Por si los marcianos vienen a visitarnos...
Logros y carencias de la Conferencia sobre Biodiversidad de Kuala Lumpur
26/02/2004
- Opinión
"Ahora que Estados Unidos busca vida en Marte, es interesante que
nos aseguremos de que aún haya vida en este planeta en el futuro
para que, si los marcianos vienen a visitarnos, estemos todavía
aquí", ironizaba Margot Wallström, comisaria de Medio Ambiente de la
Unión Europea (UE), durante la séptima Conferencia de las Partes del
Convenio sobre Diversidad Biológica, organizada por la ONU, que se
celebró del 9 al 20 de febrero en Kuala Lumpur, capital de Malasia.
Pese a la exageración, la frase de Wallström tenía un punto de
razón: la creciente pérdida de biodiversidad es uno de los grandes
retos medioambientales actuales. Con el objetivo de frenarla, nació
hace 12 años, en la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro (Brasil),
el Convenio sobre Diversidad Biológica, que señala entre sus metas
centrales "la necesidad de conservar la biodiversidad, utilizarla de
manera sustentable y asegurar que los beneficios de su explotación
sean distribuidos equitativamente". Estos compromisos fueron
reforzados en la cumbre de Johannesburgo de 2002 al establecer el
reto de "reducir de manera significativa la tasa de pérdida de
biodiversidad para el año 2010". En la actualidad, 187 estados -con
la destacada ausencia de Estados Unidos- son parte en el Convenio.
Como reconoce el director ejecutivo del Programa de las Naciones
Unidas para el Medio Ambiente, Klaus Töpfer, los acuerdos de Río no
se han cumplido y "la pérdida de biodiversidad sigue dándose a gran
escala".
La diversidad biológica, o biodiversidad, es el término por el que
se hace referencia a la variedad de seres vivos sobre la Tierra y
los patrones naturales que conforma. La biodiversidad actual es el
fruto de millones de años de evolución, moldeada por procesos
naturales y, cada vez más, por la influencia del ser humano.
Hasta la fecha, alrededor de 1.75 millones de especies han sido
descritas y nombradas formalmente, pero aún quedan millones de
especies por descubrir o describir (principalmente, bacterias,
hongos, artrópodos e insectos). Los cálculos más fiables hablan de
un total de 14 millones de especies, aunque las estimaciones van de
los tres a los 100 millones.
Todas las especies se extinguirán en algún momento ya que
virtualmente todas las que han existido han pasado por un proceso de
extinción. En tiempo geológico, el proceso de aparición de nuevas
especies ha ido más rápido que el de extinción, es decir, la
diversidad biológica ha aumentado. Sin embargo, en los últimos
tiempos, la tasa conocida de extinción entre mamíferos y aves es
mucho mayor que la tasa promedio calculada a lo largo de las áreas
geológicas. Se estima que 27.000 especies se extinguen anualmente y
que, en 2000, el 24% de las especies de mamíferos y el 12% de aves
estaban en peligro de extinción. "Los servicios que provee la
biodiversidad son inestimables", explica Hamdallah Zedan, secretario
ejecutivo de la Convención sobre Diversidad Biológica, "y, sin
embargo, al ser gratuitos, se pasan por alto frecuentemente".
Las causas de esta pérdida de diversidad biológica son de naturaleza
difusa y surgen principalmente como consecuencia secundaria de las
actividades que se desarrollan en sectores económicos como la
agricultura, la pesca, el transporte, el desarrollo urbano o la
energía, particularmente cuando tienen como objetivo la obtención de
beneficios a corto plazo antes que beneficios sostenibles a largo
plazo.
Luces y sombras
La Conferencia de Kuala Lumpur pretendía ser un punto de inflexión
ante este fenómeno. Sin embargo, pese a algunos acuerdos
esperanzadores, la declaración final ha generado cierto descontento
en los países en vías de desarrollo por la ausencia de un compromiso
por parte de los países ricos de financiar los planes de
conservación de la biodiversidad diseñados por los grupos de
trabajo.
Entre los logros de la Conferencia se encuentra la creación de un
programa que potencie la creación de una red de espacios protegidos
terrestres para el año 2010 y marinos para 2012. También se reconoce
el indispensable papel de las comunidades indígenas para conservar
el medio ambiente, aunque no se hace referencia a la protección de
los derechos de propiedad intelectual sobre sus remedios curativos
ancestrales, punto en el que insistían tanto la Unión Europea como
los grupos de presión indígenas.
Asimismo, por primera vez, los océanos -con sus montes submarinos- y
los arrecifes de coral de agua fría en aguas internacionales -cerca
del 40 por ciento de la superficie del Planeta- han sido aceptados
dentro de las estrategias de conservación de biodiversidad de la
Conferencia. Un valioso logro si tenemos en cuenta que se trata de
ecosistemas muy ricos en especies marinas.
Evaluación positiva
Las organizaciones ecologistas, por lo general, han acogido la
declaración final con moderada satisfacción. Greenpeace "valora
positivamente los acuerdos" pero "lamenta la falta de compromisos
para hacerlos efectivos" que pueden convertirlos "en papel mojado".
Por su parte, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, en sus
siglas en inglés) señala el "importante avance" en materia de
protección de espacios. Sin embargo, WWF considera que "la
Conferencia ha fracasado a la hora de acordar medidas inequívocas
para la protección de zonas marinas y costeras de riqueza y
productividad singular" y recuerda que sólo el 0,5 por ciento de los
mares están protegidos, frente al 11 por ciento de las zonas
continentales.
Mucho más críticos han sido el Movimiento Mundial por los Bosques,
Oilwatch y Amigos de la Tierra Internacional (una federación de 68
ONG de 65 países) quienes, en un comunicado conjunto, se preguntan
"dónde queda la protección y la promoción del uso tradicional de los
recursos biológicos (artículo 10 del Convenio de Diversidad
Biológica) cuando, al amparo de la protección, se niega a las
comunidades locales y los pueblos indígenas su derecho a acceder a
los recursos que les pertenecen, que se entregan finalmente a
grandes organizaciones de conservación extranjeras o a compañías
multinacionales para que realicen sus actividades de minería a gran
escala, exploración petrolera y madereo".
Pese a las evidentes carencias del texto final, no cabe desdeñar los
avances de la Conferencia de Kuala Lumpur. Utilizando el símil del
experto en bosques de Greenpeace, Martin Kaiser, los acuerdos
adoptados son "una caja llena de herramientas para proteger a las
especies". Pero "si los países no ponen dinero sobre la mesa -añade
Kaiser- la caja permanecerá cerrada". La próxima Conferencia sobre
Biodiversidad, en Brasil en 2006, medirá la distancia entre las
palabras y los hechos.
* Antonio Pita es periodista. Agencia de Información Solidaria
https://www.alainet.org/es/articulo/109470
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