Consideraciones críticas del discurso de Francisco Santos, vicepresidente de Colombia, ante la Comisión de DDHH de la ONU
19/03/2004
- Opinión
París, 19 de marzo de 2003.
La Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH), de
acuerdo con el Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo (CCAJAR),
del Comité Permanente por la Defensa de los derechos humanos (CPDH)
y del Instituto Latinoamericano de Servicios Legales Alternativos
(ILSA) expresan su perplejidad ante el discurso del vicepresidente
de Colombia, Francisco Santos, durante la 60ava sesión de la
Comisión de Derechos Humanos de la ONU.
Tal perplejidad no se origina tanto en el contenido del discurso,
que es recurrente desde hace varios años, sino en las omisiones
flagrantes de temas de vital importancia. En las 6 páginas de
discurso, el Sr Vicepresidente no menciona más que en una ocasión y
de forma indirecta, a los defensores de derechos humanos y omite
cualquier tipo de referencia a la Declaración sobre Defensores de
Derechos Humanos, adoptada por la Asamblea General de Naciones
Unidas en 1998. La FIDH y sus organizaciones miembro no pueden más
que expresar su extrema perplejidad por el hecho de que no se de
una importancia central a este tema, en un país donde en 2003
fueron asesinados 13 defensores de derechos humanos y 67
sindicalistas, teniendo además en cuenta que el Presidente de la
República, desde septiembre de 2003, califica a respetados
defensores de derechos humanos de Colombia de 'politiqueros', de
'traficantes de derechos humanos' y de 'defensores del terrorismo'
ante su Estado Mayor.
En este contexto político muy tenso, las garantías dadas en privado
por el presidente de la República de Colombia a la FIDH durante una
Audiencia que tuvo lugar el pasado 29 de Febrero deben traducirse en
actos: el vicepresidente colombiano, omitiendo este tema en su
discurso, ha perdido una ocasión esencial para asegurar a la
Comunidad internacional y a las ONG en particular, que dará
cumplimiento a sus intenciones de garantizar a los defensores de
derechos humanos de Colombia la libertad de acción a la que tienen
derecho.
El discurso del Sr. Vicepresidente, que afirma obtener buenos
resultados en materia de derechos humanos gracias a la política de
seguridad democrática, es absolutamente contradictorio con las
políticas y acciones llevadas a cabo por el gobierno colombiano,
que muy menudo restringen los derechos humanos y las libertades
fundamentales. No es posible que el gobierno colombiano reitere su
compromiso de cumplir con las recomendaciones del sistema de
Naciones Unidas, y que al mismo tiempo adopte medidas contrarias a
las mismas, como la atribución de facultades de policía judicial a
las fuerzas armadas. En cualquier caso, resulta inaceptable que el
Vicepresidente de Colombia se permita afirmar que los mecanismos de
Naciones Unidas que han visitado Colombia en 2003 viajaran a
Colombia « con ideas preconcebidas » y que éstos, al constatar las
evidentes violaciones de derechos humanos en Colombia « con esta
actitud, le hacen daño al sistema de relatores de Naciones Unidas.
».
La FIDH y sus asociaciones miembro expresan igualmente su
preocupación por la utilización tendenciosa de las estadísticas en
materia de derechos humanos por parte del Sr. Vicepresidente. Si
bien es cierto que el número de asesinatos disminuyó en 2003, debe
señalarse que los homicidios por razones políticas aumentaron
durante este mismo periodo. Si es igualmente cierto que el número
de asesinatos de sindicalistas disminuyó significativamente, no es
menos cierto que las cifras contínuan siendo las más altas de
América Latina y del mundo. Tampoco se menciona en este discurso que
el número de detenciones arbitrárias aumentó de manera en gran
medida durante 2003.
Si compartimos su apreciación de que persisten problemas graves para
lograr un funcionamiento eficiente de la justicia, resulta muy
significativo que no se trate acerca del problema más importante del
sistema de administración de justicia colombiano que consiste en la
existencia de una impunidad en casi la totalidad de los casos
referentes a violaciones de derechos humanos, incluidas las
cometidas por la fuerza pública, a menudo en connivencia con los
grupos paramilitares. Del mismo modo, la FIDH y sus organizaciones
miembro consideran que los problemas de la administración de la
justicia se ven agravados en particular por la interferencia del
ejecutivo en las decisiones judiciales.
La FIDH y sus organizaciones miembro denuncian firmemente cualquier
tipo de acto terrorista. No obstante, es evidente que interpretar el
conflicto social y político de Colombia en tanto que lucha de un
Estado colombiano plenamente democrático contra la amenaza
terrorista implica una estrategia deliberada de omisión de la
responsabilidad del Estado Colombiano en los casos de violaciones
de los Derechos Humanos ante la Comunidad Internacional. La FIDH y
sus organizaciones miembro consideran que en ningún caso, la lucha
contra el terrorismo puede ser utilizada como pretexto para omitir
la responsabilidad de un Estado en materia de derechos humanos ni
para aplicar medidas contrarias al respeto de los derechos humanos
y las libertades fundamentales.
https://www.alainet.org/es/articulo/109617?language=en
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