La desaparición de monopolio universitario o la desaparición de las universidades?
08/11/2005
- Opinión
Hay una reflexión necesaria en el debate sobre los procesos de reformas de las Universidades a escala mundial, colocada en un mayor nivel de abstracción y que se posiciona en un enfoque epistemológico, como una reflexión de los caminos de la creación y transferencia de saberes, y desde un espacio que busca superar los paradigmas anteriores basados en una racionalidad de los procesos cognoscitivos y en la fragmentación de los saberes, y asociar la búsqueda reformas o transformaciones de las Universidades asociado a la construcción de un nuevo paradigma amarrado a una sociedad global, a la irrupción de una revolución en el proceso de creación de saberes y al reconocimiento de las diversidades societarias. Estos tres son los soportes básicos de la reflexión que desde los diversos senderos del pensamiento contemporáneo busca analizar los desafíos de estas instituciones.
Un debate desde este enfoque es tal vez uno de los más pertinentes ya que toca a la existencia misma de las Universidades, cuyo entorno está cambiando radicalmente y socava las bases mismas de la existencia de estas históricas modalidades de creación y transferencias de saberes. En el nuevo contexto societario no son ajenas las universidades, sino que son ellas los motores dinamizadores de las transformaciones que se están procesando y que están cambiando el monopolio del saber y la relación entre universidad, saberes y sociedad en el camino hacia la construcción de una sociedad global del conocimiento.
En este complejo proceso en discusión, muchas hipótesis pueden y deben ser puestas en discusión para visualizar los posibles escenarios futuros en términos de los procesos de creación, transferencia y apropiación de saberes. Dentro del abanico de posibles caminos, de futuribles, queremos plantear en forma polémica la desaparición de los monopolios de las universidades como modalidades dominantes de la creación del saber, y porque no, tal vez, más lejano en el tiempo, la propia desaparición de las universidades como los templos de la santificación de los saberes adquiridos.
La reflexión la haremos en formas de diversas preguntas que engloban un conjunto de hechos y tendencias de los cambios más significativos que se están produciendo y que están sentando las bases de la desaparición de los monopolios del saber que ostentaban las universidades, y borrando las tradicionales fronteras con otros modalidades de producción, transferencia y legitimación de saberes, como criterio para contribuir al debate de este Seminario
1. Pregunta: ¿Desaparece la Universidad Nacional frente a la educación sin fronteras?
La globalización genera nuevos escenarios de saberes a partir de la comprensión de nuevas realidades y crea espacios transnacionales de producción y transmisión de saberes. De nada sirve estudiar los tornados, las mareas, los movimientos financieros o la lluvia ácida en un escenario local, que es donde tienen incidencia, sino en los entornos globales que es donde tienen sus génesis y explicaciones.
Ello afecta las estructuras nacionales de investigación de las Universidades y sienta las bases de la creación de la Universidad global sin fronteras. La creciente movilidad de docentes y estudiantes, de los procesos productivos, de los capitales, están promoviendo una fuerte tendencia a la libre movilidad de factores y también de los procesos de creación de saberes tanto como a su utilización. Recordemos que la Universidad en su génesis históricamente fue internacional, y se volvió nacional en el marco de los modelos de gestión estatales que supeditaron los objetivos de la Universidad a los objetivos de la Nación. Con la creación de los Estados Nacionales, la Universidad quedó encerrada en esas fronteras peleando siempre por liberarse de esas imposiciones. Desde el modelo Napoleónico de 1906, el modelo de Humbolt de 1919, los modelos Republicanos de los libertadores, el modelo Soviético de 1918 o el Modelo de Córdoba de 1918, las Universidades se aposentaron bajo una concepción nacional de su pertinencia, de la investigación, de la docencia y de sus propios estudiantes nacionales. Tal realidad está siendo modificada en el marco de la creación de un proceso de integración global de las instituciones universitarias en el ámbito primero y fundamentalmente de los postgrados en cuyo proceso de está creando una división internacional del trabajo intelectual de escala planetaria. Sin bien por ahora el pregrado mantiene una firme asociación al país y a saberes básicos, y a un poco diferenciación disciplinaria a, en el caso de los postgrados estos son crecientemente internacionales en casi todos sus campos disciplinarios, en la determinación de sus estándares de calidad y en su inserción en sistemas de investigación. En ellos la pertinencia es crecientemente global, o glocal, reconociendo cada vez más su baja inserción en los estrechos espacios nacionales. Aún reconociendo que los desafíos son globales, las respuestas yo no pueden ser locales meramente. Los egresados trabajan en entornos y escenarios globales, o en unas sociedades abiertas que se estructuran como parte de escenarios globales y en los cuales sus productos compiten globalmente para garantizar unos pocos empleos locales.
En este proceso nacen además nuevas modalidades de educación sin fronteras y nuevas instituciones como las llamadas mega universidades, destinadas a brindar el servicio transfronterizo de educación superior a escala mundial. El coordinador de educación del Banco Mundial comenzaba algunas de sus presentaciones con una foto de John Lenon y su canción de “Imagine”, en la cual luego de una referencias a imaginar una universidad sin ladrillos, sin bibliotecas, con sus profesores a miles de kilómetros de sus alumnos y todos repartidos por el mundo concluía mostrando los avisos de las universidades virtuales que ya ofrecen hoy esos servicios de educación transfronteriza virtual. La educación era un servicio presencial y por ende no transable, de hecho la última fábrica nacional, y hoy, con las nuevas tecnologías y la creciente movilidad de docentes, estudiantes e insumos pedagógicos (libros, software, etc) es parte de un proceso teorizado por Smith y Ricardo de ventajas comparativas y libre movilidad de factores a través de la exportación e importación. Siguiente esos modelos de estudio de la localización especial de las actividades y del comercial internacional, es dable a analizar que las universidades serán parte de un proceso de división internacional del trabajo y tenderán a localizarse en las regiones con dotación de recursos o fuertes demandas de saberes y de especialistas.
La globalización o la mundialización, dos conceptos que difieren respecto a la forma de esta integración mundial, donde una no preserva las diversidades en tanta la mundialización sí, son el paradigma para analizar los procesos en curso. No es posible pensar lo real sino desde en enfoque la lo global. Es el episteme dominante en la comprensión de los fenómenos sociales, culturales, económicos y científicos.
Sin embargo, desde un episteme planetario de la educación, se está poniendo en discusión la cohesión social y el rol de la educación en ese proceso a escala de las Naciones independientes. Uno de los epistemes de la educación fue su rol central en la construcción de los estados Nacionales, en la repetición de los himnos, las historias patrias, las banderas, las lenguas y las geografías, en el marco de sociedades cerradas. Anteriormente la cohesión social y la unidad nacional se soportaban en la escuela nacional y la homogeneidad cultural, y las narrativas de Sarmiento, Varela, Vasconcelos, o Prieto Figueroa, que eran la expresión intelectual de las nacionalidades e identidades nacionales. La construcción de la solidaridad social estaba asociada a esta cohesión social y la educación era el eje de su construcción de igualdad de oportunidades.
La homogeneización educativa ya no es el piso de las sociedades, que comienzan a convivir con una diversidad híbrida de infinitos culturalismos y que ha vuelto utópico o totalitario el intento de construir algo más que una borrosa identidad más o menos artificial de comidas típicas y equipos deportivos. La construcción de una sociedad planetaria, la convivencia con el multiculturalismo, no logra expresarse en las escuelas, ni en las Universidades, y parecería que no se conformará como la suma de homogeneidades nacionales, sino como expresión de sociedades abiertas, sin bases comunes de cohesión nacional, sino como parte de multiculturalidades mundiales en sistemas democráticos.
2. Pregunta: ¿Desaparece la verdad de la ciencia frente al relativismo de los paradigmas?
Los avances científicos están planteando en forma creciente problemas en la ética del saber, que se han agregado a los conceptos del relativismo de la ciencias, del caos, y de los paradigmas epistemológicos, todos los cuales han contribuido ha destruir la ilusión de un saber científico totalizador, y a la desaparición del sueño del progreso infinito basado en el desarrollo de la ciencia ante el fracaso de modelos basados exclusivamente en la técnica y que carecen de sustentabilidad ecológica o social. Todo ello ha dado paso a las teorías de la probabilidad de las certezas, y la apertura hacia nuevas modalidades institucionales y conceptuales en la generación de saberes. Pero además, las Universidades, templos de la racionalidad y del modernismo, no pueden seguir siendo los monopolios del saber cuando se asume además que el saber no produce equidad sino más brechas digitales y sociales. En este proceso de deslegitimación del rol de las Universidades, se está produciendo una expansión infinita de saberes expresado en teorías, libros, axiomas, formulas, etc, que han desbordado a las instituciones, que no solo vuelve imposible la construcción de teorías sintéticas, la capacidad de articular un entorno conceptual completo de la especializaciones disciplinarias, sino también la posibilidad de promover todas las áreas de investigación y docencia que posibilita la división técnica del trabajo. La expansión de nuevos saberes fragmenta al infinito el espacio disciplinario y torna obsoletos periódicamente una amplia cantidad de saberes existentes, así como abre los espacios para la proliferación de centros de producción, renovación y transferencia de saberes. La Universidades además son desbordadas como centros de producción de saberes, los cuales pasan a ser resultados de las infinitas opciones de las sociedades y de las personas en libertad. Más allá de la irrupción de otros saberes “no occidentales” es la visión de la Universidad como reserva del saber la que está siendo superada.
A escala mundial se ha determinado la existencia de más de 50.000 disciplinas, especializaciones, certificaciones y subespecializaciones, que superan ampliamente a los sistemas universitarios nacionales. El proceso de creación de espacios de saberes tanto especializados como transdisciplinarios es muy superior a los procesos administrativos o burocráticos de creación de unidades académicas. Así, ni las Universidades más grandes del mundo, ni los sistemas universitarios nacionales más diversificados logran cubrir estos nichos epistemológicos y son superados por miles de nuevos proveedor, en un proceso que converge hacia una división internacional del trabajo intelectual en el marco de redes mundiales de educación superior.
La matriz epistemológica sobre la cual se ha articulado la organización universitaria, tal vez tenga sus pisos fundamentales en Descartes que concebía la necesidad de dividir y desmenuzar un problema en tantas partes como fuera posible, y en Kant que asumía que todo el conocimiento era racional y que todo saber era parte de un árbol más integrado. Mas recientemente Popper ha respondido que los troncos, ramas y hojas que faltan en el árbol del saber corresponden áreas que aún no han sido descubiertas, pero que estarán sin duda integrados a la enorme tabla de relaciones entre las disciplinas. La tabla periódica de elementos químicos de Mendeleyev llega a través de la clasificación a Ley periódica de los elementos, asumiendo la existencia de elementos que aún no había sido descubiertos como el Galia y el Germánico.
La Universidad siempre ha sido fuertemente homogeneizadora en sus enfoques y le cuesta convivir con las diversidades. Las complejas relaciones entre el saber indígena y las universidades occidentales en América Latina muestras que esa compleja articulación ha fracasado y que el camino ha sido la creación de las diversidades institucionales, y la creación de universidades indígenas. Es increíble asumir que ninguna Universidad ha podido y sabido incluir en su seno saberes indígenas, aún a pesar de representar en América Latina más de 50 millones de personas, el 90% de ellos localizados en apenas cinco países. Cuando el problema es la convivencia de saberes distintos es más difícil que la convivencia de estudiantes o profesores distintos. Así, se desarrollan múltiples instituciones creadores de infinidad de saberes y matices. Las universidades indígenas son parte de esos nuevos proveedores. Así, la diferenciación institucional, es expresión de las nuevas demandas sociales que no logran expresar los monopolios universitarios tradicionales; de la diversidad de desarrollos curriculares que no logran apropiar los paradigmas sobre los cuales se estructuran las propias instituciones consolidadas; así como también la incapacidad desde los saberes legitimados por las academias, abrirse a la búsqueda de nuevas verdades desde las diversidades. Todo indicaría que para apropiarse de un saber no hay que crear un departamento o un centro de estudios de un tema, sino varios que compitan y aporten las diversas microcajas del saber. La Universidad no parece funcionar como “universitas” en el sentido amplio de su palabra que engloba todos los saberes.
Las instituciones de educación tienen escalas mínimas y máximas de tamaños eficientes no sólo por la gestión optima de ellas, sino también por la estructuración de los saberes. La alta diferenciación institucional en el sistema universitario americano, no sólo ha permitido una cobertura más amplia, sino una mayor cobertura de saberes distintos.
3. Pregunta. ¿Desaparece la universidad como monopolio comunicacional frente a la multiplicidad de espacios comunicacionales de una sociedad de acceso en redes?
Los medios de comunicación y las redes telemáticas han creado nuevas condiciones de producción y transmisión de saberes, difuminando los espacios universitarios de saberes y haciendo desaparecer el rol monopólico de la Universidad en la prestación del servicio universitario. En el Siglo XV los templos universitarios cristianos fueron desbordados por la imprenta de Gutemberg como centros de difusión de los saberes de los textos sagrados. En el siglo XX, la cultura de elites fue desbordada por la irrupción de la industria cultural y la serialización de las creaciones culturales, y hoy en el siglo XXI las universidades están comenzando a ser desbordadas por los medios de comunicación segmentados especializados y las redes telemáticas que construyen espacios interactivos de producción y distribución de saberes.
La democratización del espacio hertziano es un proceso reciente y que cada vez tiene mayor vitalidad asociado a variables tanto técnicas, como políticas y sociales. De modalidades monopólicas comunicacionales bajo tecnologías abiertas analógicas, hemos ido pasando a un vigoroso proceso de diferenciación de contenidos en el marco de la globalización digital y la convergencia tecnológicas de los medios. La TV de mil señales, la segmentación casi infinita que permite la digitalización de las comunicaciones abiertas, o el increíble número de páginas web, muestra desde varias vertientes ese proceso de expansión de contenidos y donde cada persona crea su propia demanda, su propia grilla comunicacional, sus propios sitios en la red y su propia página Web. Ya hoy la producción editorial colocada autónomamente en las webs o trasmitida por correos electrónicos, supera ampliamente a la industria editorial mundial.
Los monopolios son los carrier: las grandes cadenas mundiales de comunicación como Direct TV o Sky News, los grandes portales como Yahoo o MSN, los grandes buscadores como Google, pero los proveedores de información, los creadores, son cada vez más miles de productoras alrededor del mundo. La segmentación de saberes y creaciones es tan enorme que supera a las estructuras de transmisión.
Aparecen megas universidades pero carentes de espacios de saber, los cuales están sentados, en sus propias casas, con sus propias bibliotecas, en los centros de investigación, frente a sus PC y sus propios alumnos. Cada Universidad esta cada vez está más vacía de saberes, cada vez es una parte más infinitesimal en el saber mundial, en el marco de una gran división internacional del trabajo intelectual vinculado a las redes en el marco de una sociedad de acceso.
La segmentación del mundo comunicacional promovida por las tecnologías y la buscada de nichos de consumidores en un mundo mercantil, está promoviendo ofertas comunicacionales educativas. El desarrollo de los canales temáticos de televisión cerrada de Discovery en estos años, muestra como se están transformando los medios de comunicación en uno de los centros fundamentales de transferencia de saber y correlacionado con ello, Discovery se comenzando a articular como un nuevo proveedor a través de conformarse como Universidad. La interactividad que están comenzando a permitir las tecnologías digitales y que será una realidad con la televisión digital, sentará las bases para la articulación de los medios de comunicación como modalidades educativas, en tanto la educación siempre requiere interacción en los proceso pedagógicos de aprendizaje.
4. Pregunta. ¿Desaparece el conocimiento memorístico estructurado al interior de las instituciones frente al aprender a aprender de los escenarios abiertos?
La expansión de saberes vuelve ineficaces las tradicionales modalidades pedagógicas de aprendizaje, abandonando toda concepción enciclopédica y expandiendo la necesidad de adquisición de competencias básicas, la capacidad de seleccionar información y de aprender a aprender. Las estructuras universitarias estructuradas como fábricas universitarias altamente eficientes en la serialización de profesionales cada vez más homogéneos, no logra desestructurarse para atenciones individualizadas, modalidades pedagógicas no presenciales, para la libertad de la construcción individual de los currículos y de los recorridos universitarios, para la integración de la teoría y la praxis, para el fraccionamiento disciplinario y la reconstrucción transdisciplinaria y sistémica de saberes.
La creación de una división económica social a partir del acceso al saber, pone a las universidades frente al desafío irresoluble de promover la masificación en la búsqueda de la equidad a cambio de perder la competitividad, o concentrarse en la calidad internacionalizada de saberes a cambio de perder su rol de democratizador social. La calidad es cada vez más la individualización de los procesos de aprendizaje, que entra en contradicción creciente con los macro estructuras de las Universidades. ¿ Son acaso las Universidades los dinosaurios de antaño que les costará sobrevivir a un mundo de renovación permanente de saberes, altamente individualizado y fuertemente segmentado?
La Universidad basó su monopolio en su materia prima fundamental, en sus docentes, en sus catedráticos, en los saberes enciclopédicos de los cuales estos eran propiedad. Hoy no existe el catedrático, ni el especialista, sino que el conocimiento no reposa sino en la red y los grandes sistemas bibliotecarios digitalizados, en los buscadores y los procesadores de información. Si la Universidad ya no tiene entre sus bases el saber que se ha escapado de sus aulas y laboratorios, para ir hacia las empresas, también su propio rol como centro de saberes se ha volatilizado, para ser parte de una comunidad más amplia de actores productores del saber en la sociedad global del conocimiento.
La rápida obsolescencia de saberes ante el aluvional proceso de renovación de saberes, torna inútil cualquier aprendizaje memorístico. Muchas cosas que aprendemos dejan de ser útiles en corto plazo. El tiempo que desperdiciamos estudiando paradigmas en rápida desaparición en infinidad de campos disciplinarios hacen necesario dedicarnos a aprender a saber como aprender. Más allá de que la informática con sus más de 25 lenguajes de programación, y la periódica renovación de estos, ha sido una de las claves para ejemplificar esa dinámica, en casi todas las especializaciones esta realidad se presenta en forma manifiesta. Las rotación de los mercados laborales, la desaparición de campos enteros de la producción, el reentrenamiento de las personas en forma permanente en la vida, destroza las bases mismas sobre la cual se articuló la educación como cambio de aprendizaje de saberes. Ya no es posible reconocer la importancia de la Universidad, cuando sabemos que al concluir los estudios, no estarán vigentes los saberes sobre los cuales iniciamos nuestros estudios en el marco de un escenario competitivo de saberes a escala global. Más aún, cuando los saberes que recibimos no son sino una porción infinitesimal de cualquier área disciplinaria. Nunca como hoy está tan clara y vigente la máxima de Sócrates de que solo se que no se nada. ¿ Que podrán enseñar los futuros docentes cuando ya se sabrá que no sabrán nada ?
El nuevo escenario de la pedagogía ha puesto como centro una más activa vinculación de la teoría y la praxis, Ya no son las concepciones de Dewey sobre el proceso de humanización sino una realidad mucho más compleja en el cual la propia apropiación de los saberes tiene un componente práctico. La concepción del aula tradicional deja de ser el espacio de generación de saberes frente a los espacios productivos, de investigación o de experimentación. Esos requerimientos del proceso de aprendizaje golpean contra la universidad cerrada, contra la institución tradicional construida a partir de la existencia de fronteras frente a la realidad.
5. Pregunta. ¿Desaparece el saber por el saber frente a la mercantilización del conocimiento?
El nacimiento de una sociedad del conocimiento transforma al saber en una mercancía y a su posesión en un instrumento de poder geopolítico y de desarrollo económico, transformando las epistemologías anteriores del saber por el saber, el saber por el gobernar, el saber por el disciplinar, el saber por el civilizar, por un nuevo episteme basado en el saber por el ganar, sobre el cual se articula la economía de la educación como el discurso de la mercantilización de los saberes. El capital intelectual es crecientemente una mercancía y un capital, y como tal genera valor a su posesión y uso productivo. La entrada a la sociedad de la información basada en un nuevo rol del conocimiento como motor de la acumulación del capital deconstruye los anteriores espacios de las articulaciones societarias hacia una división del trabajo basada en la expropiación de saberes y su utilización intensiva. El sistema del infocapitalismo no consume materias primas, ni importa esclavos; no crece por inversión de capital ni por consumo energético. Se apropia al estilo “Matriz” de saberes a escala mundial en un interminable proceso de migraciones calificadas que estructura todas las instituciones creadoras del saber de porciones significativas del mundo, en centros de preparación básica de las migraciones calificadas, en suministradoras de mano de obra capacitada, en partes constitutivas de una división internacional del trabajo intelectual que produce y prueba saberes. Los estudiantes son clientes o conejillos de laboratorios; los docentes se pagan por horas; las instituciones compiten por fondos. La mercantilización valoriza el nuevo episteme de la economía de la educación que promueve el infocapitalismo.
La periferia por su parte asiste a un drenaje interminable de recursos humanos. Ya no es la fuga de cerebros, ahora es un movimiento masivo. En África, los Ministros de Educación reclaman a los países europeos que estos contribuyan a la formación de sus profesionales, ya que de cada 5 egresados del África subsahariana, cuatro emigran. En el Caribe los países ven el drenaje de capital humano en el sector de enfermeras y docentes. Emigran más rápidamente de lo que tarda la sociedad en formar y capacitarlos, en un drenaje de capital humano que destroza a las sociedades dependientes al imposibilitarles de modelar su desarrollo autónomo y sustentable.
La educación superior se vuelve uno de los sectores de más alta valorización y maneja una porción creciente de los producto bruto mundial localizado fundamentalmente en los países centrales. La privatización es parte de su expresión. En los últimos 30 años la cobertura mundial del sector privado ha aumentado en más de 20 puntos porcentuales. Solo en América Latina, la cobertura del sector privado que era del 16% en 1960, trepó al 50% en el año 2000.
Es la mercantilización del saber la que plantea los grandes retos que la ética empieza a confrontar con el saber autónomo y sin restricciones. Fukuyama es muy claro de estas grandes tensiones de la postmodernidad entre una ciencia que avanza en el mundo del dinero y que entra en fuerte contradicción con todos los valores de la sociedad y de los paradigmas de las religiones y de las morales sobre los cuales se articuló nuestra civilización planetaria. (1)
6. Pregunta. ¿Desaparece la homogeneización educativa frente a la multiplicidad de fuentes de saberes?
Más allá de la existencia de una economía globalizada y crecientemente, asistimos a un mundo cada vez más democratizado, cada vez más proclive a la construcción de escenarios multiculturales, cada vez más dispuesto a la ausencia de monopolios, cada vez más reconocedor de la fuerza de la diversidad y la competencia, en la creación de una sociedad del saber. El siglo XX fue el siglo de la construcción de una globalidad basada en naciones democráticas; el siglo XXI parece que podrá ser el tiempo de la construcción de una globalidad democrática y de una democracia social. El espacio de discusión será sobre la creación de diversidades de espacios de creación de saber o de la existencia de monopolios en la creación y transferencia de nuevos saberes, entre mundo de alfabetos y de analfabetas, de brechas digitales. Es un debate que supera a la Universidad. Que refiere a los derechos autorales y al software libre, a la libertad y posibilidad de la sociedad de crear de espacios de creación de saber o la reafirmación de los monopolios en el mundo del saber. No es simplemente una discusión entre la libertad de mercado de enseñar lo que se quiera, frente al Estado docente, sino entre la diversidad de modalidades, instituciones, actores, proveedores, frente a los monopolios, sean estos nacionales o internacionales, religiosos o empresariales. En este proceso desaparece la existencia de un modelo universitario único frente a la diversidad de nuevos proveedores.
Las nuevas demandas de la sociedad han tendido a promover la diversidad institucional. En nuestro continente, el monopolio público estructurado a partir de la Reforma de Córdoba, fue dando paso primero a la diversidad del sector público, a la regionalización, luego a la aparición del sector privado, posteriormente a la expansión del sector no universitario y finalmente a la actual internacionalización en curso de la educación superior con las ofertas de nuevos proveedores. Las nuevas demandas sociales, temáticas, empresariales, geográficas, no pueden ser expresadas por unas pocas instituciones, ni mucho menos por una sola modalidad institucional. La sociedad tiende a la democracia, al reclamo de lo ciudadanos de existencia de múltiples modalidades educativas, institucionales, filosóficas y culturales, de calidad, y que expresen sus visiones, sus propias diversidades y donde ellas reafirmen sus especificidades cada vez más sutiles. Es esta diversificación de instituciones, de orientaciones filosóficas, y de modalidades pedagógicas, que entra en contradicción con el modelo del pensamiento único a que tiende toda estructura y también las propias Universidades fuertemente endogámicas. Los nuevos proveedores y las diversidades borran las claras fronteras preexistentes, reafirmando la hibridez de múltiples modalidades de apropiación y reproducción de saberes.
El debate sobre la diversidad desde fines del siglo XX no encierre ni esconde el mismo debate sobre los nacionalismos a fines del siglo XIX, ni muchos menos el discurso de la diversidad es una forma sutil del discurso del nacionalismo. Es mucho más amplia en tanto expresa una modalidad de articulación y de construcción de una convivencia societaria.
El concepto de la diversidad se forma en el ámbito de las ciencias naturales, del reconocimiento de la complejidad e interacción de la naturaleza, de la enorme importancia de las partes en la gran cadena del ecosistema del mundo y en los peligros que está significando la simplificación de la diversidad genética a través de la reducción de las diversas especies y variedades a través de la expansión de formas productivas que destrozan la diversidad. La química descubre que la diversidad es también una realidad en un mundo que no es un caos de de cosas distintas, sino un cosmos de unas pocas cosas ordenadas de muchas maneras distintas (2) . Dicho concepto paso de las ciencias naturales a las ciencias sociales gracias a Informe de Nuestra Diversidad Creativa que promovió la UNESCO, que permitió entender la complejidad de las diversas culturales en la construcción del mundo, el rol determinante de las culturas en la sustentabilidad de las sociedades y entornos humanos, y en la importancia de los contactos simétricos entre las culturas para la promoción de los procesos de creación de manifestaciones y expresiones culturales. El multiculturalismo nacido desde la necesaria convivencia de las sociedades en proceso de hibridación por la complejidad de las diversas migraciones, fue el sustrato legitimador de las concepciones que reconocieron la necesidad de convivir las diversas culturas, el abandono de todo concepto sobre los procesos de transculturación y la necesidad de reafirmar las diversas identidades en sus diversas culturas. La diversidad pasó a un ámbito social y más allá de expresarse en la excepción cultural en primer momento, concluyó su reconocimiento en la Convención de la Diversidad Cultural promovida por la UNESCO a escala Mundial y aprobada por una absoluta mayoría en octubre del 2005 en su 33 Conferencia General. El concepto sin embargo, ha comenzado a ser considerado en el mundo de la ciencia, en el mundo de la investigación y en el mundo universitario. Tal orientación busca anular toda visión de un pensamiento único en cualquiera de los campos disciplinarios y apunto a reafirmar la multiplicidad de verdades, la importancia del debate y la confrontación intelectual desde múltiples epistemes, como único mecanismos para la creación de saberes. Frente al monopolio de cualquier saber, que se asume además relativo y paradigmático en términos de que tiene una vigencia histórica, se asume la necesidad de la diversidad de saberes. Este debate intelectual toca al nudo mismo del multiculturalismo y en América Latina al mundo de las culturas indígenas, a la existencia de sus propios saberes y de la importancia en la creación del saber el poner al conocimiento indígena en pie de igualdad como un saber legitimado. El concepto de la diversidad está asociado con el tema del reconocimiento y muestra además como la diversidad solo existe como tal en tanto es reconocida, y reconoce por ende también, a las demás diversidades. (3)
La educación permanente también cambia el episteme tradicional de las instituciones educativas. La renovación de los mercados de trabajo, de las profesiones, de las disciplinas, impulsa a las personas a un proceso fuertemente dinámico de educación continua a lo largo de la vida para mantenerse competitivamente capacitado o para reinsertarse en las diferentes etapas laborales y de saberes de su vida. Esa necesidad de empleabilidad unido a la necesidad de renovación, contribuye a reafirmar la importancia de la movilidad y de la relación con la praxis en los procesos educativos. El concepto tradicional de la universidad es su estabilidad física, la inmovilismo del aula. El nuevo concepto del aprendizaje es la movilidad, la preparación para escenarios diversos, el aprendizaje de experiencias múltiples, de entornos diversos. La movilidad no es ya simplemente un adicional del proceso educativo, está en la base misma de la necesidad de los procesos de renovación dinámicos y en la preparación para entornos dinámicos y variables.
7. Pregunta: ¿Desaparecen el valor de los títulaciones frente a la certificación de las competencias adquiridas en la universidad de la vida?
Como resultado de los cambios y desafíos anteriores, no sólo está cambiando el modo de producción y de transmisión de los conocimientos, los paradigmas epistemológicos sobre los cuales se estructuraron y desarrollaron las Universidades, la sociedad en la cual están insertas las estructuras de producción de saber, sino también las legitimaciones de saberes que esas instituciones universitarias otorgaban en el mundo preglobal. Las instituciones universitarias, las fábricas educativas, a través de una cadena de producción basada en las aulas, la tiza, la lengua y el pizarrón, el docente, y el currículo, transferían saberes evaluados en los exámenes y legitimados en las certificaciones. La corporativización y los mercados de trabajo agregaron las colegiaciones para controlar más estrechamente esas certificaciones e imponiendo adicionales restricciones al ingreso a esos específicos mercados laborales. Hoy sin embargo, esos mecanismos están en medio de una crísis de difícil resolución. La proliferación de instituciones educativas, la diversidad de fuentes y modalidades posibles de apropiación de saberes, la enorme diversidad de campos disciplinarios, especializaciones, subespecializaciones y unidades temáticas, la presencia de proveedores globales, la amplia movilidad estudiantil a escala planetaria, va tornando difícil la supervisión y control de las certificaciones, y hace también complejo la injerencia de los corporativismos basados en unas pocas disciplinas en los nuevos escenarios de la diversidad curricular y disciplinaria. Si agregamos a ese proceso la enorme dificultad de instrumentar las evaluaciones y la propia existencia de falsificación de los certificados universitarios, se complejiza aún más la sobrevivencia de las modalidades preexistentes de garantizar los monopolios de las titulaciones. Así, la desaparición del monopolio público educativo y la proliferación de nuevas instituciones mercantilizadas, han comenzado a deteriorar significativamente el valor de las certificaciones y comenzar a sentar las bases de nuevas modalidades evaluativas basadas en competencias, exámenes disciplinarios, o mera sanción de los mercados monetarios. Es un tema aún en el inicio de un debate sin claras respuestas. Todo parecería que los mecanismos actuales y futuros no podrán garantizar la información sobre la calidad de los procesos de aprendizaje de las instituciones universitarias en un contexto de alta diversidad en escenarios globales, afectando significativamente una de bases de las propias instituciones universitarias como es la garantía de sus certificaciones frente a los mercados de trabajo.
Las discusiones respecto a la duración de los títulos, a la validez y duración de los conocimientos adquiridos en la evolución del tiempo, nos muestra claramente como las propia Universidades ya no pueden garantizar los saberes que ellas otorgan y los límites de su duración. Ante esa realidad, es dable preguntarse como las Universidades y los sistemas universitarios que no han tenido capacidad de acreditar los saberes de las instituciones universitarias, estarán ellos mismos en capacidad de reacreditar cada cierto tiempo, variable además en forma muy diversa y compleja.
Las reformas en un escenario de incertidumbre
Las sietes preguntas nos llevan a poner en interrogación el propio rol de las Universidades en el siglo XXI, y cuales deberán ser por ende las políticas y las orientaciones de las reformas. Responder a la pregunta de cual es la reforma necesaria y posible en la sociedad global contemporánea en el mundo de la educación es un pregunta que tal vez no tenga solución y sin duda no tiene una repuesta única, sino en ellas estarán asociadas a los propios paradigmas ideológicos de los que se hagan la pregunta. Habrá así infinitas repuestas, orientadas a la equidad social o a la calidad; a la nación o a lo global; al corporativismo o a la competencia; a la protección frente a la apertura; a la seguridad frente a la incertidumbre; a la especialización frente a la interdisciplinariedad; a la fragmentación de la diversidad frente a la homogeneidad cultural; al tecnocratismo pragmático frente al humanismo intelectual; a la competitividad frente a la solidaridad; a la ciencia frente a la necesidad de una ética del conocimiento.
Cada uno de estos caminos es un futuro posible de la sociedad, es el futurible que cada uno promueve y muchas veces la Universidad, como concepto, es el campo de batalla de esas visiones, y tal vez ella perdurará por ser el espacio de la confrontación de las diversidades, que se expresarán, cada vez más en la multiplicidad de Universidades, en la multiplicidad de reformas, en la multiplicidad de búsquedas de verdad.
Notas:
(1) Fukuyama, Francis, “La sociedad posthumana”
(2) Villaveces, José Luis, “La tabla periódica: un microscopio para ver el interior del átomo”, www.deslinde.org.co/Dsl29/la_tabla_periodica.htm
(3) Véase la interesante recopilación del concepto del reconocimiento promovida por Taylor. “El reconocimiento como concepto”, Fondo de Cultura Económico, México.
- Claudio Rama es director del Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (IESALC); ponencia presentada en el Seminario Internacional “La Universidad hoy: desafíos y oportunidades”, ORUS, Caracas 27-29 de setiembre 2005.El autor agradece los diversos comentarios realizados en la ocasión de la presentación de este texto que han permitido su enriquecimiento y profundización en aspectos poco resaltados.
https://www.alainet.org/es/articulo/113442