Las minorías sexuales

31/07/2003
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En todo país existe un número similar de varones y damas. La mayor parte de ellos fomenta relaciones heterosexuales. De lo que se busca hablar lo menos posible es de aquellos sectores que practican una forma distinta de sexualidad: como la de tener relaciones con personas de su mismo sexo. La homosexualidad es una cuestión de muchas implicancias sociales. Las tres grandes religiones occidentales y muchas fuerzas conservadoras tienden a verle como una desviación sexual anormal. Quienes se reclaman como gays sostienen que tienen una forma de relacionarse distinta a la de la mayoría heterosexual y que su práctica debería ser aceptada y legalizada. En este artículo discutiremos distintas visiones ante tal problema. La iglesia católica, las sinagogas ortodoxas y todo el Islam son unánimes en su rechazo a toda práctica sexual entre personas de un mismo sexo. Esta es vista como una forma sodomista de pecado. Las sociedades occidentales, como las latinoamericanas, se han estructurado bajo la influencia de tales creencias. La visión tradicional es que el sexo es fundamentalmente una actividad reproductiva y solo puede darse entre gente de distintos órganos genitales. Sin embargo, dentro del cristianismo y del judaísmo han habido sectores que han ido aceptando la homosexualidad. Hay sinagogas liberales que incluso reconocen el matrimonio entre gays y lesbianas. Diversas congregaciones protestantes han venido permitiendo que el sacerdocio no sólo sea ejercido por casados sino también por mujeres y gays. Sin embargo, dentro de éstas el debate en torno a la homosexualidad ha ido generando muchos sismos. El caso más sintomático ha sido el de la iglesia anglicana. Esta es la congregación protestante más afín a la católica. Hace 5 siglos el rey inglés Enrique VIII decidió separarse de Roma por que no se le aceptó el divorcio de una de sus seis esposas. Los anglicanos mantuvieron muchos ritos católicos pero aceptaban el poder de la monarquía en vez del del papado. Con el tiempo dentro de los 70 millones de anglicanos se fue reconociendo la ordenación de curas femeninos y gays. Mas, el primer gran problema que ha tenido que confrontar el doctor Williams, recientemente electo arzobispo de Canterbury, fue el hecho que un padre abiertamente gay fuese nominado para convertirse en obispo. Los tradicionalistas con mucha fuerza en Nigeria amenazaron con dividir a dicho clero. Para evitar un cisma el doctor Williams alentó la renuncia del obispo gay al mismo tiempo que buscó congraciarse con los liberales cuestionando la homo-fobia. La actitud ante los gays es también una herencia del viejo trato a las mujeres. En la visión tradicional el hombre debería ser el jefe del hogar y la mujer debería supeditársele. En países árabes siguen subsistiendo los matrimonios arreglados y la 'compra' de esposas. En el Islam o en los antiguos mormones el hombre tiene derecho a tener varias esposas. Dentro de varias sociedades occidentales se ha visto como un buen macho al hombre quien pudiese tener varias mujeres, pero no a la mujer que 'traicionase' a su esposo o al hombre que se enamorase de otro varón. Aceptar la homosexualidad implicaría un golpe a la cultura del macho, pero también cuestionar a un modelo de familia basado en dos personas de sexos opuestos que se entrelazan para reproducir hijos. Los homosexuales sostienen que sus prácticas sexuales siempre han existido. En algunas sociedades las han realizado de manera encubierta y en otras de manera explícita. Basta ver muchas artesanías precolombinas para comprobar que la homosexualidad fue tolerada en las civilizaciones andinas, tal como ocurrió con los griegos. La denominación 'lesbianismo' proviene de la isla helena de Lesbos donde las mujeres podían amarse entre sí mismas. Los espartanos, los guerreros más feroces de su época, promovían la constitución de parejas de combatientes que practicaba entre ellos intercurso sexual. En nuestras sociedades se puede contemplar que un hombre o una mujer tengan relaciones con una persona de sexo opuesto o que practiquen el sexo con uno mismo (masturbación), pero se muestra como contra natura el que lo apliquen con una persona del mismo sexo. Los homosexuales arguyen que es posible amar a una persona de su propio sexo y que el placer sexual no necesariamente debe llegar a ser meramente para procrear. En Dinamarca, Holanda y otros países ya se ha legalizado la unión civil entre homosexuales. En Escandinavia han habido ministros abiertamente gay y el mayor asesinato en la historia moderna holandesa fue realizado recientemente contra Pim Fortyn, el primer gay que pudo haberse convertido en mandatario. En Ibero América se tiende a aceptar una sola forma de sexualidad considerando a las demás minorías sexuales como anormales. Los programas de TV y los chistes en los colegios tienden a burlarse de los homosexuales mostrándoles como unos 'maricas' o 'afeminados'. Muchos de los hombres más esbeltos suelen ser hombres que aman el cuerpo de otros hombres. La cobardía no es un atributo femenino ni de los afeminados. La mayor parte de los gays no se quieren vestir de mujeres y la mayor parte de las lesbianas no se pone atuendos masculinos. Se trata de personas que se visten y comportan igual que el resto pero con la única diferencia que ansían relacionarse con personas de su propio sexo. Los 'bisexuales' son quienes pueden relacionarse con personas de un sexo similar u opuesto. Por ello se consideran una minoría que a su vez no es del todo bien vista por los homosexuales o los heterosexuales. Los transexuales son personas que cambian de sexo. Según un reciente estudio médico en Holanda existe un sutil diferencia entre los cráneos de humanos de distintos sexos, y se ha encontrado que hombres que se transformaron en mujeres presentaban inicialmente características craneanas femeninas. El querer transformar sus cuerpos habría sido movido por una necesidad física. A medida que Latinoamérica se ha ido modernizando se ha tendido a aceptar el derecho de las mujeres a usar anticonceptivos, a abortar, a trabajar o a convivir sin desposarse. También han ido surgiendo movimientos y centros de reunión homosexuales. Sin embargo, los gay y lesbianas continúan siendo mal vistos. Queda por ver si la sociedad iberoamricana se irá liberalizando al punto de aceptar el derecho de los gay y lesbianas de hacer sus propias manifestaciones y festivales en las calles, como ocurre en las principales metrópolis, o si se acepta su unión sexual con los mismos derechos que las parejas heterosexuales. Mientras tanto, la mayor parte de la opinión pública sigue concibiendo que la homosexualidad debe ser rechazada o despreciada. * Isaac Bigio. Proviene de la London Sdchool of Economics donde ha estado enseñando.
https://www.alainet.org/es/articulo/108023?language=en
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