La "brecha digital" y las nuevas oportunidades
01/01/2000
- Opinión
Presentación de la Premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú
Tum en el Seminario Internacional sobre Pueblos Indígenas y
Conectividad
El proceso de globalización, la concentración del capital,
la disminución de la capacidad económica y de gestión del
estado, así como el impacto de las tecnologías de
información y comunicaciones, definen el contexto actual.
Esta realidad muestra la brecha entre la población
excluida, sin acceso a la inversión, a la tecnología y al
conocimiento, y quienes disponen de estos recursos
esenciales para una vida digna. El número de personas que
cuentan con acceso a Internet hoy es de 400 millones, y
para el 2005 llegarán a 1000 millones.
La injusticia de estos procesos es un fenómeno universal
que afecta de una manera especial a los pueblos indígenas.
A pesar de compartir las limitaciones derivadas de las
condiciones de pobreza y desigualdad con otros sectores de
la sociedad, ellos viven en condiciones de mayor
aislamiento geográfico o territorial, donde son mayores las
carencias de infraestructura (caminos), servicios
(electricidad, teléfono, computadoras, etc.), y les afectan
otras limitaciones estructurales, tales como el acceso a
una educación con pertinencia cultural, y la negación
sistemática de los valores derivados de su cosmovisión.
Sin embargo, no es menos cierto que una tecnología que
hasta hace pocos años fue de acceso exclusivo para los
sistemas de inteligencia militar, al haberse abierto a usos
civiles y científicos, ha sido el propio mercado el que la
ha puesto al alcance de millones de personas de los más
diversos orígenes en todas las latitudes del planeta.
Con las limitaciones señaladas, Internet es una Red de
Redes que ha democratizado la información y la comunicación
a niveles sin precedentes, permitiendo un nivel casi
universal de conectividad que explica el surgimiento de
fenómenos sociales de dimensión mundial, como el que hoy
expresa por esta vía el rechazo de los pueblos del mundo a
la guerra, a la muerte de miles de afganos o iraquíes
causada por el uso de armas de destrucción masiva y a la
destrucción del sistema político multilateral de
convivencia pacífica.
Si "la información es poder", la comunicación lo es
también. Si hasta ahora el acceso diferencial a la
información ha sido una forma de controlar y mantener el
poder, hoy que se encuentra disponible –prácticamente sin,
o a muy bajo costo- una información inimaginable hasta hace
tan sólo unos años, ese poder ha pasado a ser mucho más
relativo.
Y ni qué decir, si hablamos no sólo de la capacidad de
acceso a la información, sino de la posibilidad de dar y
recibir información, es decir, de comunicarse, individual y
colectivamente, de intercambiar experiencias, de emitir
opiniones, de discutir y concertar posiciones, ..., en
síntesis, de ser sujetos activos de procesos de
comunicación que llevan a la construcción de nuevos actores
sociales y nuevas plataformas de acción ciudadana que
rebasan, con mucho, la capacidad de impedirlo, tutelarlo o
cooptarlo por parte del Estado y las expresiones
convencionales del poder.
Es evidente que una proporción abrumadora de la información
que circula por los medios electrónicos utiliza el inglés,
convirtiéndolo en una lingua franca, a un extremo tal que
escribirlo y entenderlo determina en gran medida la
amplitud y riqueza de la información que se pueda
compartir. Sin embargo, otro rasgo importante de estas
nuevas tecnologías, es que los diversos actores pueden
reafirmar sus respectivas identidades o concurrir a la
construcción de otras nuevas y más amplias, fundadas en un
diálogo intercultural mucho más horizontal, ya que la
palabra escrita hoy puede ir acompañada –con medios
relativamente accesibles- de sonido e imagen, lo que amplía
significativamente las posibilidades de una comunicación
más completa.
Así lo han entendido muchos pueblos y organizaciones
indígenas, que en los últimos años han desarrollado un
sinnúmero de experiencias de comunicación y constituido
múltiples redes que han permitido respaldar la articulación
creciente y el protagonismo del movimiento indígena en los
niveles internacional, regional y nacional.
Deseo compartir con ustedes la experiencia de la Iniciativa
Indígena por la Paz en su programa de "Diálogos Indígenas",
con el cual hemos logrado intercontectar, con el apoyo
logístico del Portal del Desarrollo, hasta 18 países en 8
videoconferencias en las que –en los últimos dos años-
hemos tratado diversos temas de interés de nuestra agenda
internacional, tales como la Conferencia Mundial contra el
Racismo, la Cumbre Mundial de Desarrollo Sostenible y
nuestra reciente Cumbre de Mujeres Indígenas de América.
En dichos eventos hemos logrado convocar –a un bajísimo
costo- a centenares de participantes, no sólo indígenas
sino también invitados de instituciones públicas,
académicas, no gubernamentales, organismos internacionales
y otras que comparten con nosotros su interés y
preocupación por los asuntos tratados, para participar de
unos intercambios que, de otra manera, su costo los hubiera
hecho impensables.
Si bien, esta experiencia no ha logrado desplegar todo su
potencial por razones de nuestro todavía débil desarrollo
institucional y tecnológico, así como la carencia de los
recursos que nos permitan dar continuidad a este programa,
los logros alcanzados hasta el presente constituyen un
poderoso aliciente para persistir en el esfuerzo y buscar
los apoyos que hagan posible su institucionalización como
un instrumento permanente de información, análisis,
discusión y formación de los consensos que nos permitan
acudir a los foros internacionales con posiciones más
elaboradas y alimentar nuestras luchas nacionales,
aprendiendo de las experiencias de todos los pueblos de la
región.
Ello implica, en el plano tecnológico, complementar la
realización de los eventos -cuyo resultado en sí mismo es
ya un producto muy importante- con la administración de una
página web que permita alimentar el trabajo preparatorio y
el seguimiento posterior de cada una de las
videoconferencias; lo que conlleva un enorme esfuerzo por
ampliar la capacidad de acceso de nuestras organizaciones a
estas tecnologías y asegurar una base logística que le dé
estabilidad y permanencia a la programación convenida.
Sin embargo, el reto principal de este programa es poder
forjar una agenda temática viva y con identidad, que recoja
los asuntos de verdadero interés en que nuestros pueblos y
nuestras organizaciones tienen empeñadas sus luchas y
avances cotidianos. Para ello, debemos dotarnos de un
marco organizativo mínimo que garantice una convocatoria
local verdaderamente amplia y representativa, de la que
ningún actor relevante esté excluido, lo que redundará en
la ampliación y democratización de la participación de
nuestras organizaciones en los asuntos de la agenda
internacional. Ello deberá contemplar un apoyo en
capacitación en los casos que así lo requieran.
Por otro lado, quisiera dejar planteada la necesidad de
utilizar los recursos de las nuevas tecnologías de
información y comunicación en la ampliación y mejoramiento
de nuestros sistemas de educación. La experiencia del
Consejo Nacional de Educación Maya y la Academia de Lenguas
Mayas en Guatemala y las resoluciones de su reciente tercer
Congreso, nos convocan a extremar nuestros esfuerzos para
llevar educación con identidad a todos los rincones de
nuestra geografía, para lo que el auxilio de estos recursos
puede resultar invalorable.
Hoy que muchas de nuestras organizaciones están
construyendo experiencias singulares en esta materia,
quisiera pensar en la posibilidad de constituir una amplia
red de intercambio y comunicación que permita una mejor
conceptualización y definición de políticas de educación
indígena e intercultural.
Adicionalmente, quisiera mencionar el hecho de que
conquistas tan importantes como la constitución del Foro
Permanente en las Naciones Unidas podrían beneficiarse de
estas experiencias para concretar un trabajo de verdadero
relacionamiento y consulta masiva permanente entre los
pueblos y organizaciones indígenas del mundo.
Antes de concluir, deseo agradecer a las organizaciones
indígenas canadienses que han tenido la lucidez de volver a
convocarnos para discutir este importante tema, por
permitirnos aprender de su experiencia y de los nuevos
horizontes que se están proponiendo alcanzar. Agradecer
también al gobierno canadiense, que ha ganado un liderazgo
inobjetable en esta materia, instándole a ampliar sus
esfuerzos de cooperación para hacer que nuestros pueblos y
organizaciones superen la "brecha digital", haciendo que la
globalización represente una opción de reafirmación de
nuestra propia agenda y de fortalecimiento de nuestras
identidades culturales y no la vía del desarraigo y la
homogeneización.
Ottawa, 25 de marzo de 2003
https://www.alainet.org/es/articulo/107300
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