España: las protestas derrotan al Partido Popular (PP)
24/03/2004
- Opinión
El pasado 14 de marzo tuvieron lugar las elecciones generales en el
Estado Español, que dieron como resultado una victoria del PSOE y una
derrota del PP, partido que durante 8 años había gobernado el país de
forma autoritaria, con su impresentable presidente Aznar a la cabeza.
Pero estas elecciones no fueron simplemente un acto democrático en
las urnas, sino que tienen una importancia y una trascendencia que va
más allá de un simple cambio de gobierno, tanto por como se llegó a
desplazar al partido que gobernaba, como por las repercusiones
mundiales de estos resultados: Aznar fue uno de los tres dirigentes
que, justo hace ahora un año, declararon la guerra ilegal e ilegítima
contra Irak, en contra de la opinión de la mayoría de la población de
todo el estado y haciendo caso omiso de los millones de persones que
se manifestaron en contra de esta guerra, a lo largo y ancho de toda
España. La "caída" estrepitosa del Sr. Aznar y su Partido está
íntimamente ligada con la guerra y las protestas, y, en el último
momento, con el atentado de Al Qaeda en Madrid y la manipulación
informativa que hizo el gobierno sobre la matanza. Bush ha perdido
uno de sus aliados y el más fiel lacayo en Europa, justo cuando él
también va a ser "juzgado" en las urnas. Lo que pasó en España, ¿se
puede repetir en EEUU?, Blair empieza a "temblar" y Bush está
perdiendo credibilidad.
A nivel interno, estas elecciones, tienen también connotaciones
importantes y diferentes de las anteriores. Para entenderlo,
analizaré tres aspectos que ayudan a entender cómo se llegó a los
resultados obtenidos y los retos que ello supone.
1) El triunfo del PSOE, con su líder José Luís Zapatero como futuro
presidente, fue debido, mucho más a los enormes errores de Aznar, que
a los méritos propios de. Sr. Zapatero. Los votos que permitieron
ganar al PSOE fueron votos de rechazo al PP y no tanto de adhesión al
PSOE, fueron votos que, en otras circunstancias habrían pasado a la
abstención (muy reducida esta vez) o habrían ido a Izquierda Unida
(que se quedó con sólo 5 diputados) . Pero, la indignación ciudadana
movilizó a todos los sectores más radicales a buscar la fórmula más
segura para derrotara al partido de Aznar. Así, pues, el PSOE, a
pesar de haber hecho una oposición muy suave y muy poco alternativa,
rentabilizó una parte importante de votos de los sectores más
combativos y alternativos.
2) El papel de los nacionalismos y el nuevo gobierno de Cataluña. Una
de las muchas características del PP, principalmente durante su
segundo mandato, fue la de autoconvetirse en el adalid de "la unidad
de España", frente a los nacionalismos periféricos, a los que
consideraba "muy peligrosos", fueran o no violentos. Esta política,
junto a la lucha policial y legal contra la banda terrorista ETA,
consiguió un grado de crispación entre los diversos pueblos del
Estado español nunca visto anteriormente. Frente a ello, en las
elecciones autonómicas, se unieron todas las fuerzas de izquierda en
Cataluña, nacionalistas y no nacionalistas, y consiguieron ganar las
elecciones de octubre 2003, derrotar a CiU (Convergencia y Unió)
aliado del PP, y formar un gobierno tripartito, con el PSC (Partido
Socialista de Cataluña), mayoritario, ERC (Esquerra Republicana) ICV-
EUA (Iniciativa Verds y Ezquerra Unida). Ello provocó las iras del PP
que trató, durante toda la última campaña electoral, de culpar al
PSOE de haberse aliado con los nacionalistas y poner en peligro la
sacrosanta unidad de España. Esta política agresiva se agravó con la
gran manipulación, que hizo el PP, de la desafortunada entrevista de
Carod Rovira (líder de ERC) con ETA, lo que terminó por unir a los
votantes de Cataluña en un frente común contra el PP, con unos
resultados electorales que han significado una aportación de 31
diputados al gobierno central, entre PSC, ERC i ICV-EUA.
3) La movilización popular, como motor del cambio. La derrota del PP
fue mucho más que una derrota electoral, fue el fruto de la
reorganización social y la movilización en las calles, que tuvieron
lugar durante los últimos años, especialmente en Cataluña (donde la
victoria de la izquierda, en todas sus variantes, fue total).
El PSOE perdió el poder en 1986, después de haber abrazado las
políticas neoliberales y haberse sumido en los derroteros de la
corrupción y la guerra sucia, lo que dejó una profunda decepción y
desmembración de amplios sectores de las clases populares. El país
quedó en manos de la derecha, heredera del franquismo, con una
oposición muy débil y una gran desmovilización social, lo que dio
paso a la mayoría absoluta del PP en el 2002. A partir de ahí, las
cosas empezaron a cambiar: por un lado, la mayoría absoluta del PP
desenterró el "alma derechista" más retrógrada de su líder Aznar que
impuso un talante autoritario, antisocial, agresivo y gobernó con un
menosprecio total de cualquier opinión disidente. Y por el otro,
nuevas fuerzas sociales reaparecieron al socaire del incipiente
movimiento antiglobalizador y al amparo de los Foros Sociales
Mundiales, lo que estructuró nuevos movimientos que dinamizaron y
movilizaron a amplios sectores de la población.
El movimiento antiglobalización y los Foros Sociales cuajaron muy
rápidamente en el Estado Español, y en especial en Cataluña, lo que
favoreció la incorporación masiva de jóvenes a la esfera político-
social y la revitalización de los viejos luchadores y luchadoras, al
mismo tiempo que favorecía nuevas formas de organización, mucho más
participativas y reforzaba la movilización como forma de lucha. Estos
movimientos, casi siempre al margen de la izquierda tradicional
(partidos y sindicatos), protagonizaron las protestas más importantes
de los últimos años y tuvieron una gran influencia en los propios
partidos y sindicatos de izquierda que terminaron incorporándose a
las mismas.
La ciudad e Barcelona fue el gran exponente de estas nuevas formas de
enfrentarse al poder: En mayo del 2000, miles de persones expresan su
rechazo al desfile del Día de las Fuerzas Armadas. En junio 2001, las
protestas contra la reunión del Banco Mundial en esta ciudad,
consiguen que se suspenda su realización; pocos meses después, tiene
lugar una huelga general contra los nuevos decretos que sobre
contratos de trabajo y seguro de desempleo aprobados por el PP. En
septiembre 2001 empieza una larga serie de grandes manifestaciones en
contra del Plan Hidrológico Nacional propuesto por el PP. En marzo
2002, salen 600.000 personas a la calle contra "La Europa del
Capital", coincidiendo con la cumbre de jefes de Estado europeo.
Durante el 2002, toda la comunidad educativa se echó a la calle en
contra de las dos leyes sobre educación universitaria y no
universitaria, aprobadas en solitario por el PP, la LOU y la LOCE. En
diciembre del 2002, el desastre ecológico del hundimiento del
"Prestige" moviliza a toda la población gallega, y, en solidaridad,
al resto del estado, bajo el lema de NUNCA MAIS. En febrero del
2003, dos millones de personas toman Barcelona en una de las
manifestaciones más masivas de su historia al grito internacional de
NO A LA GUERRA, a la que siguen otras 6 manifestaciones más, y un
sin fin de protestas estudiantiles, del mundo de la cultura,
vecinales, escolares, etc., que duraron hasta el reciente 20 de
marzo, en el que volvieron a salir a la calle 300.000 personas al
grito de "Fuera las fuerzas de ocupación de Irak y Palestina". Los
últimos atentados en Madrid, la terrible manipulación informativa que
hizo el PP, y las grandes manifestaciones espontáneas (convocadas por
los teléfonos móviles), fueron "el tiro de gracia" al gobierno del
PP.
El poeta y premio Nobel, José Saramago, lo expuso muy bien durante
las últimas protestas del 20 de marzo contra la guerra en Madrid:
"Las aguas de la NO A LA GUERRA se fueron convirtiendo en el río
Guadiana (río español que aparece y desaparece), y el día 14 (día de
las elecciones) salió a la superficie. Sacudidos por el dolor,
ahogados por las lágrimas, la palabra paz volvió a todas las
gargantas y el NO A LA GUERRA resurgió en las urnas".
RETOS Y PERSPECTIVAS
En febrero del 2003, después del la multitudinaria manifestación en
contra de la guerra de Irak, Bush padre hizo unas declaraciones
señalando que "los manifestantes de Barcelona no iban a dirigir la
política exterior de EEUU". Sin embargo, parece que se equivocó, y
que aquellas protestas han desembocado en un castigo político al gran
aliado y amigo de su hijo, el Sr. Aznar, y ello está teniendo ya
repercusiones en la política, tanto de Europa como de EEUU, frente a
Irak. El nuevo presidente, el Sr. Zapatero, se ha convertido, sin
proponérselo, en el líder capaz de hacer variar la situación del Irak
post-guerra y tiene la gran responsabilidad de no defraudar todas las
expectativas creadas, tanto a nivel nacional, como a nivel
internacional.
El nuevo gobierno del PSOE tiene ante sí muchos retos, pero el más
relevante es el de dar respuesta a sus votantes y cumplir sus
promesas: el regreso inmediato de las tropas españolas de Irak,
detener el Plan Hidrológico Nacional, detener las dos leyes de
Educación y de Universidades, una política de extranjería que no
niegue los derechos a estos ciudadanos y ciudadanas, e implementar
medidas sociales y laborales que mejoren las condiciones de vida de
los trabajadores y trabajadoras de este país.
Finalmente, la sociedad en general tiene otro reto: todo el proceso
movilizador que ha tenido lugar en los últimos años, no puede
detenerse. Es absolutamente necesario reforzar los distintos
movimientos sociales que han dado lugar a todas las protestas y
articular formas de organización y lucha que continúen presionando al
nuevo gobierno para que cumpla sus promesas. La desmovilización
social daría al PSOE un cheque en blanco para impartir las políticas
neoliberales que están en el fondo de su agenda. El nuevo Presidente
no debe olvidar que tiene una gran cantidad de "votos prestados" de
un amplio sector de la izquierda y la juventud radical y la sociedad
española y catalana no deben olvidar que su movilización y sus
protestas pacíficas han sido el arma más contundente para avanzar en
un camino hacia la paz y hacia una sociedad más justa. OTRO MUNDO
sólo será posible si los ciudadanos y ciudadanas no abdican de su
derecho y su deber a auto-organizarse y participar en la marcha de la
sociedad.
* Rosa Cañadell: Profesora y sindicalista. Miembro de la Plataforma
"Aturem la guerra" y del "Comité de apoyo" al MST en Barcelona.
https://www.alainet.org/es/articulo/109679?language=es
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