Militares españoles contra la guerra

20/02/2003
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  • Opinión
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La legislación española, como la de otros países de nuestro entorno, limita la libertad de expresión de los militares, sobre todo en lo referente a las decisiones del Gobierno, y mucho más en situaciones como las que actualmente atraviesa nuestro país en relación a la crisis de Irak. Sin embargo, precisamente por la gravedad de la situación prebélica en la que nos encontramos y tras las multitudinarias manifestaciones celebradas en todo el mundo y muy especialmente en España, parece echarse en falta la toma de postura pública de quienes lógicamente estarían llamados a tener un especial protagonismo si los actuales preparativos culminan en un conflicto bélico: los miembros de las Fuerzas Armadas. Si no se han manifestado ha sido, precisamente, por esas limitaciones que pesan sobre la Institución. Es evidente, sin embargo, que sus sentimientos y sus convicciones respecto al empleo de la fuerza para resolver conflictos políticos serán, seguramente, tan intensos o más que los del resto de los ciudadanos. Por ello, los firmantes de este manifiesto, militares en situaciones de reserva o de retiro, sin pretender arrogarse representatividad alguna sobre el resto de los integrantes de las Fuerzas Armadas, pretenden expresar sus puntos de vista a título individual, pero sin duda matizado por su pasado profesional y su convicción democrática, sobre esta grave coyuntura en la que vivimos. En este sentido manifestamos: 1. El concepto de "guerra preventiva" nos parece una perversión que nos retrotrae a los interesados pretextos, tanto territoriales como económicos, raciales, ideológicos o religiosos que se utilizaron para desencadenar todos los terribles conflictos que asolaron a la Humanidad en el pasado, y que la Carta de las Naciones Unidas ha pretendido erradicar. 2. La existencia de dictaduras y regímenes similares es, sin duda, una lacra que oprime a una larga lista de pueblos en estos momentos, como es el caso de Irak, cuyo dictador Sadam Hussein ha asesinado a sus propios conciudadanos con armamento, por cierto, proporcionado por países occidentales cuando era su aliado coyuntural, pero, ya entonces, igualmente dictador. 3. Creemos firmemente que la solución de estas situaciones, amenazantes para los pueblos, no consiste en un ataque armado que sufrirá, sobre todo, ese pueblo oprimido. Además, en el supuesto, siempre incierto, de una guerra rápida, las reacciones de los grupos islámicos radicales, dentro y fuera de Irak, prolongarán el problema y retrasarán su solución mucho más que si se siguen agotando las vías diplomáticas. 4. Participamos del criterio de quienes han manifestado, con datos consistentes, que están por la solución del conflicto a través de la presión política y diplomática, el bloqueo del mercado de armamento, la inspección continuada y, si hiciera falta, incluso por el envío de Cascos Azules para cumplir tareas de paz e intermediación, antes sin duda que por un ataque armado. 5. No creemos que Irak represente un peligro para la soberanía, la independencia o la integridad territorial o el ordenamiento constitucional de España, supuestos que la vigente Constitución señala para que nuestros Ejércitos intervengan, a las órdenes del Gobierno. Si se llegase al conflicto bélico, la intervención española podría crear problemas de conciencia a los participantes activos si esta intervención no se diera dentro de una coalición bajo bandera de la ONU. 6. Nos parece gravemente preocupante el apoyo del Gobierno en los foros internacionales al belicismo unilateral del Gobierno actual de Estados Unidos, lo que supone alejarnos de las formulaciones moderadas de países como Francia y Alemania, con quienes nos unen intereses e ideales comunes y cercanos, sin que ello signifique en absoluto un alejamiento del pueblo americano, pero no solamente por esas expectativas de beneficios a las que se refería recientemente el Gobernador de Florida, Jed Bush, cuya exposición fue francamente lamentable. 7. Estas actitudes suponen dar la espalda a las movilizaciones celebradas en días pasados, que exigían una opción pacífica, por lo que creemos fielmente que la armonía y la paz mundiales sólo pueden conseguirse mediante el respeto a las aspiraciones populares y el acatamiento de los acuerdos legales internacionales. Consideramos, por lo tanto, que el Gobierno español debería tener en cuenta los factores hasta aquí señalados, con objeto de emplear todos sus recursos diplomáticos, políticos e intelectuales para promover la paz y la justicia, tratando de impedir la guerra o cualquier forma de agresión armada, y, en todo caso, no comprometer la participación de España ni de ninguno de sus recursos militares y logísticos en un conflicto bélico promovido de forma unilateral. 20 de febrero de 2003 Firmado: Alberto Piris, general de Brigada
José Luis Crespo, coronel
Luis Otero, coronel
Francisco Bravo, coronel
José Fortes, coronel
Valero Ramos, coronel
Javier Perote, coronel
Octavio Vazquez, coronel
Carlos Blanco, coronel
Jesús M. Consuegra, coronel
R. Alvarez Ballarín, coronel
Francisco Casanova, Tte. coronel
Rafael Tejero, Tt. coronel
Antonio Manzanedo, Tt. coronel
J.Ignacio Domínguez, Tt.coronel
José Rodríguez Marín, Tt.coronel
Fernando Reinlein, Tte. coronel
Antonio Mayra, Cap. de Fragata
Armando Mayra, Cap. de Fragata
Gabriel Cardona, comandante
Julián Delgado, comandante
Pascual Alonso Valléz, comandante
Angel García Oviedo, capitán
Luis Alonso Vallés, capitán
Faustino Cangas, capitán
Camilo Pena, teniente
https://www.alainet.org/es/articulo/107009
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