La cara amable de la globalización
25/02/2003
- Opinión
Nunca se había visto nada igual en la Tierra.
Al unísono, en puntos geográficos distantes unos de otros, millones de
personas se tomaron las calles, los parques y las plazas del mundo el sábado
15 de febrero para pronunciarse en favor de la paz y en oposición a la
anunciada guerra de la Administración Bush contra Iraq.
En un mundo globalizado, fue una protesta global; una protesta hermosa que
incitó a personas de las más diversas nacionalidades, idomas y colores a
trascender intereses puramente individuales y manifestarse como un colectivo
global. La magnitud de esta acción unitaria ha permitido vislumbrar por
primera vez en la historia moderna de nuestro planeta la otra cara de la
globalización: grandes masas intercambiando información instantánea,
generando nuevas formas de organización y actuando de manera concertada.
El sábado fuimos testigos de las posibilidades democráticas que pueden
desatarse al disponer los pueblos de los medios para coordinarse a distancia
sin la mediación de gobernantes, instituciones o partidos políticos.
El nivel de interconexión que ha facilitado la Web posibilitó una acción
simultánea de esta envergadura. Una vez que se difundió a través de la Web
esta iniciativa, no se necesitaron centros de control ni complicados
mecanismos. La gente tomó la idea en sus manos y la hizo realidad en España,
en Nueva York, en Francia, en Italia, en Australia, en México, en Argentina,
en Moscú, en Nicaragua, en el Asia. Ríos humanos convergieron en Hyde Park,
se concentraron en el Coliseo, inundaron las ramblas, Copacabana,
Insurgentes, la Plaza de Mayo, Hollywood, Santa Mónica.
La movilización mundial del sábado será sin duda la más contundente de las
acciones por la paz en este período. No será la única sin embargo. En las
próximas semanas seremos testigos de otras muchas iniciativas organizadas a
partir de sitios Web. Desde las muchachas que se desnudarán en una playa de
California para formar con sus cuerpos la palabra Paz, hasta la lectura el
día 3 de Marzo en más de 50 ciudades del mundo de la antigua comedia de
Aristófanes, Lisístrata que relata cómo las mujeres de Esparta y Atenas
decidieron no hacer el amor con sus maridos hasta que éstos no encontrataran
una solución diplomática a la guerra del Peloponeso.
Estas acciones facilitadas por la comunicación intantánea via Internet están
planteando de hecho una alternativa creativa y positiva al callejón estrecho
de la política tradicional dominada por partidos clientelistas. Crisis
políticas como la que vivimos actualmente ante la amenaza de una guerra cuya
urgencia es cada vez menos comprensible, ponen de relieve los límites de la
democracia concebida en términos de campañas electorales y jornadas de
votación. Los límites de esta concepción que ha desnaturalizado la esencia
del término democracia han generado hacia la política profesional un rechazo
popular que se manifiesta en escepticismo, apatía y bajísima concurrencia a
las elecciones. Hasta ahora, las mayorías democráticas no encontraron otra
solución que acumular frustraciones y esperar la siguiente ronda electoral
para pasarle la cuenta a sus representantes. Aparentemente, sin embargo,
esta frustración apareada con la tecnología ha empezado a engendrar formas
nóveles de organización que apuntan a una participación política de masas
activa y beligerante.
Es difícil especular sobre si estamos o no en el preámbulo de una revolución
en cuanto a la manera de hacer política. Hay síntomas, como la movilización
anti-globalista o las experiencias horizontales del Foro Social Mundial en
Porto Alegre. Si bien hay quienes consideran que este tendido horizontal no
es más que la expresión anárquica de una izquierda desorganizada soy de la
opinión que se trata de la búsqueda todavía en ciernes de una democracia de
nuevo cuño que quiere alejar tanto como pueda el fantasma del autoritarismo
dogmático. Sea lo que fuere que resulte creo que sí podemos afirmar que hay
motivos de esperanza de que algo -no sabemos qué aún- resulte de este
movimiento. Por lo pronto, las marchas simultáneas y globales del sábado 15
serán definitivamente una referencia fundacional de las nuevas expresiones.
Ya veremos qué sucede cuando se reproduzcan estas destilaciones "puras" de la
conciencia popular. Es fascinante preguntarse qué pasará sin la mediación de
las estructuras políticas tradicionales. Si se prescindirá de ellas o si
éstas darán origen a liderazgos horizontales, coyunturales y sin autoridad
formal.
Lo cierto es que se ha producido una ruptura significativa en el carácter
vertical que hasta ahora ha tenido la acción política y que esa ruptura se ha
puesto en evidencia de manera magnífica en la impresionante movilización
global por la paz de este sábado histórico. Es hermoso comprobar que el
asombro sigue siendo posible. Esperemos que otro mundo justo, participativo
y sin guerras sea posible también.
https://www.alainet.org/es/articulo/109120
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