Donde termina el odio

Asesinato de Menezes en metro londinense

01/08/2005
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A
Sabemos quién asesinó a Jean Menezes por equivocación en el metro londinense. El miedo que nos impide distinguir al verdadero enemigo lo mató. Antes de escribir esta reflexión, imaginé ser la madre del muchacho brasileño de veintiséis años asesinado en Londres al ser confundido con un terrorista. Pensé entonces en mi hijo saliendo de una extraña casa en un extraño país, para ir a trabajar en medio de extraños. Lo veía vigilado por Scotland Yard mientras preparaban sus malditas armas para dispararle, y cuando le tiraron al suelo antes de acribillarlo de ocho balazos a quemarropa -siete en la cabeza- y sinceramente no pude seguir. La ira desatada reproduce víctimas hasta el infinito y a algunos les toca el papel de inefables verdugos, como a los policías que mataron un inocente. Según la lógica del pánico, el hombre en el suelo aún podía volar a todos en pedazos si era un suicida. Pero la violencia del hambre, el destierro, la emigración, la pobreza… ¿quién la inventó? La historia dice que los mismos que hoy se quejan de sus efectos. ¿Acaso George Bush y Tony Blair permitirían intromisiones en la soberanía de su país? Si logramos identificar a los primeros genocidas, tendremos medio camino andado hacia la paz. El terrorismo es la manifestación desesperada de naciones que no tienen paridad de condiciones para enfrentar una defensa ante la prepotencia imperialista y homicida que les invade. El opresor nos ha adiestrado a ver como culpables a quienes defienden su identidad y su derecho a ser, o al otro simplemente por ser de diferentes rasgos, color o nacionalidad. “Ahora este mundo, que hierve de indignación, asusta a sus autores., dijo Eduardo Galeano. Al tiempo que el cuerpo llegaba a Brasil para ser velado y enterrado, organizaciones de DDHH acusaban al gobierno británico de “doble moral” por autorizar la venta de armas a países a los que critica por sus atropellos a los derechos humanos. Blair pretende endurecer la legislación antiterrorista, lo que afectará a más de un millón y medio de musulmanes que viven en el Reino Unido pues existir, ya les torna sospechosos. Israel sigue masacrando palestinos con la anuencia de Bush. El tratado de libre comercio de EEUU buscando mantener dominios generará más pobreza en los países adheridos, y por lo tanto mayor inmigración. Luego expulsarán a quienes antes depredaron. ¿Por qué mejor no dejar de tiranizar otras culturas, de someter inteligencias, de ingerir en asuntos internos, de saquear economías? ¿Por qué la ley del más fuerte si decimos que hemos alcanzado el paradigma de la civilización? Fomentar el miedo, siempre fue necesario para los que se sirven de las personas como piezas de un maquiavélico juego donde siempre ganan ellos y el premio es el poder. Hoy sin embargo, la explotación vuelve contra sus mentores bajo la forma de inmigración y muerte colectiva sin aviso. Menezes fue doble víctima: lo arrancó de los suyos la indigencia y lo mató una guerra ajena. Por más que se haya transformado en un remordimiento de conciencia internacional, ya no reviviremos al brasileño injustamente asesinado. En tanto humanos nos involucra la obligación de buscarle final a este odio acérrimo que tiene al mundo contra las cuerdas. Lo bueno es que el futuro está para hacer. - Susana Andrade, www.atabaque.com.uy
https://www.alainet.org/es/articulo/112594
Suscribirse a America Latina en Movimiento - RSS