Ciudadan@s costarricenses frente al ILEA
18/08/2003
- Opinión
Señores y señoras diputadas:
Como ciudadanos y ciudadanas costarricenses miramos con honda
preocupación la posibilidad de que la Asamblea Legislativa apruebe el
proyecto de Ley 15.215 tendiente a la creación en nuestro país de la
Academia Internacional para el cumplimiento de la Ley (ILEA).
El proyecto de la Academia se enmarca dentro de los planes de
expansión estadounidense y de homogenización de los aparatos de
seguridad en América Latina, respondiendo exclusivamente a los
intereses económicos y políticos de Estados Unidos en la región. Tan
es así que su creación ha sido rechazada en diferentes países entre
ellos El Salvador.
El texto menciona el fortalecimiento de las "fuerzas del orden" , que
en América Latina han sido los ejércitos y los cuerpos policíaco-
militares y sugiere que el programa de los cursos confiere un
carácter represivo-militar a las actividades de la escuela. Este
aspecto es sumamente preocupante pues el énfasis a la formación
militar como solución de conflictos no resuelve los problemas de
seguridad que enfrenta nuestra sociedad y más bien los acentúa como
lo ha demostrado la dolorosa experiencia vivida por los países
centroamericanos y latinoamericanos en las décadas 70 y 80. La
inversión militar por la que optaron durante años los regímenes
militares de la región dejaron secuelas que viven millones de
personas excluidas del acceso a la educación, salud y vivienda de
calidad y miles de personas asesinadas, desplazadas, refugiadas,
víctimas de tortura, de desapariciones forzosas, detenciones
arbitrarias y agresiones físicas y psicológicas.
La experiencia de la formación militar a través de la "Escuela de las
Américas" que funcionó durante décadas en Panamá, con el supuesto fin
de defender la democracia, produjo torturadores y dictadores que
conculcaron los mismos principios y valores que la Escuela pretendía
tutelar. Les preguntamos ahora en su condición de legisladores
costarricenses ¿qué garantías tenemos como habitantes de la República
que esa experiencia no se repita sobre todo cuando en los contenidos
propuestos en los cursos de la ILEA como el manejo de "armas de
fuego, explosivos y antiterrorismo", impartidos por la ATF y el FBI,
a quienes hemos visto ejecutando esos temas, en acciones muy de corte
militar como en Waco-Texas?
Nos preocupa que el Gobierno de Estados Unidos, nación que no
reconoce la jurisdicción de los organismos multilaterales, ni de la
Corte Penal Internacional, ni de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos sea quien defina unilateralmente los programas de formación
en la mencionada escuela.
Igualmente es un sinsentido que la nación más poderosa del mundo y
que se niega a firmar los instrumentos internacionales de Derechos
Humanos, sea la que proceda a formar a policías, fiscales y jueces en
nuestro país donde el tema de derechos humanos atraviesa la normativa
constitucional y la formación profesional de policías y
administradores de justicia.
La aprobación de la ILEA pondrá en juego la tradición civilista, la
declaratoria de neutralidad y apoyo que siempre hemos dado a la
normativa internacional, y al sistema internacional de Naciones
Unidas. Además contraria el espíritu de la Convención de Viena sobre
Relaciones Diplomáticas, al otorgárseles a los funcionarios
policiales extranjeros del ILEA el rango y privilegio diplomático.
Esta disposición es un contrasentido pues ni siquiera se ha legislado
en el país para conceder tales prerrogativas ni al Instituto
Interamericano de Derechos Humanos, parte esencial de nuestra
política internacional, ni a la Unión Europea, el conjunto de
Naciones que tanta ayuda y colaboración prestan a Costa Rica, ni a la
UNESCO, organismo de Naciones Unidas para la educación, uno de los
fundamentos esenciales de nuestro proyecto nacional.
La inmunidad diplomática propuesta en el proyecto cubre con un fuero
impropio de la administración activa al que por ley no tienen
derecho, crea una desigualdad entre nuestros ciudadanos y los coloca
en un rango de privilegiados, lejos de controles judiciales,
administrativos, contables, y otros de carácter social. Además
excluye de aplicación del ordenamiento jurídico costarricense, a un
grupo de ciudadanos, en franca violación al principio de igualdad
consagrado por la Constitución Política.
Nos preocupa además que con el ILEA se pretenda atar al Poder
Judicial, a través de la obligada participación de policías, jueces,
fiscales y defensores públicos, en programas de estudio en los que no
tendrán injerencia las autoridades judiciales del país. Además se
menosprecia la formación que desde las escuelas de derecho de la
Universidad de Costa Rica y otros centros de educación superior
privados se ofrece a los administradores de justicia en el país.
Consideramos que Costa Rica cuenta con espacios propios para la
formación de policías, fiscales y jueces con un alto contenido de
derechos humanos. Ese es el caso de la Academia Nacional de Policía,
Escuela Judicial y los organismos conocidos como la Universidad para
la Paz, el Instituto Interamericano de Derechos Humanos y la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, entre otros.
En momentos en que la discusión sobre temas fiscales domina buena
parte del quehacer legislativo, es incongruente con la búsqueda de
soluciones en ese campo, que se apruebe todo tipo de exenciones y
privilegios fiscales a los funcionarios extranjeros y a la academia
tal como se consigna en los artículos 10 y 11. El texto en discusión
exime del pago de derechos de aduana, importación y valor agregado y
obvía el pago de permisos o visas de residencia a instructores y
estudiantes de la academia y no contempla el el pago de las cuotas al
seguro social, uno de los baluartes de nuestro Estado Social de
Derecho.
La aprobación de la ILEA además de onerosa es innecesaria si se toma
en cuenta la urgencia de recursos que tienen las instituciones
públicas cuyos presupuestos son constantemente recortados por las
autoridades de Hacienda, pudiendo destinarse los recursos que se
pretenden para la Academia a la mejora de los servicios públicos
incluida la seguridad ciudadana y dotar de mejores condiciones
laborales y salariales a los policías entre otros.
Consideramos que la aprobación de la ILEA y su funcionamiento en
territorio costarricense contraviene los atributos que hacen de
nuestra Nación un país civilista, soberano, respetuoso del derecho
internacional y partícipe de la solución pacífica de los conflictos
entre los Estados. Recordamos que como nación hemos apostado por la
multilateralidad, la preeminencia del derecho internacional y a los
instrumentos internacionales en materia penal y de derechos humanos.
Creemos que la Academia duplicará iniciativas que de manera bilateral
ya se están impulsando en cada uno de los países de América Latina
entre las agencias de seguridad y cooperación estadounidenses y los
operadores de justicia de cada país. Al existir ya convenios y
tratados internacionales para el combate al narcotráfico, terrorismo,
lavado de dinero, delitos financieros, etc. e instituciones
nacionales como la Academia Nacional de Policía, por lo que el
establecimiento de dicha Academia se presenta como innecesario.
Cosideramos que el ILEA sitúa peligrosamente a Costa Rica en el marco
de políticas externas a nuestro ámbito, lo que podría hacernos objeto
de acciones y decisiones que afecten la soberanía y seguridad
nacionales.
Nos preocupa que el acuerdo carezca de concreción y precisión en el
tratamiento de los temas medulares referentes a los compromisos que
el Gobierno de Costa Rica adquiere mediante su firma. Dichos
compromisos quedarían plasmados en los protocolos de menor rango que
se acuerden con posterioridad a la entrada en vigencia del acuerdo,
tal como queda previsto en su articulo 3, con la gravedad de que
estos instrumentos no tienen que ser sometidos a la Asamblea
Legislativa para su aprobación.
Finalmente, llamamos la atención por la no definición de la
estructura con que operará la Academia y cuáles instancias de Costa
Rica o Estados Unidos formarán parte de ella con lo cual se corre el
peligro de fortalecer un virtual "Estado Paralelo", donde nuestro
sistema jurídico estaría "atado y sujeto" al Departamento de Estado
de los Estados Unidos, perdiendo nuestro país soberanía y autonomía
sobre su propia agenda ciudadana en materia de seguridad.
Señores y señoras diputadas les pedimos votar negativamente la
aprobación del proyecto de ley que creará el ILEA:
Por lo anterior reiteramos nuestro compromiso como ciudadanos y
ciudadanas de velar por el fortalecimiento de la democracia y la
defensa de los principios que permitieron a nuestro país transitar
por las sendas de la civilidad y el diálogo frente al conflicto en
vez del ejercicio poder sin consulta y la opción militar.
En espera de la debida respuesta a los mejores valores que inspiran
nuestra civilidad, nos suscribimos de ustedes,
San José, 19 de agosto 2003
https://www.alainet.org/es/articulo/108263