El secuestro de las semillas
07/07/2003
- Opinión
Desde el Neolítico, los agricultores han buscado
variedades de cultivos que se adapten a culturas y climas
diversos. En la India, las gentes del campo han logrado
miles de variedades de arroz y los agricultores andinos
conocen más de 3.000 tipos de patatas. La diversidad, que
ha sido fuente de nuestra alimentación se ve hoy
amenazada por la erosión y la piratería genéticas, los
monocultivos y los monopolios.
De las 300.000 especies de plantas vivas en la
actualidad, cerca de 50.000 son comestibles. Pero sólo
cuatro especies -arroz, maíz, trigo y soja- aportan la
mayoría de las calorías y las proteínas que consume la
población mundial.
Los mercados globales sustituyen a los locales y los
monocultivos van reemplazando a la diversidad. En China
se cultivaban de forma tradicional 10.000 variedades de
trigo, reducidas ya a menos de 1.000. En México sobrevive
tan sólo el 20% de su diversidad de maíces. En Filipinas,
los pequeños agricultores cultivaban miles de variedades
de arroz, pero, a mediados de los ochenta, el 98% de
todos los arrozales eran de dos únicas variedades.
Ya en 1996, la Organización de las Naciones Unidas para
la Agricultura y la Alimentación (FAO) identificó el
problema del monocultivo como causa importante de pérdida
de diversidad. Pero a este ataque tenemos que sumar el de
los monopolios.
"La agricultura industrial promueve el uso de
monocultivos por su necesidad de mantener un control
centralizado sobre la producción y la distribución de
alimentos". Así lo explica en su libro "Cosecha robada.
El secuestro del suministro mundial de alimentos" la
ecofeminista Vandana Shiva.
El mercado de las semillas está sufriendo actualmente el
control de los monopolios por tres factores: la
concentración económica, las patentes y los derechos de
propiedad intelectual y la ingeniería genética.
Observemos que ya Monsanto gastó entre 1995 y 1998 más de
8.000 millones de dólares en la compra de compañías de
semillas. Tomates, maíz, algodón o trigo, se trata de
alcanzar una posición global dominante en la industria de
los cultivos. Entre otros ejemplos, Shiva cita en su
libro cómo "Monsanto adquirió la división de cultivos de
trigo de Unilever por 525 millones de dólares, como parte
de su esfuerzo por monopolizar la producción y la venta
de trigo genéticamente modificado". Junto a Monsanto,
dominando las industrias de semillas, pesticidas,
alimentos y productos farmacéuticos y veterinarios, la
autora menciona a Novartis, (surgida de la fusión Sandoz
y Ciba-Geigy), y Aventis, que se formó a partir de la
fusión entre Astra/Zeneca y DuPont. Este hecho,
reconocido por The Wall Street Journal, deja la mayor
parte de la industria de semillas de Estados Unidos entre
DuPont y Monsanto.
Los agricultores de los países empobrecidos del Sur,
rechazan muchas de las tecnologías de "control de los
genes", como la conocida por tecnología Terminator, pues
ven peligrar la diversidad, los conocimientos
tradicionales y el sistema agrícola sostenible. Y con
ello las fuentes de alimentos.
"Como personas con la obligación de preservar la vida en
el planeta, tenemos el deber de poner freno a ciertas
actividades basándonos en motivos sociales y ecológicos,
por muy rentables que éstas sean", afirma Vandana Shiva.
Al hablar de la "piratería de las semillas" nos recuerda
Shiva que el arroz de la variedad Basmati, desarrollado
en la India por sus agricultores, y del cual este país
produce 650.000 toneladas al año, está amenazado. La
empresa RiceTec, Inc. con sede en Tejas obtuvo una
patente sobre las variedades y los granos del arroz
basmati. Estas variedades son las que habían desarrollado
durante siglos los propios agricultores indios. El método
RiceTec no es ninguna novedad, sino un método común de
mejora de especies, habitual en el arte de mejorar los
cultivos. "La patente de RiceTec considera la derivación
como una forma de creación y la piratería como un modo de
invención. La Oficina de Patentes de Estados Unidos no ha
protegido la invención, sino la biopiratería", afirma
Vandana Shiva.
El caso del arroz basmati es una muestra de los problemas
que surgen del patentado de recursos vivos. Reclamar la
invención de variedades de plantas supone una negación de
la creatividad de la naturaleza, por un lado, y de la de
los agricultores, por el otro. Además, podría ser
utilizada para penalizar a los cultivadores y
cultivadoras de basmati por infringir la patente de
RiceTec. Los agricultores indios que cultivan basmati
podrían ser obligados a pagar royalties a RiceTec.
Otros ejemplos incluyen las patentes sobre la pimienta,
el jengibre, la mostaza y la cúrcuma. Las compañías están
reclamando "derechos de propiedad intelectual" sobre la
biodiversidad y las innovaciones autóctonas que
pertenecen a los pueblos empobrecidos del Sur. Shiva
concluiría "Esto es robar a los pobres los escasos
recursos que les permiten sobrevivir fuera del mercado
global".
* María José Atiénzar. Centro de Colaboraciones
Solidarias (España)
SIREL \(Sistema de Informacion Rel-UITA\) Nº 36
https://www.alainet.org/es/articulo/107843?language=en
Del mismo autor
- Arsenales de salud 30/10/2013
- La televisión seduce 03/10/2013
- Salud materna, buenas noticias 22/04/2010
- Créditos FAD: las cosas por su nombre 27/11/2009
- Los bosques, motor de vida 13/11/2009
- Inversiones rentables en prisión 22/10/2009
- Recuperar los pueblos 01/10/2009
- Falso ecologismo 24/09/2009
- Complicidad de abuelos y nietos 03/09/2009
- Cambio climático y pobreza 16/07/2009