Una segunda Ciudad Juárez ¿o la primera?

16/02/2004
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  • Opinión
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El incremento de la violencia en Guatemala en los últimos años, es un signo del retroceso en materia de derechos humanos. El gobierno del Frente Republicando Guatemalteco, liderado por el general Efraín Ríos Montt, que llevó a la Presidencia a Alfonso Portillo, heredó a la actual administración de Oscar Berger y en consecuencia a toda la población, una colección de males y calamidades. La existencia del crimen organizado y de una enorme delincuencia común, que aunada al narcotráfico, contrabando y corrupción, arrojan un balance tan lamentable, que ha obligado a las actuales autoridades a contravenir los acuerdos de paz y a recurrir al ejército para patrullar las calles y participar en las acciones de combate a los antisociales. El tema de la seguridad es el que más afecta y preocupa a los guatemaltecos, debido a los riesgos que a diario corren todos los habitantes de este país centroamericano además de la precaria situación económica que se acentuó gravemente, aumentando los índices de pobreza, llegando casi a la hambruna. El caso de las mujeres es patético. Desde 2001 se han registrado 1,101 crímenes y agresiones, según datos de la Red de la No Violencia contra la Mujer, una coordinadora de organizaciones que trabaja en prevención de este flagelo que gestionó la venida al país de la Relatora Especial de las Naciones Unidas sobre la violencia contra las Mujeres, Yakin Ertürk. Según publicaciones de medios escritos, la mayoría de asesinatos se realizó con arma de fuego y en algunos casos las víctimas recibieron el tiro de gracia, sin embargo no hay investigaciones serias que apunten a establecer los orígenes y a identificar culpabilidades. La defensora de la ONU se mostró alarmada, no sólo por el elevado número de violaciones contra el género femenino, sino por la forma espeluznante en que se cometen esos crímenes y cuestionó la incapacidad del Ministerio Público y de la Policía Nacional Civil, por la falta de acciones para establecer las causas de los asesinatos y de perseguir penalmente a los responsables. Especial mención hizo la activista humanitaria al caso de las mujeres indígenas, a quienes consideró más vulnerables, ya que además corren el riesgo de ser violadas por su pertenencia a estos grupos étnicos, tal como sucedió durante el conflicto armado interno, en donde se calcula que más de 50 mil mujeres fueron atacadas sexualmente. Ertürk hizo ver a las autoridades la urgente necesidad de combatir la impunidad con que se cometen estos hechos que se han generalizado, debido a que la violencia ha generado más violencia y recomendó atender los datos de la Procuraduría de los Derechos Humanos que señalan entre los agresores a agentes policíacos. La Relatora dijo que cuando hay impunidad y condiciones económicas injustas, es cuando se crea un clima propicio para la agresión en contra de este importante sector que, en el caso de Guatemala, constituye más del 50% de la población, por lo que recomendó al gobierno tomar una serie de medidas para atender este drama. Entre su sugerencias está propiciar seguridad económica y erradicar las desigualdades que existen entre género, combatir la pobreza, aprobar leyes para penalizar la violencia hacia la mujer e investigar a fondo para identificar cuáles son los patrones de los crímenes cometidos. Ertük lamentó que los sufrimientos ocasionados por el conflicto armado, no hayan podido ser superados y recomendó retomar y cumplir los acuerdos de paz que establecen dar mayor participación a las mujeres. Después de esta visita, las guatemaltecas se sienten acompañadas en su lucha por la igualdad y en la búsqueda de la justicia, aunque deben enfrentar el reto de una cultura patriarcal y excluyente, que en muchas ocasiones, a pesar de las evidencias, se niega a aceptar que hay femicidio y discriminación. Guatemala, 16 febrero 2004.
https://www.alainet.org/es/articulo/109459
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