Visitó Córdoba Armand Mattelart:

La sociedad global de la información es un mito

27/06/2004
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El reconocido especialista en comunicación, Armand Mattelart, dictó una conferencia en la Escuela de Ciencias de la Información de la UNC, sobre "La sociedad de la información" y brindó algunas claves para comprender el nuevo orden internacional de la comunicación. Con una clase magistral, en la que lució su experiencia intelectual en el terreno de la comunicación, este investigador de la Universidad París-VIII disertó en el coloquio "Democracia y ciudadanía en la sociedad de la información" organizado por la Escuela de Ciencias de la Información (ECI), y auspiciado por la Embajada de Francia, la Alianza Francesa y la Agencia Córdoba Ciencia. En la conferencia, abordó los alcances del controvertido concepto de "sociedad de la información" y relató algunos aspectos de su experiencia actual como presidente del Observatorio de Medios de Francia y miembro del consejo científico de la organización Attac France. La realidad latinoamericana no es ajena a las reflexiones de Mattelart, quien desde los años sesenta trabaja en la región, con una importante labor en Chile. Precisamente, debió emigrar de ese país en 1973, cuando el golpe militar de Augusto Pinochet derrocó al gobierno del presidente Salvador Allende. También reconocido por su libro "Para leer al Pato Donald" - escrito junto a Ariel Dorfman-, Mattelart cuenta con una vasta trayectoria en investigación, reflejada en sus obras: "La mundialización de la comunicación" (1998), "Historia de las teorías de la comunicación" (1997) y la más reciente "Historia de la sociedad de la información" (2002). Además, en 1983 realizó un importante trabajo junto al investigador y docente de la UNC, Héctor Schmucler, denominado "América Latina en la encrucijada telemática". La sociedad global de la información Luego de hacer un recorrido por los orígenes de la noción de "sociedad de la información", el profesor belga abordó las implicancias que tuvo la caída del Muro de Berlín y el auge de internet en la emergencia de una "nueva doctrina estratégica" de la comunicación. A partir de ese momento, "la hegemonía de la hiperpotencia se da a través del 'softpower', el poder blando. Esto significa pensar que se puede atraer a la gente fijando la agenda", señaló. Justamente, cuando Mattelart critica el concepto hegemónico de "información", se refiere a una perspectiva instrumental y estadística que deja de lado la "memoria y cultura de los pueblos y se interesa solamente por el canal". Esta idea que sustenta el paradigma del futuro postindustrial, de igual modo, se encuentra asociada a la tesis del "fin de las ideologías". En los años 90, esta concepción, junto a lo que el comunicador denominó la "tecnoutopía", encontró su etapa de máximo esplendor. Estas ideas fueron claramente expresadas en diferentes documentos emitidos por organismos internacionales, y concretamente tomó cuerpo a partir de que el G-7 (el grupo de los siete países más industrializados del mundo) ratificó su apoyo a esta noción, a la vez que decidió acelerar la liberalización de los mercados de telecomunicaciones. Crisis del paradigma tecnológico "A partir del 2000, el panorama tecnoutópico se va a complicar", afirmó el investigador, al tiempo que puso de manifiesto que el atentado a las Torres Gemelas en Estados Unidos marcó el principal punto de inflexión. "Primero, porque es un desmentido al 'todo-tecnológico' (no se pudo detener un atentado); pero, lo más importante es que con los sucedido el 11 de septiembre vuelve la cara oculta de la sociedad de la información. Es decir, la sociedad de control", subrayó. Asimismo, Mattelart hizo referencia a la reciente guerra en Irak como un factor crucial para la destrucción del mito de la sociedad de la información, tal como se lo entendía hasta ese momento. "El conflicto, en efecto, ha vuelto a poner de relevancia los retos geopolíticos a largo plazo vinculados al control del aprovisionamiento energético", explicó. Según el profesor, junto con la guerra en Medio Oriente también se disolvió la tesis del "fin de las ideologías", a partir del surgimiento del mesianismo religioso. En último lugar, resaltó el derrumbe de la pretensión de Estados Unidos de "representar un polo cultural que puede irradiar a través del mundo". "La inercia de las fuerzas armadas frente al saqueo de los museos y la quema de bibliotecas en Bagdad, en contraste con la custodia de los pozos de petróleo, ha puesto de relieve el valor que la doctrina de la 'Global War' -la guerra contra el terrorismo- atribuye a la historia, la cultura y la memoria de los pueblos", argumentó. Nuevos actores Ante esta situación, Mattelart destacó la aparición de nuevos actores, con miradas diferentes a la hegemónica, que se introdujeron en el debate sobre los proyectos para la sociedad del futuro. "La noción general de información -admitió- ha movilizado a muchos sectores en sentido crítico para plantear alternativas". Las nuevas posturas, básicamente, se oponen a las propuestas de modernización de los gobiernos que aspiran sólo a generar el "ambiente propicio" para que las grandes empresas inviertan y acaparen el apetitoso mercado de las comunicaciones. En este sentido, el autor de "Para leer al Pato Donald" resaltó los aportes que están realizando las organizaciones de la sociedad civil, especialmente con miras a la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información que se celebrará en el 2005 en Túnez. Si bien, desde su experiencia en la organización Attac France, reconoció que "no es fácil ir más allá del análisis e incorporar en un proyecto político toda la crítica de la sociedad", consideró esta instancia como un punto importante para la elaboración de propuestas. "Creo que la parte más interesante de la declaración de la sociedad civil organizada es la que se refiere a la diversidad, no en términos de tener medios alternativos comunitarios sino de pensar el sistema comunicativo a partir de la noción de servicio público", sintetizó. Desde esta óptica, el fenómeno de la concentración de los medios pone en evidencia, para toda la población, la problemática de la diversidad cultural. Mattelart alertó en este aspecto sobre lo que ocurrió recientemente en Francia, cuando dos empresas de armamentos adquirieron "el 80 por ciento de los medios de prensa". Como resultado de las presiones que ejercen las organizaciones no gubernamentales y demás organismos de derechos humanos, el profesor comentó que el Parlamento Europeo acaba de emitir una resolución incitando a la Comisión Europea y a la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información a incluir la noción de servicio público y plantear la necesidad de luchar contra la concentración. Observatorio Mundial de Medios Para el investigador, uno de los aspectos más sobresalientes en la discusión actual es la posibilidad de reflexionar sobre la función de los medios de comunicación, en una perspectiva diferente a la planteada en décadas pasadas. Si bien aclaró que el aporte de los estudios sobre la recepción fue importante para avanzar en los aspectos teóricos, hoy es necesario oponer una respuesta concreta a los mecanismos de hegemonía cultural que permita "revertir la brutal asimetría entre los receptores y las empresas mediáticas". En este sentido, recalcó: "La libertad del consumidor o del usuario se construye a través de contrapoderes. No se qué forma va a adoptar, pero históricamente creo que el momento ha llegado para pensar la organización de la sociedad civil frente a este campo". En este marco, hizo referencia al lanzamiento del Observatorio Internacional de Medios de Comunicación (Media Watch Global) en el Foro Social Mundial de 2003, por iniciativa del periódico "Le Monde Diplomatique", periodistas latinoamericanos y otras asociaciones civiles. A diferencia de las posturas que predominaban en la década del 60 -donde el intelectual aparecía como un lector privilegiado de los medios y que tenía "la luz para aclarar a los receptores lo que veían"- Mattelart señaló que actualmente el Observatorio se compone de tres tipos de representantes: investigadores, periodistas y usuarios. "Esto es importante porque me parece que lo que dificulta la reflexión sobre los medios son los encasillamientos recíprocos", dijo. Los desafíos, en consecuencia, son aun mayores para el profesor, porque de acuerdo con su experiencia en el Observatorio de Medios de Francia, se plantean numerosas dificultades para llegar a acuerdos consensuados entre las distintas posiciones. A la hora de arriesgar conclusiones determinantes fue cauteloso y advirtió que existe "una distancia entre la toma de conciencia de los ciudadanos sobre la importancia de los medios de comunicación y el deseo de participar en acciones de este tipo". De igual modo, consideró que muchas veces los usuarios tienen "representaciones radicalizadas de los medios" como manipuladores de la realidad y es difícil pasar del terreno de la crítica al de la elaboración de propuestas. No obstante, para Mattelart la iniciativa es valiosa y, a largo plazo, aspira a construir una alternativa en términos de sistema de comunicación y de lucha contra la concentración mediática. Nuevo orden informacional "Lo que constituye la originalidad del momento actual, a nivel de sistema comunicacional, es que hay varios frentes abiertos y todos convergen hacia la construcción de un nuevo orden informacional", afirmó. De esta manera, los nuevos proyectos, de acuerdo con las apreciaciones del comunicador, no pueden dejar al margen el debate sobre el rol de las culturas. Un ejemplo positivo que citó Mattelart durante la charla fue la reciente incorporación, por parte de la UNESCO, del término "sociedades del saber y del conocimiento". "No puede haber sociedad global de la información. Es un mito. Puede haber sociedades del conocimiento porque cada país se introduce en el universo tecnológico a partir de su cultura, su historia y la especificidad de sus instituciones", adujo. Contrariamente a la postura instrumental de la Organización Mundial del Comercio, que pretende clasificar la "cultura" como uno más de sus servicios, Mattelart reivindicó una nueva filosofía del desarrollo y de la humanidad, que defienda la diversidad cultural. "Si nos peleamos para crear un instrumento jurídico que proteja la diversidad cultural es porque tenemos en las manos una filosofía de los bienes públicos comunes", sostuvo. Para diferenciarse de las prerrogativas del Banco Mundial con respecto a este último concepto, se refirió a la definición que ofrece el movimiento social: "Los bienes públicos mundiales son cosas a las cuales los pueblos tienen derecho. Son producidas y repartidas en las condiciones de equidad y libertad, cualquiera sea el estatuto de las empresas que desarrollan esta misión. Los derechos universales humanos y ecológicos son su regla; la democracia, la exigencia permanente; y el movimiento social, la fuente". Finalmente, recordó que los principios que defienden las organizaciones civiles están consignados desde 1948 en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en la Convención Internacional sobre los Derechos Cívicos y Políticos que fue adoptada en 1967 y que han ratificado alrededor de 150 países. "Esto quiere decir que nada es nuevo, muchas veces hay acumulaciones que se olvidan. La vuelta a la historia, es también el respeto por todos quienes lucharon en su momento por más democracia", concluyó. * Aparecido en periódico digital HOY La Universidad - Dirección de Prensa y Difusión - Universidad Nacional de Córdoba-. BOLETIN DE RECOSUR, AÑO 6 - No. 597 / Lunes 28 de Junio de 2004
https://www.alainet.org/es/articulo/110203
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