Tres momentos con Adolfo Pérez Esquivel

27/09/2005
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Esquivel va de un lado para el otro en el Palacio de las Convenciones de la Habana. Concede entrevistas, interviene en los debates, saluda a viejos y nuevos conocidos. Su presencia inspira respeto. Y todo el mundo quiere escuchar sus palabras, la mezcla de sabiduría y experiencia de un hombre de más de 70 años, que no sólo es uno de los Premios Nobel de la Paz, sino también arquitecto, escultor, y un veterano luchador por los derechos y la soberanía del pueblo de la América Latina. En el plenario Tenemos que poner mucha fuerza sobre la política de los gobiernos, sobre nuestros gobiernos y las dirigencias políticas. Hasta ahora la mayoría de los gobiernos se niega a hacer las consultorías de la deuda. En la Argentina, un abogado, Alejandro Olmos, inició un juicio que duró 18 años. Debemos trabajar para que se realicen las auditorías y saber la verdadera naturaleza de la deuda (cuánta deuda legítima existe, cuánto ya se ha pagado, cuánto nos deben). Hasta el día de hoy no lo hemos conseguido. Si en todo esto no logramos la acción política de los gobiernos, nos vamos a quedar solamente en las denuncias. Creo que es necesario actuar. En el mes de noviembre, a la par de la reunión de los presidentes que se va a realizar en Mar del Plata, participaremos en la III Cumbre de los Pueblos. Allí va a haber un debate fuerte sobre el tema, en el que Jubileo Sur va a estar presente. Uno de estos grandes debates va a ser la situación de las auditorías, la deuda, la militarización y los tratados de libre comercio. Considero que hoy uno de los grandes desafíos es cómo poner freno a esta avalancha, porque no es sólo la deuda. Aquí se señaló la deuda ecológica, el saqueo de los recursos económicos y hasta el conocimiento de nuestros pueblos. Tres mujeres periodistas le hacen preguntas Hace más de treinta años leí en París un trabajo sobre los alimentos utilizados como “control y armas estratégicas de guerra”. Hoy, las trasnacionales pueden generar el hambre del mundo porque destruyen poco a poco la cultura alimentaria. Lo vemos en México, donde nacieron los hombres y mujeres del maíz, pero donde hoy tienen que importar maíz transgénico de los Estados Unidos. Estas medidas destruyen las economías regionales, el pequeño y el mediano productor rural. Este es un ejemplo muy claro de lo que está ocurriendo. Y lo mismo pasa en la India con el arroz, donde obligan a los que tienen la sabiduría de siglos a pagar las semillas a las grandes trasnacionales como Monsanto; y si guardan las semillas deben pagar primero un plus. ¿Y eso qué es? Es la muerte de las culturas y el control mundial alimentario. Cuidado. Estamos frente a un peligro mucho más grande que la deuda externa económica. Y es la deuda de la biodiversidad, de la cual se están apropiando las grandes empresas. La otra cosa que debemos tener en cuenta es la privatización de las guerras, a través de los ejércitos privados. En Afganistán, en Guantánamo, hay sectores de los ejércitos privados. Los dos grandes ejércitos dentro de los ejércitos privados están en los Estados Unidos y en Gran Bretaña. ¿Es curioso no? Entonces, se alquilan al mejor postor, y su única bandera es el dólar o el euro. O los intereses como el diamante; tal es el caso de la presencia de estos ejércitos privados en Sudáfrica, o las policías privadas que invaden nuestros países. A eso, ellos le llaman “la seguridad”. Yo creo que están generando mayor inseguridad, porque muchos de esos ejércitos privados tienen más capacidad que los mismos ejércitos nacionales. ¿Quiénes los financian? Pienso que cuando hablamos de la deuda externa, la militarización, la biodiversidad y todo lo que está pasando con nuestros pueblos, hay que tener en cuenta a estos ejércitos privados, y a las bases militares norteamericanas que se instalan en todo el continente. No sólo tenemos que denunciar al terrorismo de Estado; el terrorismo económico mata mucho más que las guerras. Una última pregunta en los pasillos Se trabaja mucho con la deuda a nivel de los pueblos, pero los gobiernos están condicionados, no tienen el coraje de enfrentarlo, y no se unen para enfrentar el problema de la deuda. Piensan que se trata de un problema bilateral, y así lo que hacen es generar más hambre y pobreza sobre la vida del pueblo. Entonces, nosotros tenemos un movimiento. Nosotros venimos trabajando desde muchos años con Jubileo Sur, con Diálogo 2000 y muchísimas organizaciones, y en este momento tratamos de articular estrategias para enfrentar la grave situación que vivimos. - Marcel Lueiro, periodista cubano, es redactor de la revista Caminos editada por el Centro Memorial Martín Luther King Jr.
https://www.alainet.org/es/articulo/113078
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