Marcha Nacional agropecuaria contra el ALCA
09/08/2003
- Opinión
Después de la visita relámpago del representante
comercial de Estados Unidos, Robert Zoellick, para
satisfacer al grupo neoliberal en el poder, que en
encuentros como éste hace representar a Colombia por
gerentes de firmas multinacionales como la DRUMMOND, nada
más oportuno que la demostración pública que se
desarrollará hoy en Bogotá por miles de productores
agropecuarios, indígenas y campesinos de todo el país en
contra del ALCA y/o de sus demás acuerdos subsidiarios de
libre comercio que no sólo son más de lo mismo, sino,
como dicen los mexicanos, "peor de lo mismo".
Zoellick, en declaraciones difundidas a la rosa de los
vientos, destacó, como lo más importante para Colombia en
dichos acuerdos, que el país así podrá comprar alimentos
baratos, aprovechando el bajo costo de los géneros
agrícolas gringos que están exportándose con subsidios,
cuyos importes en nuestro caso ya suman cerca de 750
millones de dólares anuales. Ésta es una cifra cercana
al valor del "hueco fiscal" y que se ha financiado con
endeudamiento dado que nuestras exportaciones no alcanzan
para cubrir el total de las compras , hecho por el cual,
aquellas de los frutos que podemos producir y estamos
adquiriendo en el exterior, son doblemente dañinas, al
incidir también en el empleo y en la soberanía
alimentaria de la nación; concepto que Hommes y su
orquesta creen superado con un modelo econométrico hecho
en Planeación Nacional o con un estudio fletado por el
Banco Mundial. La "ganancia", según Zoellick, contrario
al pronóstico público de los gremios, no está en las
exportaciones sino en las importaciones, no está en las
ventas sino en las compras y las de productos
agropecuarios son de especial interés para Estados
Unidos. O. peor aún, para asegurar las exportaciones de
reducidos grupos económicos o de las filiales de las
casas matrices internacionales asentadas aquí, hay que
entregar al sector agropecuario.
Lo que se dice a campesinos y productores agrícolas, con
el coro anodino de ciertos dirigentes gremiales y
ministros de despacho, es que tendrán una transición
hacia productos "competitivos" y se nombran el borojó,
el chontaduro, la pitahaya, la granadilla, la uchuva, el
cacao, azúcar de caña, la palma africana y el caucho; en
fin, la gama de géneros tropicales, que en el Norte no se
pueden elaborar por condiciones ecológicas, pero que en
veintena y media de países del Hemisferio abundan para
beneficio del principal comprador. Y, "como en la casa
del ahorcado no se puede nombrar la soga", se cuidan de
mencionar al café, el mejor ejemplo de cómo se
desenvuelve esta guerra entre pobres cuando se trata de
ser "competitivos" en mercados de sobreproducción y
sobreoferta.
En el debate al respecto no se tienen en cuenta los
resultados de la apertura de comienzos de los años
noventa, ni las opiniones contrarias al proyecto
expresadas en distintos foros, ni tampoco las escasas
participaciones de la "Sociedad Civil", ni los libros,
debates en el Senado, publicaciones y artículos que
muestran con evidencias la inconveniencia de los
proyectos de librecambismo extemporáneo e inicuo; por
ello, con esta Marcha se agrega una nueva fase necesaria
de crítica al ALCA, la de la movilización social. Es
curioso que comience por iniciativa de quienes,
supuestamente, pueden estar más desinformados y no pocas
veces vistos con desprecio y sirve de "campanada de
alerta" y llamado de atención inclusive para los que,
desde publicitadas posturas de izquierda, hablan en sus
programas políticos de un "ALCA, que sea equilibrado y
se apruebe la creación de un Fondo de Compensación
Americano, que mitigue los efectos sociales y económicos
negativos del acuerdo comercial…".
Esa movilización tendrá hacia el futuro la necesaria
integración con los grupos de productores agropecuarios e
indígenas de Latinoamérica, quienes, en su gran mayoría,
coinciden en denunciar los nefastos propósitos de los mal
llamados modelos "exportadores" tanto multilaterales como
bilaterales, coreando al unísono: "¡Soberanía, SÍ, ALCA,
NO ¡". El afán, en primera instancia, es unir a todos los
sectores sociales, religiosos, laborales, productivos,
bien pequeños, medianos o no monopolistas, intelectuales,
políticos, juveniles, grupos ambientalistas y culturales
para conformar una gran fuerza de oposición al ALCA y
similares, la que ha de ser escuchada por los respectivos
gobiernos; aún no se ha dicho la "última palabra", apenas
comienza a forjarse la Resistencia Civil.
https://www.alainet.org/es/articulo/108083
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