Un asunto de derechos humanos, una demanda de justicia social
Mortalidad materna
18/03/2003
- Opinión
La mortalidad materna es una de las más flagrantes consecuencias de la pobreza y la discriminación de género en el mundo. Sus altos índices dicen por sí solos de las desigualdades que afectan a las mujeres del Sur, donde la aplicación del modelo neoliberal no sólo vuelve inaccesible el derecho a la salud sino que, al incrementar la pobreza y la exclusión, multiplica los impedimentos para el ejercicio de los derechos reproductivos de las mujeres. Por eso, con ocasión del Día Internacional de Acción por la Salud de la Mujer, 28 de mayo, la Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y del Caribe está formulando un llamado a la acción, para sensibilizar sobre la gravedad de la situación e incitar a gobiernos y entidades involucradas en el tema a implementar iniciativas concretas para encarar esta problemática. El texto del llamado dice así:
En 1988, es decir 15 años atrás, lanzamos nuestro primer llamado a la acción, con motivo de celebrar el 28 de mayo, Día Internacional de Acción por la Salud de la Mujer. Conjuntamente con la Red Mundial de Mujeres por los Derechos Reproductivos, coordinamos la histórica campaña para la Prevención de la Morbimortalidad Materna, que convocó entonces a centenares de grupos de todas las regiones.
Para el año 2003, tomando en cuenta las cifras crecientes de mortalidad materna, hemos decidido retomar aquel enfoque: Mortalidad Materna, un asunto de derechos humanos, una demanda de justicia social.
Cifras para reflexionar
Cada minuto se embarazan 380 mujeres, y 190 de esas gestaciones son indeseadas y/o no planificadas. Por complicaciones del embarazo, parto o puerperio, cada día mueren 1.600 mujeres, es decir, casi 600.000 al año. Y el 99% de esos decesos ocurre en países en desarrollo. En la mayoría de nuestros países, las complicaciones del embarazo y el parto son causa principal de defunción y discapacidad para mujeres de 15 a 49 años de edad. Solo en la región latinoamericana y caribeña mueren anualmente más de 25.000 mujeres por causas maternas. Por cada muerte durante el embarazo y el parto, se estima que ocurren de 30 a 100 casos de enfermedades o discapacidades maternas de diversa consideración. Hemorragias, infecciones, eclampsia, parto obstruido y las complicaciones del aborto inseguro constituyen las principales causas de muerte materna. En varios países de nuestra región, el aborto inseguro es una de las primeras causas. (OMS/OPS 2002).
Según la Organización Mundial de la Salud, de todas las estadísticas que monitorea, las de mortalidad materna arrojan las diferencias más profundas entre países desarrollados y países en desarrollo, constituyendo la mayor muestra de inequidad en salud que enfrentan las mujeres, pese a que ha aumentado el conocimiento sobre sus principales causas y se han identificado las intervenciones apropiadas para combatirlas.
Es así como las probabilidades de que una mujer muera por causas relativas al embarazo, parto o aborto inseguro a lo largo de su vida (Population Action 2001) son: Africa: 1 en 15; Asia: 1 en 105; A. Latina y el Caribe: 1 en 150; Europa: 1 en 1.895; Norteamérica: 1 en 3.750.
Esto se explica por la menor valoración social de las mujeres y su escaso poder para tomar decisiones frente a su sexualidad y reproducción. Y por su acceso desigual al empleo, educación y recursos; por su condición de pobreza, su estado físico debilitado por reiterados embarazos y mala nutrición; por las malas condiciones de higiene y salubridad en su entorno directo, es decir, una situación de extrema desventaja social.
No obstante, el Fondo de Población de Naciones Unidas calcula que proporcionar atención materna e infantil estándar solo costaría tres dólares por persona al año, lo que reduciría la mortalidad derivada de la maternidad en países de bajos ingresos. Asimismo, sostiene que la reducción de la mortalidad materna se relaciona más con los tratamientos eficaces y accesibles y la calidad de la atención, que con el desarrollo socioeconómico general de un país.
Lo injusto de esta situación es que la mortalidad materna se puede prevenir con intervenciones sencillas de implementar y de bajo costo, pero debe existir voluntad política y compromiso de promover la equidad, la justicia social y los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, en especial las más pobres, las que residen en zonas rurales y las mujeres adolescentes, negras e indígenas, quienes frecuentemente son discriminadas en su acceso a recursos y servicios y para quienes la maternidad muchas veces puede costarles la vida.
Gobiernos y organismos internacionales han adoptado diversos compromisos:
Suscribieron el Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo de El Cairo, en 1994, que sostiene que "la salud reproductiva entraña la capacidad de disfrutar de una vida sexual satisfactoria y sin riesgos y de procrear... lleva implícito el derecho a recibir servicios adecuados de atención de la salud que permitan los embarazos y los partos sin riesgos".
Suscribieron la Plataforma de Acción de la Conferencia Mundial de la Mujer, Beijing 1995, que reiterando el espíritu de El Cairo, señala: "... En muchas partes del mundo en desarrollo, las complicaciones relacionadas con el embarazo y el parto se cuentan entre las principales causas de mortalidad y morbilidad de las mujeres en edad reproductiva... La mayoría de las muertes, problemas de salud y lesiones se pueden evitar, mejorando el acceso a servicios adecuados de atención de la salud, incluidos los métodos de planificación de la familia eficaces y sin riesgos y la atención obstétrica de emergencia".
Asimismo, los Ministerios de Salud de la región han adoptado Resoluciones y Planes de Acción de la Organización Panamericana de la Salud orientados a reducir la mortalidad materna, con recomendaciones referidas, entre otras cosas, a:
- Incorporar la perspectiva de género a la promoción sanitaria para orientar mejor las políticas y los programas.
- Vigilar el efecto de las políticas sanitarias y los procesos de reforma sobre la equidad de género en salud.
- Elaborar y aplicar modelos que aborden las inequidades de género en salud de una manera integrada, etc.
Pero estos planes de acción y resoluciones quedarán en el papel si no nos movilizamos para exigir su pronto cumplimiento y puesta en práctica.
¿Cuáles son los caminos de prevención?
En su estrategia regional para la reducción de la mortalidad y morbilidad maternas, la OPS recomienda:
Impulsar el respeto de los derechos humanos de las mujeres; promover el cambio socioeconómico para las mujeres; lograr el retraso del matrimonio y del primer nacimiento; reconocer que todo embarazo conlleva un riesgo; asegurar la atención calificada del parto; mejorar la cobertura de la atención en salud; mejorar la calidad de atención en salud; promover el empoderamiento de las mujeres para que tengan poder de decisión en cuanto a su salud y sus derechos.
También enfatiza la importancia de un enfoque centrado en intervenciones eficaces en función de costos a nivel de atención primaria, educando a las mujeres, sus familias y las comunidades sobre el cuidado de la salud materna, y cómo reconocer los signos de alarma. Y promueve los Centros Obstétricos de Emergencia, COE, con atención las 24 hrs. para prestar tratamiento inmediato del embarazo con problemas.
Pero como los hospitales y centros de salud públicos -donde las mujeres son las principales usuarias- han sufrido un deterioro lastimoso con la aplicación de las reformas de salud liberales y las políticas focales del Banco Mundial en toda Latinoamérica y el Caribe, es necesario presionar por políticas públicas que promuevan estas estrategias, ejerciendo un control social sobre el sistema de salud para monitorear y exigir la existencia de una atención integral de la salud reproductiva.
La Red de Salud, por lo tanto, llama a apropiarse y demandar la protección del derecho humano a gozar de una maternidad sana y sin riesgos, y con ello retoma esta histórica agenda de lucha del movimiento por la salud de las mujeres, la que espera compartir con otros movimientos sociales.
Sostiene, asimismo, que:
El empoderamiento de las mujeres como ciudadanas defensoras de sus derechos, empezando por el ejercicio de la soberanía sobre sus cuerpos, sexualidad y reproducción, es un elemento clave para reducir la mortalidad materna por causas evitables, como sucede en la mayoría de los casos.
Por lo tanto, convoca a las organizaciones de mujeres de la región para que envíen propuestas de trabajo sobre prevención de la morbimortalidad materna, desarrollando acciones alrededor de las siguientes líneas:
- Campañas educativas para prevenir riesgos maternos
- Presión política para lograr atención integral de la salud reproductiva, con énfasis en acceso, calidad y equidad.
- Acciones concretas según la realidad de cada país.
- Educación dirigida a la juventud, a través de foros, talleres, etc., acerca de su derecho a gozar de una salud sexual y reproductiva integral.
* Mayores consultas: camprsmlac@redsalud.tie.cl
https://www.alainet.org/es/articulo/107230
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