Solidaridad y alimentos transgénicos:

Cuando los diccionarios se quedan sin palabras

21/07/2003
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  • Opinión
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A veces, la solidaridad se puede transformar en el peor enemigo de millones de pobres en el mundo. En una especie de prototipo de Caballo de Troya moderno y maquillado. En su interior, oscuros fines y el estereotipo del Atila Don Dinero. Por donde pasa, no crece la vida. La "Alianza por una Nicaragua Libre de Transgénicos", abrió la caja de Pandora. Dos sorprendentes hallazgos, zarandean y muestran los grotescos fines de organismos aparentemente impecables, que enarbolan sin ningún pudor, la bandera de la solidaridad y la cooperación con los más desfavorecidos. Por una parte, dicha alianza encontró maíz manipulado genéticamente (transgénico), en la ayuda alimenticia que llega a Nicaragua, y que es donada a través del Programa Mundial de Alimentación (PMA) de la ONU. Por otra parte, dos muestreos aleatorios llevaron a esta alianza a sospechar fuertemente de la introducción de semillas transgénicas, en algunos departamentos de Nicaragua, a través del Proyecto de Mejoramiento de Semillas (PROMESA). Dicho proyecto fue cancelado recientemente, y aunque formaba parte de un programa del gobierno nicaragüense, era financiado por la Agencia Internacional para el Desarrollo de los Estados Unidos (USAID). Para conocer ambas historias, contacté cibernéticamente con el Licenciado Julio Sánchez Gutiérrez, coordinador del programa de biodiversidad del Centro Humboldt (una de las siete organizaciones que conforman la alianza). Advierte primeramente, que en la ayuda alimenticia, todas las muestras de maíz que se analizaron, contenían maíz transgénico. En la Unión Europea, si la cantidad de maíz transgénico supera el 0,5% del total, se debe etiquetar o incluso puede ser retirado de mercados, tiendas y centros comerciales. Sin embargo en Nicaragua, se llegó a detectar una muestra que contenía más de siete veces este porcentaje. Y si esto no fuera suficiente, una de las variedades transgénicas halladas en las muestras, es propiedad de la controvertida multinacional Monsanto, y está totalmente prohibida en Europa, independientemente de la cantidad y porcentaje de la misma. Según el Sr. Sánchez, la inmensa mayoría de las muestras analizadas, provenían de ayuda alimenticia otorgada por Estados Unidos, a través de USAID y distribuida por el PMA. No obstante, también se detectó una variedad de maíz transgénico, en una donación financiada por Alemania. Según el derecho comunitario, en Europa, dicha muestra debería haber ido claramente etiquetada. Sin embargo, esto no sucedió en Nicaragua. Y es que según la versión del Sr. Sánchez, la Unión Europea y algunos de sus países, también podrían ser responsables indirectos de toda esta situación. Esto sucedería, si el PMA comprara con fondos europeos, ayuda alimenticia con transgénicos, en otros países donde están más permitidos. De momento, todo son hipótesis y suposiciones, que de ser ciertas, dejarían en muy mal sitio las políticas solidarias de la Unión Europea y sus países; y deberían propiciar un mejor control sobre los alimentos que obtiene el PMA con dinero europeo. Hoy en día, existe bibliografía científica, que pone en tela de juicio la inocencia de los alimentos transgénicos en la salud humana. Es por eso, que miles de organizaciones, científicos y ciudadanos del mundo, están exigiendo a las autoridades competentes, precauciones y moratorias al comercio de estos cultivos y semillas, hasta que se conozcan con mayor profundidad y exactitud sus consecuencias sanitarias, sociales, medioambientales, políticas y económicas. Sin embargo, la sombra oculta de las multinacionales, prevalece en los políticos y se impone a la voluntad popular y al principio de precaución, que debería tenerse muy en cuenta, habida cuenta de los riesgos reconocidos de estos alimentos y cultivos. Apunta el Sr. Sánchez, que las muestras de ayuda alimenticia en las que se encontraron los componentes transgénicos, iban destinadas a sectores muy vulnerables de la población nicaragüense. Primero que nada, porque los receptores eran personas y comunidades muy pobres. Segundo, porque los alimentos iban dirigidos a madres embarazadas y a niños en edad de preescolar. Son ellos precisamente, los que menos acceso tienen a una sanidad digna y adecuada, y a una dieta rica y equilibrada. Cualquier efecto adverso, conllevaría consecuencias más trágicas y dañinas en estas personas. Imagínense cómo una madre llevaría a su hijo a un hospital, aquejado de una alergia producida por algún alimento transgénico, si a duras penas puede comprar la comida diaria. Se ha otorgado comida basura a los hambrientos, y se ha arriesgado la salud de los que no pueden comprar ni una aspirina. Otro agravante de esta truculenta historia, es el silencio y mutismo con el que se ha llevado a término. Nadie sabía nada. Ni los ciudadanos, ni las ONGs, y ni tan siquiera el gobierno nicaragüense (por lo menos, eso alegan). Se han introducido alimentos susceptibles de producir desequilibrios nutricionales y daños médicos, de una forma cobarde y ruin. Sin informar, sin avisar, y sin dar opción a nadie a poder tomar medidas para prevenir futuras consecuencias negativas en la población. La presencia de este maíz en ayuda alimenticia, es debida a dos hipótesis que nos explica el Sr. Sánchez. Por una parte, a Estados Unidos se le ha ido de las manos el control de los alimentos transgénicos. El caso más escandaloso es el del maíz transgénico StarLink, el cual, solo está permitido para consumo animal. Pero debido a las deficientes regulaciones y medidas de control, éste fue detectado en la dieta humana en agosto de 2000, provocando supuestamente, alergias a decenas de personas en Estados Unidos (1). Estas carencias organizativas y legislativas hubieran permitido la filtración del maíz en ayuda alimenticia. La segunda teoría, y posiblemente la más probable, es que el gobierno norteamericano ha comprado excedentes a las empresas que no pueden ubicar su producto en el mercado, para posteriormente, remitirlos como ayuda alimenticia. Sea cual sea el motivo, la sociedad se halla alarmada. En Nicaragua no existe legislación férrea que impida la entrada de transgénicos. Solo existen protocolos, menciones y acuerdos, que sumados a la gravedad del caso, deberían desembocar en una moratoria inmediata a la entrada de dichos productos, por parte del gobierno liberal del Sr. Enrique Bolaños. Nicaragua no ha sido el único país en donde se ha encontrado ayuda alimenticia con presencia de transgénicos. El Foro Boliviano para el Desarrollo y el Medio Ambiente (FOBOMADE), ha denunciado que en muestras de alimentos donados por USAID y repartidos por el PMA en Bolivia, se ha detectado la presencia del maíz StarLink. En Guatemala, el Colectivo Madre Selva, encontró tres variedades de maíz transgénico en ayuda alimenticia, totalmente prohibidos para consumo humano en la Unión Europea (2). Otros países como Ecuador y Colombia, también fueron víctimas de esta peculiar forma de solidaridad (3). Según el Sr. Sánchez, la política de la FAO no impide distribuir este tipo de alimentos, siempre y cuando estén certificados en el país de origen. USAID no ha desmentido en ningún momento todo este escándalo. Simplemente se ha limitado a defenderse, aduciendo que estos alimentos son consumidos en Estados Unidos (4). El Sr. Oliver Garza, antiguo embajador norteamericano en Nicaragua, fue más lejos. En una actitud entre injerencista y profética, manifestó públicamente que los transgénicos son la única solución para que Nicaragua pueda sobrevivir. Además, reconoció que el 40% de la ayuda alimenticia que llega a Nicaragua, contiene porcentajes transgénicos. Al parecer, no interesa lo más mínimo la opinión, visión, testimonios, temores, sospechas y preocupaciones de los nicaragüenses en todo este asunto. Si en Estados Unidos se comiera estiércol, al Sr. Garza, al PMA, y a USAID, les parecería lógico que los pobres alimentaran a sus hijos con estiércol. Y encima, a todo esto se le llama cooperación, solidaridad, (ponga Ud. una); y toda esa retahíla de palabras prostituidas y secuestradas de los diccionarios por políticos y estrategas. Pero esto no es todo. Si se ha sorprendido con lo que ha leído hasta ahora, prepárese para la segunda historia. No es menos escalofriante. Nos cuenta el Sr. Sánchez, que la Alianza por una Nicaragua Libre de Transgénicos, detectó presuntas semillas transgénicas, en los campos de experimentación de PROMESA. Dicho proyecto se suspendió hace unos meses. Se sospecha que el descubrimiento efectuado por la Alianza, fue decisivo para la cancelación del mismo. No obstante, el Sr. Sánchez advierte que proyectos similares se pueden desarrollar en otros países bajo otros nombres. Subraya que nunca pudieron afirmar la existencia de cultivos transgénicos. Tenían una fuerte presunción. Por eso, iban a realizar nuevas pruebas para confirmarlo en el laboratorio Genetic ID, de Iowa (Estados Unidos). El mismo que detectó maíz transgénico en la ayuda alimenticia, y el mismo que hizo sospechar de la existencia de semillas transgénicas en los campos nicaragüenses. Su temor no se basaba simplemente en las pruebas científicas. El hecho de que en todo este asunto estuvieran implicadas algunas multinacionales, así como el propio gobierno norteamericano, les hacía llegar en esta sospecha, hasta la misma frontera de la seguridad y la certeza absoluta. Además, el top secret que envolvió esta historia, daba vía libre a cualquier opinión o hipótesis por descabellada que fuera. De haberse confirmado la existencia de estas semillas, uno de los principales problemas que tendrían que haber afrontado los agricultores nicaragüenses era el de la contaminación genética. Es decir, los nuevos genes añadidos a las semillas (transgénicas), podrían ser adquiridos muy rápidamente por los cultivos de maíz autóctonos (no transgénicos); amenazando así, la existencia, características y propiedades de las especies endémicas nicaragüenses. Es como un vertido tóxico en el afluente de un río. Se propaga por otros ríos a gran velocidad. En su trayecto, contamina pozos, acuíferos, lagos, etc... Y finalmente, acaba amenazando la vida de ecosistemas y humanos. De la nada, se pasa a miles de metros cúbicos de agua contaminados en cuestión de días. En nuestro caso, de una pequeña plantación de maíz transgénico, se podrían contaminar grandes extensiones de maíz autóctono. Pero... ¿Qué sucedería si los genes contaminantes fueran peligrosos para el ser humano? (Recuerden el caso del maíz StarLink). El resultado sería trágico: Grandes extensiones de maíz, contaminadas con genes peligrosos para la salud humana, en países con importantes e inverosímiles deficiencias sanitarias y alimenticias. Llegado el caso, todas las toneladas de maíz contaminado deberían eliminarse del mercado para evitar un incremento de los problemas médicos. Las consecuencias socio-económicas en el campesinado y la sociedad podrían ser desastrosas. Fluctuaciones en el precio del maíz, tensión y pánico en la sociedad ante la nueva epidemia, más desempleo en países con tasas superiores al 50%, hambre, pobreza etc... A pesar de que el proyecto se canceló, existe la posibilidad de que durante su funcionamiento, los supuestos cultivos transgénicos contaminaran otros cultivos. Por eso, la Alianza no descarta la posibilidad de hacer estudios al respecto. Y todo esto... ¿Por qué? ¿Qué motivo lleva a los países ricos y a las multinacionales a pender de un hilo la salud, el bienestar y la autonomía de los pobres?. ¿Qué maquiavélico plan se esconde detrás de todo este conglomerado solidario? El Sr. Sánchez es claro y nos da la respuesta. El objetivo único y final es monopolizar la alimentación en el mundo. Que algo tan esencial, básico, importante y primario como es la comida, dependa de los intereses económicos y políticos de unos cuantos. La maquinaria de las multinacionales es muy fuerte, la información escasa, y el agricultor pobre y desesperado resulta ser presa fácil. Primero, se introducen las variedades transgénicas bajo el barniz de la solidaridad y la cooperación al desarrollo. Son promocionadas hasta sus últimas consecuencias. Se engaña al agricultor para que abandone sus semillas tradicionales. Suculentas cosechas o reducción de herbicidas, son algunas de las apologías utilizadas para tentarlo. Hay que subrayar porque es vital para entender todo este plan, que las semillas transgénicas están patentadas. Son propiedad de la multinacional que las proporciona. Por eso, cuando el agricultor se ha decidido por las variedades transgénicas y ha abandonado las suyas, empieza a depender de la multinacional que le vende las semillas. Se inicia el monopolio. La alimentación, la economía y el desarrollo de unos países ya de por si moribundos, se subordina única y exclusivamente a las condiciones, intereses, precios y caprichos de la multinacional propietaria de las semillas. Si ya hay hambre en el mundo, imagínense el futuro, cuando la comida de un niño centroamericano esté condicionada por los gritos y el estrés de los extraterrestres de Wall Street. Las agendas neoliberales completan este magnífico pastel. Con el ALCA (Area de Libre Comercio de las Américas) que quiere imponer el gobierno de George Bush al resto de América Latina, se le proporciona más poder a las multinacionales que a los propios estados. Se azucaran las leyes laborales y medioambientales. Se cortan las subvenciones y ayudas. Prevalece el producto externo al local. Y se reducen los gastos sociales, entre otros muchos latigazos. Transgénicos + neoliberalismo = pena de muerte para los pobres. Apunta el Sr. Sánchez que "Quién domina el alimento, domina el mundo". Y todo esto, en el contexto de unos países cuyas creencias más ancestrales, narran que los humanos somos hijos del maíz. Hoy, en pleno siglo XXI, las fuerzas del dinero y la demencia humana más visceral e inescrupulosa, amenazan el génesis centroamericano, para introducir su dominio y sus productos llenos de contraindicaciones y minas anti-persona. ¿Hemos tocado fondo como especie? o... ¿Aún podemos cavar un agujero para hundirnos más? * Mariano Cereijo Gelo es consultor ambiental y ecologista español. 1) Amigos de la Tierra: "Paren las exportaciones de maíz contaminado", en http://www.foe.org/safefood/esppr.html 2) Varias organizaciones: "Transgénicos ilegales en ayuda alimentaria enviada a países en vía de desarrollo por el PMA y el USAID", cable de noticia internacional, Cumbre Mundial de la Alimentación, Roma, 10 de junio de 2002. 3) Alianza por una Nicaragua Libre de Transgenicos: "Una realidad confirmada: transgénicos en Nicaragua", 24 de mayo de 2002. 4) Sánchez, E.:"Aid niega introducción de semilla transgénica" en Nuevo Diario, Managua, Nicaragua, 7 de junio de 2002, pag. 5
https://www.alainet.org/es/articulo/109224?language=en
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