La reunión de Caracas
02/12/2004
- Opinión
Esta semana se da cita en Caracas una amplia y nutrida
representación de la intelectualidad alternativa latinoamericana
y de todos los continentes para hacer un diagnóstico de la
situación del mundo y elaborar una plataforma común que inserte
su actividad en la de los movimientos sociales. El propio título
del encuentro: En Defensa de la Humanidad, define sus objetivos
y alcances. La idea de llevarlo a cabo se gestó entre
intelectuales mexicanos y cubanos y luego de varios intercambios
se logró realizar una reunión internacional en México en octubre
de 2003 que ha servido de plataforma conceptual para llegar a
esta mayor y mucho más representativa en la hospitalaria
Venezuela hermana.
La idea central es que los intelectuales no pueden permanecer
cruzados de brazos ni aislados de los movimientos populares en
un momento como el que vivimos. Cuando el orden dominante en el
mundo es profundamente injusto y genera pobreza, guerras de
conquista y desigualdades crecientes. Cuando se pretende imponer
una única forma de pensar y una cultura chatarra estandarizada,
que desprecia las diferencias de todo tipo, a través del control
centralizado de los medios masivos de difusión. Cuando se
degradan los ecosistemas a un extremo tal que ha puesto en grave
e inminente peligro de exterminio a todas las formas conocidas
de vida sobre la tierra, y por lo tanto la del ser humano. Por
todo ello es intolerable y éticamente inaceptable. Esta
situación ha provocado fuertes movimientos populares de rebeldía
en América Latina, que se niegan a continuar aceptándolo y ha
creado la necesidad de un pensamiento alternativo basado en la
mejor tradición latinoamericana y universal actualizadas. Es
necesario, por ejemplo, preguntarse por qué Cuba ha resistido
exitosamente a los embates imperiales cuando tantos arriaban sus
banderas. O por qué la Venezuela bolivariana ha podido vencer
todos los intentos imperialistas y oligárquicos en su contra
pese a la descomunal ofensiva mediática interna y externa.
Está claro que este cuadro no puede analizarse fuera del
contexto de los acontecimientos posteriores al 11 de septiembre
de 2001. Después de esa fecha una potencia se ha arrogado el
derecho de dirigir al mundo y controlar sus recursos naturales,
ha decretado el fin del derecho internacional y adoptado como
principio de política exterior la "guerra preventiva", además de
coartar las libertades civiles en su territorio. Si a ello se
añaden las agresiones a Afganistán e Irak, con su estela de
muerte y terror y que el mismo grupo que ha concebido y
ejecutado estas atrocidades continúa batiendo tambores de guerra
en la Casa Blanca concluimos en la necesidad imperiosa de la
reunión de Caracas en este momento.
Porque es indispensable enrolar en la red que nacerá en Caracas
a cuantos intelectuales -en la acepción más amplia- estén
dispuestos a trabajar por poner fin a este orden injusto, como
también llegar a una serie de puntos básicos de acción común,
dejando a un lado todas las diferencias políticas secundarias.
Si de algo está requerido el combate contra el actual orden de
dominación es de despojarse de todo ingrediente de sectarismo,
tendiendo la mano a cuantos en América y el mundo estén
dispuestos a luchar contra el neoliberalismo y por cerrar el
paso a la pandilla fascista de Bush.
De lograrse esta unidad, nos otorgarían una enorme
superioridad. Esta batalla es principalmente de ideas y las
nuestras son superiores porque llevan el aval de su
confirmación en la práctica social y porque somos mayoría. No
son las armas las que van a definir quién vence en esta lucha
porque el sistema dominante ha llegado a un punto en que todo su
colosal aparato militar y represivo resultará desbordado por la
rebeldía popular en marcha.
La cuestión está en organizarnos y en organizarnos muy bien para
la batalla de ideas. Cómo hacer para organizar la difusión de
las iniciativas. Cómo crear la red de redes internacional de
rebeldes e inconformes que propone Pablo González Casanova. Cómo
hacer para que un plan de acción le dé la vuelta al mundo en
unas horas.
De Caracas no debemos esperar respuestas completas a estas
preguntas pero sí propuestas que avancen soluciones al fin de
la dominación con todo su poderío, sus armas y sus ejércitos.
Para decirlo con Martí: "no hay proa que taje una nube de
ideas".
https://www.alainet.org/es/articulo/110978
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