Vive TV o la comunicación al servicio de una nueva ciudadanía
01/09/2004
- Opinión
En muchos aspectos la cadena de televisión comunitaria pública
Vive TV, lanzada en noviembre de 2003, es emblemática de proceso
bolivariano que desde 1998 está transformando Venezuela. Dando
la palabra a la población, participa en la construcción de una
"nueva identidad ciudadana", basada en la recuperada dignidad de
los excluidos del "antiguo régimen", el respeto de las
diferencias y la elaboración de una democracia participativa en
la que cada uno podrá encontrar su sitio.
Dos pantallas de televisión, dos mundos radicalmente opuestos.
En la primera, una cadena privada de éxito: RCTV, Globovision o
Venevision. En ella se muestran personajes de piel blanca,
arrullados por la cantinela de los bienes de consumo y que
sufren las angustias del amor frustrado, traicionado o fecundo.
Para el observador europeo, muy exótico. En la otra, Vive TV,
una cadena de televisión comunitaria. En ella se habla de
reforma agraria, del programa de alfabetización, de acceso a la
sanidad. Los rostros son los de los conductores mestizos de
taxi, los de vendedores indígenas, los de jóvenes madres de piel
oscura. Se parecen a la gran mayoría de las personas que uno
puede cruzarse por las calles, pero se plantea una pregunta: ¿
hablan ambas cadenas del mismo país?
En Venezuela se plantea con una intensidad muy particular la
cuestión de la relación entre los media y la sociedad. Los media
tradicionales privados (1), en manos de intereses comerciales y
relacionados directamente con la antigua oligarquía, han
cambiado la objetividad y la deontología periodísticas por una
enconada militancia. Asumen el papel de portavoz de una
oposición que se niega a aceptar la legitimidad de Chávez y
participa a regañadientes en el debate de fondo ya que prefiere
la agitación subversiva (2). Desde la llegada al poder de Hugo
Chávez en 1998 una cosa estaba clara: que su proyecto -cuyo
objetivo era devolver a los pobres y a los excluidos su dignidad
y su lugar en la sociedad- no podía apoyarse en los media
tradicionales. ¿Hizo por ello que los cerraran?¿Trató de
amordazarlos, como se le acusa en la prensa internacional?¿Los
amenazó, como gritan a voces Periodistas sin Fronteras y Human
Rights Watch? Nada de eso. Desde 1998 en Venezuela no se ha
deplorado atentado alguno contra la libertad de prensa. ¿Qué
hizo Hugo Chávez? Una de las medidas más emblemáticas de poder
venezolano en el ámbito de los media fue incuestionablemente la
creación de Vive TV, la cadena comunitaria estatal, en noviembre
de 2003.
Mientras que para los media tradicionales privados el 70% de la
población -el sector menos interesante para ellos- simplemente
no existe, el proyecto de Vive TV es dar la voz a esta
"Comunidad de los invisibles". Para la presidenta de la cadena,
Blanca Eekhout, el objetivo es "crear un espacio de comunicación
vinculado con el desarrollo del "proceso" y la construcción de
un nuevo país". Surgida directamente de la experiencia de los
media comunitarios y cooperativos, Blanca Eekhout (que a pesar
de su apellido es venezolana de origen) fue contratada por el
gobierno Chávez cuando todavía era responsable de Catia TV, una
cadena de barrio que emitía en los barrios del oeste de Caracas
que fue cerrada en junio de 2003 por un alcalde de la oposición
(el único caso probado de censura en Venezuela desde la llegada
de Chávez al poder). No se puso ninguna condición política o
ideológica al lanzamiento de este proyecto cuyo objetivo era
"crear un escaparate nacional para todos los movimientos locales
de comunicación local en el país". Tomó las riendas del proyecto
confiada en la voluntad del gobierno de hacer todo para dar al
pueblo venezolano los medios de expresarse de manera autónoma.
Unos meses después de su creación, Vive TV emite ya dieciséis
horas al día. Los programas difundidos son de lo más variado:
cultura, educación, prensa, información, pero también diversión
y humor. Se pone el acento en "la experiencia sobre el terreno".
Ahí donde la lógica comercial empuja a las cadenas privadas a
limitar los rodajes "en exteriores", más caros, Vive TV antepone
la formación de equipos y el enriquecimiento individual. En
antena, se adopta el tiempo de la lentitud y de la discusión.
Así, por ejemplo los músicos que pasan por la emisión Creadores
no tienen necesariamente un disco que promocionar. Vienen a
tocar su música, pero también a hablar, a compartir su
experiencia. Excepción en el paisaje mediático venezolano, Vive
TV propone los fines de semana un programa de información sobre
la producción de programas: una forma de transparencia sobre el
funcionamiento de la cadena y la construcción de la información
en general demasiado raro en el sector mediático (tanto en
Venezuela como el los demás lugares). Sólo el cuarenta por
ciento de los programas se producen internamente con el fin de
apoyar la producción nacional independiente, establecer
relaciones con las iniciativas locales y asegurar un pluralismo
real en los contenidos.
El proceso bolivariano no creó los media comunitarios: las
herramientas de la democracia participativa no se imponen de
arriba abajo. Por el contrario, fiel a su voluntad de favorecer
la iniciativa ciudadana, el gobierno venezolano decidió en 2000
legalizar los órganos de comunicación local que hasta entonces
sólo eran tolerados o clandestinos (3). En efecto, la nueva
Constitución, que data de 1999, estableció el "derecho a la
comunicación" como una de las herramientas cruciales de la
"democracia participativa" (4) que ella institucionaliza: "La
creación cultural es libre; esta libertad comprende el derecho
de producción, de inversión y de difusión de las obras
creadoras, científicas, técnicas y humanísticas, e incluye la
protección legal de los derechos de autor, hombre y mujer, sobre
sus obras [...]" (5) Para Hugo Chávez era evidente que si la
construcción de una "nueva sociedad bolivariana" debía pasar por
la instalación de un nuevo tipo de medio de comunicación, el
proceso mismo de elaboración de estos a su vez alimentaría el
movimiento de renovación de la sociedad venezolana. Puesto que
"definir lo que entendemos por comunicación viene a ser definir
el tipo de sociedad en el que deseamos vivir" (6), permitir a la
"comunidad" construir los media que crea conveniente viene a ser
permitirle reflexionar sobre su identidad. Por lo tanto, la
reflexión llevada a cabo en los media comunitarios, emblemática
del proceso bolivariano, es la herramienta y al mismo tiempo el
resultado del principio democrático participativo.
Al contrario de lo que ocurre en otros lugares, aquí el
"proceso" y la retahíla de medidas que lo acompaña son evocados
desde el punto de vista de la población. Para Blanca Eekhout hay
que "confrontar los discursos políticos con la realidad sobre el
terreno". Así, las personas que pasan por la pantalla y discuten
de tales o cuales iniciativas gubernamentales, de tal o cual
punto de la actualidad, no son miembros del gobierno ni
políticos ni "expertos". Son miembros de la Comunidad. Dan
testimonio de cómo viven, día a día, las reformas que están en
curso. Comentan simplemente los hechos, lejos de los programas
políticos y lejos de las ideologías. Dan su punto de vista, con
frecuencia ilustrado, sobre la realidad del país. En resumen,
ellos son la voz de esta increíble conciencia política que, más
que su líder carismático, hace avanzar al país. En efecto,
¿dónde, aparte de Venezuela, se podrían encontrar la totalidad
de los textos legales a la venta en formato de bolsillo sobre
puestos instalados a lo largo de las arterias de la capital,
entre las piezas de recambio de ordenadores, programas
informáticos y racimos de plátanos? O, ¿dónde, aparte de
Venezuela, se oiría citar de memoria los artículos de la
Constitución del país? O, ¿dónde, aparte de Venezuela, se oiría
a los militantes favorables a un proceso que la oposición y la
prensa extranjera en general acusa de ser agresivo y violento
responder golpeándose con un gesto firme y orgulloso el bolsillo
de la camisa que cobija un ejemplar de la "bicha"(7): "tenemos
únicamente un arma, nuestra Constitución"?
Si bien Vive TV es una cadena estatal, capaz de emplear a 150
personas, disfruta de una independencia real a todos los
niveles. Su responsabilidad es mostrar en la realidad sobre el
terreno lo que hace el gobierno. A este respecto se distingue de
la otra cadena de televisión pública, Canal 8, atrapada en una
lógica guerrera de respuesta a la propaganda de oposición que la
condena a la mediocridad periodística. La misión de Vive TV es
hacer surgir una crítica sobre el terreno, de personas que están
implicadas en el "proceso" en sus aspectos más contingentes.
Esta "crítica revolucionaria", que suele ser más dura que la de
la oposición y que muy a menudo reclama que la Constitución se
aplique más rápido y mejor, es a fin de cuentas la garante del
proceso, la vigía sin la cual el gobierno podría atascarse en
una ideología separada de la realidad del país.
Blanca insiste en este punto y lo ilustra con una anécdota que
ella presenta como un ejemplo contundente de "democracia
participativa" directa...¡y eficaz!: "Estábamos emitiendo un
programa concerniente a una de las medidas lanzadas por el
gobierno. Una de las personas preguntadas explicaba que, a pesar
de lo que había anunciado el gobierno, seguían sin llegar las
ayudas prometidas". Blanca se ilumina con una amplia sonrisa
antes de continuar. "Dio la casualidad que ese día Chávez estaba
viendo el programa por la televisión. Rápidamente descolgó el
teléfono y llamó al ministro correspondiente para pedirle que
hiciera que avanzaran las cosas". En unos días la situación e
había arreglado. Sin embargo es un éxito difícil de sobrellevar
por parte de Vive TV, explican en el seno de la cadena, porque a
partir de entonces la gente llama de todas partes para hacer
llegar sus problemas. Ahora bien, éste no es el objetivo de la
cadena.
Determinar la misión de Vive TV es tratar de responder en primer
lugar a unas preguntas fundamentales. ¿Cómo tomarse el tiempo de
discutir con la gente?¿Cómo no imponerle unos temas en los que
se encuentren prisioneros?¿Cómo no instaurar una relación de
"dominio" del periodista respecto a su interlocutor?¿Cómo, por
último, estar seguro de estar verdaderamente cerca de la
comunidad? Tantas preguntas para las que Vive TV no pretende
haber encontrado una única respuesta, sino que esta cadena tiene
el mérito de plantear desde un punto de vista fundamental en su
óptica de "servicio público".
El programa Venezuela adentro ilustra de manera particularmente
interesante esta reflexión. Los diferentes equipos de
realización disponen de una semana entera para preparar un tema
de media hora. El rodaje sólo empieza al cabo de dos días
dedicados a conocer y dar relevancia a los temas sobre los que
la gente desea hablar. Una vez de vuelta a los estudios, todo el
equipo trabaja en el montaje: cada uno es, por tanto, portador
de la identidad global del trabajo en cada etapa de su
realización. Cuando el programa se emite nunca aparecen cámaras
y micros. Ni tampoco los periodistas. Fue difícil hacer aceptar
este radicalismo de la invisibilidad periodística a algunos
jóvenes surgidos de formaciones tradicionales según las cuales
el grado de visibilidad es para el periodista la medida del
talento y del éxito. Pero, para Thierry Deronne, responsable de
los programas de información de Vive TV, la cadena se esfuerza
por permitir que la gente se exprese de la manera más directa.
No se necesitan comentarios "en off", ni presentadores o
analistas. Lo ideal sería incluso "darles la cámara para que
ellos mismo ofrecieran una imagen de su vida". Esto sería,
continúa, "un verdadero éxito de la democracia participativa".
Tanto en este aspecto como en otros, el equipo de Vive TV se da
los medios de alcanzar sus objetivos. Se impone una breve
comparación. En la cadena privada de información sin
interrupción Globovision (apodada Globoterror por los
venezolanos que no soportan el tono alarmista con el que la
cadena trata la actualidad del país) en diciembre de 2002
todavía era posible exclamar en relación a hombres y mujeres
negros o indígenas que se veía en la televisión "¿de dónde salen
estas personas tan feas? Parece una película de Fellini, sin el
talento del italiano (...) parecen hombres de cromagnon (...)
monos" (8). Vive TV, por su parte, forma ella misma a los
equipos de rodaje que alimentan sus programas. Estas personas
salen de los barrios para los que trabajan, última prueba de la
proximidad de la cadena con su público y único medio verdadero
de dar la palabra a las víctimas del racismo de los grandes
media privados: los negros, los indígenas, los mestizos, en
resumen: los no blancos.
Como explica Blanca Eekhout "para Chávez, Vive TV representa una
primera etapa en la creación de una verdadera televisión
latinoamericana a escala del continente". De la cadena de
televisión comunitaria de barrio a la cadena de televisión
comunitaria continental sólo hay un paso: la aparición de una
misma iniciativa ciudadana y social a escala subcontiental
llevada a cabo por el proceso bolivariano y los movimientos
sociales en general. El sueño de Bolívar transpuesto al siglo
XXI.
Este proyecto tiene más actualidad que nunca en un momento en el
que en todas partes del mundo se vuelve a cuestionar la
hegemonía de los grandes grupos mediáticos (con mucha frecuencia
estadounidenses),. El periodista Tareq Ali lo recordará durante
el programa Aló Presidente [9] del 18 de julio de 2004 apelando
a la creación de una gran red sudamericana cuya influencia fuera
comparable a la de Al-Jazeera en el mundo árabe. Incluso
propondrá un nombre: El Bolivar...
NOTAS
(1) Es decir, nueve de los diez periódicos nacionales y seis de
las siete grandes cadenas de televisión.
(2) Véase Dans les laboratoires du mensonge, Maurice Lemoine, Le
Monde diplomatique, agosto de 2002.
(3) Hoy existen en el país una decena de cadenas de televisión
comunitarias activas o en proceso de creación.
(4) "Todos los ciudadanos y ciudadanas tiene el derecho a
participar libremente en los asuntos públicos, directamente o
por mediación de sus representantes electo(a)s. La participación
del pueblo en la formación, la ejecución y el control de la
gestión de los asuntos públicos es un medio necesario para
alcanzar el proceso que garantice un completo desarrollo, tanto
individual como colectivo. Es una obligación del Estado y un
deber de la sociedad el facilitar la aparición de las
condiciones más favorables para su práctica" Artículo 62 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
(5) Artículo 98 de la Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela.
(6) Mario Kaplún, investigador de ciencias de la comunicación.
(7) Nombre con el que se designa popularmente a La Constitución
(8) Orlando Urdaneta, en Globovisión, el 19 de diciembre de
2004.
(9) Aló Presidente es un programa semanal emitido todos los
domingos en el canal estatal Canal 8. Presenta la particularidad
de ser presentado y animado en directo por el propio Chávez,
sentado tras una mesa de despacho. En el curso de las 5 ó 6
horas que dura el programa, Chávez explica sus acciones, discute
con invitados, recibe llamadas de teléfono (de ahí el nombre del
programa) de todas partes del país, cuenta la mitología de la
que saca imágenes que ilustran la actualidad del país y incluso
llega a "cantar cancioncillas". Incomprensible visto desde
Europa, este programa no tiene nada que ver con los discursos
río de un Fidel Castro. Pierde todo su sentido fuera de la
realidad de la situación en Venezuela. Improvisado y relajado,
da a Chávez la posibilidad de expresarse directamente con el
pueblo. A este último le permite discutir y conversar con el
presidente, pero también aprender a conocerlo. En efecto, nadie
-por muy buen "comunicador" que sea- podría "interpretar" un
papel durante cinco horas. Así, para seguir el curso de su
pensamiento, desarrollar su razonamiento ante las cámaras y
establecer relaciones improvisadas entre dos ideas Chávez se
abre al espectador de una manera real, algo que ningún otro jefe
de Estado occidental aceptaría hacer.
* Renaud Lambert. Risal/Rebelión. Traducido del francés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
Texto original: http://www.risal.collectifs.net/article.php3?id_article=1097
https://www.alainet.org/es/articulo/110489
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