Argentina: Más sobre prensa, hipocresía y desinformación

22/03/2005
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La Libertad de Prensa en la Argentina parece condenada nomás a la hipocresía y la falsificación. Aunque pasan cosas graves como que algunos fogonean el retorno del fantasma inflacionario y ese juez idéntico a Benny Hill no avanza en la causa Ezeiza, el gobierno K financia y protege un sistema comunicacional que a cambio le muerde la mano, mientras la SIP va por más. Todos los diarios argentinos destacan las conclusiones de la reunión en Panamá, donde esa entidad no sólo denuncia “retrocesos en la libertad de prensa” en Cuba y Venezuela, sino también en la Argentina. Acusan a Kirchner de "irrestricto antagonismo hacia los medios" y de "discriminación económica para acallar las críticas", a la vez que subrayan "el ambiente hostil" que enfrenta la prensa independiente en la Argentina, debiéndose entender que los “independientes” son ellos, o sea los agremiados en la SIP. Por su parte, Infobae da cuenta de la preocupación del presidente y editor del prestigioso The New York Times, Arthur O. Sulzberger Jr., quien se alarma por la situación de la prensa en Cuba y Venezuela con un énfasis que no pone para denunciar las constantes mentiras de Bush no sólo sobre Irak sino sobre la censura en los mismísimos Estados Unidos, que es escandalosa. Es un viejo clásico del pensamiento universal que de la Libertad de Prensa siempre se apropian los que la mancillan. Ya hemos visto cómo acá la ensalzan alternativamente los gobiernos, el empresariado y la misma SIP que cada tanto sale a defender su corporación con un vigor digno de calvinistas y ayatolas. Pero esa mitificación es universal y algunos datos oportunos permitirán al lector hacerse una idea de cómo la Opinión Pública mundial es manipulada continua y consistentemente en nombre de la Libertad de Prensa, y cómo ésta es distorsionada desde los centros del poder globalizado. Veamos: - Sólo cinco agencias noticiosas distribuyen el 96% de las noticias mundiales. - Desde Estados Unidos, la Unión Europea y Japón se controla el 90% de la información de todo el planeta. - El 20% más rico de la población mundial utiliza el 93% del acceso a Internet, mientras el 20% más pobre accede sólo al 0,20% de esa tecnología. - Los países pobres, donde vive el 75% de la humanidad, controlan apenas el 30% de la producción de diarios y revistas. - De las principales 300 empresas de información, 144 son de Estados Unidos, 80 de la Unión Europea y 49 de Japón. Es así cómo, por ejemplo, los sucesos de Bolivia se conocen en Uruguay a través de agencias que informan desde Londres o Nueva York. Igual que los habitantes de Kenia se enteran desde Europa de lo que sucede en su vecina Tanzania. Y las guerras siempre son presentadas como irracionales y violentas si se libran en el Sur, mientras las guerras del Norte son todas “humanitarias”, limpias y justificables. En 1980, cuando la UNESCO elaboró el Informe MacBride titulado “Un solo mundo, voces múltiples” (editado por el Fondo de Cultura Económica y de vastísima circulación), la información no era una mercancía, sino un bien social. No casualmente empezó entonces la agonía de la UNESCO. Acusada de querer restringir la libertad de prensa y la iniciativa privada, los intereses de la prensa mundial neutralizaron todo intento de democratizar la información, a la vez que la concentración de empresas y de nuevas tecnologías aumentaban la marginación del Sur. La consagración del pensamiento único —que nos dice que hay un único mundo posible, con un único sistema económico viable— exige que la Libertad de Prensa esté en manos de entidades, empresas y gobiernos que se la apropien, la “defiendan” con discursos estalinistas y cacareen en nombre de la “independencia”. Por fortuna, y como hoy todo es acción y reacción, resulta interesante advertir la cantidad —y calidad— de voces alternativas que están surgiendo. Entre nosotros existen decenas de servicios de información heterodoxos. Quizá el más importante y regular sea Infocívica, de la ONG Poder Ciudadano. Otro es lavaca.org, un portal de Internet que devela informaciones censuradas o escamoteadas, en particular las referidas al mundo de los emprendimientos alternativos. Y ahora se anuncia, a nivel continental, la estación televisiva regional Telesur, iniciativa venezolana respaldada desde otras naciones (Argentina, Brasil y Uruguay, que con Venezuela suman 240 millones de habitantes) que desde mayo próximo se propone competir con la CNN en español. Es claro que estas estrategias comunicacionales continuamente ganan adeptos. Pero también lo es que “la gran masa del pueblo” sigue presa del sistema multimediático cuasi monopólico que padecemos los argentinos, gracias a que los comunicadores del gobierno K y nuestros legisladores siguen alegremente distraídos en esta materia. http://www.fundamgiardinelli.org.ar
https://www.alainet.org/es/articulo/111628
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