nuestros dirigentes suelen ser capaces y el Estado requiere esa capacidad
pero la burocracia estatal divide y margina a los movimientos. Pero lo
peor, es que confiamos demasiado en las relaciones personales con los
estadistas y no creamos formas e instituciones sociales nuevas. Ahora
sabemos que los movimientos no pueden detenerse cuando la izquierda llega
al gobierno, que las relaciones con la izquierda en el poder pueden
empeorar y que no podemos detenernos ni un día".
Estrategias
Susan George, vicepresidenta de ATTAC-Francia, señaló que el primer Foro
se dedicó al análisis de la situación mundial, que el segundo enarboló
alternativas para cambiar el mundo y que el tercero debía abordar las
estrategias para acceder al cambio. Partiendo del repudio común y
generalizado a la guerra, al Alca y a la mundialización neoliberal, los
congregados en Porto Alegre tuvieron sin embargo dificultades a la hora
de acordar esas estrategias.
Ciertamente, como señaló el lingüista Noam Chomsky, escuchado casi
religosametne por más de 20 mil personas en la mayor conferencia del
evento, el martes 27, "estamos en un momento histórico del mundo, en el
que conviven peligros y esperanzas". Entre las primeras, dijo que la más
grave es que por primera vez en la historia "el Estado más poderoso
declaró que quiere dominar el mundo por la fuerza" y que esa doctrina
"nunca antes había sido declarada de esa forma tan soberbia", salvo por
regímenes como el nazi. Hasta ahí llegan, sin embargo, los acuerdos.
Y es que el éxito del Foro Social Mundial es también su prisión. En
primer lugar, porque no puede haber una estrategia, sino múltiples. Hay
quienes creen que el objetivo es empujar para que ganen las elecciones,
en cada país, las fuerzas progresistas y de izquierda; otros apuestan a
ganar fuerza para negociar o conversar con los poderosos agendas y ayudas
de diverso tipo; otros más apuestas a la movilización intensa para crear
una nueva correlación de fuerzas y los hay que se concentran en el
trabajo a escala local y micro para producir pequeños resultados
concretos. Probablemente, todas esas formas de acción -y tantas otras
que resulta imposible abarcar- sean las que, combinadas de mil formas,
estén cambiando algunas cosas de este mundo. Pero lo que resulta
imposible es conjuntarlas en una sola y única estrategia. Ello impulsó
al Comité Internacional a no elaborar un documento único final, para no
coartar la diversidad.
Una segunda serie de problemas radica en qué esperar del Foro. Hay desde
quienes sostienen que debe ser una "usina de ideas" a los que pretenden
mantenerlo como un amplio espacio de coordinación y encuentro, flexible y
no resolutivo, donde los más variados movimientos puedan coincidir,
intercambiar y luego seguir cada uno por su carril. En el otro extremo,
existe la pretensión de dotarlo de mayor organicidad, de una suerte de
estructura más o menos sólida con objetivos más o menos definidos, pero
que necesariamente deberían pasar por alguna forma de negociación o
diálogo con las autoridades nacionales o internacionales.
Una tercera serie de problemas estaría en lo que, siguiendo la
intervención de Susan George, podría calificarse como la cuestión de las
elites. En efecto, en los Foros se dan cita apenas una mínima parte de
los militantes, aquellos que tienen recursos y posibilidades como para
acudir a esas citas. Son las "clases medias" o las elites según George,
las que pueden influir en el curso de estos acontecimientos.
Esta cuestión se convierte en algo realmente serio, y preocupante, sobre
todo para movimientos sociales y sindicales que ven cómo un puñado de
grandes ONGs, sobre todo europeas o "transnacionales", tienen una elevada
presencia en los organismos de decisión. Algunas de ellas tres años
atrás no estuvieron en Porto Alegre sino en Davos, espacio que
abandonaron para ocupar un lugar destacado en el Foro Social Mundial.
Esta presencia no sólo viene creciendo desde la primera edición del Foro,
sino que todo indica que seguirá fortaleciéndose. La realización del
próximo Foro en India hará casi imposible que muchos movimientos de base
puedan acudir. Además, y este dato resulta clave, la tendencia al
diálogo entre ambos foros (el Económico de Davos y el Social), ofrece
renovadas posibilidades a esas "clases medias" sobre representadas en los
megaeventos.
El MST, y la organización Via Campesina que integra, parece ser muy
consciente de estas dificultades y problemas que aquejan al llamado
"movimiento de movimientos". De hecho, los sin tierra casi no acuden al
Comité Internacional y como en cada edición del Foro hacen rancho aparte.
En esta ocasión ese espacio fue el gimnasio Teosurinha, donde realizaron
todo un foro paralelo, en el que sobresalió la disciplina, el orden y la
combatividad. Los campesinos escucharon y vivaron largamente a
representantes de Cuba, a Hebe de Bonafini, a Frei Betto, a delegados
palestinos y de otros pueblos en lucha. El MST es la faceta de lucha y
movilización del Foro: la bandera roja flameando, el puño en alto y los
acordes de la Internacional.
En el cierre del Foro, Chomsky debía hablar del tema "Cómo enfrentar al
Imperio". Fue claro y conciso: "Creando un mundo muy diferente. El MST
es el movimiento más importante del mundo y lo es porque es capaz de
construir la esperanza", y llamó a los presentes a trabajar como lo hace
Vía campesina, la articulación mundial de 74 movimientos rurales de base
de 80 países.
El lingüista no hace mítines, no sabe o no quiere hacer discursos. Habla
pausado, desgrana argumentos. Dijo que lo fundamental hoy es defender la
vida, porque no está claro que la especie humana pueda sobrevivir a la
guerra y la destrucción; dijo que si no conseguimos que los agresores de
Irak paguen un costo político volverán a hacer nuevas guerras y dijo,
sobre todo, que ya no hay margen para guerras largas como la de Vietnam,
porque "los movimientos sociales han jugado un papel civilizador de las
sociedades".
No sólo habló. El domingo 26 pasó el día en el campamento 30 de Mayo,
cerca de Porto Alegre, en la localidad de Charqueadas, donde viven 46
familias del MST. El asentamiento de 850 hectáreas es una "agrovila"
modelo del movimiento. Chomsky, de 74 años, llegó hasta allí luego de 30
horas de vuelo y compartió con otros dos mil sin tierra una jornada
destinada a conseguir que la Unesco declare las semillas como patrimonio
de la humanidad. Conversó con los campesinos, almorzó con ellos y dijo,
como repitió luego en el Gigantinho, que estamos ante un "final de época"
que definió como el fin del capitalismo. Agregó que "hay esperanzas,
pero tenemos un largo y duro camino por delante".
https://www.alainet.org/es/articulo/106867
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