Por una nueva integración de los pueblos andinos
04/11/2003
- Opinión
Más de un centenar de delegados campesinos e indígenas, pequeños
productores de los pueblos andinos y afrodescendientes provenientes de
Venezuela, Colombia, Ecuador, Bolivia y Perú se reunieron en Lima,
Perú, los días 21, 22 y 23 de octubre del presente año, en el II Foro
Andino para analizar la situación de la región y proponer
alternativas "ante el evidente agotamiento del modelo neoliberal".
El evento, organizado por la Coordinadora Latinoamericana de
Organizaciones del Campo, región andina, aprobó un manifiesto del que
reproducimos algunos párrafos fundamentales.
Desde los pueblos campesinos, indígenas y afrodescendientes ¡Otra
integración es posible!
El II Foro Andino se ha realizado en medio de un contexto
internacional y andino que tiene particular relevancia para el destino
de nuestros pueblos, en el que se van gestando los frutos de nuestra
resistencia y lucha; y se van delineando las nuevas tendencias por
donde discurrirán las alternativas de cambio al modelo neoliberal
imperante.
El pueblo de México y los pueblos del mundo hemos asistido al fracaso
de la V Conferencia Ministerial de la OMC, donde los poderosos países
desarrollados no han podido imponer sus condiciones, como consecuencia
del rechazo de los pueblos que globalizan la esperanza por otra
integración, y que han posibilitado que algunos gobiernos, al interior
de la OMC, construyan espacios para frenar las políticas
expansionistas comerciales del imperio norteamericano, la Unión
Europea y Japón.
A menos de un mes de este hecho, los pueblos de los Andes se han
puesto en el centro del escenario mundial, cuando millones de
pobladores rurales y urbanos del hermano país de Bolivia, lograron
expulsar del poder y hacer huir a Gonzalo Sánchez de Lozada, que
pretendió entregar el gas a las transnacionales, pisoteando la
legítima aspiración del pueblo boliviano, de que este recurso
estratégico, se ponga al servicio de su desarrollo nacional.
Las políticas neoliberales han profundizado la crisis agraria y
extendido la pobreza de nuestros pueblos andinos
Estamos a doce años de la aplicación de las políticas de ajuste
estructural que nacieron del Consenso de Washington; y a ocho años de
vigencia de las políticas de la OMC; tiempos más que suficientes para
decir al mundo que éstas no han traído sino inestabilidad y crisis
política, han profundizado la exclusión y marginación; y por lo tanto,
han restringido nuestros derechos políticos, económicos, sociales y
culturales.
El fundamentalismo neoliberal salvaje que se implementa en nuestros
países no sólo ha privatizado nuestras empresas públicas productivas,
sino que ahora pretenden hacer lo mismo con los servicios públicos, y
en particular con los recursos naturales como el agua, la tierra, el
gas, entre otros. De igual manera implementan las políticas de
fronteras abiertas, que consolidan a las transnacionales, los
banqueros y a los grupos monopólicos importadores, que en el caso del
agro, han invadido nuestros países con alimentos subsidiados que
generan la competencia desleal con nuestros productores.
El ALCA, continuidad de las políticas de la OMC y de ajuste
estructural
En su afán hegemónico, el imperio acrecienta sus planes de expansión,
no sólo de índole geopolítico militar sino también comercial, como es
el caso del ALCA, que es la continuidad de las políticas de la OMC,
bajo el control norteamericano. Por ello ha anunciado que su política
sobre los subsidios a su agricultura no los tratará en el ALCA sino en
la OMC.
En el último lustro, el movimiento social latinoamericano, en
particular el campesino e indígena y afrodescendiente, ha respondido a
esta crisis del modelo económico y de ingobernabilidad, no sólo en el
terreno de la lucha directa sino que ha empezado a forjar alternativas
que se inscriben en un nuevo sentido común. Por estas razones, cuando
los gobiernos, que nacen de elecciones se ponen de espaldas a las
aspiraciones populares, profundizan la crisis de gobernabilidad.
Forjando nuestras alternativas desde la montaña andina
Los pueblos andinos, en particular los campesinos e indígenas, que
procedemos de una historia ancestral, que poseemos las mismas raíces
culturales y que al mismo tiempo somos víctimas del modelo neoliberal,
en este II Foro Andino, enarbolamos las siguientes alternativas:
1. Forjar una auténtica integración regional de los pueblos y naciones
del Área Andina, que no se reduzca a meras relaciones comerciales y
asuma a la agricultura como una de las bases centrales de este proceso
en la búsqueda de construir un mercado integrado, justo y solidario; y
hacer parte también de este proceso de integración el reforzamiento de
nuestra identidad. Es desde esta acumulación regional que buscaremos
una relación justa y equitativa entre el CAN y MERCOSUR, que de un
tratamiento correcto a las diferencias y diferentes grados de
desarrollo y afirme nuestros aspectos comunes. Hacia eso se orientan
nuevas alternativas como el ALBA (Alianza Latinoamericana Bolivariana
de América).
2. Consideramos la primacía de la soberanía y seguridad alimentaria de
nuestros pueblos, naciones y países sobre cualquier regla comercial; y
desde esa perspectiva, declaramos que la agricultura es parte
sustancial de la vida y patrimonio de nuestros pueblos, así como
proteger nuestra biodiversidad y sobre todo nuestras semillas.
3. Nuevas políticas macroeconómicas, que generen el entorno favorable
para el desarrollo interno y combatir la pobreza.
4. Adoptamos las propuestas de que cada uno de los países del área
Andina tenemos el derecho de proteger nuestra producción nacional
alimentaria que deben contribuir al bienestar de los productores. Por
estas mismas razones rechazamos las políticas de "dumping" que avala
la OMC; y propiciaremos políticas que corrijan las distorsiones de los
precios internacionales causadas por la política de subsidios de los
países desarrollados.
5. Proponemos una nueva política agropecuaria andina que de manera
conjunta dé solución a productos claves para el desarrollo de nuestros
países. En sentido, proponemos que en la región andina, el agua no se
privatice ni se entregue en concesión, respetando su condición de bien
común. En el caso del café, que hoy atraviesa una grave crisis de
precios internacionales, proponemos la formación de un Fondo de
estabilización para mejorar los precios con aporte de los exportadores
y del Estado. De la misma manera, se debe implementar precios justos
con mecanismos de garantía para la papa, en tanto que es el principal
cultivo de los productores andinos.
6. Nos comprometemos en la defensa de nuestros recursos naturales y
frenar los procesos de privatización que sólo satisfacen la voracidad
de las transnacionales mineras, energéticas y de hidrocarburos.
7. Reivindicamos el derecho a renegociar la deuda externa con la
finalidad de contar con recursos necesarios para garantizar el
progreso y bienestar de nuestros pueblos; como planteamos también la
conversión de la deuda externa en desarrollo social y productivo y de
protección del medio ambiente.
8. Los pueblos agrarios, campesinos e indígenas no aceptamos y
rechazamos los planes geopolíticos y militares, como el Plan Colombia,
que quiere imponer el imperio norteamericano usando como pretexto el
narcotráfico. Rechazamos los planes de erradicación forzosa de los
cultivos de hoja de coca, que destruyen nuestra madre tierra y
violentan los derechos humanos de los pueblos. Reivindicamos el
consumo tradicional y ancestral de la hoja de coca, como rechazamos a
las mafias de narcotraficantes organizadas desde los grandes centros
de consumo de cocaína que están en los países desarrollados.
Lima, 23 de octubre del 2003
https://www.alainet.org/es/articulo/109275