Operación "Panamax 2003" Armada Chilena bajo el mando de EE.UU.

17/08/2003
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La participación de la armada nacional en ejercicios realizados en conjunto con las marinas de los Estados Unidos y Panamá, despierta numerosas interrogantes en torno a determinar quién sirve a quién. Particularmente, cuando la principal potencia del planeta se esfuerza por consolidar su control sobre el hemisferio. La Armada chilena participó en un "inédito ejercicio de bloqueo, resguardo y protección del Canal de Panamá", bajo la planificación, coordinación y mando del Comando Sur de los Estados Unidos. Según el matutino La Tercera, la Armada chilena está dispuesta a integrar una fuerza multinacional para defender el Canal de Panamá frente a posibles ataques terroristas que pudieran interrumpir el tráfico comercial entre los océanos Pacífico y Atlántico. "Aunque el envío de buques en forma permanente a la zona es una decisión que debe tomar el gobierno, en la Marina afirman que la seguridad de la zona es un interés nacional ya que Chile es el cuarto usuario en el mundo del canal", señaló el matutino. Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington, los análisis de seguridad habrían establecido que Panamá es un posible foco de atentados terroristas "más aun considerando que en 1999 EE.UU. les devolvió la administración del canal y retiró a sus efectivos de las bases navales, dejando al país en disminuidas condiciones de defensa, ya que no cuenta con fuerzas armadas". A partir tales conclusiones surgió desde la Marina de Chile la iniciativa de realizar entrenamientos multinacionales en prevención de amenazas terroristas en la zona, y EE.UU. fue quien organizó el primer operativo. Nuevo "lazo de amistad" Los ejercicios denominados "Panamax 2003", tuvieron lugar entre el 21 y 25 de julio en la Zona del Canal, según destacó el servicio de Relaciones Públicas de la institución, "para hacer frente a una amenaza no convencional, previniéndola y anulándola antes de que logre materializarse". El ejercicio, que se realizó por primera vez, contó con la participación de unidades navales de Chile, Estados Unidos y Panamá, consistió en interceptar y abordar un navío mercante "cargado con explosivos" que una organización "terrorista" intentaba hacer explotar en el Canal de Panamá para "bloquear el intenso tráfico marítimo que se realiza a través de esta vía comercial que une a los océanos Pacífico y Atlántico". Tomaron parte unidades de superficie, aéreas, de los servicios de guardacostas y de fuerzas especiales, que se desplazaron desde sus bases respectivas hasta el teatro de operaciones en que se ejecutaron las maniobras orientadas a posibilitar la realización de operaciones multinacionales de "interdicción marítima", tal como fue establecido por la V Conferencia Interamericana de Ministros de Defensa realizada en Chile en noviembre pasado, oportunidad en que se estableció entre los acuerdos alcanzados el incremento de la colaboración de los países miembros para aumentar el control y seguridad marítimos. Los ejercicios incluyeron "mando y control, coordinación y cooperación de fuerzas multinacionales para el planeamiento, operación vigilancia y monitoreo". Además se efectuaron abordajes como parte de los procedimientos nacionales e internacionales contra navíos comerciales que pudieran representar amenazas de consideración. ¿Seguridad de quién? La finalidad supuesta de este tipo de operaciones busca garantizar el paso seguro a través del Canal de Panamá, "prevenir su neutralidad mediante la aplicación de recursos y procedimientos de defensa adicionales a los existentes". Contempla la estandarización de procedimientos internacionales en las comunicaciones, reglas de enfrentamiento y operaciones de interdicción (intercepción), capacitación del personal para la defensa del canal y el desarrollo de operaciones entre armadas del hemisferio. Las naves y personal nacional -un total de 300 efectivos- que tomaron parte en el ejercicio fueron la Fragata Misilera "Ministro Zenteno" dotada de un Helicóptero UH-05, el Patrullero de Servicio General "Contramaestre Ortiz", el avión de exploración aeromarítima P-3 "Orión" y un Grupo de Respuesta Inmediata (GRI), compuesto por Buzos Tácticos, entrenados en el abordaje de embarcaciones, "control de disturbios en puerto y labores de prevención del tráfico de drogas y actividades de tipo terrorista", indicó el Servicio de Relaciones Públicas de la institución. Según el Comandante en Jefe de la Escuadra Nacional, Contraalmirante Jorge Huerta Dunsmore, la realización de "Panamax 2003" fue ampliamente beneficiosa para nuestro país ya que "somos el cuarto usuario del mundo del canal, por lo que es un punto muy sensible para nosotros. En la eventualidad de que hubiese un problema que amenace al canal y de que el gobierno de Panamá le pida a países amigos cooperar y de que nuestro gobierno acepte la invitación, la Armada de Chile está interesada, está deseosa y está capacitada, como lo hemos comprobado en estos ejercicios, para participar". La operación "Panamax 2003" se desarrolló a continuación de la "Operación Unitas 2003 Fase Pacífico" y antes de "Pacífico 2003", las que mantendrán a las naves chilenas navegando durante 45 días en aguas extranjeras. En suma, se trata de una operación estimulada por la Armada Nacional y aceptada por las autoridades en el marco de los compromisos establecidos durante la citada Conferencia Interamericana de Ministros de Defensa realizada en nuestro país, caracterizada por el dictado estadounidense de lanzar una cruzada mundial contra el terrorismo, que identifica como enemigo de los EE.UU. a todos quienes no están de acuerdo con el país del norte. A la iniciativa se agrega -y fortalece- la instalación de una infraestructura continental -bases- y el despliegue de fuerzas militares por parte de los EE.UU. en el subcontinente, destinadas a asegurar el control territorial a manos de la potencia. Ejercicios e influencias Sólo en materia de ejercicios en que participa la Armada bajo influencia estadounidense, se cuentan: Ejercicio naval multinacional "Team Work South" iniciado en 1995, en el que participan unidades de Canadá, Chile, Francia, EE.UU. y Gran Bretaña, en aguas chilenas. Se realiza en años impares. Ejercicio naval multinacional "Marcot" (Maritime Coordination and Training), organizado por la Armada de Canadá, orientado al entrenamiento de fuerzas multinacionales que operan por mandato de las Naciones Unidas. Participan las armadas de Australia, Canadá, Chile, EE.UU. y Gran Bretaña. Ejercicio naval multinacional "Team Work North", dirigido por la Tercera Flota de los EE.UU. frente a las costas de California desde 1996. Participan las armadas de Australia, Canadá, Chile y EEUU. Ejercicio de interoperatividad para la protección del Canal de Panamá, "Panamax", coordinado por el Comando Sur de los EE.UU. y la Armada de Chile, realizado por primera vez este año. Ejercicios navales bilaterales "Passex", que se efectúan cuando pasan "armadas amigas" por costas chilenas, o cuando unidades nacionales navegan por aguas de "países amigos". Se han efectuado con unidades de Alemania, Argentina, Brasil, Canadá, China, Colombia, EE.UU., Ecuador, España, Francia, Italia, Corea, Perú y Sudáfrica. Ejercicio de operaciones de paz "SUR", organizado por el Comando Sur de los EE.UU., con la participación de las Fuerzas Armadas de EE.UU. y de los países sudamericanos. Este año en Argentina, lugar de su realización, Chile estará representado por una delegación de oficiales de las tres ramas de la defensa nacional. Ejercicio anual de entrenamiento en Operaciones de Mantenimiento de Paz "Cabañas", de fuerzas terrestres de países americanos. Se realiza en el país que "lo solicite" y participan efectivos de Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, EE.UU., Ecuador, Paraguay, Perú y Uruguay. La Armada participa desde 1998 con tropas del Cuerpo de Infantería de Marina y desde el año 2001 se han integrado, también, tropas del Ejército de Chile. Ejercicio anual bilateral entre el Cuerpo de Infantería de Marina de Chile y el Marine Corps de los EE.UU., "Centauro", en territorio de EE.UU. Tiene lugar desde 1998. "Nuevos Horizontes", ejercicio de entrenamiento de Operaciones Humanitarias en el marco de Operaciones de Paz. Lo organiza el Comando Sur de los EE.UU. y se realizó en Guatemala. Chile fue representado por personal de las tres instituciones de la defensa nacional. Ejercicios de Control Naval de Tráfico, "Bell-Buoy". Participan Australia, EE.UU., Canadá, Chile, Corea, Reino Unido y Francia. "Transamérica". Participan Argentina, Brasil, Chile, Ecuador, EE.UU., Perú, Panamá, Paraguay, Uruguay y Venezuela. "Transoceanic". Participan Argentina, Brasil, Chile, Ecuador, EE.UU., Perú, Panamá, Paraguay, Sudáfrica, Uruguay y Venezuela. Ocupación lenta Cuando se consolidó el complejo militar industrial de los EE.UU. a comienzo de los años 50, la potencia estimuló el desarrollo acelerado y la profundización, de la dependencia de las naciones del sur del río Bravo, en el campo económico, tecnológico y militar. Fiel a esos principios, el país del norte impulsa hoy la extensión e incremento de esas relaciones, también hacia otras regiones del mundo, pero con acento en la consolidación de su dominio en América Latina. El frenesí guerrerista desencadenado a causa de los atentados sobre Nueva York y Washington el 11 de septiembre de 2001, aceleró en los últimos dos años una política que se venía aplicando de manera creciente durante los años 90 para asegurar la expansión del dominio estadounidense luego de la caída de los socialismos del este europeo. Por una parte, la necesidad de contrarrestar las posibilidades de ser agredidos por aquellas naciones que pudieran enfrentar por la fuerza la extensión de su dominio hacia diversas regiones del mundo en defensa de mercados o fuentes de materias primas y energéticos, y por otra la necesidad de mantener bajo control -o terminar definitivamente con su "amenaza"- aquellas zonas en que los conflictos sociales alcanzan grados de desarrollo que debilitan al poder establecido, como en Colombia. Y también cuentan entre los "enemigos" o amenazas, aquellas naciones que viven procesos como la revolución bolivariana en Venezuela o la propia revolución cubana, estigmatizada desde hace cuarenta y cuatro años. Bases militares sin ley Cabe señalar que desde fines de 2001, EE.UU. ha intentado que su personal militar desplegado en otros países sean exceptuados de responder ante los tribunales locales en caso de cometer alguna falta; y de ocurrir esto, demandan a los gobiernos nativos ponerlos a disposición de las unidades de los EE.UU. para sancionarlos de acuerdo a sus leyes. La petición estadounidense está relacionada directamente con el personal que participa en operaciones o ejercicios conjuntos, con tropas de la región. Más aun, el gobierno norteamericano no acepta la jurisdicción del Tribunal Penal Internacional, TPI. A lo anterior se suma el afianzamiento de la red de bases estadounidenses en torno a Colombia, con la evidente finalidad de facilitar las operaciones del plan destinado a terminar con el movimiento insurgente que tiene en jaque al sistema político que proscribe la protesta social. Entre sus bases se cuentan la de Tres Esquinas dentro de territorio colombiano, operada por personal norteamericano; la base de Manta, en Ecuador; dos bases en las Antillas Holandesas; la base de Hato, en la isla de Curaçao; y la de Reina Beatriz, en la isla de Aruba, utilizada en maniobras aeronavales de varios países de la OTAN en el Caribe; la base que se construye en Liberia, Costa Rica; la de Soto Cano en Honduras y la de Roosvelt Roads en Puerto Rico. Peligroso botón de muestra La instalación de bases en diferentes puntos de Sudamérica y el aumento de ejercicios militares multinacionales bajo la hegemonía estadounidense, se alzan como un poderoso llamado de atención a los habitantes de esta parte del globo. Como denunciara el Sindicato Unificado de los Trabajadores de la Educación Fueguina, desde la Patagonia argentina, se encuentra en marcha la instalación de una base militar norteamericana en la ciudad de Tolhuin, situada al centro de la Isla Grande de Tierra del Fuego, en el lado argentino. Isla que, curiosamente, se encuentra situada al sur del Estrecho de Magallanes, que comunica en el extremo sur del continente los océanos Atlántico y Pacífico. Fue el decreto provincial Nº1.369, dictado por el gobernador de Tierra del Fuego, Carlos Manfredotti, que cedió cinco hectáreas de propiedad fiscal para la instalación de la base norteamericana que supuestamente realizaría "estudios nucleares con fines pacíficos", el detonante de las protestas que denunciaron a la opinión pública lo que estaba ocurriendo, porque hasta entonces el asunto era manejado entre cuatro paredes. La disposición del gobernador invocó una ley aprobada por el Congreso argentino en 1998, que permite la realización de "explosiones nucleares subterráneas con fines pacíficos". Según la prensa transandina, autoriza además la instalación de una base del Sistema Internacional de Vigilancia para la Prevención y Prohibición de Ensayos y Explosiones Nucleares. Habilita a los integrantes de la base a transitar libremente por toda la provincia si fuera necesario para sus estudios. Los denunciantes se han organizado para solicitar que sea derogado el decreto del gobernador Manfredotti e impedir la instalación de la base. Argentina, la triple frontera y el cono sur Se suma a lo anterior la presencia y actuación de tropas estadounidenses en la triple frontera, con el pretexto de combatir el narcotráfico y el presunto desplazamiento e incluso asentamiento de movimientos "terroristas" en el área. En el diario de Entre Ríos, El Argentino, el periodista Fabián Magnotta reveló en agosto de 2001 un comunicado de un grupo de diputados en que advertían al entonces Presidente De la Rúa, acerca de que la Operación Cabañas 2001 no eran más que ejercicios militares en la provincia de Salta, lo que más tarde fue denunciado ante el gobierno porque las maniobras militares se realizaban "sin la correspondiente autorización del Congreso Nacional para el entrenamiento de las Fuerzas Armadas de la Región en un campo de batalla compuesto por civiles, organizaciones no gubernamentales y agresores potenciales". En el caso argentino, en agosto de 2002 el ejército confirmó que se realizarían ejercicios militares conjuntos, con un contingente de 200 boinas verdes de los EE.UU., en la provincia de Misiones, aunque informó de paso que los militares yanquis no utilizarían armas. Entre trascendidos y desmentidos, que negaban o confirmaban la presencia de contingente militar foráneo y que habría o no ejercicios conjuntos, finalmente se explicó la presencia militar norteamericana como parte de un operativo para combatir células terroristas asentadas en la zona de la triple frontera. Un periódico de Salta había denunciado la existencia de una base provisoria que albergaba efectivos norteamericanos. También en Entre Ríos habrían realizado ejercicios militares conjuntos y se denunció la instalación del sistema de espionaje Echelon, que procesa todas las comunicaciones telefónicas, telefonía móvil, fax y correo electrónico. En diciembre de 2002 fue desclasificado en Argentina un documento en que el gobierno pedía a la Cámara de Diputados la autorización para el "ingreso al territorio nacional de efectivos del Comando Sur del Ejército de los Estados Unidos de América especializados en la lucha contra el narcotráfico". Ninguno de los firmantes del documento confirmó o desmintió a la prensa argentina la autenticidad de la información, informó el periódico electrónico El Descamisado. El plan de actividades sería realizado durante los meses de abril y junio de 2003 en la provincia de Misiones y en Salta a partir de octubre. La solicitud habría sido aprobada con fuerza de ley por ambas cámaras del Congreso argentino. EL SIGLO, Chile -18/08/2003
https://www.alainet.org/es/articulo/108128
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