Gaza y el valor de resistir
31/08/2005
- Opinión
Las implicaciones de la evacuación unilateral de los colonos y las tropas
israelíes de la franja de Gaza distan mucho del melodrama hollywoodesco
montado por los pulpos mediáticos. Estos, tan conmovidos por el desalojo de
los asentamientos judíos ilegales, silencian o minimizan los crímenes de
guerra perpetrados cotidianamente por el ejército de Tel Aviv contra la
población civil en los territorios palestinos ocupados. Comparemos, por
ejemplo, la escenografía con que nos bombardearon machaconamente sobre la
evacuación de los colonos con el espacio que otorgan a la construcción del
Muro del Apartheid y las constantes protestas de los palestinos y las brigadas
internacionalistas contra esta acción. El muro, cuya edificación ha sido
declarada ilegal por el Tribunal Internacional de La Haya y por la ONU, se
interna en Cisjordania e impide el acceso de miles de campesinos palestinos a
sus tierra de labor y fuentes de agua, que ahora quedan en manos de Israel. Su
impacto en la ya exangüe economía palestina será desastroso.
Para entender cualquier paso dado por Tel Aviv es indispensable partir de
algunos hechos. Desde su misma fundación, Israel se basa en una ideología
teocrática, racista y colonialista que lo llevó a desplazar por la fuerza a
gran parte de la población palestina de sus tierras de origen y a una continua
política de guerra y expansión. En la entidad sionista, que ocupa el ochenta
por ciento de la Palestina histórica, tiene un gran peso político una
corriente ideológica ultra, aspirante a una nueva anexión territorial que le
devuelva el espacio al que cree tener derecho según una interpretación
alucinada del Viejo Testamento. Esta conlleva la expulsión de los palestinos
incluso de los territorios ocupados en 1967. Israel, además, es el aliado
estratégico de Estados Unidos en el Medio Oriente y pieza clave de sus planes
de dominio de la región, por lo que recibe de aquel cantidades astronómicas
de ayuda económica y militar. Puede haber eventualmente diferencias
secundarias entre Washington y Tel Aviv, pero en lo esencial siempre existirá
coincidencia. Esto repercute directamente en cualquier avance hacia la paz en
Palestina, que la política de la Casa Blanca subordina a los intereses del
Estado hebreo.
Entonces, ¿cómo leer la evacuación de Gaza? Aunque no sea su única causa, la
evacuación encaja en la necesidad apremiante de Bush II de mejorar su
deteriorada imagen ante la opinión árabe e islámica presentándose como
promotor de este paso a “favor de la paz” para aliviar su desesperada
situación en Irak. También, de proyectar al mundo la noción de que Ariel
Sharon abre una perspectiva de solución negociada a la ocupación de Palestina.
Según esto, Israel sería llevado a una posición de liderazgo en el área con la
complicidad de los regímenes árabes títeres.
Gaza constituye sólo una ínfima parte de la Palestina histórica y aún de los
territorios ocupados por Israel en 1967. La evacuación no significa el fin de
la ocupación, toda vez que Tel Aviv conservará el control de las fronteras, el
mar, el espacio aéreo y sectores claves de la economía como electricidad y
telecomunicaciones. Nada ni nadie puede entrar o salir de la franja sin
autorización de Israel, como también ocurre en Cisjordania. Por otra parte, el
Estado hebreo refuerza con el muro los asentamientos ilegales, que ya cuentan
con 230 000 colonos. Baste decir que se han establecido más colonos en
Cisjordania este año que todos los recientemente evacuados de Gaza y de dos
asentamientos de Cisjordania. Sharon ha afirmado que no existe ninguna
intención de retirarse de Cisjordania ni de Jerusalén este. Llegó a proclamar
que los colonos permanecerán allí “por toda la eternidad”. Bush, por su parte,
ha dado a entender que no sería “realista” esperar el desalojo de todos los
colonos. Este cuadro aleja cualquier solución verdadera de paz no obstante el
doble discurso de Washington.
Pero hay otro ángulo a considerar sobre la retirada de Gaza. Y es que no
habría sido posible sin la desigual y persistente resistencia palestina,
armada y de masas, contra un enemigo dotado de los medios de combate más
modernos. Lo mismo es válido para el pequeño moviendo pacifista de Israel.
La resistencia es lo único que puede doblegar a Tel Aviv. Aunque sea un
movimiento táctico de Sharon y Bush, ellos no habrían hecho ni siquiera esta
pequeña concesión de no existir la tenaz rebeldía palestina.
https://www.alainet.org/es/articulo/112859
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