Territorio y Geopolítica imperial del agua: El caso de Mesoamérica
21/04/2004
- Opinión
Introducción
Bosquejo de una opción plausible en la geopolítica del agua
estadounidense Si se observa un mapa de EUA, podemos dar cuenta
que el grueso de las reservas naturales de agua dulce se
encuentran en el lado este, donde saltan a la vista dos sistemas
de relevancia mayor: El Río Misissippi y los grandes lagos.
El primero figura como el principal sistema de transporte de
mercancías del noreste y sureste del país. El segundo, ha
adquirido marcada relevancia a partir de que se controlaron los
rápidos de las cataratas del Niagara, haciendo posible la
navegación de grandes cargueros que eran necesarios para el
desarrollo del abanico de industrias que se emplazarían ahí
(resultado del desarrollo de una red de producción militar para la
segunda guerra mundial -detroit diesel, monsanto, etcétera-). del
otro lado de EUA, el oeste, una zona árida, poco poblada y
aparentemente sin nada que ofrecer, fue una región que relegaron
hasta que se descubrieron los yacimientos de oro, y más adelante
de petróleo. En ese contexto el ferrocarril y el agua (embalses)
fueron punta de lanza para el ordenamiento y posicionamiento de la
región por parte de los nacientes capitalistas de EUA. El
"dominio" del agua se convirtió en el control del oeste. Ello
explica calificativos como el que denomina al oeste americano como
"una sociedad hidráulica", en el sentido de que se sustentó y se
fundamenta en hacer llegar agua a una región propiamente árida, e
incluso desértica.
Ahora bien, tómese nota del emplazamiento de la industria y la
población de ese país norteño. Para ello, como lo ha trabajado
barreda, un mapa satelital nocturno nos ayuda a visualizar los
grandes asentamientos como puntos de luces, mismos que causalmente
se empalman con la localización de las grandes urbes y corredores
industriales, casi todos concentrados en el este. Al noreste, unos
en los grandes lagos. En el centro-sureste, a lo largo del
Mississippi, un abanico de cinturones maquiladores, algodoneros y
cerealeros; y al sur-sureste se sitúan los campos petroleros y de
gas. Del otro lado del país, sobre todo en los estados de
California y Washington, se puede identificar una economía
industrial de punta altamente consumidora de agua, sin olvidar las
importantes regiones agrícolas y turísticas. Considerando lo
anterior, puede imaginarse, la envergadura y ritmos del consumo de
agua de EUA; pero al ser el oeste una región árida, la situación
se complica marcadamente para esa región.
Por ejemplo, los acuíferos de California se están secando, el río
Colorado está siendo "ordeñado" al máximo y los niveles de agua
del Valle de San Joaquín en California han descendido, en algunas
zonas, más de 10 metros en los últimos 50 años. La ciudad de
Tucson también vive condiciones adversas. Dependiendo totalmente
de agua proveniente de acuíferos, ha incrementado los niveles y
ritmos de extracción a partir del aumento del número de pozos -
algunos de ellos pasando de 150 a 450 m de profundidad.
Proyecciones para Albuquerque, Nuevo México igualmente muestran
que de continuar los ritmos de extracción de agua de los
acuíferos, los niveles decrecerán 20 metros más para el 2020 y las
ciudades principales de la región se "secarían" en 10 a 20 años.
Incluso en los suburbios lluviosos de Seattle, Washington se ha
disparado el consumo de agua, calculando que en 20 años comenzaría
a escasear; en gran medida a causa de los altos consumos de la
industria emplazada en esa zona. en el paso, Texas todas las
fuentes de agua se acabarían para el 2030 y en el noreste de
Kansas la escasez de agua es tan severa que ya se discute en los
círculos gubernamentales de ese estado la construcción de un
acueducto al ya sobre explotado río Missouri. Los ritmos de
extracción de agua en el sistema acuífero del sureste de Florida
de aproximadamente 6.6 millones de litros por minuto, sobrepasan
los de su inyección y a pesar de alcanzar una dimensión de 200 mil
km2 en un área que se extiende a otros estados a parte de Florida,
su nivel de agua ha venido cayendo de manera constante, poniendo
en entredicho la capacidad de Florida y los estados vecinos de
obtener ese recurso a largo plazo. Situaciones similares se viven
en otras partes del país norteño.
De frente a la esperada crisis hídrica estadounidense, la
alternativa parece fundamentarse en las reservas de agua de Canadá
y Mesoamérica. varios estudiosos canadienses han denunciado la
intención de EUA para acceder a las reservas de agua que, por un
lado concentra ese país en Alaska (toda una joya llena de
petróleo, gas, agua y biodiversidad que EUA "compró" a precio de
oferta a Rusia), y por otro lado, las contenidas en Canadá (entre
los proyectos se contempla un desvío de alrededor de 308 km de
largo, para almacenar 3,500 km3 del liquido, de los cuales el 61%
se utilizarían en EUA, 19% México y 21% Canadá). Villiers
Subscribe que EUA, "Con un historial de pillaje medioambiental que
deja asombrado", se abalanzará hacia las reservas de su vecino del
norte, algo que se puede leer en torno a la actuación del gobierno
canadiense que "Cedió a la presión estadounidense cuando no
excluyó del NAFTA las ventas de agua en grandes cantidades." Tal
señalamiento se potencia cuando considera, al igual que Barlow y
Clarke, que en la otra frontera, la mexicana, hay un país
semiárido o con poca disponibilidad del líquido. Los autores
parecen ver parcialmente a México. Como viajeros que van en
dirección de norte a sur, su mirada los lleva a contemplar la
debacle por el agua del río Bravo y la presión en 2001 de EUA para
que México pagara su supuesto adeudo.
Luego pasan por la región árida-desértica del país en el centro-
sur, y cuándo llegan a la cd. de México con sus estrepitosos
ritmos de consumo de agua proveniente del acuífero de la ciudad y
otra tanta trasvasada, asumen, cansados del recorrido, que en
efecto se trata de un país con contadas reservas hídricas. Tal
afirmación resulta descuidada, en el sentido de que la veracidad
de la información disponible es muy cuestionable, pero también
porque las reservas del país no son nada despreciables. Si el
recorrido se hace con dirección de sur a norte, el viaje
comenzaría en un escenario totalmente distinto. La alucinante
riqueza hídrica y biológica del sur, en particular de la cuenca
del río usumacinta detendría nuestro razonamiento para revalorar
ese contraste del centro-sur del país, con el centro-norte.
A nivel nacional, en los ríos escurren 410 mil millones de m3.
Catorce mil millones de m3 de agua dulce se encuentran en los
lagos y lagunas y 107 mil millones de m3 están almacenados
artificialmente. La precipitación se concentra en el sur del país
en relación directa a la concentración de vegetación. Tan sólo esa
región significa el 80% de la precipitación nacional. Además,
considérese que las cuatro principales cuencas del país se
encuentran en esa zona: el río Papaloapan, Coatzacoalcos, Grijalva
y Usumacinta (estos dos últimos el primero y segundo ríos más
caudalosos de México). Si se asume como una sola cuenca -una de
las siete más importantes del mundo-, estamos hablando de un total
de 83 ríos principales que abarcan una extensión de 129,132 km2 y
un escurrimiento promedio anual de 105 mil 200 millones de m3
(alrededor del 30% de los recursos hídricos superficiales de
México). Espacialmente, corresponde el 53% a Chiapas, 21% a
Tabasco y 26% a Guatemala.
Efectivamente, México no cuenta con reservas comparables a las
canadienses (6% a nivel mundial), mucho menos a las brasileñas
(20%); sin embargo, geopolíticamente son más importantes de lo que
pueden parecer si se leen descontextuadas de su ubicación
espacial. Nuestros colegas canadienses tienen toda la razón en
denunciar la importancia de sus reservas hídricas para la
geopolítica estadounidense; pero considero que fallan en el
balance de las de Mesoamérica y Colombia. esa distracción,
especialmente marcada en Villiers , lleva a mostrar, aunque
correctamente, sólo la mitad del escenario.
Además de la riqueza del sureste del México, en Centroamérica hay
aproximadamente 120 cuencas hidrográficas principales, de las
cuales 23 son internacionales, éstas significan el 19% de los
sistemas hídricos de la región y el 10.7% de las cuencas
internacionales del planeta. Las cuencas de agua dulce
compartidas, de mayor dimensión, son la del río Coco o Segovia de
24,476 km2 (Honduras-Nicaragua) y la del río San Juan de 41,870
km2 (Nicaragua y Costa Rica). Añádase la del río Hondo-Azul
(Guatemala-México-Belice); río Mopán-Belice, río Moho, río Sarstún
y río Motagua (Guatemala-Belice); río Lempa de 18,246 km2
(Guatemala-Honduras-El Salvador); cuenca del Golfo de Fonseca (El
Salvador-Honduras-Nicaragua); río paz y río Ostúa-Lago Guija
(Guatemala-El Salvador); río Goascorán (Honduras-El Salvador);
cuenca del Golfo de Honduras (Guatemala-Honduras); río Choluteca y
río Negro (Honduras-Nicaragua); río Xixaloa y río Changuinola
(Costa Rica-Panamá); por mencionar algunas.
Teniendo en mente las reservas mesoamericanas -antes indicadas-,
revisemos un mapa de la región en dirección sur-norte (incluyendo
a EUA y el sur de Canadá) para indagar el papel que éstas juegan
en el contexto de la geopolítica hídrica estadounidense. Aunque
nos resulte extraño ver el mapa "de cabeza" -a pesar de que el
espacio correctamente se lee, desde y en todas perspectivas-, de
este modo podemos visualizar cómo las reservas de agua de
Mesoamérica están estratégicamente ubicadas con respecto a los
cinturones textiles y agroindustriales del centro-sur del este de
EUA: Justo "enfrente".
Del otro lado, la situación no se ve muy bien. Las reservas son
relativamente contadas y los emplazamientos de la industria de
punta en la costa oeste de EUA, a la par de la faja de
maquiladoras en la frontera y las zonas agroindustriales del
centro-norte de México, complejizan el panorama. Como en otras
ocasiones he indicado, las posibilidades del trasvase de agua del
sureste de México/Guatemala hacia EUA ya es una especulación que
ronda en los círculos académicos de EUA; incluso el acta 307, de
cierto modo avala tal reflexión al señalar que, "...en caso de que
México no pagara antes de la fecha límite?. Debe considerarse la
posibilidad de transvasar agua de cuatro presas del interior de
México para resolver la situación." este proyecto, al que aquí
denominaremos irónicamente proyecto Aquarium, haría posible el
"movimiento" de agua del centro-sur del país, hacia EUA por la
costa del Golfo de México, misma que serviría para las necesidades
agroindustriales e industriales estadounidenses del noreste del
río Bravo o río Grande.
El proyecto Aquarium, consiste en un acueducto subterráneo y/o
marino (para no perder mucha agua por evaporación) que se extiende
a lo largo de la línea costera del Golfo de México y con destino a
EUA; aunque las especificaciones podrían variar. La transferencia
de agua sudamericana hacia el extremo sur del proyecto, en algún
punto de Tabasco, también podría seguir el mismo rumbo que el de
los oleoductos/gasoductos que salen de Colombia hasta cd. Pemex.
Una vez ahí se requeriría de un sistema de bombeo lo
suficientemente potente, por lo que se especula de instalaciones
con centrales eléctricas exclusivas y subestaciones de bombeo
ligadas al tendido eléctrico principal. La importancia el sistema
hidro-eléctrico del Usumacinta, además de la energía que
produciría con el emplazamiento de múltiples represas, es que
funcionaría como una red regulada en la que se conectarían los
principales caudales de México y Guatemala (más el agua que se
transfiera del resto de Centoamérica-Colombia); ello serviría a
modo de un gran y extendido "dique" de contención del líquido
antes de ser bombeado por el proyecto Aquarium. La justificación
más probable sería la escasez del líquido en el centro sur de
México (empezando por la cd. de México). una vez concretizado, su
extensión a EUA es lo de menos. El "necesario" pago de la "deuda
de agua" haría su papel estelar.
En un escenario así, en el que los geopolíticos de EUA supondrían
que su país tiene todas las de ganar, México tal vez lograría, a
cambio de la entrega de grandes cantidades de agua, el derecho de
usar (bajo lo que quedaría vigente, en los hechos, del tratado de
1944) parte del escurrimiento de la cuenca del bravo para las
demandas hídricas del norte del país. en gran medida, debe
considerarse aquella referente al consumo hídrico de los
corredores maquiladores que ya están instalados ahí, en su mayoría
compuestos por plantas o filiales de multinacionales
estadounidenses que hacen uso de la mano de obra barata mexicana,
entre otras "ventajas comparativas de México" (como las flojas
regulaciones ambientales) para proyectar su producción a los
mercados de oriente, ello en un contexto en el que China
recientemente forma parte de la OMC. Asimismo, se pueden señalar
las demandas de la agroindustria (incluyendo las ganaderas) y de
los principales centros urbanos de la región como monterrey.
Si miramos ahora las importantes reservas de agua sudamericanas,
las posibilidades de su bombeo hacia Centroamérica, para su
posterior envío a EUA por medio del sistema de la cuenca del
Usumacinta, dependerá de los volúmenes de agua que "soliciten" los
corredores industriales, agroindustriales y turísticos que se
tienen planeados para todo Centroamérica y el resto de México (en
su última presentación bajo el nombre de plan puebla panamá). El
principal grifo de salida seguramente sería Colombia, aunque las
aguas drenadas podrían incluir las brasileñas o las de lo que
parece ser el acuífero más grande del mundo: El acuífero Guaraní
(Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay). Algunos críticos y
luchadores sociales de la región ya están atentos a posibles
escenarios de saqueo hídrico. De entrada, tal vez antes del
proyecto Aquarium, lo que parece más factible es el transporte
marítimo del líquido hacia Florida y otras zonas costeras del este
por medio de supertanques o "bolsas" gigantes, aunque nada
descarta, una combinación de ambos.
Ahora bien, las reservas canadienses, si se piensan desde las
necesidades imperiales de EUA, se llevarían de norte a sur en la
parte oeste del país, mismas que servirían para su uso en el vasto
territorio árido de ese lado de las rocallosas, e incluso podrían
llegar a bajar hasta la zona fronteriza mexicana, después de pasar
por numerosas presas y tratadoras existentes, por ampliar y/o por
construir. Del lado de los grandes lagos, la situación es similar,
pero más enfocada para las necesidades urbano-industriales de la
costa noreste.
Lo que tenemos entonces, en un posible escenario de la geopolítica
imperial del agua, es un movimiento relativamente circular.
mientras por el este de EUA, ese país recibe agua dulce
proveniente de las fuentes menos contaminadas de Mesoamérica; por
el oeste, se canaliza agua canadiense de calidad similar, bajando
parcialmente después de numerosos re-usos a la cuenca del río
Grande y devolviendo así, parte del agua que México entregó del
otro lado, pero ahora con una calidad incomparable. el saqueo del
agua dulce es evidente y permitiría a EUA almacenar aquella de
buena calidad en sus acuíferos. En cantidades moderadas, el pago
del agua por agua (de distintas calidades) es factible para el
caso del norte de México donde escasea el agua, independientemente
del desastre ecológico que implicarían tales trasvases. de
efectuarse, el agua mexicana (menos contaminada) no sería para los
mexicanos, sino para EUA. Su agua de desecho para los mexicanos.
Ese mismo esquema de pago (agua por agua) con Canadá es poco
factible dadas las grandes reservas de ese país, por lo que las
negociaciones bajo el velo del "libre comercio" de esa "mercancía"
se tornarán cada vez más intensas, y al mismo tiempo, su resultado
impactaría a otros "socios" importantes de la pretendida Área de
Libre Comercio de las Américas (ALCA) que EUA busca conformar para
el 2005.
En este punto llaman la atención los múltiples proyectos de
embalses y trasvases que se tienen planeados para todo
Mesoamérica. Tan sólo en el sureste del país, los casos se cuentan
por decenas. ¿Será este el primer paso al proyecto Aquarium?
Una reflexión final
De frente a esa interrogante, afortunadamente el pueblo
mesoamericano crecientemente tiene claro que los múltiples
proyectos del PPP u otras de sus modalidades solo van a operar
donde las comunidades no se organicen y luchen; claro está, como
parte de la pelea de la sociedad en general. Los avances locales y
nacionales que han hecho posible encuentros regionales,
hemisféricos e internacionales de indígenas, campesinos,
trabajadores diversos, académicos, activistas, etcétera, ya sea
para discutir críticamente la problemática de las presas u otras
temáticas, es un invaluable esfuerzo ha reconocer y valorar.
Los proyectos hidroeléctricos y el saqueo de nuestro oro azul y de
otros recursos naturales estratégicos como la biodiversidad y el
petróleo, de entrada se dificultarán si crecientemente se
continúan enlazando y coordinando nuestros esfuerzos (según
nuestras posibilidades y comenzando por nuestros propios espacios
cotidianos). Abrir la posibilidad de revertirlos, depende de qué
tan sólido se construye el muro social con el que se toparán los
diversos proyectos en cuestión, y que sólo son posibles gracias al
papel activo de una elite latinoamericana que los avala, y por si
fuera poco, que los promueve y ejecuta principalmente a favor de
la cúpula de poder del norte. La guerra de clase que las elites
latinoamericanas mantienen contra los pueblos es fundamental en la
ejecución de proyectos tipo PPP y ALCA, pero al mismo tiempo
también es la que fortalece la lucha por la conciencia social como
fundamento para la construcción de una alternativa económica,
social y ecológicamente armónica.
https://www.alainet.org/es/articulo/109817
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