Las organizaciones sociales ante la situación de los DDHH
21/12/2005
- Opinión
Las organizaciones abajo firmantes hacemos público ante el pueblo
salvadoreño nuestra profunda preocupación por el grave retroceso en la
vigencia y cumplimiento de los Derechos Humanos que se registra en El
Salvador al cierre del 2005. Los modestos avances que se lograron en
materia de Derechos Civiles y Políticos con la firma de los Acuerdos
de Paz se han venido desvaneciendo aceleradamente, y en la actualidad
amenazan la configuración de una situación de ingobernabilidad, que
pone en peligro el mismo futuro de nuestra nación.
A este retroceso autoritario en materia de derechos civiles y
políticos que busca evitar cualquier oposición al modelo, se añade
el deterioro permanente en el cumplimiento de los Derechos
Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales (DESCA). La histórica
deuda social y ambiental acumulada durante décadas, se profundiza
notablemente con la implementación y consolidación del modelo
neoliberal, cuya lógica de maximización de ganancias, privilegia
los intereses del capital nacional y transnacional, sobre los derechos
humanos de las salvadoreñas y salvadoreños.
El incumplimiento y deterioro permanente de los DESCA se ha traducido
en una situación de inseguridad ciudadana, de inseguridad
alimentaria, habitacional, ambiental, laboral y social en que vive la
población salvadoreña. Derechos inalienables como el acceso a la
educación, la salud, vivienda, una alimentación adecuada, empleo
digno y un medio ambiente sano siguen siendo violentados por el mismo
Gobierno de la República a través de sus políticas públicas y la
consolidación de un modelo excluyente y concentrador, que genera
empobrecimiento y pérdida de la calidad de vida de la mayor parte
de la población.
Esta situación de retroceso en materia de seguridad pública, la
inadecuada política criminal y la infuncionalidad del sistema
judicial (1), así como la mayor exclusión y empobrecimiento de las
familias salvadoreñas, se ha profundizado en el presente año, cuando
el Gobierno de la República ha trabajado arduamente en la promoción
de El Salvador como un modelo de vigencia del Estado de Derecho.
El discurso mediático gubernamental nos vende como un país de
"oportunidades" y gobernado "con sentido humano", aspectos que solo
corresponden a un Estado "virtual" de derechos, que se contrapone a El
Salvador profundo: excluyente, empobrecido, desbordado por la
violencia, la impunidad e incapacidad de la Fiscalía General de la
República (FGR) y la Policía Nacional Civil (PNC) de hacerle frente a
la situación, con un sistema penitenciario en crisis; un sistema
judicial incapaz, falto de independencia y plagado de corrupción.
Los principales hechos de violación a los Derechos Humanos registrados
durante el 2005 se presentan en tres apartados: Derechos Civiles,
Derechos Políticos y Derechos Económicos Sociales, Culturales y
Ambientales.
Derechos Civiles
La vida y la integridad física se han visto afectados por la situación
de violencia social y delincuencial fuera de control; las políticas
gubernamentales no han ido encaminadas a combatir eficazmente la
delincuencia. Es evidente que el Gobierno no ha trascendido de planes
represivos, tampoco se ha aceptado la prohibición del uso público de
armas de fuego.
La integridad moral de las personas y su derecho a la imagen han sido
objeto de las políticas gubernamentales al iniciar campañas de
desprestigio, hasta de naturaleza injuriosa, a personas o
instituciones que discrepan del discurso oficial.
El núcleo de las libertades está siendo cada vez más violentado:
libertad de expresión y difusión del pensamiento, el derecho a la
información, la libertad de reunión, de asociación, de tránsito. La
libertad de expresión es tal en tanto no se contradiga el discurso
oficial y las políticas gubernamentales; el derecho de respuesta es
negado sistemáticamente por los grandes medios de comunicación; una
publicación que contraríe los intereses oficiales, puede ser vetada
su publicación por los mismos medios, no obstante que la misma sea
pagada.
Libertades que están cada vez más limitadas --a un sector de la
población--, para quien eleva su voz para exigir sus derechos o para
protestar (libertad de expresión) por la violación a los mismos, o
se manifiesta (libertad de expresión y de tránsito) en denuncia de
las políticas públicas que están deteriorando cada vez más la calidad
de vida, históricamente deterioradas de las y los salvadoreños.
Una de las libertades más violentadas, es la libre sindicalización; la
política gubernamental privilegiando los pactos comerciales, está
volviendo nugatorio el derecho a la libre sindicalización y los
derechos que de ella se derivan.
Hay una tendencia respecto de las y los jóvenes pobres y excluidos, de
colocarlos bajo la sospecha de la inseguridad ciudadana y como
artífice principal de esta inseguridad.
No obstante el reconocimiento constitucional, se niega la dignidad de
las personas detenidas; de igual manera, el sistema penitenciario no
cumple con su objetivo: corregir a los delincuentes, educarlos y
formales hábitos de trabajo, procurando su readaptación y la
prevención de los delitos
Derechos Políticos
Las irregularidades del sistema electoral, que debería ser garante de
los derechos políticos de las y los salvadoreños, se pusieron en
evidencia desde las elecciones en 2004; la campaña electoral generó
un ambiente de incertidumbre e inseguridad. Se condicionó a votar por
miedo. Hubo manipulación de la libertad ideológica, de la autonomía
personal. Fue una nueva forma de violentar la pureza del proceso
electoral.
Posteriormente, no obstante su desaparición legal y en contra de la
voluntad popular expresada en las urnas, se resucitó arbitrariamente,
con la participación de los tres Órganos del Estado, al Partido
Demócrata Cristiano (PDC) y al Partido de Conciliación Nacional
(PCN).
En la conformación del Tribunal Supremo Electoral (TSE), no obstante
la claridad del procedimiento para la elección de sus magistrados, de
manera inconstitucional, se nombró uno de ellos en uso de mecanismos
arbitrarios.
El TSE se niega a hacer valer sus funciones jurisdiccionales, su
actuar se limita a meras actividades administrativas electorales, lo
cual viabiliza la arbitrariedad y violación a la ley por parte de
los partidos políticos.
Se reforma el Código Electoral convirtiendo en mayoría simple la
calificada que permitía la participación de las distintas corrientes
de pensamiento en toma de decisiones, como la conformación de las
mesas electorales.
Derechos Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales
Los derechos como la alimentación, la salud, la vivienda, la educación,
la justicia, son mercancías; la persona es tal en cuanto es
consumidora. Mientras que la protección al medio ambiente se
considera una retranca al desarrollo. En consecuencia la población
sufre de inseguridad alimentaria, habitacional, de acceso a salud, a
educación; hay inseguridad ambiental, laboral, social y por ende,
inseguridad ciudadana.
Es un hecho que las nuevas generaciones ya no tendrán seguridad social
a menos que personal o familiarmente la compren; la flexibilización
laboral, que ya está presente en el sector público y en el sector
privado, de hecho sin haber reformado ni la Constitución ni el Código
de Trabajo, ha generado formas de contratación que niega los
derechos laborales de las y los jóvenes.
En este contexto de sistemática violación de los Derechos Humanos, las
organizaciones firmantes queremos destacar especialmente la
persecución y obstaculización de que están siendo objeto
instituciones, organizaciones y personas que trabajan en la promoción
y tutela de los Derechos Humanos en El Salvador por parte del mismo
Gobierno de la República -a través del Ministerio de Gobernación-,
algunos medios de comunicación y sectores nacionales poderosos.
La persecución y los reiterados ataques de funcionarios públicos
contra la misma Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos
y más recientemente contra la Fundación para el Estudio y la
Aplicación del Derecho (FESPAD) y el Instituto de Derechos Humanos de
la UCA (IDHUCA) son hechos de una enorme gravedad, que además de ser
arbitrarios, inconstitucionales y antidemocráticos, violentan los
principios de Naciones Unidas que le confieren una protección
especial a las defensoras y defensores de los Derechos Humanos.
Por lo anteriormente planteado las organizaciones firmantes nos
pronunciamos por:
1. La atención inmediata del Gobierno de la República de El Salvador a
estas graves situaciones y la corrección del patrón generador de
violaciones de Derechos Humanos.
2. El cese de los actos ilegales y arbitrarios llevados a cabo por
funcionarios públicos en contra de las instituciones y personas que
trabajan en la promoción y defensa de los Derechos Humanos en El
Salvador, garantizando su integridad física y moral, en particular de
la Fundación para el Estudio y la Aplicación del Derecho - FESPAD-.
3. La interpelación por parte de la Asamblea Legislativa del Ministro
de Gobernación para que explique las razones que tiene para acusar y
descalificar la labor de las personas e instituciones que trabajan, en
total apego al orden jurídico vigente, por el respeto y la vigencia
de los derechos humanos de la población.
Solicitamos a la comunidad nacional e internacional demandar al
Gobierno de la República de El Salvador el cese de estos actos
ilegales y arbitrarios en contra de instituciones y personas
comprometidas con la aplicación de los Derechos Humanos.
San Salvador, 21 de diciembre de 2005
-------
[1]El sistema judicial debería ser tal a partir de la labor
coordinada de la Fiscalía General de la República, la Policía
Nacional Civil y el Órgano Judicial.
- Red Sinti Techan-El Salvador
https://www.alainet.org/es/articulo/113923