Conflicto e integración en América del Sur: Brasil, Argentina y EE.UU
20/05/2003
- Opinión
Lo que el lector puede leer a continuación es el Prefacio al libro
del profesor Luiz Alberto Moniz Bandeira, titulado "Conflicto e
integración en América del Sur - Brasil, Argentina y EE.UU". (De la
Triple Alianza al Mercosur 1870-2003) publicado por la Editora Revan
. Este prefacio, que por primera vez se publica en español, es de
autoría del Embajador Samuel Pinheiro Guimarães, que es el actual
vice- Canciller del Gobierno del presidente Lula.
1. La política internacional y la política externa tienen una
importancia decisiva para los destinos de la sociedad brasileña;
pero, paradojalmente, no se encuentran en el centro del debate
doméstico, a no ser en sus aspectos económicos más inmediatos, como
la necesidad de generar superávits comerciales y de superar la
crisis del Mercosur. El desconocimiento de la historia de la
política exterior brasileña y de la situación estratégica de América
del Sur en el mundo serían responsables de esta atención marginal.
De ahí la fundamental importancia de este libro de Luis Alberto
Moniz Bandeira sobre la historia de las relaciones entre Brasil,
Argentina y los EE.UU., en el marco de la política sudamericana, así
como de toda su obra anterior, donde se destacan El expansionismo
brasileño y la formación de los Estados de la Cuenca del Plata
(1974); Presencia de los EE.UU. en el Brasil (1973); El eje
Argentina-Brasil: el proceso de integración en América Latina
(1987); Brasil y EE.UU.: la rivalidad emergente (1989); Estado
Nacional y Política Internacional en América Latina (1993); De Martí
a Fidel: la revolución cubana y América Latina (1998). Estos
estudios históricos, realizados con gran rigor de investigación y
aguda articulación de los eventos, deberían ser lectura obligatoria
de todo político brasileño, así como de economistas y científicos
sociales.
2. La marginalidad de la política internacional no fue siempre un
trazo de la política brasileña. La importancia de la política
exterior y de América del Sur fue, al tiempo del Imperio y de Río
Branco, percibida con claridad. Las fronteras del Estado eran aún
indefinidas, las presiones inglesas contra el tráfico habían sido
intensas, y la Guerra del Paraguay y las intervenciones en Uruguay y
Argentina y en toda la formación de los Estados en la región del Río
de la Plata eran episodios aún recientes a principios del Siglo XX.
Luego de la Segunda Guerra Mundial, esa percepción se fue diluyendo
tal vez debido a la consolidación jurídica y al "vacío" demográfico
de las fronteras, del proyecto de desarrollo del mercado interno y
de la sensación de distanciamiento geográfico y político en relación
al centro de la política mundial y del embate Este-Oeste que se
verificaba en los teatros de Europa y de Asia.
3. Mientras ocurría esta disolución en el imaginario colectivo de la
importancia de la política exterior, el crecimiento acelerado del
PBI y de la población, la formación de un mercado interno y de un
parque industrial relevante y sofisticado; la diversificación de las
exportaciones y la capacitación tecnológica en áreas como la
nuclear, la aeronáutica, la militar y la informática, y la ocupación
demográfica y económica de las zonas de frontera, fueron
contribuyendo para que Brasil adquiriese una creciente importancia
en el contexto internacional y para los EE.UU. en particular.
4. Los efectos, riesgos, amenazas y oportunidades de esta
importancia estratégica no son hasta hoy bien comprendidos en la
sociedad brasileña, como se verifica por el desinterés relativo del
Congreso, por la lectura de los capítulos sobre política externa de
los programas partidarios y de las declaraciones de candidatos en
época de elecciones, que priman por concentrarse en un cierto
"comercialismo". A veces se tiene la impresión de que las elites y
el pueblo tienden a ver al Brasil como si aún estuviese en situación
de poder equivalente a la que el país detentaba al comienzo del
siglo XX: menos de veinte millones de habitantes, distribuidos a lo
largo del litoral, país de industria modesta y simple, agro-
exportador, sin capacidad tecnológica propia. Esencialmente
agrícola, mercantil y atrasado. Y, por lo tanto, sin condiciones de
participar de forma efectiva de la política internacional, inclusive
porque el Brasil continúa teniendo, según algunos, "una escasez de
poder".
5. Hay otros que creen que el Brasil podría llegar, con esfuerzo, a
la situación de países de dimensiones medianas, más o menos
exitosos, y citan los casos de Portugal, España, Grecia e Italia
como ejemplo a imitar. Todavía, el destino de la sociedad brasileña
jamás podrá ser moderado, teniendo en cuenta las dimensiones de su
territorio, de su población y de su PBI; su localización geográfica
y los desafíos de sus disparidades sociales y de sus
vulnerabilidades externas. El destino brasileño será de grandeza o
de caos. Sólo el Brasil, los EE.UU. y la China, están, al mismo
tiempo, en la relación de los diez países de mayor territorio, los
diez países más poblados y los diez países de mayor PBI del mundo.
El territorio brasileño no es alcanzado por los desastres naturales
ni por climas extremos y en él se encuentra el mayor stock de
biodiversidad y de agua potable del mundo, tierras arables capaces
de producir alimentos para 600 millones de personas, yacimientos
minerales variados, de gran potencial y calidad. La población
brasileña, utilizando una sola lengua y sin abrigar conflictos
étnicos y religiosos, crece a una tasa del 1,7% anual y deberá
superar los 200 millones en 2020, lo que permite articular un
mercado de dimensión continental, menos vulnerable a choques
externos, capaz de albergar casi todas las actividades productivas,
cualquiera sea su escala mínima. En los últimos 100 años, el PBI
brasileño, fue el de mayor crecimiento en el mundo, lo que significa
una expresiva acumulación de capital, capacidad tecnológica
adquirida por empresarios, ingenieros y operarios y, por lo tanto,
la posibilidad de expandirse y diversificarse. Finalmente, la
situación geográfica, con 14.000 km de fronteras terrestres con diez
países, de tamaño medio o pequeño, ninguno de ellos con territorio o
población superior al 20% del Brasil, con excepción de Argentina;
sin que existan con ellos fronteras disputadas; y con 8.000 km de
litoral en frente a Africa Austral, confiere al Brasil una situación
geopolítica de gran relevancia y una posibilidad de acción política
internacional correspondiente.
6. Las ventajas brasileñas de territorio, población y PBI son
afectadas negativamente por las disparidades y vulnerabilidades. Las
actuales disparidades sociales pueden ser consideradas como
resultado del latifundio y de la esclavitud, que sobrevivió hasta
1888, pero también de la permanencia hasta los tiempos actuales de
una estructura agraria arcaica, caracterizada por grandes unidades
de expansión. Esas propiedades, cuando son improductivas, dificultan
la fijación del hombre en el campo y en general corresponden a
sistemas políticos oligárquicos y clientelistas. Las grandes
propiedades, cuando son altamente productivas, expulsan mano de obra
y, muchas veces, agreden el medio ambiente, debido al monocultivo, a
la mecanización, a la utilización intensa de agro-tóxicos y a la
contaminación de las aguas. Al lado del latifundio y de la
concentración de riqueza inmobiliaria en manos de una ínfima parte
de la población, la ausencia de políticas públicas de generación
gradual de renta y riqueza y de fortalecimiento de capital y de la
empresa brasileña viene contribuyendo en el agravamiento de esas
disparidades.
7. La sacralidad de la propiedad agraria (aún siendo improductiva)
sólo ahora viene siendo desmitificada, con dificultad, por el
movimiento social organizado; los esfuerzos de generación de
tecnología continúan siendo insuficientes e ironizados por los que
consideran que es posible adquirir tecnología en el mercado como si
fuese un bien cualquiera; en el pasado, las políticas tributarias y
de crédito contribuyeron en la concentración de la renta, a través
de exenciones, de créditos a intereses inferiores a la inflación y
de la connivencia con la supresión y la evasión fiscal. Finalmente,
en los últimos años, la política económica se esforzó en privilegiar
el capital y la empresa extranjeros y en fragilizar el capital y la
empresa brasileños, considerados, aunque implícitamente,
ineficientes, arcaicos y corruptos, y por esto indignos de apoyo y
defensa del Estado en su competencia con el mega-capital
multinacional. Fueron precisos la sucesión de escándalos en las
mega-empresas americanas, la catástrofe argentina, los fracasos de
privatización y la crisis de pago/estancamiento brasileñas para que
el mito del capital extranjero sumamente eficiente, honesto y
modernizador, fuese mínimamente abatido, aunque sus defensores ya
implementen la operación ideológica de recuperación de imagen que se
inicia por la retirada del tema del foco de las noticias y por la
"personalización" de la culpa que pasa a recaer sobre ejecutivos que
no llegan, todavía, a ser calificados de corruptos.
8. La síntesis de las disparidades nacionales es el hecho de que
cerca de 50 millones de brasileños viven bajo la línea de pobreza,
de los cuales 23 millones pasan hambre diariamente. Son éstos los
que no tuvieron y no tienen acceso a la educación, a la salud, a la
cultura, al transporte decente, a la justicia, a la seguridad en su
hogar, y que son las principales víctimas de la discriminación y de
la violencia racial, social, económica y política. Estos brasileños
no se encuentran en regiones aisladas, sino en la periferia de las
ciudades, participan cada cuatro años del proceso político, por lo
tanto manipulados por los medios y por el clientelismo privado y
público. Su contingente crece más de lo que crece la parcela menos
miserable aunque pobre de la población o que la diminuta clase media
y la ínfima clase de ricos, cuyos padrones de riqueza y consumo son
tan elevados como los de los individuos más ricos en los países más
ricos.
9. El gran desafío brasileño es incorporar esa masa de miserables al
proceso económico a través del aumento de su capacidad productiva y
no mantenerlos sobrevivientes a través de un asistencialismo
indigno; integrarlos al proceso político como ciudadanos y no
manipularlos periódicamente como espectadores sin esperanza; e
incluirlos en el proceso social como seres humanos de enorme
potencial, dignos de una vida cultural y espiritual elevadas, y no
de un vegetal frente a la pequeña pantalla, ideal modesto, por lo
tanto casi inalcanzable para la enorme mayoría.
10. Las vulnerabilidades externas crónicas de Brasil se iniciaron
con las exigencias hechas por Lisboa para reconocer la
Independencia, entre ellas la de que el Brasil asumiese el pago del
préstamo contraído por la Corona Portuguesa junto a banqueros
ingleses para combatir la Independencia de Brasil. Nacía para el
Brasil la comunidad financiera internacional, el "mercado".
11. De 1822 para acá, se esgrimían en Brasil dos corrientes de
pensamiento y de acción política. La primera, representada por el
Barón de Mauá, Alves Branco, Roberto Simonsen, Getúlio Vargas,
Juscelino Kubitscheck; Celso Furtado y Ernesto Geisel, es la de los
patriotas que comprendieron la necesidad de promover la
industrialización del país, de construir, expandir e integrar su
mercado interno, de desarrollar su capacidad tecnológica, de
diversificar sus relaciones con el exterior y de reducir su
vulnerabilidad y dependencia en relación a las llamadas Grandes
Potencias, ex metrópolis coloniales o metrópolis neo-coloniales.
12. La segunda corriente de pensamiento y acción tiene como
exponentes al Visconde de Cairú, Tavares Bastos, Joaquin Murtinho,
Carlos Lacerda, Roberto Campos, Castelo Branco, Fernando Collor y
otros más recientes. Para esos paladines de la dependencia, la
inserción de Brasil debería ser hecha a través de sus ventajas
comparativas de suelo y clima; del privilegio al capital, empresa y
tecnología extranjeras; de hiper-valorización de la estabilidad
monetaria y de la libertad de cambio; y de la visión de que el
Brasil debe conformarse con un papel secundario y respetuoso de las
Grandes Potencias, país desarmado y discreto, consciente de su
escasez de poder y de su inferioridad cultural.
13. Desde 1989, con la elección de Fernando Collor, la
vulnerabilidad externa brasileña viene aumentando exponencialmente,
al mismo tiempo en que se multiplicaron las amenazas, los riesgos y
la violencia en el escenario regional e internacional capaces de
afectar aún más nuestra trayectoria, ya tan irregular y
decepcionante en los últimos veinte años.
14. En la economía, la síntesis de la vulnerabilidad externa se
revela por la dependencia tecnológica, por la creciente
desnacionalización, en especial del sector financiero y de servicios
públicos, por la dolarización de la deuda interna, por el aumento de
la deuda externa, en especial de empresas privadas y por la
dificultad en expandir y diversificar exportaciones. Esa
vulnerabilidad externa, de forma general, se resume por la necesidad
de levantar en el mercado internacional entre 40 y 50 billones de
dólares por año para enfrentar los compromisos con intereses,
lucros, fletes, royalties y con las amortizaciones de préstamos y
así cerrar las cuentas externas.
15. En el campo militar, en estos últimos doce años, se desarticuló
la industria nacional de armamentos, se redujeron las dotaciones
presupuestarias, lo que llevó a la licencia de reservistas del
Ejército, a la incapacitación de la Fuerza Aérea y a la atracada
forzada de navíos de guerra. El Brasil adhirió a tratados militares
desiguales, ej. a tratados que permiten a las Grandes Potencias
mantener y desarrollar sus stocks y su capacidad tecnológica en
armas de destrucción en masa o en tecnología dual, mientras que el
Brasil renuncia a su derecho inalienable de defensa y al principio
de la igualdad soberana entre Estados en nombre de un pacifismo
servil o utópico. Además, y para coronar una estrategia que en la
práctica llevó al debilitamiento, desarme y sujeción militar del
Brasil a las Grandes Potencias, fue firmado un memorandum de
alquiler del centro de Lanzamientos de Alcántara, aceptando graves
restricciones a la soberanía y abriendo la posibilidad del
establecimiento de enclaves americanos en territorio brasileño.
16. La vulnerabilidad ideológica externa es, tal vez, la más grave,
pues no sólo condiciona el proceso de formación de la visión del
mundo y de la sociedad brasileña por parte de sus elites
intelectuales y dirigentes y, por lo tanto, la orientación
estratégica de desarrollo y de política exterior, sino que corroe la
autoestima de la población. La comprensión del proceso de formación
de esa visión depende en gran medida del conocimiento de la historia
brasileña y, por lo tanto, ésta es una razón más de la importancia
de este libro de Moniz Bandeira.
17. La vulnerabilidad ideológica aumentó en los últimos doce años
por la erosión de la autoestima del pueblo; por la campaña de
descrédito de las instituciones; por la difusión de teorías de "fin
de las fronteras" y de globalización caritativa y de una
correspondiente desmoralización de los conceptos de nación y de
país; por la penetración abrumadora en todos los medios del producto
ideológico extranjero; desde las películas de cine y televisión
hasta el espacio conferido en la prensa a artículos de ideólogos
extranjeros y finalmente a la idea de que sólo hay una salida para
el Brasil; que es la obediencia a los deseos del "mercado" y a las
políticas "inducidas" por el FMI y sus mentores, ya sean el
Departamento del Tesoro y los megabancos multinaciones. En Brasil,
esta vulnerabilidad externa ideológica se agudizó por la ascención a
puestos de decisión de tecnócratas fundamentalistas ideológicos
neoliberales, formados principalmente en universidades americanas,
imbuídos del llamado pensamiento único y de su papel de salvadores
de la patria, que impusieron políticas contabilistas, recesionistas
y endeudantes explosivas, sin pudor de sumisión a agencias
extranjeras. La apertura al capital extranjero de los medios de
comunicación amplió la posibilidad de influencia externa sobre la
formación del imaginario brasileño y sobre el propio cotidiano
político.
18. En este explosivo marco de disparidades, vulnerabilidades y de
degradación de infraestructura física y social, cuyos ejemplos
máximos fueron la crisis energética y la crisis de seguridad, la
realización del último desafío, como ser la transición de un sistema
político plutocrático, mediático y excluyente para un régimen
democrático, informativo y participativo, se torna llena de
escollos, precipicios y abismos, que los defensores del actual
modelo económico y social, concentrador y explosivo, desprecian o
ignoran en su temeraria "apuesta". Objetivos estratégicos de las
grandes potencias para América del Sur
19. Frente al conocimiento del potencial brasileño, de la percepción
de que la superación de las disparidades y vulnerabilidades son
condiciones para realizarlo, de las extraordinarias oportunidades de
lucro a corto plazo existentes para las mega-empresas en el Brasil,
de que la realización del potencial brasileño alteraría
profundamente la correlación de fuerzas a nivel regional y mundial
en detrimento de Potencias que hoy en ella detentan un lugar
privilegiado, las Grandes Potencias, en especial los EE.UU.,
consideran a Brasil una pieza importante en su planeamiento
estratégico y para el Brasil ellas tienen objetivos.
20. Los objetivos de las Grandes Potencias en relación a los grandes
Estados de la periferia son garantizar que su desarrollo político,
militar y económico no afecte sus intereses locales, regionales y
mundiales. De esta manera, procuran inicialmente, a través de los
medios y de programas de formación de las futuras elites, convencer
a la población y asociar a las elites para un proyecto de comunidad
internacional en el que esos grandes Estados de la periferia
(inclusive el Brasil) se contenten con una posición subordinada y en
que se mantengan los privilegios de que gozan los intereses
comerciales, financieros y de inversiones extranjeras en estos
Estados periféricos.
21. En el proceso de implementación de sus objetivos, procuran
maniatar la capacidad de los grandes Estados de la periferia de
ejecutar estrategias de superación del subdesarrollo y de la
dependencia, pues estas pueden afectar sus intereses, a través de la
construcción de una telaraña de acuerdos y de agencias que consagren
aquellos privilegios y les den a ellos la naturaleza de status
jurídico internacional, revestidos de la sacralidad del principio
"pacta sunt servanda". Es esta estrategia, procuran obtener la
participación de los Estados periféricos, esencial para otorgar la
apariencia de legitimidad y universalidad a construcciones jurídicas
extremadamente asimétricas como la propia Organización Mundial de
Comercio (OMC), el Tratado de no Proliferación Nuclear (TNP) y el
Régimen de Control de Tecnología y Misiles (MTCR), que son
presentados como victorias progresistas y pacifistas, pero cuya
finalidad es mantener privilegios económicos y edulcorar la
violencia unilateral contra los Estados que se resisten a dejarse
asociar, absorber y someter.
22. En esta estrategia está siempre presente la idea, sin embargo
disfrazada, de desintegrar territorialmente o desarticular
políticamente los grandes Estados periféricos por el estímulo a
rivalidades regionales, raciales y religiosas donde existen, y de
otro lado, a impedir que los grandes Estados se articulen, a nivel
regional o a nivel internacional, para enfrentar la acción y la
presión de las Grandes Potencias, las cuales procuran, además,
permanentemente articularse y coordinar su acción en relación a los
Estados menores y de la periferia, como hacían desde el distante
pasado de la Santa Alianza y de las reuniones del Concierto de las
Naciones y lo hacen hoy a través de agencias como la OCDE
(Organización de Cooperación y Desarrollo Económico) y la OTAN
(Organización del Tratado del Atlántico Norte).
23. La importancia para la política externa brasileña de Asia, de
Africa (y hasta incluso de cierta forma de Europa) ha sido, desde
1945, y continuará siendo relativamente marginal cuando se compara
con la importancia central de los EE.UU. en la propia política
interna brasileña y en la política sudamericana y, en segundo lugar,
de la Argentina, relacionamiento éste esencial para cualquier
estrategia brasileña en el sub-continente, base necesaria de toda su
política exterior en un mundo que será multipolar. Las
manifestaciones retóricas y los objetivos bien intencionados de
expansión de las relaciones de Brasil con Asia y con Africa y de
articulación de alianzas políticas se enfrentan con obstáculos de
toda índole, tales como la distancia geográfica, la ausencia de
líneas de navegación, los intereses económicos recíprocos reducidos,
los tenues lazos políticos y culturales, la desnacionalización de la
economía brasileña y la debilidad del Estado para articular
políticas efectivas de apoyo a los intereses brasileños. Todas
aquellas manifestaciones, que al mantenerse retóricas y utópicas,
rápidamente se desvanecen, aunque indiquen, correctamente, el
destino necesario del futuro.
24. Por esta razón, el análisis de la estrategia norteamericana para
América del Sur y para el Brasil en particular, es de preliminar
importancia para definir y ejecutar una política exterior eficaz. De
ahí la importancia extraordinaria de la obra de Moniz Bandeira que,
al quitarle la venda a la dinámica histórica de las relaciones entre
Brasil, EE.UU. y Argentina, permite identificar, a lo largo del
tiempo, la permanencia de los objetivos políticos norteamericanos.
25. La estrategia americana para las Américas se desarrolló en
varias fases, pero con el objetivo permanente, claramente definido y
perseguido, de establecer y consolidar su hegemonía en el
Continente. La primera fase correspondió a la exclusión de la
influencia política y económica europea en América Central y el
Caribe, áreas esenciales para garantizar la inviolabilidad de la
República y la seguridad de la integración económica de su
territorio continental. Así, fueron adquiridos los territorios de la
Florida, de Lousiania, de Oregón, conquistados los territorios
indios, concluido el proceso con la anexión de Texas, que acarreó la
Guerra con Méjico, Arizona y California, y la guerra con España la
cual garantizó su exclusión de Puerto Rico, además de colocar un
puesto americano avanzado en Asia, en las Filipinas. La formación
del Estado de Panamá y la concesión de la Zona del Canal
garantizaron la influencia política americana en el Caribe,
consolidada a través de largas ocupaciones militares de diversos
países, la cual garantizó la seguridad de la conexión interoceánica
de las costas Este y Oeste de los EE.UU..
26. Solamente no fueron anexadas otras regiones de América Central y
del Caribe al territorio americano, tales como República Dominicana
y Yucatán, debido a la profunda aversión y recelo de las elites
americanas en absorber en la República poblaciones de origen
ibérico, miscigenada, católica, de hábitos considerados atrasados e
inferiores y que irían a "corromper" la gran República White, Anglo
Saxon, Protestant.
27. La influencia inglesa, francesa y alemana en América del Sur, en
especial en Argentina, en Uruguay, en Brasil y en Chile, tuvo que
esperar la derrota europea en la Segunda Guerra Mundial para ser
reducida y casi extinta, sustituida por la avasalladora presencia
norteamericana. La distancia geográfica, las dimensiones de estos
Estados, la ideología anti-imperialista, la lucha anti-nazista y
después anti-comunista, la acción económica multilateralista harían
que no pudiesen siquiera surgir y prosperar veleidades de anexión
territorial de estas áreas, e hicieron prevalecer la estrategia de
mantener la influencia política y económica excluyente de Potencias
europeas (y de ahí el horror al ejemplo de la Revolución Cubana) y
de ejercer un derecho natural de policía, al decir de Theodore
Roosevelt, para disciplinar y reformar países jóvenes, inmaduros,
irresponsables, turbulentos y estafadores.
28. La propuesta americana de unión aduanera de las Américas,
presentada en la Conferencia Interamericana de 1889, renovada en
1948 y la negociación de acuerdos preferenciales de comercio,
inclusive con el Brasil, fueron manifestaciones de objetivo
permanente de consolidar la influencia económica, abrir mercados
para bienes e inversiones y garantizar el acceso a materias primas.
El ALCA es la más reciente, aunque más amplia iniciativa en el marco
de esta estrategia, pues tiende a construir un territorio económico
único, donde los estados subdesarrollados no podrán tener política
comercial, industrial y tecnológica y, por lo tanto, proyectos
nacionales de desarrollo.
29. En la estrategia sudamericana de los EE.UU., dos países tenían y
tienen una importancia crucial, que son Brasil y Argentina.
Cualquier estratega del Departamento de Estado, de Defensa o del
Tesoro reconoce que la construcción de vínculos estrechos de
cooperación política y económica entre Brasil y Argentina, con el
objetivo de fortalecimiento tecnológico, político, militar y
económico y de reducción de su dependencia externa, crearía, con el
tiempo, un centro de poder en América del Sur que afectaría
profundamente la influencia política, militar, económica e
ideológica norteamericana en la región y, en consecuencia, su
capacidad de acción a nivel mundial. De ahí la estrategia de
mantener alejados uno del otro a Brasil y Argentina, de estimular
sentimiento de rivalidad y de provocar con alianzas privilegiadas a
uno y otro país alternadamente para que no se vengan a unir en la
defensa y promoción de sus intereses, tarea fácil cuando se
considera la historia de las disputas entre Portugal y España, de la
formación territorial de Brasil y de Argentina, de los conflictos
por el control del Río de la Plata y de la situación impar de
Brasil, como ex colonia lusitana que permaneció íntegra y
monárquica, en una América del Sur fragmentada, republicana e
hispánica, y de la reversión de asimetrías de poder entre los dos
países a favor de Brasil.
30. Las relaciones entre Brasil y Argentina fueron caracterizadas
por la rivalidad, con momentos de aproximación, en general
frustrados por la acción de Grandes Potencias. Esas rivalidades
tuvieron inicio con la expansión territorial brasileña y la disputa
por el Río de la Plata, vía de acceso esencial al interior del
continente y a sus supuestas fabulosas riquezas minerales. La lucha
por la posesión de la Colonia del Sacramento frente a Buenos Aires y
de la Provincia Cisplatina, y la disputa por la influencia en el
Paraguay y Bolivia, son episodios de esa rivalidad así como la
utopía argentina de reconstrucción del Virreinato del Río de la
Plata, a través de esquemas preferenciales de comercio entre sus
antiguas partes, episodios tan bien presentados y analizados por
Moniz Bandeira.
31. Un hecho de relevancia mayor con repercusiones políticas hasta
hoy sobre la psiquis colectiva platina fue la extraordinaria
ascensión económica de Argentina a comienzos del siglo XX con base
en la agro exportación y más tarde su industrialización que, a pesar
de las fragilidades apuntadas, llegó a responder por el 30% del
parque industrial sudamericano y a ser, en esa época, mucho más
avanzada que la brasileña.
32. En la historia de las relaciones entre Brasil y Argentina,
episodios como la política de Río Branco de aproximación con los
EE.UU., principal cliente de las exportaciones brasileñas en
especial de café y caucho, mientras que Argentina se mantenía en la
esfera de influencia británica, la rivalidad entre Argentina y
EE.UU. en el mercado brasileño de trigo, en relación al cual los
EE.UU. obtuvieron en el Brasil preferencias comerciales; y,
finalmente, la Segunda Guerra Mundial, en que el Brasil se tornó
aliado de primera hora de los EE.UU., mientras que Argentina se
mantuvo neutral, aunque con el objetivo de poder abastecer a Gran
Bretaña, habiendo sufrido por esto una fortísima presión americana,
estimularon la desconfianza entre las elites y los pueblos de
Argentina y Brasil.
33. La aceleración del progreso industrial brasileño acompañado de
políticas de protección, con Getúlio Vargas y Juscelino Kubitscheck
(1950 – 1960), en que Brasil superó ampliamente a la Argentina,
cuyos regímenes militares a partir de 1955 vendrían, a través de
programas neoliberales, a desarticular la industria en la tentativa
de retornar a la época dorada de la agro-exportación y del libre
comercio, consolidaron en Argentina el sentimiento de que la llave
del éxito brasileño había sido la política de cooperación con los
EE.UU.. El fracaso de la tentativa de reconquista militar de las
Malvinas facilitó y aceleró el proceso de revisionismo histórico en
Argentina y abrió las puertas a la política de "relaciones carnales"
con los EE.UU. y de cooperación/rivalidad con el Brasil.
34. La nueva política exterior argentina de Carlos Saúl Menem tuvo
como meollo la concepción estratégica denominada realismo
periférico, que penetró en mayor o menor escala, con mayores o
menores disfraces y matices, el pensamiento de las elites
argentinas. Esa teoría considera que los países periféricos como
Argentina, debido a la disparidad de fuerzas, solamente han perdido,
y solamente continuarían perdiendo, en caso de que continuasen
confrontando con los EE.UU., aisladamente o participando de grupos
como el Movimiento de los No Alineados. La estrategia internacional
más provechosa para esos países sería reconocer su inferioridad,
alinearse irrestrictamente con las políticas americanas y adoptar
con entusiasmo el modelo económico neoliberal. Esta estrategia
permitiría a la Argentina evitar represalias y convertirse en una
aliado preferencial de los EE.UU. en la región, recuperar su
credibilidad internacional como país "de hecho europeo" y hasta
obtener la soberanía sobre las Malvinas. En esta estrategia, las
relaciones con el Brasil tendrían dos caras: primero, atraer a
Brasil para adherir a las reivindicaciones estratégicas americanas
vitales y así cooperar con la política americana y, segundo,
aprovechar la apertura del mercado brasileño propiciada por el
Mercosur, sin perder de vista el objetivo de integrarse al mercado
americano, como procuró hacer a través de su candidatura aislada al
ALCA, y al sistema militar americano, donde llegó a obtener el
status de aliado extra OTAN.
35. La estrategia argentina, que rindió frutos a la política en el
Continente, tuvo entusiastas que no se cansaban de abogar su
adopción por el Brasil. Hoy, la catástrofe económica, social,
política e institucional en Argentina demostró haber sido el
realismo periférico un absoluto fracaso en todas sus dimensiones.
50% de la población bajo la línea de pobreza, violencia y exclusión
crecientes, desarticulación institucional y política, desprestigio
internacional y, finalmente, el "abandono" por los EE.UU. y por las
agencias internacionales los cuales, además de todo, ironía de las
ironías, atribuyen a los argentinos toda la culpa por el fracaso.
36. En todo este proceso, es notable la duplicidad y la miopía de la
estrategia brasileña frente a lo que pasaba en la Argentina y frente
a la estrategia y a los intereses norteamericanos en América del
Sur. Brasil utilizó el pretexto suministrado por las supuestas
exigencias de una "alianza estratégica" con Argentina para adherir a
todas las iniciativas americanas, en especial en el área militar
(TNP, MTCR, armas químicas, seguridad cooperativa) y utilizó el
ejemplo supuestamente exitoso argentino para emular al país vecino
en términos de liberalismo económico y de atracción competitiva de
capitales extranjeros, lo que benefició a estos últimos. Se alegaba
que Brasil no podía ni "quedar atrás" de Argentina ni ejercer una
acción antagónica, aún cuando ésta "desconocía" o contrariaba a
Brasil en varios intereses y temas, tales como la candidatura
brasileña al Consejo de Seguridad, la candidatura a aliado extra
OTAN y el apoyo a las propuestas americanas en el ALCA, todo debido
a la suprema importancia de preservar el Mercosur como un bloque
para enfrentar a los EE.UU..
37. La miopía de la estrategia brasileña al abandonar el modelo
político de cooperación Brasil-Argentina y cambiarlo por el modelo
neoliberal comercialista de integración preconizado por el Tratado
de Asunción, fue notable. El esquema del Mercosur, frente a las
asimetrías excesivas aún entre los dos principales países, de la
inexistencia de políticas económicas comunes y de las tensiones
políticas causadas por los otros dos socios mucho menores, libre
cambistas e importadores, llevaría a maniatar la política comercial
brasileña (y argentina), a la crisis interna del Mercosur y a
tentativas de resolverla a través de la "radicalización" del
Mercosur en términos de liberalización comercial y de propuestas
utópicas, como la de una moneda común, reiteradas incluso en
situaciones tan graves como la actual. El Mercosur y su TEC, las
políticas cambiarias como la currency board argentina y el cambio
casi fijo brasileño y las políticas de privatización y
desregulacion, solamente podrían llevar a lo que llevaron:
desnacionalización de las economías, aumento de la vulnerabilidad
externa, la amenaza permanente de una crisis de pago, la
subordinación creciente al FMI (y a los EE.UU.), la exclusión
social, la desarticulación institucional, el resentimiento entre los
dos países, fenómenos que solamente no son tan graves en el Brasil
como en la Argentina debido al hecho de que la ejecución de estas
políticas fue desacelerada entre 1992 y 1994.
38. Frente a este panorama, la estrategia económica americana para
América del Sur, matizada y agravada hoy por el nuevo enemigo, el
terror internacional, cuya existencia maléfica, difusa y terrible lo
justifica todo, sigue, en su esencia, siendo la misma: mantener los
lazos de dependencia económica y financiera de los dos principales
Estados de América del Sur utilizando los acuerdos con el FMI y su
creciente administración directa; abrir y mantener abiertos sus
mercados para bienes, servicios y capitales y el acceso a materias
primas estratégicas como la biodiversidad y el agua, a través de la
consolidación interna de estas políticas por la legislación
doméstica, por la creación de agencias reguladoras "técnicas", por
la negociación de acuerdos de libre comercio bilaterales al estilo
de Chile o multilaterales, como el ALCA, y finalmente por la
elección de candidatos proclives a tales políticas.
39. En la vertiente militar de su estrategia de hegemonía
continental, los EE.UU. difundieron con éxito la idea de que, en el
nuevo orden mundial, América del Sur era un continente de paz, que
la existencia de ejércitos nacionales era la única causa de
autoritarismo, de nacionalismo arcaico y de tensiones aunque pocas,
que la reducción de gastos militares liberaría recursos para el
desarrollo y la implantación de nuevas políticas liberales y que
había una carrera armamentista entre Brasil y Argentina. Así, los
países sudamericanos deberían cooperar con los esfuerzos de paz
mundial adhiriendo a los acuerdos asimétricos de no-proliferación,
reducir sus fuerzas convencionales, establecer mecanismos de
seguridad cooperativa, desmontar sus industrias bélicas, cooperar en
la lucha contra las "nuevas amenazas" y transformar sus Fuerzas
Armadas en fuerzas policiales. De otro lado, los EE.UU. procuraron
aumentar su presencia militar directa a través de asesores
militares, de ejercicios militares conjuntos y de la eventual
instalación de bases permanentes en el sub-continente.
40. Las estrategias ideológicas y económicas americanas en América
del Sur, se entrelazan y se refuerzan mutuamente. Los programas de
formación de científicos sociales y economistas, ejecutados desde la
década del 60, llevaron a la ascensión de tecnócratas al comando de
las estructuras del Estado, como integrantes de los equipos que
implementaron las políticas de apertura, desregulación y atracción
de capital multinacional. Estas políticas, a su vez, ampliaron la
presencia en la economía de estos países de las mega-empresas
multinacionales y esa presencia aumentó su influencia política,
tanto en la difusión de visiones del mundo, como en la defensa de
las estrategias implementadas por aquellos equipos. Por otro lado,
el control de los medios de difusión audiovisuales, en especial el
cine y la televisión, permitió una influencia extraordinaria en la
formación de hábitos de consumo y de los valores sociales típicos de
la sociedad de consumo conspicuo, depredadora, individualista y
apolítica. Esa visión colectiva de los objetivos de la vida en
sociedad, refuerza el apoyo a las políticas ejecutadas por aquellos
"equipos económicos" que, a su vez, refuerzan el proceso de
desnacionalización y generan las excusas para la actitud de
supervivencia a los objetivos políticos de los EE.UU. y a la
estrategia económica abogada por el FMI como representante de los
intereses del Departamento del Tesoro y éste, a su vez, de los mega-
bancos norteamericanos.
41. En este complejo, en que se entrelazan las convicciones
ideológicas y los intereses materiales de las elites intelectuales y
políticas cómplices y alienadas; de las mega-empresas
norteamericanas, tanto financieras como productivas; de las elites
dirigentes de Washington y de los tecnócratas del FMI; de los
empresarios locales sobrevivientes; sólo el fracaso catastrófico del
modelo neoliberal y la revuelta de los movimientos sociales frente a
la acelerada concentración de poder y de riqueza y de la creciente y
espantosa exclusión social pueden hacer interrumpir el curso de las
sociedades sudamericanas rumbo a la convulsión social, a la
desarticulación institucional, al colapso democrático. La situación
en América del Sur, en los países que son vecinos de Brasil, es
semejante a la brasileña en su estructura y dinámica y es tal vez la
más grave desde 1900. Esta situación calamitosa se da en un momento
extraordinario de transformación del orden mundial creado en 1946,
con las Naciones Unidas. El dilema mundial
42. La política mundial vive un extraordinario dilema. Los
principios de funcionamiento suave del sistema de condominio
hegemónico bajo el liderazgo americano, creado luego de la Segunda
Guerra Mundial, están siendo desafiados por la situación en el
centro del sistema, los EE.UU., país que representa el 30% del PBI y
del comercio mundial, con capacidad militar equivalente a la suma de
las capacidades de las nueve potencias militares siguientes,
generador del 50% de las nuevas patentes solicitadas cada año, y por
la acción de su Gobierno republicano.
43. El sistema de condominio hegemónico, para obtener el
reconocimiento y la legitimidad internacional, exige que la Potencia
líder proyecte la imagen de una democracia perfecta, que promueve
los derechos civiles y humanos y los defiende en el mundo de forma
imparcial; de ser el sistema económico más dinámico y más honesto
del mundo; de tener el Estado que más respeta la ley y el orden,
inclusive el derecho internacional; de ser un país generoso y
dispuesto a ayudar a los Estados desvalidos y en crisis; de ser una
sociedad progresista, liberal y humana, abierta a la crítica y a la
divergencia. Son estas características de la imagen del centro que
permiten a las elites cómplices de los países periféricos controlar
y conducir sus sistemas políticos altamente asimétricos y de gran
potencial explosivo y cooperar con los objetivos del condominio en
busca de un "mundo mejor".
44. A partir de 2001 con el Gobierno George W. Bush, el centro del
sistema dejó de presentar esas características necesarias al
ejercicio del liderazgo del condominio hegemónico. Las elecciones
que resultaron en su victoria en el Colegio Electoral fueron
fraguadas y el candidato republicano no obtuvo la mayoría de los
votos populares. Los atentados terroristas crearon la justificación
para leyes que atentan contra los derechos civiles de la población
norteamericana. El apoyo a la estrategia de Ariel Sharon, cuya
semejanza con la política de limpieza étnica es evidente, establece
el precedente para que cualquier Estado pueda utilizar cualquier
método contra quienquiera que sea definido como "terrorista" o
inclusive contra sus parientes. El rechazo de los EE.UU. en adherir
al Tratado Penal Internacional y el esfuerzo para firmar tratados
bilaterales para excluir soldados (y autoridades) americanos de su
alcance, pueden ser interpretados como una aceptación implícita de
genocidios pasados y futuros. La imagen del dinamismo y honestidad
del sistema empresarial americano fue fuertemente abatido (y la
confianza de grandes y pequeños inversores en todo el mundo) por los
mega-fraudes contables, de los que participaron respetadas mega-
empresas, mega-auditorías, mega-consultorías, mega-bancos que
lesionaron a millones de pequeños inversores. Autoridades de primer
nivel, entre ellas el Presidente y el Vicepresidente, son acusadas
de haber participado de operaciones similares en el pasado. La
denuncia del ABM (Acuerdo Anti Balístico), el rechazo a participar
del Protocolo de Kyoto sobre cambios climáticos y las reiteradas
declaraciones de que los EE.UU. actuarán unilateralmente siempre que
lo consideren necesario para defender sus intereses y de que son los
mejores jueces para conocer qué es mejor para el mundo, aún contra
la opinión de sus aliados más próximos, reveló a los demás miembros
del condominio hegemónico que el respeto al Derecho Internacional
pasó a ser oficialmente una cuestión de conveniencia para la
política americana y que la obediencia a los compromisos
internacionales sería exigida de los "otros". El rechazo en auxiliar
a la Argentina en su crisis, en participar de la Conferencia de
Durban sobre racismo, la aversión en aceptar compromisos específicos
en la Conferencia de Joanesburgo tanto sobre medio ambiente como
sobre cooperación para el desarrollo, indican que la estrategia
americana tiene, como única receta para promover el desarrollo,
eliminar la pobreza, proteger el medio ambiente y combatir la
xenofobia, la apertura de mercados de los países periféricos para
bienes y capitales de las grandes potencias, mientras éstas
mantienen los instrumentos de protección para sus economías.
45. Finalmente, la adopción de la lucha contra un terrorismo
internacional difuso, omnipresente y maligno y las acusaciones a
diversos países de ser conniventes con el terrorismo, no sólo abrió
la caja de Pandora del arbitrio internacional que permite el uso
unilateral de la fuerza en carácter preventivo, alegando legítima
defensa, como pretenden los EE.UU. en Irak y como ya se ensaya en
los conflictos de Cashemira y del Cáucaso, sino que pasó a
justificar cualquier violación de derechos civiles en cualquier
Estado, en especial contra inmigrantes y poblaciones musulmanas,
incitando la xenofobia y la legislación restrictiva de todo tipo. La
idea de que "quien no está con nosotros (incondicionalmente) está
contra nosotros (los EE.UU.)", de que la envidia es la causa del
anti-americanismo en el mundo, de que la guerra es inminente así
como nuevos atentados, genera las condiciones para mantener a la
población americana en estado de miedo permanente y el clima
político para aprobar una legislación restrictiva de los derechos
civiles, al punto de institucionalizar y generalizar el espionaje y
la denuncia y de tornar a la crítica en sinónimo de traición.
46. El pueblo americano es democrático, pero su elite es imperial.
Así, cada acto de imperio, caracterizado por el arbitrio y por la
violencia, debe ser justificado como un acto de defensa de la
democracia americana frente a una amenaza concreta o como un acto
indispensable para impedir una agresión al pueblo americano. De este
modo, es necesario crear una interpretación de cada situación,
divulgarla por los medios de comunicación de forma de sensibilizar y
asustar a la población, de ser preciso, inclusive, por la
"fabricación" de eventos, como ocurrió con el ataque a navíos
americanos en el Golfo de Tonkin, que llevó a la intervención
americana en Vietman.
47. Las políticas anti-democráticas y retrógradas socialmente, las
políticas agresivas al medio ambiente, la blandura con los fraudes
empresariales, la estrategia del miedo y de las intervenciones
unilaterales y preventivas, seguramente no contribuyen ni a la
creación de las condiciones para reactivar la economía americana y
mundial y así reducir la expansión de las políticas de derecho en el
centro del sistema, ni a la reducción de las tensiones regionales y
la revuelta social contra las políticas neoliberales en la
periferia. La falta de respeto al Derecho Internacional, la decisión
de controlar directamente, sin disfraces, las agencias
multilaterales, como ocurrió en el caso de OPAQ, la falta de respeto
abierto a los principios de las Naciones Unidas de
autodeterminación, soberanía y no-intervención corroen el sistema
ideológico, militar, político y económico establecido luego de la
Segunda Guerra Mundial, pero no lo sustituyen por otro sistema que
pueda permitir la continuidad "suave" de la hegemonía de las Grandes
Potencias. La cuestión que se plantea es la de la durabilidad de las
mencionadas nuevas estrategias articuladas por el centro del
sistema.
48. Para América del Sur, pero muy especialmente para el Brasil, el
momento actual es decisivo, pero el dilema siempre es el mismo:
enfrentar el desafío de desarrollar el potencial de la sociedad
brasileña, superando sus extraordinarias disparidades y
vulnerabilidades a través de la ejecución ardua y persistente de un
proyecto nacional consciente, en un contexto de formación de un polo
sudamericano no hegemónico, en estrecha alianza con Argentina, o
incorporarse de forma subordinada al sistema económico y político
americano, confiando en que el libre juego de las fuerzas del
mercado en el seno del ALCA sea capaz de superar los desafíos y
desarrollar el potencial de la sociedad brasileña y sudamericana. El
primer camino es extraordinariamente arduo, pero presenta la
perspectiva de construir un Brasil y una América del Sur dignos de
sus pueblos. El segundo es el camino de la sumisión política, del
atraso económico y del caos social.
49. Por esas razones es que la obra de Moniz Bandeira es de
fundamental importancia en el momento actual de la coyuntura mundial
y nacional, no sólo para los que tienen la responsabilidad de
decidir entre aquellos dos caminos, sino para todos los que
necesitan conocer mejor el pasado para comprender mejor el presente
y construir un futuro mejor.
* El Embajador Samuel Pinheiro Guimarães es actual vice-Canciller de
Brasil
* Traducido para La ONDA digital por Cristina Iriarte Prefacio al
libro del profesor Luiz Alberto Moniz Bandeira, titulado Conflicto e
integración en América del Sur – Brasil, Argentina y EE.UU. (De la
Triple Alianza al Mercosur 1870-2003) publicado por la Editora Revan
(Río de Janeiro, 2003, 676 p.) LA ONDA® DIGITAL
https://www.alainet.org/es/articulo/107579
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