Guerras Biotecnológicas: libertad alimentaría versus esclavitud alimentaría
25/06/2003
- Opinión
Monsanto, a través del gobierno de los EE.UU. está tratando desesperadamente de revertir sus fracazadas aventuras, vía la creación de mercados para sus productos genéticamente modificados (GM), utilizando la coerción y la corrupción.
La Comunidad Europea todavía no ha despejado el camino para semillas transgénicas tanto para plantaciones comerciales como para importaciones de comida GM. Brazil también ha puesto impedimentos a dichas semillas. Y la India todavía no ha despejado el camino para los cultivos genéticamente manipulados; además, ha parado el esparcimiento del algodón biotecnológico (Bt.) en el norte de India, después de su pésimo resultado en el sur de este país, en la primera temporada de plantación comercial en el 2002.
La Unión Europea, Brasil e India están todos bajo un ataque abierto y a la vez disimulado, por no apresurarse en la adopción de semillas trangénicas, sin precaución y sin asegurase de la bioseguridad.
Los Estados Unidos han amenazado con iniciar una disputa en contra de la Unión Europea en la OMC, por no importar transgénicos. El representante de Comercio de los Estados Unidos, el señor Zoellick estuvo en el Brasil, a finales de mayo pasado, para forzar a este país a eliminar los impedimentos a los cultivos GM. El Secretario de Estado de los EE.UU. trató de intimidar a los países sudafricanos en la Cumbre de la Tierra en Johannesburgo para que acepten los cultivos genéticamente manipulados, pero Zambia se rehusó a ser intimidada.
En India, la embajada de los EE.UU. trató de presionar al Ministro del Ambiente a través de la oficina del Primer Ministro Indú para despejar el camino a las importaciones del maíz GM. Sin embargo, la más grande movilización de grupos de mujeres organizadas, como la Alianza Nacional de Mujeres para los Derechos Alimentarios, bajo el movimiento de Mujeres por la Diversidad tuvieron éxito al enviar de regreso dos cargas marinas de 10.000 toneladas de maíz transgénico. Desde ese entonces, el presidente del Comité de Aprobaciones para la Ingeniería Genética, quien rechazó los cultivos GM y sus importaciones, fue removido; al igual que se cambió el Ministerio de Agricultura.
Personas libres, con información libre, están diciendo no a los alimentos manipulados genéticamente por razones ecológicas y de salud. De cualquier manera, la ingeniería genética está siendo impuesta en el mundo, por un puñado de corporaciones globales, con el respaldo de un gobierno poderoso.
Las semillas comerciales no producen más comida, tampoco reducen el uso de químicos. Si bien, el hambre es el argumento más frecuentemente utilizado para promover y dar empuje a la ingeniería genética, los GMs tienen que ver más con el hambre de ganancias de las corporaciones que con el hambre del pueblo por alimentos.
Una noticia publicada en el Herald Tribune de mayo 29/2003, que se tituló “La guerra biotecnológica se vuelve un asunto de hambre”, reportó que como parte de su campaña contra el hambre, el presidente George W. Bush está preparando un ataque contra la resistencia europea que se opone a los cultivos transgénicos.
Bush y sus ayudantes están implementando un alegato emotivo, diciendo que la posición de su administración es parte de la batalla en contra del hambre mundial. En un discurso pronunciado, a fines de mayo, Bush acusó a Europa de impedir la “gran causa de acabar con el hambre en África”, a través de sus trabas a los productos genéticamente manipulados (IHT, mayo 29, 2003).
La tecnología de los transgénicos no trata de vencer la escasez de alimentos sino de crear la monopolización de alimentos y semillas, primeros eslabones en la cadena de la vida misma.
Después de presionar al Gobierno de Lula en el Brasil para remover temporalmente los impedimentos en contra de los transgénicos; la Monsanto ahora está reclamando royalties por los genes de las semillas de soya “Round up”, mostrando una vez más que las ganancias a través de la recolección de los royalties son el verdadero objetivo de la propagación de cultivos genéticamente manipulados.
India fue forzada a cambiar sus leyes de patente bajo los “TRIPS” y el mayor beneficiario de la Segunda Enmienda del Acta de Patentes de la India de 1970 son corporaciones biotecnológicas como la Monsanto, que buscan patentar semillas genéticamente manipuladas.
Las patentes también criminalizan y hacen ilegales el trabajo humano de la reproducción de la vida. Cuando las semillas son patentadas, los campesinos en ejercicio de su libertad y aplicando su deber de guardar e intercambiar semillas son tratados como “ladrones de propiedad intelectual”. Esto puede alcanzar límites absurdos, como el caso de Percy Schmieser cuyo campo de canola fue contaminado por la “Round up Canola Resistant”; y en vez de que la Monsanto compense a Percy por tal contaminación, bajo el principio de que “el contaminador paga”, la compañía lo enjuició por 200.000 USD por el robo de sus genes. Monsanto usa agencias de detectives y policía para rastrear campesinos y sus cultivos. Las patentes implican estados policiales.
La ingeniería genética no está solamente causando la polución genética de la biodiversidad y creando bioimperialismo, monopoliza la vida misma. También está causando la contaminación del conocimiento debido al deterioro de la ciencia independiente y la promoción de la seudo-ciencia. Está monoplizando el conocimiento y la información.
La victimización del Dr. Arpad Putzai quien mostró los riesgos para la salud de las papas transgénicas y al Dr. Ignacio Chapela quien mostró que el maíz había sido contaminado en el centro de la diversidad en México, son ejemplos de la intolerancia para la ciencia real, de un sistema científico controlado por corporaciones.
La fabricación de datos por parte de la Monsanto a favor del algodón biotecnológico cultivado en la India es un ejemplo de la promoción de una tecnología innecesaria e improbada a través de la seudo-ciencia. Mientras los campos de algodón Bt. caían en un 80% y los agricultores tenían pérdidas de cerca de 6.000 Rs. por acre; la Monsanto usó a Martn Qaim de la Universidad de Bon y a David Zilberman de la Universidad de California, Berkeley, para publicar un artículo en “Science” para afirmar que los cultivos de algodón Bt. se incrementaban en un 80%. Qaim y Zilberman publicaron el documento tomando como fuente la base de datos provista por la Monsanto; a partir de las investigaciones de la misma compañía, más no en base a la cosecha de los campos de los agricultores en su primer año de plantación comercial.
Los datos fabricados que presentan al fracasado algodón Bt. como un milagro, esconden el hecho de que, las plagas y las enfermedades aumentaron en un 250-300%, los costos de las semillas se elevaron en un 300%, y la cantidad y calidad de producción de algodón bajaron. Razón por la cual, el 25 de abril del 2003 el Comité de Aprobaciones de Ingeniería Genética (GEAC) del gobierno de India no dio paso a la Monsanto para vender semillas de algodón Bt. en el norte de la India.
Los falsos reclamos de la Monsanto también fueron probados con el fracaso total del maíz híbrido cultivado en el Estado de Bihar y la censura de la compañía por parte del gobierno.
En Rajastan, la Monsanto se otorgó a sí misma un premio por los campos milagrosos. Mientras en los folletos de promoción se proclamaba una cosecha de 50-90Q/acres, en el campo los agricultores solo cosechaban 7 Q/acres, 90% más bajo de lo prometido. Los agricultores, del distrito de Adaipur en Rajastan, han iniciado una campaña para boicotear las semillas Monsanto.
Reportes de estos fracasos no alcanzan el plano internacional porque la Monsanto controla los medios de comunicación con su red de relaciones públicas. De la misma manera que busca controlar gobiernos y ciencia.
Nuestros cultivos y alimentos están siendo contaminados, nuestra investigación científica y agencias reguladoras amenazadas y corrompidas.
En este contexto se está realizando, la Conferencia sobre Biotecnología para los Ministerios de Agricultura en Sacramento, California, convocada por Ann Vanneman, Secretaria de Agricultura en Estados Unidos. Ann Vanneman dirigía la Agracetus, una subsidiaria de Monsanto. Por su parte, la Monsanto mantiene cautivo al Ministro de Agricultura Brasileño. Asimismo, el Ministro de Agricultura de la India, Ajit Singh fue removido, pocos meses antes de las elecciones generales, para asegurar que la amenaza a la supervivencia de los campesinos bajo el control corporativo agricóla, no sea puesta como punto importante en la agenda del Ministerio de Agricultura de la India; también bajo el control de la Monsanto/Cargrill. Esta primera actividad en la cual el nuevo Ministro de Agricultura Rajnath Singh participó fue la Conferencia de la Semilla Global organizada por la industria biotecnológica.
Sostenibilidad y ciencia son sacrificadas por un experimento imprudente contra nuestra biodiversidad y sistemas alimenticios, que está empujando hacia la extinción a especies y campesinos. Necesitamos reinsertar la tecnología dentro la ecología y la ética para asegurar que la totalidad de los costos ecológicos y sociales sean tomados en cuenta.
Lo que está en juego es la evolución de la naturaleza y la sobrevivencia de la gente, nuestra soberanía y libertad alimentaria; la integridad de la creación y nuestro sistema alimentario basado en una libertad progresista de la naturaleza y la libertad democrática de los pequeños agricultores y consumidores. La elección es entre el bio-imperialismo o la bio-democracia. ¿Lograrán imponer unas pocas corporaciones una dictadura sobre nuestros gobiernos, nuestro conocimiento e información, nuestras vidas y toda la vida del planeta o conseguiremos como miembros de la Familia de la Tierra liberarnos y liberar a todas las especies de la prisión de las patentes y la ingeniería genética?
Necesitamos reclamar nuestra libertad y soberanía alimentarias.
Nuestro movimiento en la India busca defender la libertad de sembrar (Bija Swaraj) y libertad alimentaria (Anna Swaraj) por la defensa de nuestros derechos y rechazando cooperar con leyes inmorales e injustas (Bija Satyagraha). Nosotros guardamos y compartimos nuestras semillas, boicoteamos los transgénicos del imperio; estamos creando una patente libre, libre de químicos, zonas agrícolas libres de ingeniería genética, que aseguren que nuestra agricultura está libre de monopolios corporativos y de contaminación química y genética.
Nuestro pan es nuestra libertad. Nuestra libertad asegurará nuestro pan. Y cada uno de nosotros tiene el deber de ejercer la libertad del pan (Anna Swaraj) por el bienestar de la Tierra; por todas las especies y por nosotros mismos y las generaciones por venir.
(Traducción ALAI)
https://www.alainet.org/es/articulo/107773?language=en
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